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"SOMETHIN' 'BOUT YOU MAKES ME FEEL LIKE A DANGEROUS WOMAN. SOMETHIN' 'BOUT, SOMETHIN' 'BOUT, SOMETHIN' 'BOUT YOU. MAKES ME WANNA DO THINGS THAT I SHOULDN'T. SOMETHIN' 'BOUT, SOMETHIN' 'BOUT, SOMETHIN' 'BOUT"

Dos días después
NARRA PETER

La pelea con el tal "Venom" nos dejó muy pensativos además de que llegamos adoloridos al apartamento. Realmente no sé cómo Eddie llegó a convertirse en esa cosa pero ni siquiera tengo ganas de averiguarlo, se parece mucho a mí y por eso me da miedo. Hemos estado investigando todo lo que podemos, Alaia se está matando la cabeza tratando de averiguar algo que pueda servirnos, yo le digo que no es necesario por el momento pero saben cómo es de terca, así era el señor Stark.

Y olvidando temas de supervillanos y todo eso, hoy es el aniversario de tres años de relación. He estado preparando esto durante algún tiempo, no quiero hacer algo muy exagerado, así que no me compliqué demasiado la vida, pequeñas cosas que valen mucho. Cambiando de tema: me doy cuenta que últimamente Harley se la lleva muy bien con mi novia, admito que sigo demasiado celoso, es decir, siempre le hace cumplidos, es un caballero con ella y hasta le regaló una cesta de dulces un día. Una locura. Y peleamos varias veces, pero como siempre, Alaia nos regaña a los dos.

Estaba esperando a Alaia en su oficina ya que hoy tuvo otra conferencia de entrenamiento. Sí, esas locas preparaciones para cuando se convierta en la directora oficial de Stark Industries. Se tuvo que ir temprano así que no me despedí de ella y tampoco le he dado las felicitaciones del día. Admito que me da un poquito de miedo que su trabajo pueda ser una distracción, tiene muchos problemas con la pandilla de villanos que hay afuera haciendo desastre en la ciudad.

La ví en la puerta con unas dos carpetas en sus manos hablando con un hombre mayor de edad, se despidió y entró cerrando la puerta detrás suya. Me levanté rápido poniéndome detrás suya, volteó y saqué el ramo de rosas de mi espalda.

—Feliz aniversario de tres años, bonita— murmuré mirándola con una sonrisa tímida. Es la primera vez que le regalo flores, no me culpen.

—Oh, Peter... Son hermosas. — exclamó tomándolas con una sonrisa, después me miró dándome un beso en la mejilla — feliz aniversario para tí también. Ah, y no creas que te salvas, estaba esperándote para darte tu regalo.

Fruncí mi ceño mirándola confundido. ¿Un regalo? nunca me ha dado uno, en realidad sí pero no de ese tipo, ya sabemos de cual. La seguí hasta su escritorio y dejó el ramo en la mesa. Abrió un cajón que tenía bajo llave y sacó una bolsa color negro más o menos grande, la cual me extendió y la tomé demasiado extrañado.

— George Lucas me llamó hace una semana y me dijo que como regalo de la empresa por la ayuda comunitaria me regalaba toda la saga de Star Wars y también varios juguetes coleccionables que se venden para personas VIP. En esa bolsa está toda la colección de Star Wars y también dos sables de luz que tanto has buscado solamente para tí. Ya podrás completar tu mural que tienes en el armario exclusivo. Ah, y le pedí que firmara algunos porque sé que eres muy fan de él.

Abrí mi boca sorprendido y miré un poco en el interior de la bolsa, efectivamente todo estaba ahí. Sí, se que puede sonar un poco infantil lo del mural, pero es que son mus favoritos.

— ¡Gracias, es el mejor regalo del mundo! — exclamé contento, le dí un gran abrazo y besé su mejilla emocionado. Mi sonrisa se borró un poco — pero... Tú también lo estabas buscando desde hace mucho para tu colección en el estante.

— No es nada, de todas maneras, puedo comprar más coleccionables y cómics para mí. Me gustaría que los tengas tú porque sé que le darás un mejor uso que yo

— Los cuidaré con mi vida. — prometí, ella asiente sonriendo. — a propósito, te compré un vestido porque te tengo muchas sorpresas que sé que te encantarán. Así que ve a ponértelo porque ya se están haciendo las siete.

— ¿Ahora? — preguntó confundida

Asentí, le entregué la bolsa con la marca del vestido color rojo de tirantes que le había comprado y ella se fue al baño a cambiarse de ropa.

[...]

— ¿A dónde vamos? — preguntó por quinta vez Alaia volteando a verme, yo seguí conduciendo por la carretera — Peter, ¿estás seguro que es por aquí?

— Sí, ya he venido, solamente relájate, bonita.

Asintió. Seguí manejando el coche de mi novia para llegar al lugar que solo yo sé. En todo el camino se la pasó preguntando a dónde íbamos u otras cosas sobre qué le tengo preparado y eso pero siempre le contesto lo mismo. Es una sorpresa. Me detuve una vez que llegué al aparcamiento en medio del bosque, me bajé y la ayudé a hacerlo. Tomé su mano para guiarla en la pequeña caminata, entramos a un gigante puente donde se veían las luces y la ciudad de Nueva York de noche.

— Es muy bonito — murmuró mirando las vistas, me miró un poco con gracia. Conozco esa mirada de que quiere saber algo — ¿es este el lugar?

— No— hace un puchero al no acertar, yo río un poco. La estoy haciendo sufrir. — en realidad... Digamos que alquilé una cabaña por un día para pasar tiempo juntos sin que Harley nos moleste ya que es lo único que podía hacer.

Asintió entendiendo, seguimos caminando por el puente con nuestros manos entrelazadas. Ví que se movió un poco indicando que le dió un escalofrío, creo que es por el frío. Me quité mi chaqueta y se la coloqué, ella me sonrió como agradecimiento. Después nos asomamos un poco por el puente, me apoyé en el barandal a su lado y ambos miramos al frente viendo la increíble noche.

— Sabes, Peter... No tienes que hacer estas cosas. Basta y sobra con que hagamos una cena con nuestra familia o algo así — dice

— Es que quiero que sea especial para nosotros, casi nunca hacemos estas cosas, solamente en fechas especiales y por eso es que quiero aprovecharlo.

— Aveces me haces sentir mal por no poder darte un regalo pero es que no sé qué regalarte nunca, soy un poco mala en esas cosas— ríe levemente

— El mejor regalo que tengo eres tú. Y eso es mucho más increíble que otra cosa material que puedas darme.

Me mira y sonríe sin mostrarme sus dientes. Volví mi vista al frente viendo la ciudad pero me quedo un poco pensativo, giro hacia ella otra vez pillándola viéndome con mucha atención, aún así sigue haciéndolo.

— ¿Qué? ¿qué pasa? ¿tengo algo en la cara? — pregunté confundido tocando con mis dedos mi rostro

— No, es que... Solamente estoy viendo la increíble persona que eres, Peter. Y además de eso, eres muy guapo e inteligente. Creo que me gané la lotería.

Sonreí, ella me dió un pequeño besito en la nariz y yo la arrugué al sentir que me picaba. Ríe. Qué lindo es escucharla reír. Se abrazó de mi brazo recostando su cabeza en mi hombro para después seguir viendo la ciudad, yo también lo hice. Supongo que el mundo quiso que tuviera a la mejor persona que hay.

Al poco tiempo ambos seguimos la caminata por el puente, en silencio pero con completa comodidad. Pasamos un pequeño camino llegando a la cabaña de madera, la cual era un poco grande con ventanas. Abrí la puerta con unas llaves que me entregaron y pasamos, Alaia la examinó un poco con curiosidad, era de un piso pero era bastante agradable, muy bien decorada.

Al terminar su recorrido, sin previo aviso, la subí a mi hombro empezando a caminar. Ella iba riéndose. Abrí la puerta del cuarto de una patada y la cerré detrás mío, dejé a mi novia en el piso. Volteó mirando la cama, que estaba decorada con rosas y velas alrededor, después se giró nuevamente a mí.

Se acercó lentamente, rozó su nariz con la mía, acarició mi piel con sus manos con mucha delicadeza y yo también la de ella. Me besó con lentitud, de manera placentera y seductora. Le quité la chaqueta de sus hombros dejándola en el suelo y pasé mis brazos por su cintura sin parar de besarla, ella tocó mi cabello disfrutando del contacto. Bajé los tirantes de su vestido y la subí en mi cintura caminando a la cama, donde me senté con ella en mi regazo. Me quitó la camisa y besó mi cuello, jadeé acariciando sus piernas para después besarla otra vez.

— Peter... — susurró, pasó sus manos por mi espalda y me erizé. Mierda, me hace erizar por cualquier cosa. La miré. — t-te amo...

— Yo también te amo.

Me besó de nuevo y caí acostado con ella encima mío, alcé su vestido acariciando su cuerpo. De pronto la ví sin el, y pronto ambos ya estábamos completamente desnudos. Dimos vuelta en la cama, yo encima de ella, besé su pecho y bajé lentamente llegando a "ese" lugar. Donde empecé a pasar mi lengua y a besarla con lentitud, siento cómo aprieta las sábanas gimiendo un poco alto. Puso sus manos en mi cabello incitándome a que siguiese.

— P-Peter...

Estuve varios minutos solo en eso, haciéndola disfrutar y admito que yo también lo hacía. Gimió alto cuando la hice llegar a su límite, relamí mis labios húmedos volviendo a los suyos, donde me puse entre sus piernas besándola. Busqué en mi pantalón tirado un condón y me lo coloqué, volví a la posición, donde rodeó mi cadera con sus piernas.

— Peter... — me llamó, la miré. Me dí cuenta que tenía sus mejillas rojas y se oía cansada — h-hazme el amor

Asentí descansando su frente con la mía y le dí un pequeño beso. Se acomodó en la cama poniéndose en cuatro, yo detrás de ella arrodillado. Al parecer quiere experimentar. Entré en ella lentamente después de acomodarme bien, cerró sus ojos mordiendo su labio, cuando estuve todo, suspiró, empecé a moverme. Tenemos tiempo sin hacerlo, así que no es costumbre para ella todavía y no quiero hacerle daño. Besé su espalda sin parar de embestirla. No pude evitar tocar su trasero, es que es tan provocativo, lo apreté con mis manos dejando leves marcas ahí.

— Alaia... — gemí con mis ojos cerrados yendo de atrás para adelante

Seguí con mis embestidas, la tomé de la cadera para profundizar un poco más. No tardó tiempo cuando sentí un recorrido eléctrico por mi cuerpo, indicando que había llegado al famoso orgasmo. Tembló debajo mío y apretó las sábanas nuevamente. Salí de ella tratando de no ensuciar la cama con su interior, me quité el condón tirándolo en la basura.

Volví con Alaia y me acosté pegando mi pecho contra su espalda de lado, la abracé por la cintura descansando mi mentón en su hombro, tratando de regular mi respiración. Ella acarició mis brazos dulcemente. Y solamente estábamos ahí, acostados juntos, desnudos, sintiendo nuestros toques. Mirando la ventana donde se veía la ciudad de noche.

— Eso fue... Increíble. — susurré en su oído.

— Sí, lo fue — respondió de regreso, me pegué más a su cuerpo y cerré mis ojos para dormir — g-gracias, Peter.

— Gracias a tí por darme esta oportunidad, bonita.

Se removió un poco e hizo lo mismo que yo, tratar de dormir. No tardó mucho cuando sentí su respiración lenta. Pasé las yemas de mis dedos por su silueta a medida que el sueño se apoderaba de mí.





























































































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