Querido chico suicida:

Hoy, después de ocho meses de tu muerte, fuí a visitar a Kazutora.

No sé si pueda perdonarlo, ya que no siento que sea su culpa.

No siento resentimiento hacia él en absoluto.

Los palabras no fueron necesarias, conozco a Kazutora tanto como te conozco a tí.

Se le nota arrepentido.

Realmente me alegro que no cometiera el mismo acto de locura que tú, Kazutora también es alguien importante para mí.

Tanto así como con Chifuyu comparto el dolor, con Kazutora comparto la culpa.

No sé que locura cometería si me dejó consumir por alguna de las dos.

Cuando se terminó la hora de visita, pude divisar una pequeña lágrima del ojo visible de Kazutora.

Yo también lloré.

Y si te preguntas que pasó con mis pesadillas, déjame informarte que se acabaron.

Por qué ya no recuerdo mis sueños cuando despierto.

No se si deba alegrarme por eso, en mis sueños era el único lugar en donde podía verte otra vez.

Ahora no sé si prefiero esto o las pesadillas.

No volví a dormir junto a Chifuyu desde entonces, su calor me reconfortaba, pero ya no.

Es tú calor el que extrano.

Extraño poder peinar tu cabello, siempre hacia un desastre con él, pero tú lo presumias de igual manera frente a toda la ToMan.

Extrano tanto esos momentos, cuándo todos éramos felices.

No quiero perder a nadie más.

También extraño tu risa y tu voz ronca al despertar.

Si tan solo pudiera recordarla, tal vez este dolor no sería tan fuerte.

Casi ha pasado un año, Keisuke, pero aún no puedo dejarte ir.

¿Te estaré haciendo algún daño al no dejarte ir? Realmente lo lamento si es así, no conozco lo que hay después de la muerte.

Espero conocerlo más temprano que tarde.

Quiero gritar, quiero llorar, quiero lastimarme, quiero sentir dolor, quiero que me abraces, quiero escuchar tu voz, quiero poder salir adelante.

Pero sobre todo.

Te quiero a tí.

~Atte tú Yukio.