𝗧𝗪𝗢

( capítulo uno pt 2 )

❛ The helfire club ❜

Leer en blanco para mejor experiencia



—¡Venga tigres! ¡Venga tigres!— Coreaban las animadoras, moviendo los pompones al ritmo de la canción que tocaba la banda del instituto. Mientras, todos los miembros del equipo de baloncesto, salían disparados de los vestuarios, dispuestos a ganar el partido. La gente, con grandes pancartas y banderitas en las que ponía ¡Vamos tigres!, aplaudía a las grandes estrellas de la noche, mientras ellos se intercambiaban balones de baloncesto en el campo.

En una esquina, Nancy y los demás componentes del periódico del instituto, tomaban notas, y fotos a los jugadores en el campo. Justo al lado, Steve estaba buscando sitios libres, para él y su cita, Brenda.

—¿No te da rabia...— Pregunta ella sonriendo. Steve se gira para mirarla mejor y frunce el ceño esperando una respuesta a esa pregunta tan repentina— Que quizá... ganen el campeonato justo después de graduarte?

—Pues sí, que curioso, gracias por mencionarlo, Brenda— Deja saber él, ayudando a subir a la chica. Cuando ya todo el mundo está sentado, y los miembros del equipo se han presentado, un señor de mediana edad, proyecta su voz por el micrófono haciendo que todos le escuchen. La gente deja de aplaudir, y la banda de tocar, para oír lo que tiene que decir el señor tras el micrófono.

— Por favor, nos ponemos en pie para escuchar el himno— Dice levantando los brazos para que la gente se levante de sus asientos— Hemos invitado a una cantante muy especial, desde Nashville, llega nuestra querida exalumna: ¡Tammy Thompson!— Cuando este termina de hablar, la gente empieza a aplaudir, escuchando el ya conocido nombre de la chica. Una joven rubia y con el pelo exageradamente rizado, atraviesa la puerta principal, vistiendo un traje rosa conjuntado con una chaqueta blanca. 

La gente grita y aplaude de la emoción al verla, mientras ella con una sonrisa pintada en su cara, saluda a todo el mundo hasta llegar al micrófono. Steve, con una falsa sonrisa y una cara de alucinación total, cruza su mirada con la de Robin, la cual está igual de asombrada, y susurra un ''madre mía'' que Steve logra leer perfectamente en sus labios.

En cuanto las manos de Tammy hacen contacto con el micro, lo último que se oye en la sala fue un ¡Te queremos, Tammy!,  y la chica comienza a cantar el himno americano.

Oh, decid, ¿podéis ver a la luz de la aurora...?— Canta ella estúpidamente mal. Steve, se vuelve a girar para ver a su amiga con cara de espanto.

— Te lo dije, marioneta— Dice en susurros el moreno para que nadie le escuche. Una sonrisa tonta ilumina rápidamente la cara de Robin, y asiente con la cabeza ante la afirmación de su amigo.

—Sí, suena como una marioneta— Repite Robin un poco más alto de lo que debería.

—Ostras, es verdad— Espeta Vickie de repente, haciendo que Robin de un pequeño respingo, y se gire hacia ella para mirarla mejor— Como la rana Gustavo.

—Yo creo que es más como Peggy— Responde Robin bajito haciendo que Vickie se ría— Yo creía que cantaba bien por que me gustaba...

—¿Cómo?

—Me gustaba hacer trabajos con ella en clase— Dice Robin intentando arreglar su equivocación. Vickie la mira sonriendo— Coincidimos en la clase de la señora Click, sí. ¿Perdona, ibas a preguntarme algo?

—No— Le contesta ella entre risas.

—Ah, vale— Robin suspira, y vuelve a mirar al frente, donde se encuentra con Tammy cantando todavía.

—Caray, canta de maravilla, ¿a que sí?— Le pregunta por otra parte Brenda a Steve. Steve la mira asintiendo, y justo cuando la rubia deja de mirar, pone cara de horror.

...Y el rojo fulgor de los cohetes, las bombas estallando en el aire, dieron prueba en la noche, Oh, decid, ¿sigue ondeando la bandera?...— Continua cantando Tammy, con los ojos cerrados. Todos la escuchan atentamente, pero Lucas, en primera fila de la actuación, no está muy pendiente de la canción. Él sigue pensando en Mike y en Dustin, y en como el hecho de haberles dejado plantados le deja un mal sabor de boca. Por eso, se da la vuelta para comprobar si alguno de sus amigos ha venido a verle en su gran partido, pero en cuanto se gira, se encuentra con un hueco entre gente aplaudiendo por el ya finalizado himno.


Salí de mi casa, haciendo un ruido sonoro con la puerta, y prometiéndole a mi padre que volvería pronto, sin verdaderamente saber cuanto iba a durar la partida de D&D. Llevaba una chaqueta conmigo, aunque hiciera calor. Nunca sabes lo que va a pasar, así que, hay que ir preparada para todo. También me habían dado una camiseta chulísima, en la que ponía ''Helfire club'', aunque no fuera miembro oficial, y solo una suplente, pero me hacía ilusión. 

Agarré con fuerza el manillar de la bici , y me dispuse a subir en ella para llegar al instituto. No me conocía muy bien la ciudad, pero el camino al insti sí, no había sido tan difícil aprendérmelo, ya que solo quedaba a pocas manzanas de mi casa. Atravesé las demás casas, y la librería de Hawkins. Era de noche, y no es que tuviese la capacidad de ver en la oscuridad, pero pude reconocer rápido un campo de fútbol que daba comienzo al gran edificio rectangular, ya que estaba bien iluminado. Era raro volver al instituto por la noche, y encima mi primer día. En cualquier caso, aparqué la bici junto a otras muchas, y sonreí en cuanto visualice a un chico con gorra, y a su amigo charlando distraídamente en la puerta del colegio.

—Hola, hola, ya estoy aquí— Dije sonriendo mientras me apoyándome en un poste de la luz. Ellos se giraron hacia mí, y Dustin me dedicó una dulce sonrisa. También llevaban la camiseta de el club.

— Genial, estábamos esperándote. Mike creía que no ibas a llegar nunca— Me explicó el de la gorra dándole un suave empujón en el hombro a su amigo.

—¿Pero qué dices? Yo confiaba plenamente en ella— Aseguró Mike.

—Pero si acabas de decir que...

— Como sea, Eddie lleva mucho rato esperando, es mejor que vayamos entrando— Dejó saber Mike empujando a su amigo hacía la puerta con un poco mas de fuerza. Este se quitó la gorra para acomodarse bien el pelo, y siguió a su amigo. Justo antes de que entrara dentro del instituto, una voz de chica llegó a mi oído.

—¡Eh! ¡Esperad!— En cuanto me giré, vi a una niña, alta para su edad, y con la bandera de los Estados Unidos atada al cuello simulando una capa. Llevaba una libreta agarrada fuertemente con el antebrazo, que hacía que la tela de su jersey azul, tuviera más arrugas.  Fruncí el ceño y la miré confundida. 

—¿Me hablas a mi?— Cuestioné incrédula. Detrás mío, Dustin y Mike, se habían parado para esperarme, sin saber la existencia de esa chica en ese lugar. Escuché como me llamaban, pero no les hice caso.

—Sydney, ¿Pero qué...

—Ya estoy, muchas gracias...— Dijo ella suspirando y interrumpiendo a Dustin—¿Tú eres...?

—Sydney, Sydney Moore— Respondí sonriendo y un poco incómoda por la situación. Ella me devolvió la sonrisa, lo que me tranquilizo un poco.

—¿Erica? ¿Qué haces aquí?— Intervino Dustin— Ya tenemos sustituta— Dijo señalándome, a lo que sonreí.

—¿Ella? Ahh, ya decía yo que hacía una chica tan guapa con estos dos pringaos— Dejo saber ella. Yo la miré aguantándome la risa, agradecida por el alago.

— Haber, Erica, lo sentimos, pero ya tenemos otra suplente, y no creo que a Eddie le haga mucha gracia que te traigamos— Erika miro ofendida a Mike.

—¿Perdona?— Espetó ella abriendo mucho los ojos. Mike arrugó la nariz.

—Mira Erica...se que te hacía ilusión, pero...lo sentimos— Las palabras salieron disparadas de la boca de Dustin, y la chica le miró dolida.

—¿Por que no  viene también? ¿Hay sitio para uno más, no? Y además, no creo que a Eddie le moleste demasiado— Dije apoyando a Erica. Ella me miro con un brillo en los ojos.

—Tu no conoces a Eddie...

—Bueno, como sea, llegamos muy tarde, ya veremos lo que hacemos con ella— Soltó Dustin mientras volvía a abrir la puerta con fuerza, y entraba dentro de el edificio. Los demás le seguimos por los largos pasillos del instituto hasta que se paró frente a una puerta en la que ponía claramente ''teatro''.

—Aquí es— Indicó el de la gorra haciendo una seña con los brazos para que entráramos. Erica entró primera, con mucha seguridad, y yo la imité. En cuanto los cuatro estuvimos en dentro, reparé en que, a parte de Eddie, estaban los demás chicos con los que me senté en la mesa a la hora de comer. Genial el club entero.

—Ni de broma— Dijo Eddie centrando su atención en Erika. Ella le miro desafiante, a lo que Eddie le devolvió la mirada pero esta vez, con una intimidante. Eddie, se encontraba  sentado en un trono tras una mesa, con barios de sus amigos a sus lados como si fueran sus guardaespaldas.

—Es que...antes de que nos de que Syd cayera del cielo como por arte de magia...habíamos pensado en Erika...y ya se lo habíamos prometido— Intento excusarse Dustin.

—Esto es el Hellfire club, no una guardería— Siguió Eddie incorporándose más, y esta vez, apoyando los brazos en la mesa.

 —Tengo once, melenas— Dijo Erika, y Dustin abrió mucho los ojos ante su respuesta.

—Caramba, la niña habla— Eddie miró a sus amigos, los cuales rieron por su comentario. Luego, volvió a levantarse bruscamente de su trono,  sonriendo—. ¿Cómo te llamas, niña?

—Erica Sinclair— Le respondió ella con seguridad, mientras Eddie se acercaba más a ella, aún sonriendo.

—Con que esta es la temible hermana de Sinclair— Rio Eddie con sus amigos. Erica rodó los ojos.

—Que espabilado— Dijo ella girándose para mirarnos a mi, a Mike y a Dustin, que mirábamos la escena con atención. Los amigos de Eddie también rieron ante el comentario de Erica, per este les fulminó con la mirada.

—¿Y qué eres tú? ¿ Una enana del nivel uno?— Los amigos de Eddie, no pudieron contener más la risa, y estallaron a carcajadas. Por el rabillo del ojo, pude notar como Dustin y Mike tenían una cara de preocupación por Erica. Y es que era verdad, Eddie se estaba pasando.

— Me llamo Lady Applejack, soy una pícara semielfa caótica buena del nivel catorce— Eddie la miraba cautelosamente mientras ella seguía explicando— Atacaré sigilosamente a cualquier monstruo por la espalda con una daga envenenada, y sonreiré, mientras padece una muerte lenta y dolorosa, ¿Vamos a jugar? ¿O seguimos de cháchara como en el club de lectura de tu madre?— Cuando terminó de decir eso, hasta yo abrí lo ojos mucho. No pensaba que una niña tan pequeña como Erica se hiciera respetar de tal manera. Eddie sonrió, y le ofreció una mano para que se la estrechase, la cual, ella aceptó.

—Bienvenida al Hellfire club— Dijo Eddie aún sonriendo. Todos se fueron sentado en sus respectivos sitios, pero yo seguía de pie, sin saber muy bien donde sentarme o que hacer.

—Mmm— Carraspee ganándome la atención de todos— Lo siento mucho por llegar tarde, ha sido mi culpa, verás, venía en bici y...

—Está bien, cariño. Bueno, ¿vamos a jugar ya?— Continuó Eddie pasando por alto que me había llamado cariño.

[...]

— Los sectarios encapuchados corean: ''Salve, Lord Vecna, salve, Lord Vecna''. Os miran, se quitan las capuchas. Reconocéis la mayoría de Makbar— Explica Eddie mientras todos le miramos atentos, con una mezcla de curiosidad y terror. Eddie, en susurros, da mucho, mucho miedo.— Pero hay uno que no conocéis. Tiene la piel arrugada, agrietada. Pero eso no es todo, le falta el brazo izquierdo, y el ojo izquierdo— Ya incorporado, Eddie, coloca una mano en su ojo izquierdo, y muestra sus colmillos mientras los demás gritan espantados.

—¿Qué? ¡No!

—¡No! ¡Vecna está muerto!  Lo mato Kas— Se queja Mike desde un lado de la mesa quitándose las manos de la cara.

—Eso creíamos, amigos míos. Eso creíamos, pero Vecna vive — Contó Eddie dejando la figurita de Vecna en su trono— ¿Huis de Vecna y sus sectarios? ¿O queréis luchar?

—A ver — Comenta Dustin planteándose las dos preguntas— Yo digo que luchamos. ¡Hasta la muerte!

—Hasta la muerte — Repite Mike.

—Hasta la muerte — Les sigue Erica.

—Hasta la muerte — Concluyo yo sonriendo. Todos empiezan a corear ''hasta la muerte'',  dando golpes ha la mesa, mientras Eddie sonríe.

Todos empiezan a tirar los dados, haciendo que los cómplices de Vecna, caigan rendidos. Otros del club también pierden la ocasión de matar a Vecna, y son eliminados de la partida. Todos gritamos, exhaustos y felices, ante la presión que supone las últimas jugadas de la partida.

 —¡Tiempo muerto! ¡Tiempo muerto!— Grita uno de los amigos de Eddie. Ya parado el juego, y mientras Eddie está perfeccionando algunas cosas, nosotros no agrupamos en forma de círculo, para hablar que hacemos ahora con Vecna.

—Chicos, me sabe fatal, pero hay que huir.

—Cierto.

—¿No dijimos hasta la muerte?— Pregunto con el ceño fruncido.

—Era una forma de hablar—Responde uno del grupo.

—No podemos matar a Vecna con dos jugadores— Menciona otro. Dustin me mira, ya que somos los únicos jugadores en pie.

—¿Tu también?— Pregunta Dustin— Solo quedan doce puntos de golpe, no seáis rajados.

—¿Rajados? ¿En serio?, ¿Por no estar pirados?

—¡¿Pirados?! ¡Dirás cobardes!—Suelta Erica.

—¡Eh!— Salta Eddie de repente. Todos nos damos la vuelta para oír lo que tiene que decir—.  Si me permitís intervenir, caballeros, Lady AppleJack, Lady Readhead, si bien admiro vuestra pasión, deberíais hacerle caso a Gareth el grande. Huir no es una deshonra. No vayáis de héroes. Hoy no, ¿vale?

—Un momento— Espeta Dustin. Todos nos volvemos a girar para seguir con nuestra improvisada reunión—. ¿Qué opinas, Mike?

—¿Cuántos puntos de golpe quedan?— Responde él.

—Doce—Respondemos todos al unísono.

—Es muy arriesgado—Sigue él—. Sois vosotros los que lucháis, vosotros decidís— Indica Mike mirándonos a Dustin y a mí.

—¿Qué dices, Lady Redhead?— Me pregunta Dustin.

—¿De verdad hace falta preguntar?— Contesto, todavía con el ceño fruncido.

—A la mierda, vamos a matar a ese hijo de puta— Deja saber Dustin dándose la vuelta y viendo a Eddie, que le mira con una amplia sonrisa.

—Pero las posibilidades son de uno entre veinte.

—Nunca hables de posibilidades— Suelta Dustin con un dedo arriba— Dame el D-20.

Cuando Eddie le lanza el dado, Dustin lo coge en el aire y lo sujeta con ambas manos, listo para lanzar. En cuanto lanza, todos estamos muy atentos de su jugada maestra, y nos quedamos embobados mirando el dado votar. El dado para. Ha parado en un once.

—¡Habéis fallado!— Grita Eddie sacudiendo su pelo.

—¡Mierda!

—¡No!— Dice Dustin empujando una de las figuritas de la mesa.

Ahora me toca a mi. Dustin me da los dados para que yo los lance, y así podamos acabar con Vecna. Tengo que sacar un veinte, y las probabilidades son casi nulas. Lanzo los dados fijándome en las caras de concentración de cada uno, están todos tan metidos en la historia, que seguro que se han olvidado que es solo una partida de un juego de mesa. Los dados ruedan y votan sobre la mesa, haciendo un poco de ruido, pero el suficiente, para que a todas las personas que hay en la sala, se les ensanche más la sonrisa. Los dados votan una última vez, y caen en el número veinte.

—¡Vamos!— Exclamas todos.

—¿Qué? ¿Qué?— Dice Eddie entre risas.

—¡Si! ¡Lo has conseguido, Syd!— Exclama Mike mientras los demás gritan y aplauden ante la clara victoria. Eddie, con el dedo meñique, derriba la figura de Vecna, y todos cantamos victoria.

—Por eso jugamos— Eddie se acerca a la mesa y me hace una breve reverencia, indicando en fin de la partida.

Después de haber recogido todo, y haber celebrado bastante la victoria, un conserje viene a echarnos, ya que ya van a cerrar el instituto. Ellos continúan aplaudiéndome por los pasillos, y gritando ¡Syd es la mejor! 

Ya fuera, los demás del club e despiden y me dan la enhorabuena por ganar la partida. Solo quedamos Dustin, Mike, Erica, Eddie y yo.

—Bueno...yo me piro, tengo unos recadillos pendientes— Deja saber Eddie— Buena jugada, Lady Readhead — Me giña el ojo, y se va tatareando una canción de Metallica.

—Syd, ¿Tienes transporte? Tenemos un amigo que nos va a llevar, por si querías...

—No, no hace falta, he traído mi bici.

—Pero está muy oscuro— Me dije Mike, yo sonrío negando.

Un chico moreno, y con un tupé, aparece justo detrás de Dustin. Le quita la gorra para después tirarle del pelo, divertido.

—Vaya, grandullón, parece que sigues mis consejos—Le dice a Dustin refiriéndose a su pelo. Luego le da un pequeño empujón cariñoso en el hombro, saluda a Mike, y choca los puños con Erica. No parece darse cuenta de mi existencia, hasta que Dustin me señala— Oh, hola— Su voz cambia drásticamente. Yo me limito a sonreír.

—Esta es Syd, es del club— Dice Mike—Nos preguntábamos sí...

— Podrías llevarla a casa a ella también—Finaliza Erica. El chico sonríe ante la situación.

—Soy Steve, un placer—Dice él sonriéndome y abrazándome.

—El placer es mío—Digo sin pensar mucho. Mierda, ya la he cagado con mi sonrisita tonta. Steve me devuelve la sonrisa.

—Mmm, claro que puede venir, por que no— Indica Steve empezando a andar, a lo que los demás le siguen.

—Hay un problemilla— Digo señalando mi bici— He venido en bici.

—Da igual, en el maletero seguro que cabe, ¿Verdad Steve?— Pregunta Dustin, el asiente encantado.

—Vale—Digo otra vez sacando a relucir mi sonrisita tonta.

Espero que os haya gustado este capitulillo :)

He escrito 3000 palabras  :0 jsjsjs

Ya hay un primer contacto de Syd y Steve :D

Espero que os guste 

Agradezco todos los comentarios, opiniones, votos y lecturas que dejéis <33

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