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( capítulo uno )
❛ The helfire club ❜
Leer en blanco para mejor experiencia
ꕥ
—...Y mañana por la noche toca Heidi, pero es que Heidi, irá a una uni de fuera del estado, y no sé si quiero empezar una relación más que no va a ir más haya del sexo, por eso no lo tengo claro, ¿Tú que crees que me conviene?— Le preguntó Steve a Robin mientras iba conduciendo por una carretera recta y estrecha. Ella, no le estaba prestando atención, ya que intentaba retocarse el maquillaje, pero la constante charla de Steve no paraba de distraerla— ¡Robin!, ¿Me estás escuchando?
—Ah, sí, sí, te escucho.— Contestó Robin aún distraída con su maquillaje.
—¿Qué he dicho? ¿Qué acabo de decirte?— Cuestionó él mientras echaba un vistazo a su amiga.
—Algo de que vas a tirarte a Linda...
—¡No, te estaba hablando de Heidi!— Exclamó el moreno molesto.
—¡No te cabrees conmigo, hombre! Tu vida amorosa es una complejidad laberíntica. Son las siete, y me toca ir a una mierda de concentración deportiva, y tengo cara de zombie — Siguió diciendo ella.
—¿Esperas que me lo crea?
—Sí, claro— Robin volvió a su maquillaje, mientras Steve seguía hablando sin prestar mucha atención a la carretera.
—Oye, que los dos sabemos lo que te preocupa, ¿vale? Y no me trago ese rollo, estás pensando en Vickie.
—Qué tontería— Negó ella aún sabiendo que era verdad.
—Deja de fingir lo que no eres cuando estás con ella, tienes que ser tú misma...
—Me estas citando textualmente, ¿Te das cuenta?
—Por que deberías aplicarte el cuento, ¿ No crees, sabionda?, Yo te hice caso, y bum, no paro— Comentó el refiriéndose a sus relaciones amorosas.
—No es lo mismo, ¿sabes?
—Un poco sí.
—No, si tu le pides salir a una chica, y te dice que no, no pasa nada, pero si yo pido salir a la chica equivocada...me convierto en la apestada— Dijo Robin dando un golpe a la parte superior del coche.
—Vale, sí, te lo compro, pero está claro que con Vickie no te equivocas.
—No hay forma de saberlo con seguridad
—Devolvió aquel excitante curso a los cincuenta y tres minutos y cinco segundos, ¿Sabes quién para la peli a los cincuenta y tres minutos? — Le preguntó Steve. Ella le miró confusa, esperando una repuesta— ¡Los que quieren ver melones!
—Agh, serás guarro, no digas melones.
—Qué tiene de malo, ¿vale? A mi me molan a ti te molan, a Vickie le molan los melones, confía en mí— Robin negó unas cuantas veces mientras miraba al frente— ¡Melones!
Eso era Steve Harrington, una combinación perfecta de linda sonrisa, ojos brillantes, las mejores frases de ligamento ( según él) , y cero cerebro. Siguió conduciendo hasta ver un cartel en el que ponía Instituto Hawkins. Allí, tuvo que esquivar a unos cuantos niños en bici que reconoció rápidamente, y al autobús escolar. Aquellos estaba repleto. En cuanto aparcó, Robin, se bajó del coche para saludar a sus amigos dejando solo a Steve en el coche.
—¡Eh, esperad!— Dijo su amiga sonriente al ver a sus amigos, mientras cerraba la puerta del coche. Steve también salió del coche, para dirigirse hacía el gimnasio.
El clima era frío, había demasiada gente en el lugar, y aun así no tenía ningún ánimo de estar en casa. La mañana había sido agitada, ruidosa. Hacía apenas unos días me encontraba en Nueva York, caminando por central park, y disfrutando de el tiempo neoyorquino, muy lejos del pueblo. Aún así, no me estaba completamente molesta, el lugar era bonito, la casa, preciosa, y todos habían sido muy amables, ya que muchos conocían a mi papá.
Mi padre se veía bastante bien respecto al cambio, siempre presentó cierta repulsión a nuestro modo de vida en Nueva York, decía que era monótono y ordinario. Yo también lo sentía así, más aún después de que mis padres se separaran, catalogado como los peores días de mi vida, papá creyó que irnos de ese lugar, y volver a empezar de cero en un ambiente totalmente distinto, nos haría algo de bien. Y vaya que se tomó en serio eso del cambio drástico, por que ya no estábamos en las transitadas y alborotadas calles de la ciudad, sino atrapados en un pueblo, rodeados por bosque, y lleno de misterios sin resolver.
—Tú, ¿A qué estás esperando? ¿Vas a salir ya del autobús? Ya se han bajado todos— Dijo un señor mayor vestido con un polo blanco y unos vaqueros azules oscuro. El autobús esta vacío. Mierda, llego tarde.
—Sí, sí, disculpe las molestias— Dije rápidamente mientras cogía mi mochila, y me disponía a bajar del autobús.
Aquellos estaba lleno de gente. Lleno de adolescentes, mejor dicho. Me sentía pequeña ahí. Nunca había sido muy tímida, pero tampoco había tenido ocasión de serlo. Siempre había vivido en el mismo barrio, siempre había tenido los mismos amigos.
Todo esto era muy diferente a mi antiguo instituto. Todo era muy diferente en general. Siempre había querido irme de la ciudad, pero ahora que estaba fuera, la echaba mucho de menos. Pare un momento para pensar por donde ir, con tantas personas, no se veía nada.
—¡Kyle me alegro de verte!, Hola Josh, Al gimnasio todos, vamos— Indicó una señora de mediana edad que parecía ser una profesora—¿ Quién va a animar a los tigres? ¡Vamos tigres!
Decidí hacer caso a esa profesora y seguí a todos hacía el gimnasio. La multitud acumulada, y voces por todos los lados provocaban un deje de ansiedad en mi cuerpo muy grande. Seguí andando a pesar de eso, y entre tantos pensamientos en mi cabeza, me choqué con alguien que no conseguí ver bien.
—Lo...siento...— Dije en vano al darme cuenta de que la chica llevaba puestos unos cascos que la aislaban del ruido.
Seguí mi camino hacía la puerta del gimnasio, y cuando entre, había casi más ruido que fuera. Había gente con pancartas y carteles en los que ponía ''¡Vamos Tigres!'', y una banda tocando muy fuerte. También había unas animadoras haciendo piruetas y giros mientras los demás aplaudían. Decidí sentarme en las gradas para ver mejor.
—Lo siento, lo siento....lo siento...— Dije mientras pasaba delante de la gente buscando un sitio libre. Cuando por fin encontré uno y me senté, alguien habló por un micrófono para que todos le escucháramos.
—¡Un fuerte aplauso para los Tigres!— Dijo el señor tras el micro. Unos cuantos chicos que suponía que serían de algún equipo deportivo, atravesaron corriendo un cartel en que ponía ''Tigres para siempre''. Cuando todo el equipo estaba en un plano en el que todos podíamos verlos, un chico rubio se aceró esta vez al micrófono, y empezó a dar su discurso.
—¡Buenos días instituto Hawkins!— Todos le aplaudieron—Primero...ey... Primero os damos las gracias por estar aquí. Sin vuestro apoyo no habríamos llegado tan lejos, ¡Un fuerte aplauso para vosotros!— Todos volvieron a aplaudir, y sentí la mirada del rubio sobre mi—Además, también quiero dar las gracias, especialmente a las mejores y más bellas fans de todos los tiempos, ¡El equipo de animadoras!
Y todos, volvieron a aplaudir. Siempre me había interesado el equipo de animadoras, siempre las había admirado. De pequeña, siempre quise ser una de ellas, pero nunca me elijan. Así que tras varios fallidos intentos de entrar en el equipo, decidí apuntarme a otros clubs.
—Chrissy... — Continuó el rubio refiriéndose a una de las animadoras, las cuales se encontraban en primera fila— Chrissy, te quiero, mi amor.
—¡Oh!— Exclamó el publico a la vez en símbolo de ternura.
—Bueno...Creo que hablo en nombre de todos cuando digo que ha sido un mal año para todos—Oh no, ya empieza con la charla emocional. Mi padre ya me había contado todo lo que había pasado en Hawkins. Las muertes, el incendio, el desastre del centro comercial...
Pero yo sabía que era por algo más. Que había algo raro en el pueblo. Pero no sabía lo que era, claro. Así que hasta que no lo supiera...es mejor que me mantuviese con la boca cerrada.
El chico rubio siguió hablando, dando su discurso. Pero yo ya no le hacía caso. Había desconectado. Pero hubo algo, mejor dicho alguien, que hizo que centrase mi atención el ella: Una chica de la banda me estaba señalando y hablando de algo con un chico. Luego paró al ver que me había dado cuenta.
—... Humillamos a esos gallinas en su propia casa, y esta noche, esta noche, ¡Traeremos a casa el trofeo del campeonato!— Voceo el chico de cabello rubio mientras todos seguían aplaudiendo. Qué patético.
—''El diablo, ha llegado a Estados Unidos, Dragones y mazmorras, lo que parecía un juego inofensivo, ahora preocupa a los padres y a los psicólogos. Algunos estudios, vinculan el juego a comportamientos violentos, y afirman que promueve el culto satánico, los rituales de sacrificio, suicidio, e incluso...— Hizo una pequeña pausa—... asesinatos''— Terminó de leer Eddie la revista que tenía entre las manos. Los que estaban sentados en su mesa rieron a la par que él.
—La sociedad necesita culpables, somos un blanco fácil— Dijo un chico relleno y con granos, mientras que Mike y Dustin dejaban caer sus bandejas para después sentarse en la misma mesa.
—Sí, somos los raros por que jugamos a un juego de fantasía— Siguió Eddie con los brazos cruzados— Pero mientras lo tuyo sea la banda de música— continuó, subiéndose a la mesa—, la ciencia, las fiestas— todos se giraron a mirarle, siempre llamaba la atención—, O ese deporte de lanzar balones a cestos de la ropa...— Prosiguió alzando la voz y poniéndose las manos a los lados de la boca para hacer como un megáfono y que así sonara más.
— ¿Qué quieres, bicho raro?— Cuestionó en voz alta desde la otra esquina del comedor, está vez el chico del pelo rubio anteriormente mencionado. Todos se giraron hacía él. Eddie se puso las manos en la cabeza y le sacó la lengua emitiendo un ruido extraño. Mike, Dustin y los demás se rieron a carcajadas.
— La conformidad forzada...¡Eso es lo que está matando a los adolescentes!— Espetó Eddie mientras bajaba de la mesa con un salto, y espantaba a una chica. Al darse la vuelta, se chocó con una chica pelirroja.
—Joder, eso ha sido la hostia— Soltó ella. Eddie la sonrío mientras sus amigos observaban la escena con curiosidad.
— ¿Te ha gustado?— Preguntó Eddie sonriendo. La chica solo asintió, pero la sonrisa no se le borró de la cara.
—Claro...¿Jugáis a dragones y mazmorras?
—Sí, ¿tú sabes algo de el juego?— Le preguntó Eddie con sarcasmo. Sus amigos rieron al igual que él. La chica le miró desafiante
— Por Gary Gygax y Dave Arneson ( los creadores del juego), claro que sé— Le contestó la pelirroja callándole la boca. Eddie se limito a sonreír y a ofrecerle asiento en su mesa a la chica.
—¿Cómo te llamas, querida?— Dijo Eddie con voz de comentarista. Ella volvió a sonreír.
— Sydney Moore... ¿y tú?— Preguntó ella riendo mientras sacaba su almuerzo.
—Eddie, Eddie Munson, capitán de el equipo oficial de dragones y mazmorras de esta aburrida ciudad llamada Hawkins.
—Mmm... ¿Eddie?...Hablando del problema — Comenzó a hablar Dustin interrumpiendo la conversación — Ahh...Lucas tiene su...partido de balones en cestos— Asintió señalando a Eddie. Este le miró con una mezcla de rencor y enfado— Osea... hoy no podrá venir al Hellfire Club...y...sin él no sobreviviremos a esa sádica campaña tuya ni de broma...Por eso, Mike y yo... lo hemos hablado y tal, y hemos pensado...que a lo mejor podríamos...
—¡Posponerlo! —Soltó Mike ya que vio que su amigo se estaba enrollando mucho. Sydney observo todo aquello con expectación.
—¡¿Posponerlo?! ¡¿De que vas, tío?!
—Antes muerto— Negaron varias veces algunos del grupo.
—¡Silencio! — Dijo Eddie. Todos se quedaron callados. La pelirroja admiro la facilidad que tenía de llamar la atención— ¿Me estás diciendo que Sinclair se ha pasado al lado oscuro?
—Mmm...¿Algo así? — Afirmó Mike.
—¡¿Algo así?!, ¡Dios! — Exclamó lanzando un trozo de pollo a Mike— Y en lugar de buscarle un sustituto, ¿Queréis posponer la secta de Vecna ?
—No quiero... no queremos posponerlo— Se excusó Mike—... Es que, la mayoría de gente estará en el partido y es la final...
—Oh, ¿es la final?— Cuestionó con un irónico tono el de rizos. Mike le miro directamente a los ojos sin entender el sarcasmo del chico. Luego arrugó la nariz.
—Sí...
—Oh, bueno, entonces claro, podremos posponerlo— Las sonrisa de Dustin se borró en cuanto entendió la situación. La pelirroja rio por lo bajo.
—Yo puedo sustituirlo— Dijo Sydney. La cabeza de Eddie giró buscando los ojos azules de la chica. Sus ojos conectaron, y él le dedicó una sonrisa agradecida.
—Perfecto.
—Espera, ¿Qué? ¿Vamos a jugar sin Lucas?— Preguntó Mike incrédulo. Eddie solo se limitó a asentir— Bueno...
—Me apunto— Dijo Dustin interrumpiendo a su amigo con una sonrisa plasmada en su cara. Sydney sonrió también.
—Pero...— Intento hablar Mike pero Dustin le volvió a interrumpir.
—Tío, llevamos un mes con esta campaña— Dijo Dustin intentando convencer a su amigo sin éxito. Dustin miró a Mike con las cejas alzadas hasta que este sonrió— Va a ser la hostia.
—Este va a ser mi año— Murmuró Eddie levantándose de la mesa y caminando— Voy a caminar por ese escenario el próximo mes, voy a mirar al director Higgins directamente a los ojos, voy a darle la vuelta al pájaro, voy a arrebatarle el diploma y voy a salir corriendo de aquí.
Todos se rieron ante las palabras de Eddie, incluida Sydney. Algunos de la mesa de al lado lo miraban raro, pero Eddie les sacó el dedo del corazón con una sonrisa pícara. Los amigos de Eddie se levantaron de la mesa dispuestos a seguirle. Mike y Dustin los imitaron.
—¿Vienes?— Le preguntó Dustin a Syd. Ella asintió con una sonrisa, cogió su chaqueta, se puso la mochila, y fue con los que ahora eran sus nuevos amigos.
Sydney no era un miembro oficial del Helfire club, pero al menos ya tenía amigos y algo que hacer aquel viernes por la noche. No había sido el peor día de su vida, como le había echo saber a su padre en cuanto llegaron al pueblo, pero tampoco el mejor. Había sido un día normal, uno como cualquier otro.
Holaa
Hace poco me volví a ver ST 4 por que no tenía ninguna serie que verme, así que decidí escribir este fic de nuestro querido steve :)
¿Alguna recomendación de series? Por favor, ando necesitada :(
Espero que os haya gustado este capítulo ♡ Tarde casi una semana en escribirlo jaja
Agradezco todos los votos, comentarios, opiniones y lecturas, muchas gracias <3
Por cierto os dejo por aquí esta escenita que me encanto ⇊⇊
♡
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