5

Las sirenas policíacas iban esclareciendo entrando por la calle del vecindario. Aún lejos pero cada vez más cerca y Tae no ha tenido tiempo para procesar nada. Ni una pizca de lo que sucede. ¿Cómo su cabeza llegó ahí? ¿Cuando el viejo le dio la bebida drogada no fue para deleite del anciano? ¿Por qué todo parecía sucederle solo a él? Tantos sucesos extraños en un solo día y ahora justo culminandolo, la prisión esta justo a la esquina.

Adiós vida ilegal.

Hola vida naranja.

—¡Tae! — Rachel llama mirándolo completamente consternada e ingenua al asunto. Su hermano la mira apurado completamente aterrado.

—R--Rachel, no sé qué es lo que está sucediendo pero te prometo, por la vida de nuestros padres, ¡que jamás había visto a ese hombre en mi vida!

Ella aborrece su rostro.

—Bueno, sí, en las noticias ya sabes como todos pero--— Tae comienza a dar contexto aborreciendo su rostro por unos segundos y manejando sus manos como movimientos karatecas durante la explicación: apuntando al cielo, atrás de un hombro, a los lados, abriendolas, etc.

—¡Okay! No hay tiempo, TE CREO. — Dice Rachel calmando las manos inquietas de su hermano al sujetarlas. Su hermano calla todo lo que salga de su boca y se le queda viendo consternado. —Te creo, — Vuelve a mucitar Rachel asintiendo con paciencia a pesar de la histeria carcomiendola por dentro. Tiene un millón de preguntas, claramente, pero la policía está acercándose. —mejor huye. Vete. No dejes que te atrapen o van a enviarte a la cárcel de inmediato. Al parecer alguien intenta inculparte.

—Pero ¡¿Por qué a mí?!

—No lo sé, ¡¿Porque somos plebeyos y eso nos hace susceptibles a ser encarcelados aunque tengamos miles de abogados?!

Darvid abrió su boquita para debatir apuntandola con un dedito pero se lo piensa. Su hermana tiene razón. Acaba mirando el cielo bajo los párpados sin cerrar la boca. —Ah.— Le cabe decir.

—Vete. ¡Vete ahora! Luego me intentas explicar.

—Rachel, ¿y tu?

—Estaré bien. Lo único que pueden hacer es interrogarme. ¡Vete ahora!  Luego hablamos.

Ella lo empuja repetidas veces de un hombro con ambas manitas logrando voltearlo a todo pujón. Darvid mirandola durante los empujones. No queriendo irse y temiendo dejarla sola, es su hermana, quién sea que lo haya intentado inculpar podría hacerla sufrir.

—¡Vete! — Grita por última vez Rachel ya dejando de empujarlo.

El ciclista corre hacia la bicicleta. Recoge la tapa y cubre esa cesta para entonces montarse.

—¡Ire contigo!

Se monta Tee sujetándose a sus hombros. Ambos súper pegados pues el sillín no es para dos.

—¡¿Qué?! No, ¡no puedes! — Susurra el ciclista sobre un hombro.

—No te dejaré solo. Mucho menos si estás en peligro.

Ambos se miran entonces. Compartiendo una mirada sólida aunque no sea en la mejor de las posiciones.





























—Bien. Tengo una idea de a dónde ir. Sujetate bien. — Darvid patea el seguro de la bicicleta y comienza a pedalear hacia enfrente saliendo de la entrada justo cuando el auto arrivaba.

El auto hace una pausa repentina viendolos huir y deciden seguirlos. Convirtiendo todo en una persecución.

Tee mira sobre su hombro.

—No mires, ¡no mires! — Regaña el de adelante. Tee vuelve a girar el rostro encogiendo hombros como un niño regañado pero expectante al contexto. —Sea cuál sea la situación no quiero que te vean como un enemigo así que no dejes que te reconozcan.

—D--De acuerdo.

Tee ancló los dedos incluso más hondo en esos hombros mirando adelante como más le fuese posible. Iban a una velocidad tremenda por ende; el viento estaba rafagando contra ellos. Sus ropas e cabellos revolotean de atrás a adelante como ondas oceánicas.

Salen del vecindario y entran a otra carretera transitoria afortunadamente sin muchos autos. Darvid se mete entre dos autos sabiendo que tales retrasarán la patrulla.

—Eres veloz. — Respira Tee asustado por la velocidad a la que van esas piernas trabajadas. Mirando histérico a los lados.

—He hecho esto desde los diecisiete. — Confía Darvid con una sonrisa mezquinita.

Siguen hacia adelante mientras la patrulla encuentra un espacio libre al lateral de aquellos autos y prosigue a seguirlos.

—Haré algo mucho más peligroso.

—¿Qué harás?

—Abrázame.

—¿Que?

—Hazlo, ¡vamos!

Inmediatamente ese vecino suelta hombros para rodear el estómago ajeno con sus brazos arropandolo como si lo conociese de toda la vida.

Darvid disminuye la velocidad. Alzando pares de dedos de las manillas.

—¿Qué haces?

—Tee cuando apestamos tras un día laborioso, ¿qué hacemos?

—Bañarnos.

—Exacto. Para quitar de una buena vez...

La patrulla finalmente los alcanza acercándose a una velocidad moderada parpadeando sus sirenas.

—¡Les pedimos que se detengan! Están bajo arresto por el asesinato al Presidente de esta nación. ¡Repito! Detenganse ahora mismo.

Habla una voz masculina a través de una bocina.

—¡La peste!

Darvid grita dejando que la patrulla los alcance y entonces brinca la bicicleta hacia atrás con todo y Tee montado. Brincan en cámara lenta con el ciclista mirando fijo a los policías.

—¡Oh por Dios! — Los colegas policiacos retroceden en sus propios asientos abriéndose de brazos asustados.

El cristal frontal se craquea pues la goma trasera lo atraviesa rompiendo gran porción de esta. Inmediatamente la patrulla se detiene en medio de todo el tránsito. Ambos policías gritan teniendo vidrios pequeños clavados por todo el rededor de sus rostros y abanicando estos con sus manos. Gritando histéricos del dolor.

—¡Lo siento! Pero probaré que soy inocente ¡lo prometo!

Darvid pedalea hacia adelante cogiendo la curva baja del delante y brincando una vez más, quedando en las gomas, donde sigue pedaleando.

—¡No puedo creer lo que has hecho! ¡Wow! — Blanconieves expresa, su boquita en una "O".

—Puedo ser un doble de Marvel, lo sé.

—¡Mierda!

Siguen la travesía durante el manto nocturno.



















































Llegan al vecindario del sr. Blum. Darvid bajandose junto con Tee. Ambos sin tiempo a hablar y el ciclista solo carga la bicicleta bajo un hombro al subir los primerizos escalones e llegar a la puerta donde toca sórdido. Simplemente queriendo que le abran lo más rápido posible.

—¿Dónde estámos? — Pregunta Tee.

—En la casa de un buen amigo. — Asegura Darvid sonriendole amigable. Esperan pacientes a que abra.

Pero no abre nadie por más minutos que pasen.

—¡Sr. Blum, soy yo, Darvid! — Anuncia Tae tocando en la puerta unas tres veces más hasta que la puerta cede paso. Tirándose hacia atrás toda paulatina. Abriendo paso a la continuación del suelo que pisan solo que en losetas.

Con esa apertura extraña ambos chicos se miran... Compartiendo una mirada interrogante pues saben que no es normal. Nadie en estos tiempos tendría la puerta sin seguro mucho menos un anciano como él que debe cuidarse aún más.

—¿Sr. Blum? — Se encorva el ciclista adentrándose. Mirando a todos lados curioso.

El interior está oscuro. Sospechosamente oscuro sin ninguna luz ni velas encendidas. Siguen caminando hacia adentro hasta que, ven una silueta sentada en el sillón con la cabeza erguida hacia atrás. La boca abierta en una "O" roncante o desfallecida.

—¡Sr. Blum! — Grita Darvid redondeando el sofá hasta quedar enfrente y desilucionarse por completo. Ve a su cliente amable de siempre sin colores. Congelado sin frío alguno, incluso desde donde esta sabe que ese corazón no late más. Nada de él está vivo. Yace una cáscara no una persona.
Pierde el aire que hiperventilaba emocionado. Simplemente desinfla todo retenido en su pecho y mira mísero al cliente.

—¿Tae? ¿Qué pasa? — Tee pregunta acercándose. Al llegar a su hombro mira enfrente y se cubre la nariz exclamando: «¡Cielos!». Pero concentra los ojos. Ahí hay un cadáver justo frente a ellos y el hedor parece decir que lleva días así.

—Por los Santos... ¿Era tu amigo, Tae? — Tee pregunta.

Darvid suspira cabizbajandose hasta desplomarse sobre su propio trasero agarrando los laterales de su cabello con puñales. Intentando calmarse e hacer un duro análisis de todo. Todos los sucesos estan sucediendo tan rápido, ¿Qué mierda pasaba?

—¿Darvid? — Tee pregunta.

—Solo puedo decirte que no trabajo realmente en entregar pollos. — Respira alzando la mirada devastado y desplomando las muñecas sobre sus rodillas alzadas. Tee pausa todo su cuerpo para quedarsele contemplando. —Mi trabajo es ilegal. Hago entregas de drogas, dinero, bajo el nombre de una organización que se hacen pasar por pollitos.

—...

—Un anciano me drogo justo hoy, mi amigo me quitó la virginidad para ayudarme y pensé: «Ey, al menos no te violó un viejo pervertido» ¿Sabes? Pero,— Comienza a sollozar. —le agradezco a mi amigo pero — Énfasis en la última palabra.

—Nada de eso era lo que yo quería. Quería perder mi virginidad con una chica o con Bonnie al menos y ni ella está, luego resulta que unas personas me quieren incriminar, mi hermana está sola. No sé qué hacer, Tee, tengo miedo.

No llora por completo pero se sostiene la frente todo demacrado mirando para enfrente.

El vecino anda muy callado.

Demasiado callado a decir verdad.

Darvid decide mirarlo e una vez lo hace, no le aparta la mirada para nada.

—¿Qué? — Pregunta herido.

—Sabía que no entregabas pollos..., pero usabas uniforme así que no podía confirmarlo. — Tee dice todo incómodo. Toma asiento a su lado abrazándose las rodillas.

—¿Tan obvio era?

—Un poco.

Ambos ríen por una variación corta de segundos. No llegan al minuto pues sus risas se congelan y vuelven a reducir las cornisas de sus sonrisas mirando abajo al suelo.

—Pero lamento todo lo que te está pasando. Al menos me tienes a mí a tu lado, juntos podremos descubrir quién te quiere incriminar. Aunque eso no será tan fácil...

—No..., pero gracias Tee.

Se sonríen labial y  Darvid de repente se pone a pensar, desviando la mirada. Pensando arduamente.

—Un momento, y si no fui drogado para que abusaran de mí y en realidad fue para...

Se miran entre sí en unísono ahora exaltados.

   —¡Poner la cabeza en la cesta!
—¡Colocar la cabeza en la cesta!

  Ambos gritan en unísono.

—Tengo una idea. — Darvid dice, cubriéndose las fosas nasales con un dedito horizontal. —Pero no sé si pasaremos la noche aquí...

—Pasemos la noche aquí por seguridad. Pero, ¡luego llamemos a la policía!

—De acuerdo.

—Cuéntame tu idea.















































































Al siguiente día cogieron las batitas largas femeninas que el sr. Blum guardaba de su esposa y se las pusieron por encima de sus ropas actuales. Fueron al parque donde Darvid fue drogado.

Ahora mismo se asoman sobre una pared usando gorritos de ducha estilo ancianitos y bastones. Vigilando a ver si esta el señor que menea las caderitas al caminar. Efectivamente; esta ahí. Dando la vuelta sujetando sus típicas botellas. Falta poco para que llegue a dónde están ocultos. Va por la misma cera en la que Darvid se había “estacionado”.

—¡Ahí está! Ese es. — Susurra Darvid abajito de Tee.

—¿Ese es el malparido? Ya verá.

—Wow.— Darvid se sorprende mirando arribita.

—¿Qué? — Tee mira abajo a verlo.

—No sabía que una persona tan tímida como te pudiera decir esas cosas.

Tee se ruboriza arreglandose el gorrito negro con diseños rosados e se aleja. Darvid permanece sonriente antes de alejarse también.

Cuando ese viejito va pasando todo campanante, Tee sale del escondite con las piernas bien abiertas como cavernícola estirando la falda de ese traje.

—¡AHHHHHHHHHH! — Se espanta el doncito.

—¡AHHHHH, TOMA ESTO! — Tee le da en las bolas haciéndolo juntar las rodillas, rodar los ojos para atrás mordiendose el labio inferior fuerte como si estuviese teniendo un orgasmo adolorido, para el colmo recibe otro bastonazo en la espalda baja de parte de Darvid.

Ese bastonazo lo hace caer al suelo temblando como zombie. Ojos aún por el cráneo.

—Nadie se mete con un Darvid. — Tae intercambia el bastón a su otra mano mirándolo con actitud e estirando la mandíbula a un lateral.

—Oye. ¿Sigue vivo? — Pregunta Tee preocupado al ver que el señor no se mueve.

Ambos asoman sus cabezas para enfrente observandolo curiosos.

—Henry Cavill está aquí. — Dice el ciclista sin ánimos algunos. Haciéndole una trampa al pescado.

—¡¿Superman?! ¡¿Dónde?! — Se levanta el viejo con un pánico gay agitando las manitas atento a los alrededores.

Los chicos comparten una mirada con la cuál se comunican brincando tanto una ceja como con un asentir, «Está vivo.»

—Oh-Uh.— El ancianito reconoce que está en problemitas.

El ciclista vestido en túnica azul mientras que Tee en tunica rojita. Pretenden erguirse para enfrente y usar los bastones para que quién pase no sospeche de ellos. Ni la policía misma si es posible.

—¿Quién eres tú y por qué estoy siendo inculpado? — Darvid pregunta.

—J--Joven, yo no sé nada--

—¡MIENTES! — Darvid es irreconocible por unos segundos. Niega la cabeza para volver a entrar en sí mismo. Una vez lo hace vuelve a mirar al viejo. —Volveré a preguntar, si no me respondes, te quedarás sin bolas.

Tee añade a la amenaza al rotar en círculos la cabeza del bastón mirándolo mortal.

—O--Okay, ¡PERO SOLO PUEDO DAR UN NÚMERO! Un número, ¿okay? Me enviaron mucho dinero por adelantado antes de pedirme el favor, jamás he visto cómo son ni cómo lucen.

—De acuerdo. Si es solo un número... Su teléfono, por favor.

—Q--Qué, pero...

—Sin bolas~.— Amenaza el ciclista todo listillo.

—¡Ugh! Tomen.

Saca el teléfono y se los da. Tee lo toma aún mirándolo mal.

—Vámonos, Tee. — El ciclista dice teniendo que voltear por sí mismo al vecino pues este no dejaba de mirar mal al hombre bailarín. Lo quería moler a golpes. Probablemente por lo de la droga, pero ni Darvid, quién fue el drogado estaba tan furioso como él.

*N/A: ¡¿Podrán los chicos descubrir quién fue con ese número?! Por cierto me pareció funny que se vistieran como ancianitas idk😂😻. Espero les haya gustado e se la hayan pasado bien✨ Nos quedan cinco capítulos para que se acabe🥺*

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