𝟬𝟭𝟯 | ¿rescued or condemned?
「𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝟎𝟏𝟑」
❛¿rescatada o condenada?❜
...first season...
16 años antes en algún rincón de Transilvania.
La luna se encontraba pintada de un extraño pero hermoso color carmesí. Era una noche tranquila pese a las circunstancias y lo que eso significaba.
Una sombra obscura se escabullo por la habitación de aquella tierna bebe que dormía plácidamente.
Ni parecia que minutos antes, esa misma niña había presenciado una de las escenas mas atroces de todo los tiempo.
Afortunadamente era demasiado pequeña para entender todo lo que pasaba.
Quien había sido su madre, no se encontraba por ningún lado... Solo manchas de sangre fresca y signos de lucha por todo el castillo.
Solo era cuestión de tiempo para que uno de ellos llegara y se la llevara... Debía matarla antes de que eso sucediera.
¿Por qué tu propia madre tuvo que hacerte esto? ¿Por qué entregarte a un destino tan cruel? ¿Y porque tengo que ser yo el que le de fin?.
Esas preguntas invadían la cabeza del extraño oculto en la obscuridad.
La bebé se removió entre las sabanas soltando un pequeño suspiro. Llevo su pequeño pulgar a la comisura de sus labios logrando entrar en un sueño aun mas profundo.
El hombre que la observaba desde un rincón no pudo evitar sonreír ante aquella tierna escena...
Camino acercándose a la cuna dejando ver su rostro. Ya no era un simple extraño, se trataba del Conde Drácula, Rey de los vampiros.
En una de sus manos llevaba una afilada estaca de madera cubierta de runas antigüas. De esta misma chorreaba un poco de sangre ya que había sido usada unos minutos antes.
¿Cómo una bebé pudo ocasionar tantos problemas?, Debía morir para que todo terminara de una vez.
Sostuvo la estaca en alto en dirección al corazón de la bebé. Las manos del Conde temblaban mientras observaba a la niña dormir.
No podía hacerlo...
Solo era un ser inocente que no deseaba nada de lo que le estaba pasando.
Un gran sentimiento de culpa envolvió al hombre. Si lo hacia, se traicionaría a si mismo, pero si no... traicionaría al mundo vampiro.
Su raza era muy importante para el, pero no mas que esa pequeña.
Lo necesitaba. Era lo único que le quedaba en el mundo.
Drácula la tomo entre sus brazos envolviéndola en una cobija de color negra. En esta había un nombre bordado con letras plateadas.
── Ese no es tu nombre, nunca lo fue ── Susurro el hombre con preocupación.
Con un movimiento rápido de mano hizo que aquel bordado desapareciera, dejando en su lugar un pequeño peluche de murciélago.
Sabía perfectamente que la bebé no podía entenderlo, pero deseaba explicarle miles de cosas...
Ya llegara el momento en que nos conozcamos nuevamente.
── Eres una niña preciosa ── murmuro mientras le acariciaba la mejilla a la pequeña que dormía ── Te llamare Edén, como aquel precioso jardín que alguna vez visite.
El vampiro salió volando por la ventana cuidando de la bebé en todo el todo momento.
Se encontraba algo débil herido, pero no le importaba...
Debía ponerla a salvo. Y sabia exactamente con quienes llevarla.
El conocía a esa familia a la perfección, pero ellos no a él. Sin duda lo reconocería gracias a su fama, pero no deseaba que fuera en esas circunstancias.
Aterrizo unas cuadras antes de llegar a aquella casa. Observo con melancolía el rostro de la bebé bajo la luz de la luna.
Con ayudad de un poco de magia apareció una carta que dejo escondida en su cobija.
Camino sigilosamente hacia la puerta de la casa con un nudo en la garganta. Había pasado tanto en una sola noche.
Y ahora, aunque nadie lo supiera... era el mayor traicionero de los vampiros.
── Te prometo que no será la última vez que nos veamos ── Dijo en un tono bajo mientras la besaba en la frente.
Con mucho cuidado la dejo en la entrada de la casa sobre un tapete que decía "Bienvenidos"
Toco la puerta rápidamente para después desaparecer entre las sombras de la noche, aún tenía mucho trabajo que hacer.
La noticia de aquella tragedia no tardaba el darle la vuelta al mundo vampiro. Muchos se alegrarían sin duda... pero otros caerían en la desesperación.
Solo esperaba haber tomado la decisión correcta en dejarla con vida...
── • ꒰ ꕤ⚘ ꒱ ‧₊˚
En una sola noche Edén O'bryan había experimentado tantas emociones.
Su recorrió por el mundo vampiro resultaba excesivo... solo rogaba que terminara.
No deseaba otras pruebas horribles o que su hermana se metiera en mas problemas. Era un imán cuando se trataba de ellos.
Edén seguía molesta con su ella por querer practicar la bilocación con tal de ver a Max...
Era tan estúpidamente innecesario.
Solo necesitaba un poco de Paz. Su cabeza no dejaba de dar vueltas, cometería un crimen de odio en cualquier momento
Al menos, ya las habían sacado de la fría y escalofriante celda.
El emisario del consejo se encargó de escoltarlas hasta su casa anfitriona, junto con la buena noticia de que seria el ultimo lugar en visitar.
Una pareja prestigiosa de vampiros se ofreció a cuidarlas y educarlas. Con ellos aprenderían modales vampíricos.
La morena pensaba que todo aquello era innecesario, ella siempre era educada... Bueno, casi siempre lo intentaba.
Al entrar a la casa no pudieron evitar sorprenderse por lo elegante y gótica que era. Estaba decorada con todo tipo de objetos antiguos y pinturas victorianas.
Era hermosamente lúgubre.
Para Edén resulto fácil asombrarse, nunca había visitado la casa de algún otro vampiro. Claro, vivia en una, pero su estilo de vida era mas humana que vampira.
── Ellos son los Condes de Chicoff ── Los presento el emisario con una sonrisa ── Quedan en muy buenas manos.
Aquella mueca puso nerviosa a Edén, no creía que ese hombre fuera capaz de sonreír.
Los Condes colocaron sus manos en el pecho cruzándolas. Con la ayuda de una pequeña reverencia saludaron a las hermanas.
Edén imito el gesto adecuadamente, estar tanto tiempo encerrada en la celda le dio tiempo para aprendérselo.
Mientras que su hermana Daisy batallo un poco en hacerlo.
Al terminar las presentaciones y dar las indicaciones faltantes, el emisario partió de la casa dejando a las hermanas solas con aquella pareja.
── ¿Cómo se llaman? ── Cuestiono el Conde curiosidad.
El parecía ser más amable que su esposa, incluso le dedico una sonrisa amistosa a las jóvenes. Cosa que Edén agradeció.
El hecho de ser vampiro no te condena a ser hostil.
── Edén O'bryan ── Hablo la castaña ── Ella es mi hermana Daisy.
La condesa observo detenidamente a Edén, sus ojos eran penetrantes aunque también reflejaba confusión y curiosidad.
La morena trago un poco de saliva y desvió la mirada. Esperaba que la mujer no hiciera eso toda la noche.
── ¿Te he visto en algún lado?, tu rostro me parece familiar ── Soltó la condesa sin titubear ── ¿Tu qué piensas querido? ── Miro a su esposo.
── Sí, creo que tiene un parecido con... ── Balbuceo llevando una mano a su barbilla ── Que gran coincidencia ── Finalizo con un toque de gracia.
Edén frunció el ceño ante esas palabras sin entender.
Estaba casada de todo eso, secretos y frases incompletas.
¿Por qué la gente disfrutaba tanto dar información a medias? Era mejor que cerraran la boca.
Rodo los ojos restándole importancia a aquella conversación.
── ¡Primera lección! ── Llamo su atención la mujer ── Es de mala educación revolotear los ojos cuando alguien te está hablando.
La castaña solo asintió formando una sonrisa falsa en su rostro.
Sin duda su tortura no había terminado. Seria todo un reto lidiar con aquella mujer sin sentir la necesidad de arrancarle los ojos.
Daisy aguanto sus ganas de reír, por primera vez en la noche no era a ella a quien estaban regañando.
Las hermanas siguieron al matrimonio en el recorrido por la casa. Terminaron en un elegante comedor, en el cual ya se encontraba la comida servida.
El estómago de Edén rugió al ver el banquete. Con todo lo que habían pasado, se había olvidado por completo de la comida...
Tomo asiento junto a su hermana. Pese a sus emociones negativas, su estomago se encontraba listo para devorar lo que le pusieran enfrente.
Al fin algo bueno...
Ojala su familia estuviera ahí para disfrutar de todo eso juntos. Nunca creyó extrañarlos tanto.
── • ꒰ ꕤ⚘ ꒱ ‧₊˚
A unos cuantos kilometros de donde se encontraban las hermanas, había un par de jóvenes resignados por no poder verlas durante su castigo.
Catalina su madre, les había rechazado una y otra vez su petición de averiguar donde se encontraban.
No dejándoles mas remedio que esperar.
Mientras tanto cada uno inmortalizaba el amor hacia la chicas a su manera. Su cariño no tenia limites cuando se trataba de las O'bryan.
Mirco se encontraba tocando su guitarra mientras tarareaba una melodía, al mismo tiempo que Lamont apuntaba en su libreta distintos versos románticos.
── ¿Qué están haciendo? ── Cuestiono su hermanita Julieta entrando a la sala.
── Componiendo una canción para Daisy ── Hablo Mirco con entusiasmo ── Mi corazón solo le pertenece a ella.
── Yo trataba de escribir un poema ── Dijo Lamont no tan convencido ── No creo que sea el tipo de chica a la que le gusten estas cosas...
Lamentablemente tenia razón, pero muchas veces no lograba expresar sus sentimientos con palabras.
La poesía era su verdadero escape y su mejor arma de comunicación.
── Es el tipo de chica que tomaría el poema para aventártelo en la cara ── Se burlo Julieta ── Deberían rendirse.
La pelinegra había convivido poco con Edén, pero le agradaba. A pesar de romperte el corazón a su hermano no parecia ser mala persona.
── El tatuaje que ambas tienen en su cuello ── Balbuceo Mirco mirando a su hermanita ── Esa marca es al prueba de que estamos destinados.
Lamont sonrió de lado al recordarlo. La primera vez que vio el hipnotizarte cuello de Edén logro visualizar el tatuaje... La profecía era real.
El solía ser muy escéptico, pero empezaba a creer en el destino
De repente, su madre entro a la habitación interrumpiendo la convivencia armoniosa de los hermanos.
¿Por qué debía tener el poder de leer los pensamientos? Eran tan frustrante y desgastante.
── ¡Ni se les ocurra mocosos malcriados! ── Se altero su madre el enterarse de lo que estaban haciendo ── ¡No desperdicien su talento en ellas!
Su paz había sido interrumpida y con ella su inspiración.
── ¡Ya mamá! ── Gritaron ambos chicos al mismo tiempo.
Era raro que Mont le hablara de esa forma a su madre, el solía ser el mas comprensivo con su histeria, y el mas apegado a ella...
Pero su actitud reciente no ayudaba en nada a su relación... de hecho la estaba deteriorando.
Julieta solo soltó un suspiro mientras presenciaba la discusión.
── Aunque el sol brille y aunque la luz exista, tu no la veras mas porque no tendrás mas vista ── Recito Mirco provocándole ceguera a su madre.
── ¡Eres un atrevido! Te ganaste una cachetada ── Bufo Catalina molesta mientras se acercaba a su hijo.
Debido a la falta de vista sus movimientos fueron lentos, dándole tiempo al joven para moverse de sitio.
── Mamá, por ahora estoy de lado de Mirco, tu te lo ganaste ── Hablo Mont con un tono agotado.
── ¡¿Tu también?! ── Se quejo Catalina ── ¡Devuélveme la vista es una orden! ── Grito enojada mientras trataba de desplazarse.
── Es que no nos dejas pensar tranquilos, todo el día estas leyendo nuestros pensamientos ── Replico el menor.
Se acerco a su madre para tomarla del brazo y ayudarla a moverse. No le gustaba verla así, pero no tenían remedio.
── Es antidemocrático que no dejes ni siquiera pensar a tus propios hijos ── Se quejo Julieta cruzándose de brazos.
Lamont llevo a su madre hasta un sillón para que pudiera sentarse. Tomo su mano para calmarla pero esta la soltó de inmediato.
── Esto solo demuestra el Monstruo en el que se están convirtiendo, es por querer a un O'bryan ── Acuso Catalina ── A mi me destruyeron la vida, y a ustedes les va a pasar lo mismo.
Los hermanos se miraron entre si.
No creían anda de lo que decía su madre, solía ser extremadamente exagerada.
Era capaz de inventar cualquier cosa para separarlos de su obsesión por las hermanas, pero nada estaba funcionando.
── Estoy decepcionada de ti Lamont... ── Susurro por ultimo Catalina en tono de reproche.
El joven solo agacho la cabeza con tristeza... Aquellas palabras le dolieron mas de lo que deseaba admitir.
── • ꒰ ꕤ⚘ ꒱ ‧₊˚
A diferencia del mundo vampiro, el mundo mortal se encontraba en calma total. Los mortales dormían plácidamente olvidando por completo cualquier preocupación.
Cosa que desconocían los vampiros locales.
La noche se lleno con rapidez de preguntas sin respuestas y de una fuerte angustia proveniente de una pareja de padres vampiros.
── Mi amor ── Llamo Ana acercándose a su esposo.
En sus manos llevaba una carta algo vieja y desgastada. La dejo sobre la mesa mientras tomaba asiendo junto a Ulises.
El hombre no pudo evitar verla con terror.
Una parte de el siempre odio esa carta... le recordaba que su hija Edén, realmente no era suya.
── No puedo estar tranquila pensando en las niñas ── Hablo nuevamente tomando la mano del hombre ── También en nuestra conversación...
Ulises volteo a verla con una sonrisa cálida dándole un ligero apretón a su mano.
── No estuvo bien lo que dije, adoro a nuestra hija y no me arrepiento de que sea vampira ── Dijo sinceramente mirando a su esposa ── El miedo y la incertidumbre se apodero de mi.
── Después de tantos años de ser vampira, me gusta pensar que las cosas pasan por algo ── Comento Ana con un tono calmado ── Estaba destinada a convertirse, prefiero no indagar y terminar descubriendo algo que pueda dañarla.
── Ella no debe saberlo ── Concluyo Ulises.
No les gustaba ocultarle secretos a sus hijos, en especial a Edén. Pero debían hacerlo, era por el bien de su pequeña.
Sabían que podría ser muy terca y no descansaría hasta obtener todas las respuestas que necesita... pero si tenían el poder de posponer eso mucho tiempo, lo harían.
── Yo me encargare de destruir esto ── Dijo Ulises tomando la carta para guardarla en su bolsillo ── Por favor, tranquilízate un poco.
El hombre le regalo a su esposa una sonrisa sincera.
── No hay nada tranquilizador en ser la madre de dos adolescentes ── Agrego Ana ── Que mala suerte tuvimos en que nuestras dos hijas se quedaran detenidas a esa edad.
De pronto la pareja cayo en cuenta que la carta seria el menor de sus problemas.
Siempre vivirían preocupados por la vida de sus hijas, los peligros, escuela, novios...
── Estamos condenados a ser eternamente padre de dos adolescentes ── Dijo la mujer con un tono de culpa.
Ulises se retiro los lentes para tallar sus ojos con mas libertad. Aquellas palabras le generaron un hueco en el corazón.
Estaba seguro de que seria el primer vampiro en morir de estrés.
Sus preciadas hijas serian adolescentes eternas y no había nada para evitarlo.
── • ꒰ ꕤ⚘ ꒱ ‧₊˚
Tras terminar la deliciosa cena y la lección de modales que esta incluía. Las hermanas O'bryan fueron escoltadas hasta su habitación.
Gracias a las reglas del castigo, debían compartir cuarto para poder monitorearlas mas fácilmente.
Bueno, no era lo peor que les había pasado aquella noche.
Cuando finalmente estuvieron solas Edén se tumbo en un silloncito y se quito los zapatos.
Por Drácula como amaba no tenerlos puestos.
En ocasiones cuando se encontraba de esa forma en la sala de su casa, su padre se sentaba junto y tomaba sus pequeños pies para poder masajearlos.
Eso le ayudaba a calmarse... a sentirse segura. Con una de sus manos comenzó a frotar sus pies con movimientos circulares.
Para su desgracia, aquel descanso le duro poco ya que cierta pelirroja salió del armario haciendo un escandalo.
Daisy soltó un grito pero fue silenciada rápidamente por Zaira.
Edén por su parte de deslizo por el sillón hasta caer al suelo.
Que alguien me encaje una estaca por favor...
── Es hora de practicar la Bilocación ── Susurro la joven.
── Sigo creyendo que es una estúpida idea, tu eres estúpida ── Se quejo Edén mirando a su hermana.
Daisy ignoro su comentario mientras le prestaba atención a Zaira. Estaba dispuesta a correr el riesgo con tal de estar con Max.
── El ejercicio consiste en que vas a pensar, en crear otro cuerpo, concéntrate.... ── Murmuro dando vueltas por la habitación.
Edén se quedo observando como su hermana seguía a la pelirroja en todo lo que decía.
Repitió las indicaciones una, otra y otra vez.
Daisy solía ser un poco lenta para captar las cosas.
La morena negó con la cabeza al mismo tiempo que se metía a uno de los ataúdes para descansar. No deseaba presenciar el desastre que estaba por suceder.
Por que si, sabia que eso iba a terminar mal.
La castaña logro relajarse tanto que olvido por completo el paso del tiempo, dejo de prestar atención a el ruido y murmullos por parte de su hermana y Zaira.
Eran una amenaza para la tranquilidad.
Un grito por parte de Daisy la alerto de inmediato. Al regresar de nuevo a la realidad se percato de que habían pasado horas.
── ¿Qué sucede? ── Cuestiono un poco alterada saliendo del ataúd.
── No lo se, creo que lo logre... se siente muy extraño ── Hablo Daisy mirando sus manos con confusión.
La morena se acerco a su hermana examinándola con la vista, para ella nada había cambiado, se veía igual que siempre.
── No puede ser cierto ── Expreso Edén incrédula ── ¿Enserio funciono? ── Arrugo la frente.
── Escucho a alguien dentro de mi cabeza, es como si estuviera en mi habitación al mismo tiempo ── Balbuceo sorprendida.
── ¡Que fabuloso! ── Aplaudió Zaira con felicidad.
Dio un brinco de alegría. La bilocación había funcionado realmente.
Una Daisy se encontraba en el mundo mortal al mismo tiempo que la original estaba en el mundo vampiro.
Bueno, era difícil saber cual era la original ya que actuaban igual, pensaban igual y hablaban igual.
── Que bueno que tu quisiste hacerlo, ya suficiente tengo con tener una tu ── Bromeo Daisy viendo a Edén ── Ahora puedo cumplir el castigo y estar con Max al mismo tiempo.
── No confió en esto, es muy bueno para ser cierto ── Se quejo nuevamente.
── ¡Que pesimista! ── Chillo Daisy.
Aun con la negatividad de su hermana, su felicidad no se vería opacada. Moría de ganas por hacer su vida normal en la superficie.
Pero esa no era la única buena noticia. Debido al buen comportamiento durante la cena... las hermanas tuvieron permiso de salir a explorar el mundo vampiro por su cuenta.
Salieron volando de la casa dispuestas a recorrer las calles vampiras.
Daisy estaba mas que feliz, tanto que comenzaba a irritar a Edén.
No dejaba de hablar con ella misma, ya que la otra Daisy le respondía.
Eran tan confuso, cualquiera pensaría que estaba loca.
── Todo es tan gótico, el mundo vampiro no es tan desagradable ── Dijo Edén mientras observaba las calles junto a su hermana.
── Cuando te acostumbras le encuentras el encanto ── Hablo una voz masculina detrás de ella.
── ¿Lamont? ── Susurro Edén viéndolo con sorpresa.
Gracias a su ultimo encuentro desastroso, ella no pensaba que aquel apuesto joven deseara hablarle de nuevo.
── ¿Mirco? ── Cuestiono Daisy al ver a un segundo joven salir de entre las sombras.
Debía reconocer que ellos eran muy perseverantes...
── Nos enteramos que las dejaron libres por buen comportamiento ── Menciono Mont con una pequeña sonrisa.
Mirco se fue acercando poco a poco a Daisy con intenciones de confesarle nuevamente su amor... Lamont por su parte trataba de apartarse para darles mas privacidad.
La morena hizo lo mismo, tantos sentimientos le causaban nauseas.
── Me enteré que le aventaste una silla a Zaira ── Soltó el joven acompañado de una risa ── Que valiente el enfrentarte a una vampiresa mas experimentada.
Edén desvió la mirada con vergüenza.
Ella solía ser mas racional y el que la gente se enterara de su ataque de ira no la ayudaba.
── Ya lo solucionamos ── Agrego con simpleza.
De pronto, al mismo tiempo que Mirco se acerco para darle un beso a Daisy, un fuerte relámpago retumbo en el cielo llamando la atención de todos.
── Que extraño... ── Murmuro Mont frunciendo el ceño.
── ¿Daisy? ── Pregunto Edén volteando a todos lados.
No había rastro de su hermana por ningún lugar, en cambio un humo de color negro se hizo presente.
Había desapareció a simple vista, alterando a Edén y a los hermanos Vladimoff. Seguramente trataba de librarse de ese beso.
── ¡Daisy ¿Dónde estas?! ── Cuestiono la morena al aire ── ¡Esto no es divertido!
Recodaba que el poder de su hermana era volverse invisible... la odiaría de por vida si aquello se tratara de una broma.
Los tres recorrieron las calles del mundo vampiro gritando su nombre y preguntando a todos los que pasaban si la habían visto.
No obtuvieron ninguna pista..
── No creo que esto sea una broma ── Menciono Lamont mirando con preocupación a la chica.
Por Drácula, tantas veces que había deseado que su hermana desapareciera y la dejara en paz.
Ahora que finalmente sucedió no podia evitar sentirse terrible.
Daisy se había ido y Edén no dejaba de culparse por eso.
──────── AUTHOR'S NOTE 🦇
Buenas! Espero les haya gustado el capítulo, no se olviden de votar y dejarme un comentario.... los estaré leyendo.
Presiento que van a amar al Dracula de este fanfic, tendrá mas desarrollo de personaje que en la serie.
Dense una vuelta por mi cuenta de tiktok!! Y síganme. ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top