❪ 𝟭.𝟬𝟲 ❫ 𝖭𝗎𝗆𝖻𝖾𝗋 𝖿𝗈𝗎𝗋𝗍𝖾𝖾𝗇. 𝖠 𝖽𝗋𝗎𝗇𝗄 𝖺𝗇𝖽 𝖼𝗁𝖺𝗇𝗀𝖾𝗌 𝗁𝗂𝗌 𝗆𝗂𝗇𝖽.
Volumen Uno
APOCALYPSE SUITE
Capítulo 𝟏.𝟎𝟔
━━━━━━━━① ①━━━━━━━━
Number fourteen. A drunk and changes his mind
☂︎
Número catorce. Un borracho y cambios de opiniones
━━━ UNA VEZ QUE LISA FUE CURADA y limpiada nuevamente, Pogo la condujo por varios tramos de escaleras hasta el nivel lleno de habitaciones de invitados.
El que había elegido esta vez era diferente al anterior, o eso pensaba ella. Todas las habitaciones de invitados se veían exactamente iguales, con paredes blancas y muebles blancos a juego, incluso la ropa de cama era completamente blanca.
Las habitaciones le recordaban a las de los hoteles y su imagen de estar increíblemente limpias. Entró y se detuvo al lado de la cama, volviéndose para ver a Pogo en la puerta. De repente, fue increíblemente consciente de que una vez más no tenía camisa, su sostén negro era completamente visible.
─Debería ir a buscar mi camisa─ Dijo dando un paso hacia la puerta, solo para que Pogo colocara una mano firme en el pomo de la puerta.
─Se lavará y doblará en su cama cuando se despierte─
Lisa frunció los labios ─Puedo ir a lavarla yo misma, está bien─
─Ha sido de gran ayuda con nuestro atribulado Sr. Cinco, señorita Lisa─ Dio un paso fuera de la habitación ─Esta es la forma más pequeña de darte las gracias─
No tuvo tiempo de decirle que no había sido de gran ayuda, y la puerta se cerró detrás de él en un instante.
Con vacilación, Lisa se subió a la suave cama y se estremeció bajo las sábanas blancas. Tan pronto como su cabeza golpeó la almohada, salió.
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Era mediodía cuando se despertó y el sol se filtraba a través de las finas cortinas blancas que colgaban de las ventanas.
Se sentó, encogiéndose por el eco del dolor en su hombro. ¿Quién diría que una herida de bala dolería tanto?
Sus ojos aterrizaron en un cuadrado gris que yacía doblado en el borde de la cama, un cuadrado rosa brillante en la parte superior. Ella quejó tirando las mantas hacia atrás y agarró la tela, era su camisa de la otra noche.
En ella se encontraba una nota adhesiva rosa en el centro de la camisa doblada, con tinta negra que garabateaba.
- Para número 14 -
Lo que hizo que Lisa quejara y resopló al arrancarlo, lo aplastó en una bola y lo arrojó sobre la cama. Se puso la camisa, el olor era más fresco que cualquier cosa que hubiera usado.
La niña se dirigió a la puerta cuando la bola de papel color rosa brillante volvió a llamar su atención, frunció el ceño y la cogió y se la metió en el bolsillo.
Lisa abrió la puerta y salió al pasillo, el laberinto de puertas y formas de girar la confundía constantemente.
─¿Sigues aquí?─
─Diego─ Ella le sonrió ─Si sigo aquí, muchas gracias─
Él la miró con cansancio cuando Luther llegó pisando fuerte por el pasillo detrás de él.
─Oh, hola Lisa─ Él le asintió con la cabeza.
Estaba increíblemente sorprendida de que las personas de esta casa recordaran su nombre.
─Hola─ Ella respondió ─Esperen, ¿Han visto a Cinco?─
Diego resopló ─Lo estamos buscando─
Ella frunció el ceño, ambos hombres la miraban, esperando que respondiera.
─¿Puedo ayudar?─ Les pregunto Lisa.
─No─ Diego dijo mientras se alejaba por el pasillo.
Luther suspiró a su lado ─Él siempre es así─ Él dijo ─Nunca te acostumbras─
Él comenzó a caminar mientras ella se quedaba atrás, viéndolos irse a ambos.
Luther se detuvo al final del pasillo y miró hacia atrás, arqueando las cejas ─¿Vienes?─
Lisa sonrió mientras ella asentía con la cabeza, corriendo tras él. Ella siguió a Luther, confiando en que él sabía lo que estaba haciendo.
Fue agradable, pensó mientras alcanzaban a Diego, que Luther estuviera dispuesto a que ella los ayudara.
No parecía desconcertado al verla de nuevo, en un lugar al que no pertenecía.
En cambio, la estaba incluyendo en una de sus aventuras. Sin embargo, no sabía si era por amabilidad o por el deseo de molestar a su hermano.
De cualquier manera, estaba encantada de ayudar.
Mientras pasaban por la sala de estar, los sofás y Lisa preguntó que ningún otro mueble aún estaba empapado de agujeros de bala. Todavía no podía creer que esas personas hubieran venido aquí, dispuestas a disparar cualquier cosa si eso significaba que habían encontrado lo que buscaban.
Pero, ¿Qué estaban buscando? Tenía que ir más allá del Número Cinco, tenía que ser más profundo que eso.
─¿Lisa?─
Lisa parpadeó, sus ojos se enfocaron en Luther y el sol brillante detrás de él. No se había dado cuenta de que salieron, estaba tan perdida en su propio pequeño mundo.
─¿Yah?─
Diego puso los ojos en blanco pero Luther habló por él ─¿Está la camioneta donde estaban cuando Klaus y yo los encontramos?─
Ella asintió con la cabeza ─Sí─
Las pistas reuniéndose en su cabeza, ¿Cómo podía ser tan estúpida?
─Debe haber indicios de adónde fue. ¿No te dijo nada?─ Diego preguntó mientras caminaban por una calle muy transitada, casi viendo a ambos hermanos ser atropellados por un auto.
El auto tocó la bocina pero ninguno de ellos dio una señal de que se dieron cuenta, todos estaban concentrados en la tarea que tenían frente a ellos.
Ella chasqueó la lengua ─Realmente no dijo mucho sobre su gran plan─ Ella les dijo con sinceridad ─Sólo pedazos y pedazos, pero nada concreto, si es que puedo llamarlos así. Tuve que cavar para conseguirlos─
─No me sorprende─ El hombretón suspiró, la miró desde atrás y le lanzó una mirada de disculpa ─Cinco siempre ha sido así─
─El verdadero milagro es que te mantuvo
cerca tanto tiempo como lo hizo─ Diego
tosió ─Realmente debe necesitarte para algo─
Lisa frunció el ceño, ¿Por qué todos asumieron que solo la estaba usando? Se lo dijo a su cara varias veces, pero Lisa decidió ignorar sus declaraciones contundentes.
─O tal vez simplemente le gusta mi compañía─
─No suena como Cinco─
─¡Oye! Vamos. Quiero decir que soy como él, supongo. ¡Dejé de envejecer a los dieciséis! Entiendo esa parte de lo que está pasando─
Luther se detuvo de repente, lo que provocó que Lisa chocara contra él. Ella gruñó tropezando hacia atrás, tratando de ver bien por qué se detuvo. Resulta que era solo una máquina de paso cruzado parpadeando con una mano roja hacia ellos. Diego lideraba al pequeño grupo, mientras que Luther evitaba las miradas de los peatones mientras Lisa se empujaba entre ambos hombres.
La diferencia de altura era ridícula que ella notó, tuvo que mirar a los dos solo para decir algo o parecían no haberla escuchado. La máquina pasó de una mano roja a la imagen de una persona caminando, todos cruzaron la calle y tomaron un callejón.
─¿Dónde lo conociste, a Cinco?─ Preguntó Diego luego de una larga caminata de enojado silencio de cada uno de los hermanos.
─Lo conocí a Griddy's Donuts─
El hombre la miró con curiosidad ─¿Qué estaban haciendo ustedes dos allí?─
Lisa se encogió de hombros ─El estaba tomando un café y yo estaba tratando de robar el lugar─
Miró hacia arriba para ver a Luther soltar una risa tranquila ─¿Estabas planeando robar una tienda de donas?─
─Sí.─
La pequeña sonrisa se desvaneció de sus labios y fue reemplazada por un ceño fruncido ─¿Hablas en serio?─
Lisa frunció los labios ─¿No?─
─Estamos cerca─ La voz de Diego intervino, bloqueando cualquier respuesta de Luther.
El trío caminó penosamente por otro callejón antes de salir de las sombras a Main Street. El edificio Meritech apareció a la vista y con eso, también lo hizo la camioneta.
Luther y Diego corrieron hacia él, pero el hombre más grande llegó primero y comenzó a tirar de la manija de la puerta del pasajero. Diego caminó hacia el otro lado de él y dijo algo que ella no pudo oír, pero sacó un artículo de su bolsillo y se arrodilló para quedar al nivel de los ojos de la puerta.
─¿Qué tipo de pistas esperas encontrar
allí?─ Preguntó quedándose un poco atrás,
no queriendo interponerse en el camino.
Diego abrió la puerta y ambos, él y Luther, intentaron entrar. Compartieron una mirada y luego lo intentaron de nuevo, pero ambos fracasaron.
─Soy el uno─ Luther refunfuñó, haciendo que Diego suspirara y se moviera hacia la puerta trasera.
La abrió y se inclinó, buscando instantáneamente entre los papeles.
Lisa no se había dado cuenta de la cantidad de papeles y archivos que Cinco había metido en la camioneta, simplemente asumió que su amiga maniquí era lo único que guardaba en la bolsa verde.
Caminó hasta la camioneta y se apoyó en
ella, cruzando los brazos ─¿Encontraste
algo?─ Preguntó ella
Diego la ignoró, pero Luther detuvo lo que estaba haciendo y se puso de pie, mirándola.
─Hablando de encontrar. ¿Cómo es que nuestro papá nunca te encontró?─
─¿No es obvio?. Su poder lo dice todo─Diego intervino ─Así es como, ¿verdad?─
─No descubrí mi poder hasta los veinticinco años─
─Quizás no busco o miró lo suficiente─
Diego se encogió de hombros y arrojó un montón de papeles a un lado. Lisa observó mientras él hojeaba otras cosas, ella se movió sobre sus pies.
─Pogo dijo que mi nombre estaba en una lista o algo así. Así que sabía mi nombre y quién sabe qué más─ Les dijo, recordando el papel arrugado en su bolsillo. Lo sacó mirando la escritura desordenada ─Aparentemente yo habría sido la número 14─
─¿Qué?─ Luther preguntó, arrebatándole la nota adhesiva ─¿De dónde sacaste esto?─
─Estaba doblada en mi ropa esta mañana. Pogo dijo que la lavaría y me la daría─
Diego salió de la camioneta con un libro en la mano ─Sé dónde puede estar Cinco─
─La última vez que lo vi, estaba siguiendo a un trabajador farmacéutico─ Lisa asintió con la cabeza ─O acechaba, ese es el término correcto─
Ambos hombres solo la miraron antes de salir corriendo por la calle, ella echó a correr para alcanzarlos.
─¿A dónde vamos?─ Ella les pregunto.
─A la biblioteca─ Diego gritó en respuesta ─Está a la vuelta de la esquina─
Lisa los siguió, corriendo detrás mientras giraban y daban vueltas.
La biblioteca era otro lugar en el que nunca había estado, y estaba un poco avergonzada de decir tal cosa. Doblaron otra esquina y un gran edificio se elevó por encima de ellos, era de forma circular.
Los tres se apresuraron a entrar y ella no pudo evitar sorprenderse. El lugar era enorme y el olor a papel y tinta la abrumaba.
Un grupo de empleados pasó ─Voy a llamar a seguridad─ Uno le susurró al resto, Lisa miró para ver si Luther o Diego habían escuchado ese comentario, pero ninguno de los dos parecía estar escuchando.
─¿Donde empezamos?─ Preguntó Luther, mirando entre Diego y Lisa.
─Empezaré desde arriba─ Ella les dijo mientras caminaban hacia el elevado ─¿Nos vemos aquí abajo si encontramos algo?─
Nunca escuchó su respuesta cuando subió al ascensor y apretó el botón hasta que las puertas se cerraron.
Hizo clic en el número más alto y esperó pacientemente, la suave música del ascensor llenó sus oídos. La puerta se abrió con un tintineo y salió, preguntándose qué camino tomar. Cada piso no parecía demasiado grande, por lo que giró a la izquierda, deteniéndose en cuanto giró en la esquina.
Cinco estaba tirado en el suelo en un rincón, Delores lo envolvía y tenía una botella de alcohol en la mano, una vacía a su lado.
─Ay Dios mío─ Murmuró apresurándose, él la miró con los ojos medio cerrados.
─¡Lisa!─ Él vitoreó ─¡Me encontraste!─
Ella se arrodilló a su lado y trató de quitarle la botella de las manos, pero él se la quitó de un tirón y tomó otro trago.
─Oye, oye, Cinco─ Dijo suavemente, tratando de llamar su atención ─Diego y Luther están aquí buscándote─
─¿Cuál es el punto de?─ Cinco cuestiono levantando la botella ─¿Cuándo ni siquiera puedo detener el apocalipsis?─
Él tosió y ella olió su aliento, resopló agitando la mano frente a su cara.
─Esto no puede ser bueno para tu cuerpo─ Ella le dijo y agarró la botella que tenía en la mano.
Él se rió y sacó de su agarre la botella, Delores se deslizó a su lado y agarró a Lisa.
Lisa gritó mientras la dejaba caer contra él, un brazo envolviéndola con fuerza
─Ok, eso es suficiente─ Ella murmuró golpeando su brazo ─Tenemos que llevarte de regreso a tu casa─
─No quiero volver─ Hipo.
Resopló tratando de liberarse, ya que el golpe en el brazo estaba demostrando que no funcionaba.
─Oh, y a propósito─ Ella apretó los dientes ─Tu casa fue atacada por las mismas personas que nos atacaron en la tienda─
─¿Hazel y Cha-Cha?─
Lisa dejó de luchar, volvió la cabeza y lo miró fijamente ─¿OMS?─
Él encontró su mirada ─Hazel y Cha-Cha─
─¿Sabes quién está detrás de ti?─
─¡Mmmm-hm!─ Se encogió de hombros ─¿Qué puedes hacer?─
Lisa frunció el ceño, sabía que estaba borracho pero el repentino cambio de actitud la estaba incomodando.
Ella agarró su mano y se liberó de su agarre, fue a levantarse cuando una mano agarró su camiseta y tiró de ella hacia abajo.
─Oye─ Se quejó abrazándola de nuevo ─¡Pensé que éramos amigos!─
─Estás increíblemente borracho─ Ella le dijo, una vez más recurriendo a golpearle el brazo.
Escuchó pasos pesados y miró hacia arriba para ver a Diego y Luther mirándolos.
─¿Esta?─ Luther cuestionó mientras una sonrisa crecía en el rostro de los otros hermanos.
─Ebrio como cosaco─ Diego terminó.
Sus ojos se posaron en ella y ella frunció los labios, ahora aparentemente Cinco había decidido dejar de hablar.
─Lo encontré─ Ella se rió moviéndose una vez más, pero solo logro que el agarre se apretara más ─Por el amor de Dios─ Ella siseó mirando a su hermano ─Alguien que me ayude─
La boca de Luther formó una 'o' y asintió, apresurándose hacia adelante.
Cogió a Cinco como un niño pequeño y lo apretó contra su pecho, todavía agarraba la botella medio vacía.
─¡Esperen!─ Lisa llamó mientras se levantaba y fue a levantar a Delores del piso y la colocó con Cinco, lo agarró del brazo y lo envolvió alrededor del maniquí ─Ahí─ Ella dijo ─Ahora si podemos irnos─
Se ganó algunas miradas más extrañas de todos antes de que se dirigieran al ascensor, con Luther llevando a un Cinco muy borracho en sus brazos.
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El sol se había puesto cuando salieron de la biblioteca, pero no parecía que estuvieran fuera tanto tiempo. El día parecía haber pasado y Lisa ni siquiera sabía qué hora era. Luther mantuvo el ritmo, incluso con un Cinco borracho en sus brazos.
Diego y Lisa se pararon a cada lado de él, tratando de evitar la línea de fuego si Cinco alguna vez decidía inclinarse y vomitar.
Estaban lejos de la biblioteca y supuso que uno de los empleados ya habría descartado la botella de licor vacía.
Cinco seguía murmurando sobre cosas raras mientras acunaba la otra botella contra su pecho, dejando escapar suaves eructos.
─No podemos volver a la casa. No es
segura─ Luther suspiró, tratando de evitar respirar el aire que escapaba de los pulmones de Cinco ─Esos psicópatas podrían volver de nuevo─
─El gimnasio esta cerca, nadie lo buscará ahí─
Diego sacó un cuchillo de su camisa y comenzó a juguetear con él. Cinco soltó un fuerte eructo y luego se rió, Lisa trató de no reír.
Luther se encogió ─Si me vomitas encima...─
─¿Sabes qué es lo gracioso?─ Cinco se rió de nuevo ─¡Aah! Estoy atravesando la pubertad. Otra vez─
Luther resopló mirando a su hermano, pero Cinco lo venció en la carrera para decir algo a continuación.
El niño negó con la cabeza, un hipo escapó de sus labios ─Me tome hasta la última gota, eso es lo que haces cuando el mundo que amas se va al diablo─ Hizo una pausa y luego levantó las manos, extendiendo los dedos en una forma explosiva ─Puf, adiós─ Dijo para cambiar de tema ─¿De qué estaban hablando?─
─Dos enmascarados atacaron la Academia anoche─ Contesto Luther.
─Te buscaban a ti, así que concéntrate, ¿Qué quieren?─ Le dijo Diego sin mirarlo.
─Hazel y Cha-Cha─ Él respondió ─Son los mejores─
─¿OMS?─
─Sacándome a mí, claro─ Cinco continuaron.
─¿Mejores en qué?─
─Sabes, ella siempre odió cuando bebía. Decía que me ponía gruñón─
─¡Hey!─ Diego escupió ─¡Necesito que te concentres! ¿Qué es lo que quieren esos Hazel y Cha-Cha?...queremos protegerte─
─¿Protegerme?─ Cinco se burlaron ─No necesito protección Diego. ¿Sabes a cuántas personas mate? no...─
─Cinco─ Comenzó Lisa, pero él la interrumpió, otro hipo abandonó sus labios.
─¡Soy el maldito cuarto!─ Él se rió ─Y ya viene el apocalipsis─ Con eso, Cinco inclinó la cabeza hacia un lado y vomitó junto a ella.
─Eso es suficiente─ Ella refunfuñó deteniendo a Luther ─Bájalo─
─¿Qué?─
─Si quieres que se concentre, bájalo─ Ella
espetó ─Si ni siquiera puede concentrarse en caminar, ¿Cómo si se concentra en derramar los malditos detalles de este plan suyo?─
Luther hizo una pausa, pero cuando miró a Diego, el otro hermano se encogió de hombros.
Cinco cayeron al suelo, Delores cayó con él pero aún se las arregló para agarrar esa maldita botella.
─Dame la botella, Cinco─
─No─
Lisa puso los ojos en blanco y agarró su mano mientras él se alejaba, su mano se aferró a su muñeca y supo que estaba demasiado borracho para intentar cualquier cosa.
En cambio, fue a agarrarla por el hombro pero ella fue más rápida.
Lisa pellizcó su cuello y enganchó su pierna alrededor de la de él y lo tiró al suelo. La botella se estrelló contra el cemento junto a él y se quejó sujetándose el estómago.
─¿Qué demonios estás haciendo?─ Luther cuestionó, aunque no parecía tan enojado como ella pensó que estaría o incluso trató de detenerla.
Diego parecía divertido ─Poniéndolo en su lugar─ Ella se encogió de hombros
levantándolo ─A pesar de que no está en el estado mental correcto─
─Estoy bien─ Cinco refunfuñó equilibrándose, miró a Delores, que ahora estaba agarrada por las manos de Luther ─Solo vámonos─
Lisa vio como Luther y Diego despegaron, y también Cinco, pero fue más lento y parecía cojear.
Ella frunció los labios, pero corrió a su lado y envolvió su brazo alrededor de su hombro para que pudiera caminar correctamente.
─Aquí─ Murmuró, esperando que él se negara, pero no lo hizo.
Usó su peso para favorecer una de sus piernas y se inclinó hacia su costado.
─Sigues siendo un idiota, ¿sabes?─ Dijo ella.
─Finalmente te estás defendiendo─ Comento el.
Ella puso los ojos en blanco ─Y les darás respuestas a todos cuando lleguemos a la casa de tu hermano─
Su mirada habitual estaba de vuelta cuando le disparó ─Debería haberte dejado sangrar esa noche─ Dijo el.
─Debería haberte dejado revolcándote en esa biblioteca de mierda─ Dijo ella mientras se encogió de hombros.
─¿Tu hombro está bien?─ Cuestionó el.
─¿Qué? ¿Después de que me estrellaras contra una pared de cemento?─ Dijo irónicamente mientras una risa escapó de sus labios ─Sí, estoy bien. Pogo me curó─
Cinco asintió lentamente, todavía agarrándose el estómago revuelto ─Lamento haberte dejado─
Sus cejas se arquearon ─¿Dos disculpas viniendo de Número Cinco? Rompí un récord─
Él se quejó ─Vete a la mierda, Rhee─
─¿Qué?─
─¿Hm?─
Lisa frunció el ceño ─No recuerdo haberte dado mi apellido─
─Tengo fuentes─ Él sonrió y ella no pudo evitar la pequeña sonrisa que apareció en su propio rostro ─Y no, no voy a revelar esos secretos─
─Tienes muchos secretos─
La miró con una expresión sombría en el rostro. La sonrisa desapareció de él y la de ella también, y fue entonces cuando supo que él no había estado mintiendo sobre todo el asunto del fin de los días. El miedo y el dolor enterrados en sus ojos eran visibles con la oscuridad cada vez mayor, no pudo evitar que una chispa de miedo se encendiera dentro de ella.
Sus ojos azules se clavaron en los verdes de ella y suspiró ─Eso es lo que me ha mantenido con vida─
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Fue un paseo largo hasta la casa de Diego, más de lo que él dijo, ella se resistía a tener a Cinco apoyado contra ella.
El chico estaba medio dormido y estaba apoyando casi todo su peso sobre ella, tuvo que detenerse y recurrir a envolver sus brazos alrededor de su torso para sostenerlo hasta que Luther se detuvo y se dio cuenta.
Se acercó y recogió a su hermano de nuevo y continuaron, solo tardaron otros diez minutos más o menos en llegar a un pequeño lugar de boxeo. Se quedó paralizada fuera del pequeño edificio deteriorado, realmente no quería entrar allí. Este fue uno de los lugares en los que logró colarse cuando pasó su primer año sin hogar. El anciano siempre parecía encontrarla después de un tiempo y perseguirla, gritándole que fuera a buscar un trabajo. Pero ella lo había intentado y nunca funcionó. Nadie quería contratar a una chica de quince años y ella nunca tuvo ganas de explicarse, porque nadie le creyó.
─¿No vienes?─ Dijo un Diego.
Ella respiró hondo, siguiéndolos. Se quedó cerca de Luther, tratando de esconderse detrás de su gran cuerpo. Se apresuraron a pasar por el área principal y doblaron por un pasillo estrecho, ella la siguió hasta que Diego se detuvo en una habitación etiquetada como 'Sala de Calderas' y abrió la puerta.
La habitación era grande y claramente no bromeaba cuando dijo que vivía allí. Luther bajó los escalones y colocó suavemente a Cinco en la cama, el chico se acurrucó y exhaló ruidosamente, con los ojos completamente cerrados ahora.
─Míralo si no supiera que es tan cabron─ Diego hizo una pausa mirándolo ─Diría que se ve adorable cuando duerme─
Lisa no estuvo en desacuerdo cuando se acercó a los dos hombres y miró a la figura dormida, él se veía terriblemente en paz. 'eventualmente'.
─Descuida, pronto se pondrá sobrio y volverá a su desagradable estado natural─ Comento Luther agitó una mano mientras se alejaba de la cama.
Lisa se volvió y vio como ambos hermanos deambulaban, encontrando algo para mantener su interés.
─¿Siempre ha sido así?─
─¿Así cómo?─ Ambos cuestionaron.
Ella puso los ojos en blanco ─Saben a qué me refiero─
Ambos guardaron silencio pero luego compartieron otra mirada, ella se preguntó si estarían pensando lo mismo.
Ella pensó que él siempre había sido sarcástico y engreído, pero creía que su tiempo fuera lo aislaba oficialmente de emocionarse como una persona normal.
─Bien más sin embargo, es muy motivado─ Ella dijo ─Sobre todo con este asunto del apocalipsis─
─Sí, bueno─
Hubo un golpe en la puerta, interrumpiendo y todos se volvieron mirándola, como si la persona que estaba al otro lado se revelara de alguna manera.
Los atacantes que Cinco había llamado Hazel y Cha-Cha los habían seguido, pero ¿cómo los habían encontrado en primer lugar? Diego ya sacó un cuchillo mientras se acercaba silenciosamente a la puerta, se llevó un dedo a los labios para indicar su silencio. Su mano envolvió el pomo y lo abrió, listo para arrojar el cuchillo a quienquiera que estuviera allí. En cambio, un grito sonó de un hombre mayor.
─¡Si me lanzas uno más de esos malditos cuchillos, voy a presentar cargos!─
Gritó asomándose a la habitación, sus ojos se posaron en Lisa y frunció el ceño.
─¡Tú!─ Lisa dio un paso hacia la cama y casi tropezó con la pata de esta, frunció el ceño y se enderezó.
─Hola, Al─ Ella dijo algo agitada ─Ha pasado un tiempo─
─¿Qué quieres, Al?─ Diego suspiró ignorando la breve mezcla de los otros dos.
Al se volvió y lo miró ─Yo no soy tu
secretaria─ Se enfureció al volver al pasillo ─Te llamo una señorita, dijo que necesita tu ayuda─
─¿Quién era?─ Preguntó Diego, claramente interesado.
Podías ver su mente conectando los puntos detrás de sus ojos oscuros.
─No lo sé. Una detective─ Al se encogió de hombros ─Creo que dijo que se llamaba, uh, Blotch o algo parecido─
─¿Patch? ¿Necesita mi ayuda?─ Sus ojos se iluminaron, una pequeña sonrisa amenazó con apoderarse de sus labios ─¡Ella necesita mi ayuda!─
─Me dijo que te espera en ese motel, de la calle Calhoun. Hace como media hora─ Al les dijo mientras comenzaba a alejarse ─Dijo que encontró a tu hermano─
Todos se volvieron para mirar a Cinco, todavía acurrucado en la cama.
─Eso no tiene ningún sentido─ Diego murmuró.
Las cejas de Lisa se fruncieron mientras pensaba, un nombre flotando en su cabeza ─Klaus─ Dijo mirando de nuevo a Diego ─Tiene que ser él, ¿verdad?─
─Si─ Dijo corriendo hacia la puerta
Luther le dijo a su hermano ─Ve yo me quedaré con─ Pero Diego ya había cerrado la puerta de golpe, sus pasos resonando en el pasillo.
Lisa caminaba por la habitación mientras Luther encontraba un asiento contra la pared, tomó una revista y comenzó a hojearla. Parecía que él no estaba de humor para decir nada y, por una vez, ella tampoco. Su mente estaba dando vueltas en los eventos de los últimos días, en cómo pasó de intentar robar un banco a creer y tratar de ayudar a un loco a detener el fin del mundo.
Cinco se movió en la cama, se detuvo y vio como él parpadeaba salvajemente ante la luz brillante de la habitación. Lentamente se incorporó a una posición sentada, con los ojos fijos en Lisa.
─Oh Dios─ Murmuró, colocando una mano sobre su cabeza ─¿Realmente vomité sobre ti?─
─Casi─ Ella se encogió de hombros ─Pero te lo devolví por eso─
Hizo una mueca mientras trataba de moverse, miró a su lado y luego la miró.
Claramente él lo recordaba, pero ella no sabía si recordaba todo lo demás. Luther se puso de pie dando unos pasos y se detuvo junto a Lisa.
─¿Cuándo se supone que sucederá? El apocalipsis─ Le cuestionó el.
No perdió tiempo en ir directo al grano, pero Cinco levantó una mano y señaló la máquina de café colocada sobre un mostrador. Luther resopló pero se acercó y comenzó a preparar un café, esperando un poco hasta que estuvo terminado y lo sirvió en una taza, entregándosela a Cinco.
─No puedo darte la hora exacta, pero, por lo que deduje, nos quedan cuatro días─ Tomó un largo sorbo de café, mirando entre Luther y Lisa.
─¿Y por qué no lo mencionaste antes?─ Preguntó su hermano, pero Cinco miró a Lisa con el ceño fruncido.
─No habría importado─
─¡Por supuesto que si! Podríamos habernos unido para ayudar a detenerlo─
Ella frunció el ceño, sabiendo ya el final de esta parte de la historia.
─De hecho ya lo intentaron─ Ella terminó por
él ─Todos ustedes mueren─
─¿Qué quieres decir?─
─Lo que ella quiere decir es que los encontré a haya afuera. Sin vida─ Cinco respondió ─Mueren horriblemente. Estaban juntos, tratando de detener al que acaba con el mundo, sea quien sea─
─¿Cómo lo sabes?─ Preguntó Luther.
Estaba encrespando y desenroscando su puño mientras Cinco acababa de tomar otro sorbo de su bebida, suspirando mientras tragaba el líquido.
─Cuándo te encontré tenias esto en la
mano─ Explicó que sacó un trozo de tela doblada del bolsillo de sus pantalones cortos y lo desenredó para mostrar un ojo
protésico ─Debiste arrancárselo de la cabeza antes de morir─
─¿A quién?─
─Ya te dije, no lo sé─
─Hay un número de serie atrás, podríamos─
─Ya lo ha intentado─ Lisa intervino ─Estoy segura de que ya ha intentado más que eso también─
Luther se giró y le lanzó una mirada furiosa, ella frunció el ceño al ver cómo una oleada de ira desaparecía de su rostro.
─¿Cómo sabes todo esto? Pensé que dijiste que no te dijo nada─
─Él no me dijo nada. Solo que todas las partes y piezas se están uniendo ahora, todo tiene sentido─
─¿De dónde diablos vienes?─
Los ojos de Lisa se entrecerraron mientras lo miraba fijamente ─Ya te lo dije─
─¿Y por qué debería creerte a ti ,o ,a cualquiera de nosotros?─ Luther preguntó ─¿Qué pasa si realmente no eres el Número 14?─
Lisa se mordió el labio y asintió con enojo, se acercó al hombre y lo agarró del dedo como lo hizo la noche en que se conocieron.
Sintió el escalofrío y el cambio de rumbo la arrojó, sintió que su torso crecía y el rostro se estrechaba. Podía ver el cambio en la forma en que Luther estaba parado, ya no estaba tan seguro mirándose a sí mismo en medio de una habitación húmeda.
─¿Importa qué número hubiera sido?─ Ella cuestionó ─No cambia lo que puedo hacer o cuánto quiero ayudar─
─Luther─ Se elevó la voz de Cinco ─Déjame hablar a solas─
─Que no─
─Luther─ Él se burló.
Y para su sorpresa, el hombretón salió de la habitación y cerró la puerta de golpe detrás de él.
Lisa suspiró volviéndose a sí misma, pasó una mano por su largo cabello y negó con la cabeza.
─Parece que te has enfrentado a muchos de los Hargreeves─ Cinco dijo colocando su taza en el suelo ─Bien por ti─
Ella puso los ojos en blanco ─Tal vez prefiera al borracho Cinco. Parece más divertido─
─Sí, Sí─ Suspiró señalando el espacio vacío a su lado ─Eres muy graciosa─
Ella vaciló pero se sentó a su lado ─¿Qué quieres?─
Se movió torpemente, mirando al suelo ─Ya no necesitas ayudarme─
─¿Qué?─ Ella frunció el ceño, ¿estaba realmente enojada?
─Si no quieres, quiero decir─ Él la
miró ─No tienes que hacerlo─
Lisa frunció los labios, ya sabía su
respuesta ─Quiero ayudar─
─¿En verdad?─
Ella se sorprendió al ver una pequeña sonrisa en su rostro, tal vez todavía estaba muy, muy intoxicado.
─¿Estás bien?─ Ella cuestionó.
Eso pareció sacarlo de allí porque una grimnline encontró sus labios ─Sabes que va a ser peligroso─
─Obviamente─ Se puso de pie y cruzó la habitación apoyándose en una viga de soporte de metal.
Levantó las cejas ─¿Qué pasó con dejar que el mundo arda?─
Lisa se encogió de hombros ─Tal vez cambié de opinión─
La puerta se abrió de golpe y ella se dio la vuelta para ver a Diego bajando las escaleras, Luther luchando para alcanzarlo.
Lisa se paró frente a Cinco y levantó las manos como una barrera. Ella sabía que él podría pasarla muy fácilmente, pero se detuvo y Luther lo agarró.
─¡Pedazo de mierda!─ Diego gritó ─¿Tienes alguna idea de lo hiciste?─
No, pensó Lisa. Probablemente no lo hizo. Pero incluso si lo hiciera, ¿le importaría?
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Y !
Sexto capituló si vas bien.
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Publicado el: 30/03/21
Editado el : 10/12/21
5086 palabras
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