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El grupo de amigos de Haechan y Minjeong miraban desde un rincón de la cafetería hacia Xiaojun, viendo como este se subía a una mesa para captar la atención de todos y que un silencio se formara por todo el lugar.
— ¿Qué piensa que hace? — Yangyang preguntó para si mismo frunciendo el ceño mientras veía al peliazul comenzando a hablar.
Ya que todos estaban viendo lo que Xiaojun hacía no hizo ninguna falta de que él pidiera atención en voz alta.
— Todos ustedes necesitan saber algo, y es muy urgente. — comenzó a actuar como si de una tragedia se tratara, solo para convencer a los demás de su acto. — Como saben, Haechan es muy popular aquí, y creo que todos lo aman por lo que es, incluyendo a su novia Minjeong, pero... hay algo. — hizo una pausa para aclararse la voz mientras entre todos los estudiantes se miraban y murmuraban.
— La verdad es que, es muy triste darse cuenta de cosas que nadie se espera, incluso de él. Pero la verdad es que descubrí que ellos no son novios realmente. — con eso toda la cafetería estalló en murmullos y abucheos mientras que una sonrisa maliciosa se le dibujaba a Xiaojun en el rostro, con las manos en la cadera. — Así como lo oyen, Haechan les estuvo mintiendo todo este tiempo... es una pena ¿verdad?
— ¡Eso no es cierto! — gritó Yeji hacia él con reclamo, pero Jeno la detuvo de los hombros intentando calmarla.
Todas las miradas fueron hacia ellos estupefactos, pero confundidos también.
— ¿Enserio? ¿Y cómo puedes demostrarlo? — Xiaojun se burló de Yeji dejando salir una pequeña risa entre dientes. — No hay ninguna duda de que su relación no es más que una farsa.
— ¿Eso es lo que crees, Xiaojun? — todas las miradas incluyendo la de él voltearon hacia Haechan y Minjeong tomados de la mano mientras entraban a la cafetería. Y se acercaron lo suficiente para quedar en medio de todos, llevandose miradas extrañas y murmullos de nuevo.
— ¿Qué piensas qué haces? — Xiaojun preguntó frunciendo el ceño y una sonrisa nerviosa.
— Si no fuerámos pareja ¿no haríamos esto? — Haechan se volteó hacia Minjeong mirandola con ternura y tomandola de la cintura la atrajo hacia él, mientras ella llevaba sus brazos hacia su cuello rodeandolo para que sus labios encajaran en un beso delante de todos.
Y todos estaban boquiabiertos mirando la escena con asombro e impresión, hasta Jeno, Yeji, Ningning y Yangyang quedaron estupefactos al verlos, y tanto la castaña como la pelirroja se tomaron de ambas manos para brincar y dar gritos chillones de emoción.
Cuando se separaron, ambos voltearon hacia el chino con una cara de burla, y él no hizo otra cosa que dedicarles una mirada furiosa antes de bajarse de la mesa e irse del lugar.
Los demás aplaudian, hacian un alboroto con los gritos y abucheos mientras los dos se miraban algo avergonzados, pero felices de haber hecho cierto espectáculo.
(...)
Al salir de clases la pareja caminaba de la mano hacia la salida de la escuela, aun recibiendo miradas de todo tipo, felices, sorprendidas y algunas envidiosas, pero nada de eso importaba ahora.
— ¡Oigan, esperen! — escucharon a Yeji llamarlos para luego voltear hacia ella y al resto del grupo.
Se paró cerca de ellos mientras controlaba su respiración.
— Eso de allá... — señaló hacia la escuela con su pulgar sin voltaerse a ella. — ¿cómo... cómo es que...
— Ya se iban a enterar de todos modos. — Haechan se encogió de hombros mirando a Minjeong quien sonreía con pena, mirando hacia otro lado.
— Entonces ¿ustedes ya son novios? — preguntó Ningning sin vacilación, ganándose miradas estupefactas de parte de Jeno y Yangyang.
— Llevámos una semana. — contestó Minjeong balanceandose divertida sin soltar su mano de la de su novio.
— ¿Y por qué no lo han dicho hasta ahora? — Yeji se cruzó de brazos fingiendo estar molesta.
— Porque queríamos hacer algo para callarle la boca al imbécil de Xiaojun. — contestó Haechan mientras Minjeong asentía.
— Bueno, tiene lógica. — se encogió de hombros. — ¡Pero sigo sin creerlo! —dio un grito agudo mientras se balanceaba de Minjeong en un abrazo.
— Más te vale que la cuides. — amenazó con un dedo hacia Haechan antes de separarse de su amiga.
— Ten por seguro que sí. — la acercó más con un brazo sobre sus hombros para besar su mejilla.
— Ew. No hagas eso. — Yangyang sacó la lengua fingiendo asco. — Nunca te había visto tan empalagoso.
— Pues te jodes. — volvió a besar con presión la mejilla de la pelinegra dejando una pequeña pero leve marca roja sobre esta.
Después de caminar hasta llegar a casa de Minjeong ambos se detuvieron en la puerta.
- Quería preguntarte algo.
- ¿Qué es? - Minjeong preguntó con curiosidad.
- ¿Te gustaría salir al parque hoy?
- ¿Es una cita? - preguntó divertida, con el ceño fruncido mientras tomaba sus manos para jugar con ellas.
- Algo así. - rió entre dientes.
- Entonces sí.
- Vengo por ti a las cinco. - dijo y se inclinó para besar sus labios. Minjeong agitó su mano al despedirse antes de entrar a su casa.
Subió las escaleras tan rápido y llegó a su habitación. Dejandose caer sobre su edredón azul mientras miraba al techo con una enorme sonrisa.
Nunca se había sentido tan feliz en su vida como hasta ahora.
Se llegaron las tres y media y Minjeong sacaba varias prendas de su armario, escogiendo y probandose lo que llevaría puesto para ver a Haechan en el parque. Optó por un jersey blanco de mangas holgadas y un pantalón azul junto a unas botas negras.
Cuando estuvo vestida terminó por arreglar su cabello cepillandolo con suavidad. Y en eso escuchó la puerta abrirse.
- ¿Vas a ver a Haechan? - Doyoung preguntó al verla cepillando su cabello mientras se adentraba a la habitación.
- Sí, pasará por mí en media hora, iremos al parque.
- Ah, mira que bien. - Minjeong volteó extrañada hacia su hermano, por la forma en como su voz había sonado diferente supuso que algo andaba mal.
- ¿Estás bien? - preguntó mientras se volteaba, yendose a sentar a su lado en su cama.
- Hay algo que tengo que decirte, Minjeong. - su hermano permanecía cabizbajo sin ser capaz de voltear a verla.
- ¿Qué pasa, es algo malo? - puso una mano sobre su hombro inclinandose para ver su rostro.
Él negó.
- No, pero... no se como lo tomes.
- ¿De qué estás hablando? - una mala sensación se instaló en su estómago, provocando más angustía en cuanto Doyoung se tardaba en responder.
- Me ofrecieron una distribución en Nueva York. - esta vez, Doyoung volteó hacia ella con una pequeña sonrisa. Lo cual tranquilizó un poco a Minjeong.
- ¿Enserio? - sonrió aun más y asintió sutilmente. - ¡Eso es genial, Doyoung! - rápidamente le dio un abrazo, pero al no ser correspondida se separó con tristeza. - No te veo feliz.
- Es que hay un problema.
- Dimelo ya. - soltó con desesperación.
- Tengo que estar allá por 8 meses, o un año exacto. Y yo no te puedo dejar sola, Minjeong. - aquellas palabras rompieron el corazón de la pelinegra de solo pensar en alguien: Haechan.
Minjeong formó lágrimas en sus ojos mientras le negaba a su hermano con la cabeza.
- No, Doyoung, no me puedes hacer esto. Yo tengo que estar aquí, la Universidad y... y Haechan. ¿Qué piensas que voy a hacer?
- No te puedo dejar sola, Minjeong, eso es ilegal y lo sabes. Si no aprovecho la oportunidad, probablemente la empresa ya no la vuelva a tener nunca, y eso significaría que ya no avanzaría si no promuevo más.
Minjeong era conciente de aquello, y en las últimas semanas, a la empresa de su hermano no le había ido también como de costumbre. Podrían hasta perderla.
- Pero... ¿qué pasará con Haechan? No llevamos dos semanas y ya nos separaremos.
- Creéme que lo que menos quiero es hacerte daño a ti y a él. Yo sé que su relación acaba de empezar, pero no me esperaba que esta oferta llegara al mismo tiempo.
- ¿Y cuando nos vamos? - ya que no había alternativa, Minjeong decidió resignarse y tomarlo como lo que era.
- El Viernes.
- Eso es en tres días. - dijo para sí misma. De pronto una llamada sonó del celular de Doyoung, el cual tuvo que salir de la habitación para atender.
Minjeong estaba feliz por su hermano, pero tanto era así la felicidad como la tristeza que sentía por dejar a la persona que amaba.
Solo había un problema hasta ahora: ¿Cómo se lo diría?
(...)
- ¿Cómo que te vas? - Yeji respondió en la otra línea mientras gritaba de histeria. Minjeong tuvo que taparse el tímpano para que este no se rompiera.
- Lo que oyes.
- Pero eso no es posible. ¿No hay nadie con quien puedas quedarte?
- No, y la tía Erin no es una opción. Doyoung sabe que yo no me llevo bien con ella. - dijo con desdén cruzando un brazo por su dorso.
- Puedes quedarte conmigo. - sugirió.
- Ojala podría, pero Doyoung ya compró los boletos a Nueva York y ya pagó el hospedaje del hotel.
- Mierda. - rechistó como una niña y eso que Minjeong se riera. - ¿Ya pensaste en como se lo dirás a Haechan?
- La verdad, no lo sé...
El timbre de la casa había sonado sacando a la pelinegra de su conversación y solo así una sensación de angustía se instaló en su estómago.
Ya eran las 5:30.
Minjeong tuvo que colgar sin antes de despedirse de Yeji.
Bajó las escaleras mientras que Azul no dejaba de ladrar hacia la puerta. Ella negó con gracia al ver aquello, y sabiendo que la estaría esperando el chico. Respiró profundo y abrió la puerta poniendo su mejor sonrisa hacia Haechan.
- ¿Lista? - ella asintió, despidiendose de la mano hacia su perro y cerrando la puerta detrás de ella.
Un brazo lo sintió rodeando su cintura y unos labios marcaron los suyos desprevenidamente. Pero igual los correspondió. Haechan sonrió hacia ella y tomó su mano comenzando a caminar.
Al llegar al parque, lo primero que hicieron fue jugar a las atrapadas, eso porque Haechan se empezó a burlar de su novia por lo muy baja que era de estatura. Minjeong anduvo corriendo lo más que podía detrás de él, pero conforme lo intentaba sus pasos disminuian y eso la cansó más.
Haechan regresó hacia ella con una sonrisa de burla en su cara.
- ¿Te cansaste, bebé? - dijo con una sonrisa de burla sobre su cara.
- Cállate. - fingió estar enojada mientras se iba a sentar en una banca para descansar. Luego Haechan se sentó a su lado, rodeando un brazo sobre sus hombros, y un pequeño beso depositó sobre su acalorada mejilla.
- Corres muy lento.
- Y tú muy rápido ¿no? - dijo con ironía haciendo que una risa entre dientes saliera de él, y dejara otro beso sobre su sien. Luego su mano bajó hasta su brazo entrelazando sus dedos con loa de ella.
Una pequeña sonrisa se le escapó de los labios, hasta que esta desaparecio muy pronto.
- ¿Te pasa algo? - preguntó Haechan viendola toda callada. Ella estaba dudando sobre si decirle que se tenía que ir, por lo que tardó un poco en responder. - Minji.
- No me digas Minji. - reclamó bromista mientras una sonrisa se le formaba sobre su rostro, haciendo sonreír a su novio.
- ¿Qué tienes? - volvió a cambiar su tono a uno más serio, pero preocupado.
- Si te lo digo ¿te enojarías?
- Depende. - respondió. - ¿Es algo malo?
- Más bien, triste. - soltó cabizbaja y una mano recogió un mechón suelto poniendolo detrás de su oreja.
- ¿Qué es, Minjeong?
- A mi hermano... le ofrecieron trabajo en Nueva York, y yo... me tengo que ir con él. - sin mirar a Haechan ella empezó a soltar lágrimas de impotencia. Pero en ningún momento lo escuchó a él hablar por lo que se dio la vuelta hacia él. Mirandole con severidad. - Haechan...
- ¿Así que te vas? - respondió en un tono hiriente y ella asintió. - ¿Por cuánto tiempo?
- Ocho meses.- confesó. - ¿Estás enojado?
- No. - negó levemente. - Pero si me pone triste el hecho de que no te veré por un tiempo. - miró a sus lágrimas y las limpió con sus pulgares. Luego la atrajo hacia su pecho, envolviendo sus brazos alrededor de ella. - No llores, bebé.
- Creí que te enojarías conmigo.
- No es tu culpa, así que no debo estarlo. - aunque esas palabras sonaran consoladoras, su voz era diferente.
- ¿Entonces estás bien?
- Por ahora no, pero cuando llegues lo estaré mejor. - ella sonrió apartandose de su pecho para mirarlo a los ojos. - Yo te esperaré.
(...)
Los días se habían pasado volando, y ahora Minjeong y Doyoung estaban en el aeropuerto, subiendo al avión que los llevaría a Nueva York. Cuando encontraron sus asientos, Minjeong optó por ir del lado de la ventana, mientras que su hermano movía la cabeza negando con gracia, y sentandose a su lado.
Minjeong sacó su celular para distraerse con algún juego o simplemente oír música.
- Sabes que no puedes mandar mensajes ni hacer llamadas en el avión cuando esté despegue. - le recordó su hermano.
- Ya sé, Doyoung. - ella rodó los ojos negando para sí misma. Hasta que una notificación de su celular la sacó de su trance.
Era un mensaje de Haechan y sonrió al verlo mientras entraba al chat.
Minjeong abrió rotundamente los ojos y las lágrimas querían salirse de estos, mientras se abría una sonrisa dibujada en su rostro.
Esa foto era de los últimos días antes de que ella se fuera.
(...)
Ocho meses después.
Haechan yacía afuera de la Universidad mientras se recargaba en el porche de su auto a esperar a Minjeong. Como era su primer día y ella había vuelto de Nueva York, le había pedido que fuera por ella para reencontrarse. Y Haechan no lo dudó ni un segundo en aceptar.
- Haechan. - una voz familiar lo hizo voltear hacia una cabellera negra, con una leve sonrisa. Quedó perplejo por un momento.
- ¿Jaemin? - fue lo primero que dijo y una sonrisa amistosa se dibujó en su rostro al verlo. - ¿Qué haces aquí?
- Vengo a recoger a mi novia. - contestó y muy pronto ubicó a su chica de cabello castaño venir conversando con Minjeong.
La chica se despidió de Minjeong y fue hacia Jaemin para lanzarse sobre él con una gran sonrisa. Jaemin la abrazó y rápido se despidió de Haechan para irse junto a ella.
El castaño volteó hacia su novia y se acercó a ella. El cabello más largo, rubio, y un conjunto blanco conformando por una blusa de tirantes, un pantalón de mezclilla y unos convers negros.
Minjeong tenía una enorme sonrisa y abrazó a Haechan por el cuello mientras él abrazaba su cintura, ocultando su cara en su cuello.
- Te extrañé. - dijo Minjeong antes de separarse para ver a los ojos y sonrisa de Haechan.
- Yo más, no tienes idea. - picoteó sus labios y recogió un mechón de su cabello para llevarlo detrás de su oreja. - Te dije que te esperaría ¿no?
- Y vaya que lo hiciste. - le dio un último beso para que él rodeara sus hombros con su brazo y se fueran a casa.
FIN
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