33
Minjeong era forzada por las manos de Xiaojun sobre sus muñecas, estas dolían tanto que deseaba salir de allí lo más pronto posible. Pero conforme se movía para liberarse inútilmente recibía risas burlonas de parte del chico.
— Pobre, eres tan débil e indefensa que ni tú misma puedes ayudarte.
— ¡Vete a la mierda! — espetó con ira, y Xiaojun movió la cabeza negando divertido.
Acercó su cara hacia su cuello y Minjeong ya sabía lo que le esperaba. De pronto se estremeció al sentir los labios fríos y húmedos de Xiaojun sobre su piel, su cuello estaba a pocos centímetros de su boca y eso le servió de mucho para morder de este y que el se apartara soltando un grito ahogado mientras Minjeong lo empujaba hacia atrás y tomaba su mochila para salir de allí rápidamente.
No se detuvo a pensar sobre si él la perseguiría, aun así mientras se alejaba escuchó llamarla varias veces y volteó para comprobar que él estaba corriendo hacia ella. Como fuera Minjeong empezó a correr sin importarle que sus piernas se entumieran tan pronto había comenzado, estaba escapando del chico y ella no se detendría a descansar hasta estar segura.
Su respiración comenzó a agitarse y el aire se le escapaba del pecho. Al querer cruzar la calle retrocedió enseguida cuando un auto se le atravesó en el camino, probablemente no lo veía venir pero afortunadamente no la había lastimado. Aun así siguió corriendo.
Sin tener noción de a donde ir ya que no conocía el lugar en donde estaba sacó su celular de la chaqueta y sin detenerse marcó el número de Haechan.
Este pitó, uno... dos... tres...
— ¿Minjeong? — Haechan contestó y enseguida sintió un alivio enorme de escucharlo. — Minjeong...
— ¡Haechan!
— ¿Qué pasa... estás corriendo? — notó el cambió de su voz a uno más alarmante.
— ¡Haechan, por favor ayúdame!
— ¿En dónde estás?
— En un barrio horrible — hizo un mohín, mirando hacia todos lados.
— ¿Y qué estás haciendo allí?
— Salí con Xiaojun, pero me equivoqué con él. Tú tenías razón en todo, perdóname. — se lamentó en cada palabra, mientras un silencio se hizo en la llamada, lo cual la aterró más.
— Minjeong...
— Él está persiguiendome. ¡Haechan, por favor, ayúdame! — soltó con desespero mientras las lágrimas ya caían por sus mejillas. Para entonces la llamada se cortó antes de que pudiera volver a escuchar al chico hablar y guardó su celular sin pararse.
Corrió alrededor de 20 minutos en dirección aleatoria hasta que divisó unos edificios enormes. Ya estaba en el centro de la cuidad. Al ver todo se alivió bastante, pero aun así no se detuvo pensando que Xiaojun podía encontrarla en cualquier momento.
Minjeong yacía con las piernas cansadas y el corazón acelerando a todo lo que daba, cuando se percaptó del puente de la cuidad al otro lado de la banqueta cruzó este antes de que los autos lo hicieran por ella. Al llegar al otro lado se detuvo por un momento a respirar, con las manos apoyadas sobre las rodillas para recuperar el aliento, estaba cansada de tanto correr que ya no podía sentir los pies firmes sobre el suelo.
Hasta que una voz la alertó y ella sin ver hacia atrás comenzó a correr de nuevo, y en un mal paso tropezó, raspandose las palmas y las rodillas, ambas con la piel despellejada y lavadas en sangre.
Pronto la cabeza empezó a darle vueltas sintiendo un horrible mareo y lo único que recordó fue como todo se había vuelto oscuro.
(...)
Una luz brillante cegaba toda su vista en cuanto despertó y volvió a cerrar los ojos rápidamente. Volvió a abrirlos está vez para adaptarse a la luz que le regalaba el foco de una habitación.
Lo primero que notó fue verse a sí misma en una cama conectada a varios cables y una sonda intravenosa en un brazo izquierdo. Luego pasó la mirada por toda la habitación color azul, una ventana al lado de la puerta con cortinas blancas y una vitrina al fondo donde supuso que habían cosas almacenadas allí.
Quedó perpleja al mirar a Doyoung durmiendo en el sofá en una posición incómoda. Pronto su rostro se tornó algo afligido de solo pensar que había esperado por mucho tiempo.
"Mi hermano, teniendo que venir hasta acá por las estúpideces que hago" — pensó lamentandose.
Pronto lo notó despertarse estirando los brazos a los costados entre quejidos y muecas. Estaba despierto aunque un poco anonado, y entonces su vista pegó hacia Minjeong lo que hizo que se levantara de golpe y la abrazara, con cuidado.
— Minjeong, gracias a Dios estás bien. — no se apartó y ella le devolvió el abrazo con su mano libre rodeando su espalda.
— Todo es mi culpa.
— No, no digas eso. — se separó solo para ver que ella tenía las lágrimas acumuladas en sus ojos, pero no las dejó caer. — Tú no tienes la culpa de nada. — dijo y una sonrisa consoladora se formó en su rostro mientras tenía su dedo sobre su barbilla.
— ¿Pero cómo... cómo fue que llegué aquí?
— Haechan me llamó y en cuanto me dijo vine para acá a verte.
— ¿Cómo te contactó? — preguntó aturdida.
— Recibí la llamada desde tu celular, pensé que eras tú pero luego me dí cuenta de que era él porque me preguntó si yo era tu hermano.
— Aun así lo no entiendo.
— No te preocupes, debes descansar. — sonrió y dejó un beso sobre su frente.
— Y... ¿dondé está Haechan? — preguntó con cautela, mirando a Doyoung.
— Supongo que le fue a partir la cara al que te estaba persiguiendo. — Minjeong puso los ojos en blanco, una mala sensación se instaló en su estómago mientras su corazón lo sentía salirse.
— Todo es mi culpa. — volvió a repetir cerrando los ojos y acostando la cabeza en la almohada. Doyoung rodó los ojos mirandola con cautela — Nunca debí haber aceptado salir con Xiaojun.
— Ya olvida eso, ahora piensa que estás bien y todo va a estar bien. — Minjeong negó con terquedad mientras que su hermano le tomaba la mano para hacerle saber que estaba allí.
Pasaron algunos días y Minjeong fue dada de alta, aunque todavía quiso quedarse en casa a descansar para sentirse más recuperada. Durante esos días no consiguió contactarse con Haechan, le había dejado cientos de mensajes pero el no contestó a ninguno, ni siquiera había llamado y eso la hizo preocuparse más.
Regresó a la preparatoria y todo parecía ser normal, incluso con Ningning quien fue la primer persona en recibirla. Pero aun le preocupaba Haechan y no sabía que hacer si se lo encontraba en algun momento.
La campana sonó indicando la hora del descanso. Para entonces todos los alumnos empezaron a salir de sus aulas y comenzaron a irse al patio o a la cafetería.
Minjeong y Ningning estaban en el pasillo mientras Minjeong guardaba sus cosas en su casillero.
— ¿No vienes? — preguntó Ningning señalando el final del pasillo que daba inicio hacia la cafetería. Minjeong negó.
— Primero dejaré esto, si quieres ve tú. — sonrió y Ningning asintió alejandose del pasillo.
Tan pronto como Minjeong terminó cerró su casillero y de pronto, sintió un escalofrío recorrer su espalda.
— Veo que decidiste volver — Minjeong se volteó quedando helada al ver a Xiaojun con una retorcida y aterradora sonrisa. — ¿Cómo estás, Minjeong?
— ¿Qué quieres? — respondió de forma agresiva pero directa, sin quitar los ojos de él.
— ¿Ya pensaste en mi propuesta?
— ¿Sigues con eso? — reprendió furiosa, ganandose una sonrisa socarrona de él. — Ya te dije que no, y no lo haré. — subió la voz pero eso no detuvo en nada al chico.
— No tienes opción, aunque sería muy feo que Haechan estuviera decepcionado de ti si le traicionas ¿no crees?
— No te metas con Haechan, y ya dejanos en paz.
— Me temo que eso no se puede, nena. — se acercó y Minjeong retrocedió golpeando su espalda contra el casillero. Xiaojun la acorraló sin dejarle salida que pudiera escapar. Minjeong quiso gritar pero Xiaojun sabía su intención y tapó su boca con su mano mientras ella intentaba quitarsela.
Fue entonces que unas manos apartaron ferozmente al chico alejandolo de Minjeong.
— ¡Xiaojun, déjala! — la fuerte y molesta voz de Yeji era lo único que se escuchaba en el pasillo, dejando a Minjeong toda atónita mientras la castaña se puso delante de ella como para protegerla.
— Vaya vaya, miren quien decidió aparecer... — Xiaojun cortó su frase luego de recibir una ágil y pero fuerte bofetada de parte de Yeji. Este se llevó la mano a su mejilla colorada, estupefacto y adolorido pero sin mostrar dolor alguno, mientras miraba a Yeji.
— No me defendí antes porque no sabía quien eras, pero si nos vuelves a molestar no dudaré en darte otra como esa. — amenazó en un tono que ambos desconocían, Yeji tomó a Minjeong de la mano y salió de allí con ella.
Llegaron al patio pero Yeji aun seguía caminando sin soltar su mano, cuando la soltó se apartó de Minjeong dejando cierta distancia entre ellas, pero no se volteó a verla.
Minjeong tragó saliva y los nervios se apoderaron de ella de inmediato.
— Yeji... — pronunció su nombre, tratando de acomodar las palabras adecuadas para hablar. — G-gracias...
— Te he salvado, Minjeong. — Yeji se volteó con expresión dura y fría. Lo que causó preocupación en la pelinegra. — Pero no te he perdonado.
Minjeong sabía el resentimiento que guardaba Yeji, y era justo saber que ella no se merecía ni una palabra después de lo que pasó en el hospital. Entendía bien a su amiga pero ella también se sentía incomprendida.
— Yo... no debí haberte dicho eso. — confesó cabizbaja, en voz baja. — Se que no debí hacerlo, pero estaba desesperada por lo de Haechan y me desquité injustamente contigo. No quería decir aquello, pero lo hice.
— Si, lo hiciste. — añadió con cautela, mientras se cruzaba de brazos — Y yo... también debí haber sido más comprensible contigo. Pero no quería que siguieras sufriendo por él y te deprimieras. — confesó cabizbaja y Minjeong la miró. — Y sí, tal vez para mí fue más facíl porque Jeno y yo nos agradamos en el primer momento, aun así eso no significa que también tenga pasarte a ti, tu conociste a Haechan de una forma y las cosas son diferentes.
— Lo siento, Yeji...
— No, yo lo siento... Unnie. — ambas rieron por el apodo que le había puesto y volvieron a bajar la cabeza.
Yeji se acercó y sus brazos fueron hacia su espalda formando un abrazo, el cual la pelinegra correspondió.
— Oye, me llamaste Minjeong. — reclamó en forma de broma.
— Así te llamas, quéjate luego. — reprendió y una sola risa se combinó de las dos.
Yeji se separó mirando al costado de Minjeong con complicidad y después ella volteó solo para ver a Haechan frente a ella.
— ¿Me dejas a solas con Minjeong? — preguntó con cautela a Yeji, ella asintió y se fue despidiendose con una sonrisa.
De pronto la presencia de Haechan la puso nerviosa que no sabía si mirar hacia él o al suelo.
— Hola. — pronunció él con una pequeña sonrisa.
— Hola. — respondió igual. Ambos se miraron unos segundos y como por intuición se abrazaron. Haechan escondía su cara en el hombro de Minjeong mientras acariciaba su cabeza.
— Me alegra que estés bien. — dijo y se separó de ella mostrandose algo tímido por lo dicho. Ella quiso reír pero solo sonrió.
— A mi también. Doyoung me contó lo... que hiciste.
— Si.
— ¿Por qué lo hiciste?
— ¿Y todavía lo preguntas? — rió con diversión y ella negó viendo que cesaba su risa — Eres mi amiga y te quiero, no iba a dejar que tentara contra tu vida solo para fastidarme.
— Aun así, gracias.
— De nada. — sonrió pero luego su expresión terminó hacia el suelo. Se remojó los labios nervioso antes de hablar. — Minjeong... hay algo que quiero decirte.
— ¿Qué es? — preguntó curiosa.
— Tal vez te parezca una tontería, porque... bueno, tú y yo pasamos por mucho y... ¿sabes que? mejor olvidalo es una mala idea. — se quitó de su vista y se fue a sentar a una banca cercana. Minjeong se sentó a su lado lidiando.
— No le hace, dímelo.
— No.
— Haechan. — le reprendió pero él no contestó, y bufó molesta. Pasaron unos segundos hasta que sintió una especie de calor entrando por su mano, luego se dio cuenta de que Haechan estaba entrelazando su mano con la de ella. Algo que la sacó fuera de su trance ya que luego su mirada fue a dar con la de él. Él la estaba mirando de una forma que nunca había hecho, incluso para ella fue raro pero a la vez algo bonito.
— ¿Nunca te he dicho lo hermosa qué eres? — soltó con cautela y un sonrojo se apoderó de sus mejillas tanto que Haechan dejó escapar una risa divertida.
— No.
— Pues deberías. — miró hacia otro lado, pero sin soltar su mano aun. Minjeong no entendía nada de lo que estaba pasando, y en su descuido sintió los labios de Haechan besar sonoramente su mejilla con cariño, oprimiendo suavemente su piel y dejandola libre sin enrogecerla.
Para entonces ella frunció su ceño hacia él con diversión.
— ¿Y eso cómo por qué?
— ¿Cómo por? — la miró con desdén fingido y ella negó riendo hacia otro lado.
Pero Haechan empezó a repartir pequeños besos sobre su mejilla y en el mismo lugar, hasta que se detuvo. Ambos se miraron a los ojos y Minjeong seguía sin entender nada.
— Me gustas, Minjeong.
Listo, dejo que lloren a gusto.
Gracias por leerme 🤧💞✨️
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