25
— Vaya, — Haechan miró con indiferencia hacia la pantalla de su celular. — parece que mi padre no vendrá a casa como de costumbre. — espetó con sarcasmo, guardando el aparato en el bolsillo del pantalón.
— ¿Por qué? ¿no suele comer contigo? — lo miró un poco extrañada.
— Nunca lo hace, ya me acostumbré a eso. — se encogió de hombros mirando hacia otro lado. Minjeong hizo una mueca ante eso.
— Así que... ¿comerás solo?
— Supongo que sí. Antes solía ir a casa de Jeno o de Yangyang para comer; pero ahora Jeno tiene clases de Boxeo por las tardes y Yangyang... bueno, él ya está con su novia.
— Que malo para ti. — sonrió leve, pero sin gracia.
— ¿Tú no irás a tu casa?
— Supongo, ya que no puedo ir con Yeji hoy creo que me tocará estar sola de nuevo.
— ¿Tú hermano nunca está contigo? — se cruzó de brazos, a lo que Minjeong negó en respuesta.
— Nunca lo hace, su trabajo lo mantiene muy ocupado.
— Ya veo. Y... ¿no te gustaría ir a comer?
Minjeong se volteó con las cejas hacia arriba, como sorprendida.
— ¿Contigo?
— ¿Qué tiene? — se encongió confundido.
— Pues... ¿no es muy raro qué tú y yo salgamos... solos? — dijo con una mano sobre su cabello.
— No, ya hemos salido juntos. Aunque cabe aclarar que esa fue una escapada que nos dimos.
— Una escapada que fue idea tuya. — aclaró.
— Como sea. ¿Vienes o no?
Minjeong se lo estaba pensando mucho con una mano sobre su mentón. Hasta que entonces volvió a mirar a Haechan sonriendo.
— Está bien, supongo que no hay nada mejor. — rió leve.
— ¿Nada mejor que ir con tu "novio" a una cita? — bromeó acercandose a ella, con un ápice de burla en su cara. Minjeong le dio un leve empujón para alejarlo.
— Payaso. — rieron ambos. Haechan pasó un brazo por sus hombros para irse yendo.
Llegando al centro de la ciudad entraron a un local de comida rápida, con un aspecto muy agradable si se podía decir.
Al momento de sentarse en una mesa para dos una mesera llegó y les entregó la carta del menú para que pudiesen ordenar.
— ¿Qué vas a pedir tú? — preguntó Minjeong al verlo con la mirada puesta sobre la carta.
— No lo sé, hay mucha variedad. Miralo tú, yo ya he venido varias veces aquí.
— Porque no me sorprende. — dijo ironicamente. Su expresión cambió repentinamente a una de susto al ver los precios de la comida.
— ¿Qué?
— Has venido porque tienes con que pagar, pero esto es demasiado caro.
— ¿Y qué? Tú también eres rica.
— Pero no lo suficiente para gastar 500 wones en una hamburguesa. ¿Qué les pasa? — susurró. Haechan la miró con una ceja hacia arriba, ella suspiró y dejó la carta sobre la mesa. — De acuerdo, podría pagarla pero no tengo dinero suficiente conmigo ahora.
— Yo te presto.
— No tienes que hacerlo.
— Lo digo enserio, yo te traje aquí yo te invito.
— Pero...
— Minjeong. — ella rodó los ojos con gracia y lo aceptó.
Para ella era extraño todo eso, pero se conformó ya que posiblemente no volverían a pasar cosas como esas. Solo para estar segura.
Pronto su orden llegó y ambos ya estaban comiendo. Minjeong mordía gustosamente su hamburguesa, mientras que Haechan comía una orden de alitas de pollo. El chico miró algo de kétchup sobresalir de las comisuras de los labios de la chica, y dejó de masticar para hablar.
— Tienes algo aquí... — le señaló donde tenía el kétchup y ella tomando una servilleta intentó limpiarse pero falló de tantos intentos. Haechan tomó una servilleta limpia y se inclinó un poco para retirar la salsa agridulce. Minjeong no se esperó aquello, aun así quedó algo cohibida por el contacto del chico y por su acción. Sonrió leve y siguió terminando su comida.
Cuando ambos salieron de aquel local no tomaron un camino exacto, por lo que solo caminaron hasta donde fuese que terminaran a dar.
Aun Minjeong se sentía un poco cohibida, pero eso no le permitió que siguiera andando con el chico. Aunque para ella ya todo era algo incómodo.
De pronto se encontraron con pequeño parque, con bombillas de agua saliendo desde el suelo, como si fuesen pequeñas fuentes y podías meterte entre ellas aunque sabías que ibas a mojarte.
Haechan al ver esto miró a Minjeong y ella a él, pronto sus rostros cambiaron a unos sonrientes y corrieron hasta las pequeñas fuentes jugando a que si se podían atravesar sobre de ellas sin mojarse. Y así lo hicieron, mientras Minjeong intentaba acercarse a ellas cuando no aventaban el chorro de agua y cuando este salía ella escapaba, mientras que Haechan como si fuese un niño pequeño se atravesaba por estas corriendo como loco. En cuanto volvió con Minjeong le arrebató su mochila y corrió con ella para que lo persiguiera y atravesara las fuentes cuando estas aventaran agua. Ella le exigió que se la devolviera pero conociendolo sabía que no lo haría, así que no le quedó de otra.
Atravesó pegando saltitos y gritos como si fuese una niña por miedo a mojarse y quedarse así para cuando volviera a casa. Afortunadamente logró no mojarse y recuperó su mochila quitándosela de las manos.
— Lo has logrado. — rió Él. Minjeong negó y se colgó la mochila en la espalda. Para cuando se dio la vuelta, Haechan la sorprendió salpicando agua en su cara, Minjeong se molestó, pero no lo suficiente ya que empezó a gritarle cosas mientras lo perseguía para hacerle lo mismo.
No iba a negar de que se estaba divirtiendo al lado de él, pero aun así quería devolverle la broma.
Cuando lo alcanzó puso sus manos sobre su brazo para que volteara hacia ella. Haechan puso las palmas sobre sus rodillas para descansar, y cuando menos lo esperó Minjeong le salpicó poquita agua sobre su rostro. Haechan se limpió con el antebrazo y tomó a la chica de los hombros antes de que escapara. Ambos ya estaban rematando entre risas que ni se daban cuenta de ello.
Salieron de allí y caminaron hasta llegar a un puente elevado justo en la vía de la carretera de la ciudad. Allí decidieron sentarse en el suelo por un momento ya que de todas formas nadie pasaba por allí, ni siquiera para fumar.
— ¿Nunca has hecho esto? — preguntó Haechan. Ella negó con sinceridad, y asombro a la vez.
— Nunca había salido de esta forma, mucho menos sentarme con alguien arriba de un puente donde atraviesan los autos. — Haechan rió con gracia. — y de paso que haya mal olor a gasolina. — hizo una mueca de desagrado y una fuerte carcajada se escuchó de parte del chico. — Supongo que ya lo has echo tú solo, ¿no?
— Si, aunque también lo he hecho con los chicos. La mayoría de las veces, solíamos irnos de pinta y llegar aquí o hasta irnos al centro y comer cualquier cosa.
— Has sido muy desobediente. —dijo con ironía.
— No tanto cómo tú. — Minjeong lo miró molesta mientras él jugaba con sus dedos, haciendose el loco. — Pero debo confesarte algo.
— ¿Qué cosa?
— Que es la primera vez que hago esto con una chica. — admitió simple, mirandola.
— ¿E-enserio?
— Sí. Eres la primera con la que hago esto.
— Estás bromeando. — dijo queriendo no creerle por más que quisiera.
— No, no estoy bromeando — la miró un poco mal.
— ¿Ense...
— Lo digo enserio, Minjeong. — soltó sin rechistar.
Ambos no dijeron nada, y el silencio se estaba volviendo cada vez más incómodo, por lo que Minjeong decidió romper el hielo.
— ¿Por qué tu padre nunca está contigo en casa?
— Nunca tiene tiempo. Al igual que tu hermano su trabajo lo tiene ocupado, "muy ocupado". — recalcó haciendo comillas con sus dedos.
— ¿Por qué lo dices de esa forma? — rió leve.
— Porque es la verdad. Mi padre sólo piensa en él y nada más en él, fuera de ello yo salgo sobrando. — eso había sonado tan cruel para creerlo escuchar. Minjeong tragó duro por ello.
— ¿Qué acaso no se ven o algo?
— No mucho, pero es como si no existieramos el uno del otro. Mi padre ha descuidado mucho su atención conmigo desde la muerte de mi madre, ya ni con mi madrastra, bueno, su novia mas bien.
— Aun así, eres su unico hijo.
— ¿Y crees qué le importa? Su único dilema es salir de la casa a su trabajo y diceversa. Cuando estamos juntos su único tema es lo bien que le está yendo en la empresa y que además piensa invertir en otras cosas.
— Eso... suena a que solo vive en su propio mundo.
— Y lo es. — espetó con enojo. — por eso sé que haga lo que haga, bueno o malo, si se entera de todos modos a él no le importa. Él está muy podridísimo en sus estúpidos negocios y a mí me tiene esperando sentado.
— No pensé que estabas pasando por algo si.
— Bueno, no eres la única que tiene problemas cuando de querer un poco de atención se trata. — Minjeong torció la boca como si quisiera decir algo pero terminó por no hacerlo. — Lo siento si te ofen-
— No, no lo hiciste.
— ¿Segura? — ella asintió tratando de convencerlo. — Tú hermano debe sentirse afortunado de tenerte. — ella sonrió.
— Si, aunque a veces se porte como un tonto o un drámatico psicótico. — Haechan echó una fuerte carcajada ante eso. — Aun así, él es todo lo que tengo. — Haechan sonrió. — ¿Tú tienes hermanos?
— Tres menores, dos hombres y una mujer. — sonrió aun más. Pero la sonrisa se fue desvaneciendo.— pero no viven conmigo.
— ¿Por qué no?
— Digamos que se fueron a vivir con una tía hace algunos años.
— ¿Pero... qué fue lo que pasó?
— Ellos no quieren a la novia de mi padre, así que... se fueron con mi tía.
— ¿Por qué no te fuíste con ellos?
— Porque mi padre quiere que me haga cargo de su maldita empresa algún día. Cosa que no pienso hacer.
— ¿Y qué harás entonces?
— La verdad; no lo sé. Pero simplemente no quiero hacerlo. — Minjeong pudo notar el desánimo y la preocupación en su rostro.
— No te preocupes, estoy segura de que todo va a estar bien. — puso una mano sobre su hombro.
— ¿Qué te hace pensar qué así será? — frunció el ceño sonriendo.
— Porque todo puede suceder. — una sonrisa se formó en ambos seguida de una mirada cohibída.
— Sabes Minjeong, eres buena persona, y... nunca suelo decir nada como esto pero... puedo decir que eres la primera y única amiga que tengo. — la chica lo miró perpleja, sintiendo las mejillas calentarse.
— ¿De verdad? — él asintió con un "Sí".
(...)
La caminata de regreso fue muy larga pero pronto se estaban acercando para llegar a casa de Minjeong. El cielo se había obscurecido tan rápido y el viento soplaba fríamente mientras la chica caminaba al lado de Haechan sosteniendo su brazo. Había sido muy extraño para los dos pero ninguno dijo nada. Pronto se pararon frente a la puerta de la casa.
— Bueno, supongo que te dejo aquí. — dijo Haechan metiendo las manos en los bolsillos de la chamarra ya que el frío estaba calando cada vez más.
— La verdad, hoy me divertí mucho. — sonrió — La próxima vez te invito yo.
— Eso espero. — rió él, hasta que escuchó varias veces de cerca el ladrido de un perro. Fijó su vista hasta el balcón de la casa para darse cuenta de que era el cachorro que le había regalo por su cumpleaños. — Vaya, hasta el perro se da cuenta de que ya llegaste.
— Es mi guardaespaldas.
— Ya lo noté ¿cómo lo llamaste?
— Azul.
— ¿Qué tiene de Azul ese perro?
— Los ojos. — contestó con obviedad. Haechan miró hacia él achinando los ojos para verle con claridad.
— Ah, ya.
— Bueno, te veré en la escuela.
— Ya lo sabes. — rió junto con ella.
Pronto volvieron a estar callados por un momento hasta que Minjeong notó algo; Haechan se acercó quedando frente a ella de una forma que no podía explicarse, lo próximo fue como la tomó de las mejillas y plantó un pequeño beso en su frente. Y luego se separó de ella.
— Descansa, Minjeong.
AAAAAAAAAAA perdón por actualizar hasta ahora, pero no tenía la suficiente inspiración como para escribir, y pido perdón por ello nuevamente 😔
Aún así, muchas gracias por leerme, los tkm. 💞
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