22
— ¡No puedo creer que Haechan te haya regalado un perrito! — dijo Yeji alegre mientras caminaba al lado de Minjeong por el pasillo.
— Yo tampoco me lo esperaba de él. — sonrió por debajo. — Fue muy lindo.
— Y hablando del Rey de Roma... — mencionó la castaña nada mas venir a Haechan hacia ellas. Luego su expresión cambió al ver a Minjeong.
— ¿Qué te hiciste en el cabello? — preguntó entre una risita al verla con el cabello más corto y de lado, sin flequillo y las mechas rubias.
— Lo pregunta el que ahora lleva su cabello todo liso a la escuela — se burló de él, mientras este rodaba los ojos — Es un regalo de cumpleaños que pagó mi hermano.
— ¿Verdad qué se le ve muy bien? — preguntó Yeji al chico, el cual solo se encogió de hombros.
— Sí, supongo que sí. De echo Jeno también se decoloró el cabello, ahora es lila claro que más bien parece rosado, y lo trae liso.
— Apuesto a que se le ve muy bien. — volvió a decir la chica, con entusiasmo.
— Si tú lo dices — dijo él.
— ¿Qué andan hablando de mí? — Jeno apareció de repente por detrás de su amigo, con seriedad.
— De lo bien que se te ve tu cabello. — comentó Yeji, Jeno le sonrió dulcemente.
— ¿Tú para cuándo te pintarás en cabello Yeji? — preguntó Haechan, a lo que ella se quedó pensando por un momento con un dedo en la barbilla.
— No lo sé, supongo que cuando tenga la edad de mi Unnie. — comentó alegre, mirando hacia ella.
— ¿Enserio nunca te has decolorado el cabello? — preguntó Minjeong a lo que ella negó.
— Mi mamá no me deja. — respondió cabizbaja.
— De todas formas tu color castaño es bonito. — le oyó decir a Jeno y ella se sonrojó un poco. — Será mejor irnos. — Yeji empezó a caminar junto a él dejando atrás a Haechan y a Minjeong.
— Oye, sobre lo de tu cabello...
— ¿Se ve mal? — le interrumpió antes de poder hablar, mientras se pasaba una mano por este.
— No, se ve bien.
— ¿Enserio? — soltó sorprendida y él asintió sonriendo levemente.
— ¡Unnie!
— Ya voy. — fue hacia Yeji y empezaron a hablar dejando atrás a los chicos.
Segundos después se empezaron a oír varios murmullos, y casi el alumnado se amontonaba entre sí por el pasillo, para ver algo.
— ¿Apenas iniciamos la semana y ya tenemos escándalos?
— Es algo raro que ahora no se trate ti y Haechan — volteó Yeji hacia ella —¿Qué crees qué sea?
— No lo se, pero mejor no hay que saber... — hizo una pausa y luego miró a su amiga por unos segundos. — O bueno mejor si. — y se acercaron hasta que varios alumnos despejaron por completo los casilleros.
Minjeong se acercó con Yeji a ellos.
— ¿Qué es esto? — se detuvo perpleja al ver varios rayones sobre uno de los casilleros, y algunas palabras que tenían pintadas en la puerta. — ¿Quién habrá echo esto?
— ¿Ya se enteraron? — de repente apareció Jaemin, haciendo que la confusión de los cuatro se hiciera más grande.
— ¿De qué cosa? — preguntó Haechan.
— Están rumorando sobre Ningning.
Todo se detuvo por un instante.
Así que de eso se trataba.
Minjeong volvió a mirar hacia el casillero.
— ¿Ese es el suyo? — señaló Yeji a este y Jaemin asintió.
— Pero ¿Por qué le harían eso a Ningning, para que la llamen ahora... ladrona, ursurpadora, mentirosa? — leyó lo que estaba escrito en la puerta,
con una mueca de disgusto.
(...)
— ¿Qué creen qué haya pasado? — preguntó Yeji mientras los demás comían en la mesa de siempre.
— Vandalizaron su casillero, puede que alguien salga expulsado por eso. — comentó Jeno llevándose un pedazo de fruta con el tenedor a la boca.
— A lo mucho, pero nadie sabe que pasó en realidad.
— ¿No dijiste qué habían rumores sobre ella, Jaemin? — preguntó Yeji, fulminándole.
— Dije que hay rumores, más yo no se que esté pasando. Solo escuché eso.
— ¿Creen qué Yangyang sepa algo? — preguntó Jeno.
— ¿Por qué debería saberlo? — Haechan le miró confundido.
— Solían ser amigos Jeno, ya no lo son. — respondió Jaemin. Haechan puso un dedo en medio de sus labios para indicarle que se callara, ya que había olvidado lo que pasó entre ellos y Minjeong. — Perdón. — susurró.
— Unnie — le llamó Yeji, pero Minjeong tenía la mirada perdida con el codo apoyado sobre la mesa y su mano sosteniendo su cabeza.
— Minjeong. — esta vez la llamó Haechan, ella reaccionó de repente devolviéndole la mirada, con los ojos en blanco. — ¿Qué te pasa? No has comido nada desde que empezó el receso.
— Ah eso... pues...
— ¿Sigues pensando en lo de Ningning? — como si pudiera leer su mente ella se sorprendió, pero terminó asintiendo. — ¿Por qué te preocupas tanto por lo que le pase? No es tu amiga ni nada.
— Ya lo sé, pero no me imagino lo que a de estar sintiendo. — cruzó los brazos, recargándose en el respaldo de la silla.
— Pensar en ello solo te causará más mal, ya come.
Sin mucho caso pellizcó su sandwich y se llevó un trozo a la boca.
Durante todo el receso Minjeong se la pasó así, pensado en lo mal que podría estar la otra chica con todo lo que estaba sucediendo. El casillero vandalizado, los murmullos y la cosa más importante y que nadie prestó mucha atención desde el inicio: su ausencia. No la había visto en toda la mañana de clases, por lo que supuso que tal vez estaría escondiéndose para no tener que enfrentarse a nadie.
Pasaron los minutos y la campana sonó para que todo el alumnado volviera a sus clases. En el pasillo se encontraron venir a Yangyang hacia ellos, con una
expresión desesperante.
— ¿Han visto a Ningning? — ellos negaron luego.
— No que nosotros sepamos. — respondió Jeno. — ¿Por qué?
— La estoy buscando.
— ¿Sabes sobre los rumores? — preguntó Minjeong a lo que él negó con sinceridad.
— Ni yo se de que se trata esto, solo se que le dicen ladrona, no entiendo porque. — contestó turbio, tragando saliva. — Será mejor que me vaya a clases — se dio la media vuelta desapareciendo por el pasillo.
— Creo que yo también me voy — Jaemin pasó de largo por ellos yéndose.
— Yo también me voy Unnie.
— Te veré después ¿Va? — Yeji asintió y se dio la media vuelta para irse.
Minjeong se dio la media vuelta, pero no para ir a clases.
— ¿A dónde vas? — Haechan la sostuvo del brazo, haciendo que volteara a él. — Que yo sepa tu clase queda para ese rumbo. — apuntó hacia la izquierda.
— Primero debo hacer algo.
— No me digas que vas a buscar a Ningning.
— Tengo que-
— No es una buena idea Minjeong.
— Ella puede estar muy mal Haechan, necesito...
— No vayas.
— ¿Por qué no?
— Porque no es tu asunto. No puedes simplemente meterte en asuntos que no son tuyos solo para defender a otras personas.
— ¿Dices qué mi ayuda no sirve de nada, qué no la necesita?
— No dije eso, simplemente no quiero verte involucrada en problemas que no son tuyos.
— ¿No será qué no quieres qué esto forme parte de otro rumor en tu vida de popular? — entrecerró los ojos, con algo de burla en ellos.
— No, pero no hagas una estúpidez.
— Sabes que lo haré de todos modos. — se soltó de su agarre, dándole la espalda yéndose.
— ¿Por qué te interesa tanto?
— Porque yo se lo que ella siente.
— ¿Y cómo sabes? — paró en seco volteandose hacia él, con expresión melancolica.
— Porque ya lo viví.
(...)
Minjeong anduvo no más de una hora perdida de clase buscando a la pelirroja, asegurándose de que también no fuera ser vista por un intendente o supervisor escolar.
De repente la idea de ir hacia los viejos salones se le cruzó por la cabeza, y fue directo a ellos. Continuó en silencio hasta llegar a una puerta, al abrirla no había más que poca iluminación y unas cuantas bancas desordenadas.
Escuchó un sonido, como si alguien llorara, se acercó hasta verla en el rincón. Estaba sentada en el suelo, abrazando las piernas mientras se pasaba el antebrazo por la cara para secarse las lágrimas.
— ¿Ningning? — la chica volteó hacia ella perpleja, toda llorosa y con el maquillaje corrido.
— Minjeong... ¿Qué haces aquí?
— Te estaba buscando.
— ¿A mí? — limpió su nariz con el brazo. — ¿Por qué?
— Todos dicen que hiciste algo.
— Bueno, no todo es lo que parece. — rió con amargura. — Pero la verdad es que no hice nada.
— ¿Y entonces? — se sentó junto a ella. — ¿Por qué todos te llaman ladrona? — Ningning volvió a tiritar, limpiándose la cara.
— Todos creen que soy así por... la publicación.
— ¿Qué publicación?
— No lo sabes ¿Cierto? — negó sin entender. — Si te cuento todo ¿No sé lo dirás a nadie? — ella volvió negar, poniendo una mano en su hombro.
— Dímelo.
— Hace dos años cuando llegué aquí no tenía ningún amigo, hasta que entonces conocí a Yuna, y me invitó a estar con ella y sus amigas. Todo iba bien aunque sabía que era la popular y todo eso, pero yo no quería irme de ellas por miedo a estar sola. Hasta que...
— ¿Hasta... qué?
— Hasta que... mi padre entró a prisión. — Minjeong se puso pálida y los ojos de Ningning amenazaron con más lágrimas. — Yuna se dió cuenta de eso y dijo que no me quería cerca de ella, además de que toda la escuela se enteraría de eso. Desde allí supe que era una mala persona, y yo le rogué, le supliqué que no lo hiciera, que yo haría todo lo que quisiera pero que no se lo dijera a nadie. Y desde entonces... ella me humilla, me obliga a hacer cosas que no quiero y me amenaza si me niego. Por eso siempre trataba de acercarme a ti porque sabía que no eras como ella, pero tu siempre me rechazabas. — un nudo en la garganta se le formó al oírla decir, un sentimiento de culpa y resentimiento se introducieron en su pecho.
— Ningning... enserio lo siento.
— No importa. Yo fuí la que le decía a la directora todo lo que tú y Haechan hacían porque Yuna me lo pedía.
— ¿Todo? — ella asintió. — ¿Y Yangyang?
— Yangyang siempre supo que Yuna era mala conmigo, pero nunca le dije nada por miedo, él no sabe mi secreto... o al menos hasta ahora. Yo le dije a la directora lo que estaban haciendo contigo en el baño, por eso Haechan y tu amiga llegaron a tiempo. Pero ahora... ya no se que hacer. — escondió la cabeza en sus brazos.
— Puedes hacer que se detenga.
— ¿Y cómo? — volteó hacia ella.
— Ir con la directora y decirle todo.
— Pero prometiste que no le dirías a nadie. — la miró alarmante.
— No puedes permitir que Yuna siga abusando de ti, tienes que detenerla, la unica forma de que salgas de esto es ir con ella y acusarla.
— No lo se Minjeong. Tengo miedo de que me pase algo.
— ¿Y si voy contigo? Juntas le diremos. — Ningning quedó desconcertada por un momento. Luego soltó un suspiro enorme y volteó hacia ella.
— Está bien, vamos.
He vuelto!!
Lamento la tardanza 😔💗💗💗
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