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Ni siquiera eran capaces de mirarse a la cara. Los gemelos que una vez fueron inseparables ahora lo eran.
Después de todo lo sucedido, George fue puesto al corriente de todo. El plan debía seguir como ha estado siendo.
Fred Weasley se sentía el peor hermano y tío del mundo. Habia dudado en la paternidad de su sobrina y ahora se sentía asqueado. Su hermano no le hablaba, y le dolía demasiado.
Se encontraban en la madriguera, pasando el rato en familia como de costumbre. Pero esta vez el ambiente volvía a estar tenso, los gemelos no se hablaban cosa que extraño a la familia por completo, pues estos ni mucho menos fueron enterados de el conflicto que sucedió.
Era cierto que desde el accidente de la guerra que tuvo Fred, ambos se distanciaron en especial medida por la mujer con la que salía. Ellos no solían salir juntos como de costumbre. Casi siempre hablaban de trabajo. No había bromas, no había chistes, no había risas. Los gemelos Weasleys no eran ellos mismos.
Elizabeth y George se encontraban sentados en el mismos sillón. El hombre relataba lo sucedido con Angelina, todo con completa veracidad. Mientras que la fémina no podía creerse que ambos se encontraran separados.
—Merlín George, nunca me lo imaginé...—comentó asombrada con una mueca de tristeza en su rostro.—Erais tan unidos.., comajeiabais tam sumamente bien que es impensable no veros juntos.. —murmuró y acaricio su brazo demostrandole apoyo— Pero tranquilo, la vida sigue.
—Lo sé, creeme—
Sus ojos no quitaron la vista de los orbes color chocolate de la chica Lupin quien lo tenía capturado. Enamorado, más bien.
Nunca sintió un sentimiento tan fuerte que no fuera por Elizabeth. A su lado se sentía en calma, en confianza. Sabia que podía decirle todos sus secretos y que ella nunca lo juzgaría, lo ayudaría. Cuando era adolescente pensaba que la quería como una amiga a la que apreciaba mucho, como pasaba con su hermana pero no era así. Con el transcurso del tiempo se dio cuenta de que la amaba profundamente. Como fulminaba con la mirada a cada uno de sus pretendientes, como deseaba enterrar a dos metros de la tierra a toda persona que se le ocurría meterse con la mujer de sus ojos, como no podía fijarse en otra chica que no era ella. Mujeres bonitas habia muchas, pero Elizabeth era muho mas que una cara bonita. Era una mujer con personalidad, noble, leal, fuerte como su padre y valiente como su madre. Tenia coraje, y bondad al mismo tiempo. Pero también tenía sentimientos, se sentía débil cuando quedaba sola, se guardaba todos sus malos pensamientos y sucesos para no preocupar a nadie.
Aún podía recordar cómo esta se deshago una vez con el. La abrazó apegandola a su torso, viendo como la muchacha se desmoronaba con cada palabra que salía de sus gruesos labios. Temblaba en sus brazos y sus sollozos eran continuos. El corazón de George dolia por cada uno de estos. Estaba completamente enamorado de ella.
Nadie sabía de su fuerte enamoramiento, ni siquiera su gemelo en el que más confiaba. Pues George podía observar como este también la miraba cada vez que pasaba o hablaba con ella.
Y cuando su hermano le dijo cuán enamorado estaba de la mujer, sentía el mundo venirse abajo.
Se enamoraron de la misma mujer.
Fred, después de replantearselo se acercó a ambos, tomando asiento en un sillón que se encontraba frente a ellos ganándose la atención de la pareja.
—¿Podemos hablar..?—preguntó en voz baja para que ningún miembro de la familia Weasley llegara a enterarse de lo sucedido.
—Habla— dijo George, prestándole atención a su gemelo, cruzando los brazos en su fornido pecho mientras se acomodaba en una mejor posición en el robusto sofá de La Madriguera.
Elizabeth a su igual opto por ponerse en una mejor posición, para escuchar las palabras del gemelo mayor.
—Siento mucho todo lo que causé.—comenzó con un leve nerviosismo y tartamudeo en su voz— Nunca debi dudar de su paternidad. Soy muy impulsivo y lo pienso, me dejo llevar por mis propias acciones causando graves problemas.— alzo la mirada mirando a ambos, pero esta vez la dirigió con totalidad a su hermano gemelo— Hiraeth es tu hija, y siento mucho todo lo que llegue a causar.—
George suspiró intranquilo, no deseaba tener problemas con su hermano y menos ahora que su "futura esposa" sabía toda la verdad. Pero si actuó como un verdadero idiota.
Elizabeth fue la que sufrió más de los tres, tuvo que aguantar cada una de las réplicas y reproches del gemelo mayor. Cada uno de sus llantos por la noche, con miedo a que se supiera la verdad. Cada falta de aire cuando los nervios llegaban a superarla por completo. Cada miedo a perder a su hija. Tuvo que aguantar como Jessica la chantajeaba, y el temor a poner la vida y felicidad de su amada hija en juego.
—Bien, gracias por entender de una vez. No era tan dificil— comentó malhumorado y miró a la mujer que se encontraba a su lado— Pero creo que yo no soy el que merece una disculpa en verdad.—
Los orbes avellana de Fred se cruzaron con los chocolates de la Lupin. Mirándose profundamente, retomando esa chispa que solo brotaba cuando ambos estaban juntos. Como pasaba cada vez que ambos estaban presentes en la adolescencia.
Ese brillo volvía a retomar. Podia significar varias cosas. Pero una de ellas era que los sentimientos que ambos una vez sintieron eran retomados, aunque ambo aún no eran conscientes de ellos.
—Lo siento mucho Elizabeth, en ningún momento debí violar tu privacidad y mucho menos alzarte la voz.— se disculpó verdaderamente apenado y avergonzado por todas las estupideces que realizo— Ojalá pudierais algún día perdonarme por todos los malentendidos que ocasione.—
—Fred—llamó la mujer a este, cruzando de nuevos sus profundas miradas—No debes preocuparte más por eso, no hay vuelta atrás. Eso quedará en el pasado y no lo sacaremos de allí nunca más.—
Ambos gemelos no entendían como el corazón de la Lupin era tan puro y tan noble.
Pero lo que no sabían es que después de tantos destrozos, hacia lo inevitable para que no hubiera uno más, por eso intentaba estar bien con todas las personas.
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—Esto es el mayor sacrificio que haré en mi vida— dijo la pelirroja, cuando vio a la azabache salir por la puerta de Grimmauld Place.
—Oh, ¿de veras crees que eres la persona que mas odia esto?—bromeó cerrando la puerta , para guardar las llaves en su bolso y mirar a ambas mujeres.—¿Nos vamos?, ¿tenéis el transladador?—
Hermione sacó un pintauñas color rubí de su bolso, extendiendolo también hacia las mujeres.
—Si, aquí esta—
—¿Un pintauñas?—inquirió Elizabeth sorprendida
—¿es enserio?— alzó una ceja la pelirroja, viendo al bote con una mueca
—Ya saben, Jessica decidió—se encojió de hombros mientras hacía una mueca de desagrado.—Bueno agárrense, no tardemos más. Recuerden, si antes vamos, antes nos deshacemos de ella.—
Dicho esto, las tres mujeres se agarraron al transladador en forma de pintura para uñas y llegaron hacia una calle de esquina, solitaria. No tenía muy buena pinta, era la típica calle en la que "habitaban" la gente sin hogar, o donde las personas resolvían sus conflictos a golpes.
Al llegar y casi tropezar por el transladador, se acomodaron sus cabellos y vestimentas, para cruzar el callejon y doblar a la esquina llegando a una amplia y abarrotada calle muggle donde tenían variados comercios.
Uno de ellos, una tienda de vestidos de novia a la que se dirigían.
Entraron por la puerta en orden, Hermione, Elizabeth y Ginny. Allí se encontraron con la fulminante mirada de la Banes y la cansada vista de Molly.
—Ya era hora—reprochó Jessica hacia las mujeres—Llevamos tiempo esperando.—
—Llegamos a tiempo—afirmó la Lupin al confirmar la hora en su reloj de muñeca.—No es nuestra culpa que tu hayas decidido venir antes.—
Jessica sonrió de lado, Elizabeth no sabía con quién hablaba.
—¿Y tu madre?—preguntó Ginny con ceño fruncido, mirando al interior de la tienda, intentando ver a alguien más — ¿no que iba a venir?—
El semblante de Jessica se tornó a uno serio, en el instante que pronunció esas palabras. No era nadie para reprocharle sobre su familia. Los Weasleys eran tan perfectos, tan unidos que parecía que todas las familias tenían que ser así cuando no lo eran.
—le surgió un contratiempo— farfulló, enaminandose a observar algunos de los vestidos colgados en unas perchas— y no pudo venir al final.—
—Claro—
Tras unos minutos, la encargada de la tienda apareció viendo a las mujeres de la familia con una amplia sonrisa, debía ser amable al público.
—Señorita Banes y familia—llamó— Por aquí por favor.
Todas las mujeres pensaron lo mismo. "Familia de Jessica" , ni siquiera se pararon a pensarlo, pero sonaba mal, muy mal. Aún ellas no lo eran, pero Elizabeth no lo sería en ningún momento.
Ni siquiera entendía por qué insistieron en que ella fuera, a pesar de ser madre de Hiraeth no era de la familia, pues ella no estaba en una relación con ninguno de los hermanos Weasley. Aunque en el fondo para Ginny y Hermione, ella ya era de la familia.
Notó una mano agarrando su antebrazo con firmeza y giro la cara hacia donde provenía.
—No sabes con quien hablas, "linda"—susurró con una malévola voz la veela— Yo que tu, cuidaría el lenguaje.— dijo antes de seguir caminando hacia delante.
Pasaron unas horas de intensas pruebas de vestuarios, habían perdido la cuenta ya. Elizabeth, Ginny, Hermione y Fleur ( la última que llegó más tarde por cuestiones de trabajo ) estaban cansada de escuchar la voz y los reproches de la Banes a cada rato.
A Molly tampoco era de su agrado estar especialmente en ese lugar muggle, pero debía aguantar por su hijo.
Finalmente logró decidirse por un vestido estilo princesa, tras demasiadas pruebas.
Cada una de las mujeres presentes pudieron encaminarse con tranquilidad a su casa, después del fatídico día que la Banes las hizo pasar.
Ninguna la soportaba, a decir verdad ni siquiera Molly lo hacía. Únicamente cuando sus pensamientos misóginos eran iguales o coincidían.
●●●
Llegó a su casa algo tarde, pues la noche ya estaba al caer. La luna se hacía visible poco a poco. Dejó su bolso y llaves en la mesa, y se dirigió para sentarse en el sofá con los pies en alto, para descansar tras un largo y cansado día.
Pero por una parte había sido un gran día, si descontaba que todos los miembros de la familia Weasley (incluida Elizabeth) vinieron a acompañarla. Hubiera deseado que su madre estuviera allí con ella en ese momento tan importante de su joven vida, pero esta nunca se interesó por la felicidad de su hija.
Tecnicamente, no le importaba lo que pensara o sentía su hija. Jessica de verdad esperaba que viniera a la boda, pues a pesar de todo lo que le hizo y el dolor que tuvo que sufrir por las cosas que decía su madre ( aunque inconscientemente ) seguía siendo su madre y para su desgracia seguiría amandola como una niña pequeña. Le era difícil desprenderse de un dia para otro de su matriarca, aunque en algunos momentos lo llegó a pensar por todo el daño que esta le hizo en sus peores momentos y en cómo la decayó.
En esos momentos donde pensaba internamente, tuvo que levantarse rápidamente para ir hacia el baño. Sintió un cosquilleo en la barriga que después se convirtió en asco, ganas de vomitar. Las náuseas la llevaron hacia el baño, donde expulsó todo lo que tenía en el estomago.
Cuando lo hizo , aún de rodillas se sentó en la pared mirando fijamente el techo del baño pensativa y asqueada por lo que recién hizo.
¿Que estaba pasando con ella? ¿Por qué no dejaba de tener náuseas y mareos repentinos?
Un pensamiento se cruzó por su mente, esperando con ansias que esa fuera la respuesta de sus dudas
Estaria ella, Jessica Banes tras tanto tiempo deseando y esperándolo ¿embarazada de Fred Weasley?
¡Hola! ¿Que os ha parecido el capitulo?
Estoy intentando actualizar por día, pues el drama se viene y no quiero dejaros con la intriga.
Todo esto cuesta mucho esfuerzo y espero que lo valoreis, sabeis que un voto y uno o dos comentarios no cuesta nada y ayuda mucho.
Tambien ha habido un cambio en la portada, ¿les gusta?
Los quiero mucho, nos leemos! <3
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