07

Una ráfaga de viento me invadió el cuerpo cuando salimos del antro. Me abracé a mi misma tiritando ya que no llevaba una chaqueta conmigo, Jaemin estaba a unos pocos metros lejos de mí con el celular pegado a la oreja. Cuando terminó la llamada volteó hacia mí y se acercó.

— Acabo de llamar un taxi para ti.

— G-gracias. — tartamudeé debido al frío que tenía, asintiendo cabizbaja.

— ¿Tienes frío? — me preguntó en voz baja y yo asentí de nuevo. Lo próximo que me sorprendió fue ver que se quitaba su chaqueta y me la ponía por encima de mis hombros. Pronto dejé de temblar, la chaqueta de Jaemin era cálida y acogedora, y eso solo me hizo pensar que ni un hombre había hecho alguna cosa así por mí en mi vida; ni siquiera el estúpido de Yuta. Sólo había sido Jaemin cuando estábamos juntos.

Estábamos...

— ¿Qué hacías con Yuta allá? — me preguntó con una voz severa que me hizo voltear a verlo por primera vez.

— Lo mismo que tú, supongo. — me encogí de hombros.

— ¿Qué quieres decir? — frunció su ceño con confusión.

— Viniste a lo mismo ¿no?

— A diferencia de ti, a mí no intentaron drogarme con una pastillita dentro de un vaso. — su voz salió severa pero con un cierto toque de sorna, fruncí mi ceño de la misma manera que él lo hizo hace un rato. Su respuesta me dejó muy confundida y lo miré perpleja.

— ¿Qué?

— Las ponen en todos los vasos, Soyoung. Deberías saberlo antes de haber aceptado venir con ese imbécil.

— ¿Y entonces por qué estás aquí? — él estaba apunto de abrir la boca para decir algo, pero simplemente la volvió a cerrar. Su rostro estaba como nostálgico, y no pude evitar preguntarme que era lo que lo tenía tan afligido además de nuestra ruptura. —¿Jaemin?

— ¿Sí? — él reaccionó y me miró. Sus ojos estaban apagados y por alguna razón sentí que mi corazón se encogía.

— ¿Qué estabas haciendo aquí? — volvió a callar y entonces volví a hablar. — ¿Tiene algo que ver conmigo?

— No. Pero supongo que no te importaría de todos modos.

— ¿A qué te refieres? ¡Jaemin, dímelo!

— Se trata de mi madre. — soltó es seco, su mirada no estaba posada en la mía desde hace rato, ví como su mandíbula se tensaba y como su nuez se movía al tragar saliva.

— ¿Qué pasa con ella?

— Tú deberías saberlo ¿no? — su voz se había quebrado y yo empecé a preocuparme más. ¿Por qué me preguntaba eso como si hubiera tenido algo que ver con su madre? Como si me reprochara algo. Y entonces recordé todo...

Una mueca de vergüenza se formó sobre mi rostro, no podía ser capaz de mirar a Jaemin cuando estaba apunto hablar. Pero tenía que hacerlo.

— ¿Siguió enferma de gripe?

— ¿Gripe? — una risa cruda salió de sus labios, luego me miró con estupefacción y yo me tensé. — Ella no tenía ninguna gripe y tú lo sabes. ¡Ella tenía cáncer! ¿Entiendes? ¡Cáncer! ¿Cómo te atreves a preguntarme algo como eso cuando tú eras la única que lo sabía?

Me quedé en estado de shock. ¿Cáncer? Yo no lo sabía, juro que no lo sabía. Mi mente no recobraba ningún recuerdo sobre esa situación en la que me hubiera mencionado la enfermedad de su madre. Sí, sabía que estaba enferma, pero nunca supe de que...

— Ja-jaemin, yo... no lo sabía...

— ¡¿No sabías qué?! ¿Ahora tienes el descaro de negarlo? Tú sabías lo que mi madre estaba sufriendo ¿y tienes el descaro de preguntarme qué pasa con ella? ¡¿Tienes el descaro, Soyoung?!

— ¡Jaemin...! — le mostré mis palmas para intentar calmarlo, pero eso no funcionó mucho, yo me sentía muy asustada y confundida. Ví como el negaba la cabeza y caminaba unos pasos lejos de mí y se daba la vuelta.

Mis manos las sentí temblar y por primera vez en mi vida tragué duro ante el semblante frío y oscuro de Jaemin. Nunca lo había visto enojado, siempre creí que era una persona fácil de dominar puesto que hacía todo lo que yo le pedía, pero ahora veo que me equivoqué. Y no lo niego, Jaemin me daba miedo en ese estado que ahora, me veía a mí como una persona vulnerable y de poco carácter.

— Soyoung. — su voz era áspera, que yo ni siquiera me atreví a mirarle. Pero cuando él se acercó poco a poco levanté la cabeza con temor. Su mirada sin expresión llenaba mi estómago una de inquietud que no podía verse, pero que por dentro era todo un tormento. — Este es el resultado de tus acciones.

— ¿A qué te refieres?

— A que esto es lo que pasa cuando eres una persona insensible, fría y egoísta con todos y cada uno de los que te rodean. Si me hubieras comprendido desde el principio, mi madre aun estaría con vida, si hubieras escuchado a Lía desde un inicio, ustedes aun seguirían siendo amigas, si hubieras valorado a tu padre que tanto se a esforzado solo por ti para que estuvieras orgullosa de él... si hubieras aceptado que te equivocaste sabiendo que eres un ser humano como todos los demás... nada de esto estaría pasando.

Todo el tiempo que Jaemin habló me quedé callada. Mientras lo escuchaba me dí cuenta que tenía razón, yo había sido una persona muy superficial, que quería a todos para mí, que despreció a quienes me querían, que prefería estar con otras personas porque las clases sociales lo había sido todo para mí. Siempre tener lo mejor de lo mejor, pero ahora lo mejor que alguna vez pude tener tal vez ya no vuelva. Ni siquiera pensé en Jaemin en todo el tiempo que pasé sin él, y ahora que ambos estábamos frente a frente me estaba arrepintiendo de todo. Porque a diferencia de Yuta, Jaemin era el único. La única persona que se preocupó por mí, la persona que me cumplía mis caprichos apesar de que estos siempre le afectaran emocionalmente, la persona que nunca me dejó sola, la persona más amable, dulce y gentíl que había conocido, la persona que no valoré...

Mi voz se encogió cuando quise hablar y no pude, sentía un nudo en mi garganta que dolía a mares, y mis ojos se estaban cristalizando. No quería llorar, no quería que Jaemin me viera llorar pero creo que es lo poco que merezco después de tratar al mundo como una mierda.

No me pude contener y las lágrimas salieron por si solas. Esperaba que Jaemin tuviera un poco de compasión por mí y viera mi arrepentimiento, me abrazara o al menos me dijera algo, pero en cambio solo me miró como si fuera alguien insignificante. No importa, me lo merecía de todos modos.

De pronto un taxi se paró frente a nosotros y Jaemin seguía en el mismo lugar con las manos metidas en los bolsillos de los pantalones.

— Debes irte. — me dijo sin mirarme, y me subí al vehículo. Bajé el vidrío de la ventana para que él pudiera verme.

— Espere. — le dije al conductor y él asintió. — Jaemin... lo lamento. Lamento mucho lo que hice.

— Ya es tarde para arrepentimientos. — sus palabras salieron como veneno, yo asentí y subí la ventana mientras miraba mi regazo. Más lágrimas cayeron por mi mejillas y luego mis manos estaban como empapadas durante todo el camino a casa.

(...)

Lo primero que hice al entrar por la puerta de la escuela fue buscar a las chicas. Tenía que disculparme con ellas por lo de Yuta. Estaba por entrar por la puerta de la cafetería cuando alguien empujó la puerta hacía mí y casi me golpea la nariz. Estaba por gritarle a la persona pero me dí cuenta que se trataba de las chicas. Yeji y Karina me miraron con enojo y desprecio, sabía que el dudar de ellas y por la forma en como las había tratado les daba el derecho de reaccionar así. En cambio Kazuha estaba cabizbaja, como si tuviera miedo de reconfrontarse conmigo.

— Hola... niñas.

— ¿Qué quieres, Soyoung? — preguntó Karina cruzando los brazos. Yo tragué saliva antes de hablar.

— Sólo quería disculparme por haber dudado de ustedes. — al confesar las tres cambiaron sus semblantes, pero no tanto como yo lo esperaba.

— Bueno, Yuta es un idiota. No se necesita conocer para saber con la clase de Fuckboy que te metes.

— Sí, es verdad. — me reí un poco, pero eso ni siquiera hizo efecto en ellas. — Yo quisiera saber si podemos...

— Sabes, Soyoung, nosotras te considerabamos nuestra amiga, pero ya ni siquiera podemos hacer eso. Yeeun nos ha ordenado no hablarte más, y si tú nos hablas o incluso sino te alejas de nosotras... entonces seremos nosotras quienes te alejen.

— ¿Qué? — estaba atónita. ¿Cómo podía esa maldita de Yeeun gobernar sobre de ellas de esa manera? Estoy segura que después de haber dudado de ellas ya no quieren saber más de mí, pero otra cosa es que se dejen manipular por alguien que solo busca compañía por aprobacióm social.

— No queremos que nos busques más. — finalmente Karina y Yeji pasaron por mi lado, solo Kazuha se quedó atrás y me acerqué a ella.

— Kazuha...

— ¿Por qué eres tan mala, Soyoung? ¿Por qué no confías en las personas que te quieren? ¿Por qué? — sus ojos estaban envueltos en una tristeza profunda, que sentía que algo se quemaba dentro de mí. Como si me desgarraran.

— Kazuha, lo lamento. Lamento no haber confiado en ustedes pero sobretodo en ti. Lamento haberte decepcionado.

— Pues espero no decepciones a los que siguen después de nosotras. — sus palabras por más suaves que sonaran dañaban mi corazón.

— Kazuha...

— Ya oíste a Karina, no nos busques más. No quiero que me vuelvas buscar.

Preparénse para llorar 🤧

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