11.

¿Ya sabes que vas a estudiar cuando termines la escuela?  — Le preguntó Andrés a Alicia mientras caminaban de la mano por el parque, se sentía el calor de todos observando, desde gente que los había visto crecer hasta compañeros de la escuela que los apuntaban "disimuladamente" —

Sigo con la misma idea de siempre, ser inspectora, pero una de las mejores de España eh, a todo o nada. — Ella hace años ya sabía que iba a estudiar eso, le era fiel a esa idea la cual le fascinaba, pero Andrés quería morir respecto a eso. — ¿Has visto el último robo de joyas?

Si, si, algo escuché, pero no le di mucha atención. — Mentira, ¿Cómo no le iba a dar atención? Era el robo que el mismo había hecho, pero claramente no podía contarle nada respecto a eso. — Joder, que fastidiosas que son, cómo nos miran, creo que todavía no se enteran que eres mi novia.

— Alicia se rió de eso, normal si no caían en cuenta de eso, ya que toda la vida se habían comportado igual, entonces se frenó en seco. — Entonces vamos a afirmar la teoría. — Lo tomó suavemente de las mejillas, se puso en puntitas y acortó la distancia entre ambos, no hacía falta ni que abra los ojos para saber que los estaban mirando. —

— Andrés la sostuvo firmemente de la cintura para que no se caiga, se separaron suavemente luego de quedarse sin aire, observaron a los demás quienes estaban viendo como si se tratara de celebridades y ambos los saludaron a lo lejos con la mano. — ¿Ya les contaste a tus padres? — Preguntó retomando la caminata mientras volvían a estar tomados de la mano. —

Aún no. — Confesó sincera, no sabía como el mayor iba a reaccionar, le daba algo de miedo lo que le vaya a decir. — ¿Puedo decirle cuando ya tengamos más tiempo de relación? Todo el mundo puede saberlo, quiero que se sepa, pero con ellos me va a tomar un poco más de tiempo, ¿Me entiendes?

Claro, no te preocupes rojita, tómate tu tiempo para decirle, sólo te pido que no se lo digas el día que nos casemos, o el día que nazca nuestra hija o nuestro hijo. — Ambos se rieron mientras caminaban, fueron hasta un árbol en el que primero se sentó Andrés y luego se sentó Alicia entre sus piernas para después recostar la cabeza en su hombro. — ¿Como le vamos a llamar?

¿Qué?

Claro, tenemos que saber que nombres le vamos a poner a nuestro futuro principito o a la futura caperucita roja.

Vale, tienes razón, a ver. — Alicia pensó unos segundos, aunque ya se sabía sus opciones. — Te diré mis opciones, ya las tenía pensadas hace rato. No me interrumpas eh.

Bien, no digo nada. — Le acarició suavemente el cabello y la pelirroja empezó a decir todas sus opiniones. —

Victoria, Aitana, Leire, Mateo, Daniel, Santiago.
Ahora vas tú y luego comparamos los nombres. — Alicia se quedó haciendo formas invisibles sobre el cuerpo de Andrés hasta que el contrario le dijo todas las opciones. —

Emma, Pedro, Aitana, Hugo, Carla o Santiago. — Comentó con una sonrisa sabiendo que dos de los nombres coincidían. —

Vale, a ver. — Se acomodó bien en su regazo y se quedó pensando los nombres otra vez. — Aitana y Santiago. — Dijo un poco confusa los nombres. — ¿De verdad?

¿No te gustan? — En el nombre "Santiago" hizo un poco de trampa ya que lo dijo por ella, pero la verdad es que ambos nombres le gustaban mucho, el de Aitana fue pura casualidad. —

Claro que si, ¿Cómo no me van a gustar? Yo misma los dije, ¿En verdad te gustan? — El asintió, ella aprovechó y le dio un picotazo, luego otro y otro hasta que finalmente Andrés le dio un beso del que no se pudo separar. —

Entonces ya tenemos los nombres, en muchos años, cuando te quedes embarazada no vamos a pensarlo a último momento. — La tomó firmemente en brazos y se levantó del suelo, la acomodó mejor, como si fuera una princesa mientras que ella ya había puesto sus manos en su cuello mientras reían. —

¿Me vas a llevar por todo el parque cómo una princesa?

¿Esperabas menos? Se que terminas cansada luego de las clases y hoy las tuviste por la mañana.

— La pelirroja negó suavemente con la cabeza, el estaba sin vergüenza, al contrario, con orgullo la llevaba hasta que pasaron por un puesto de flores y ahí la bajo. —
¿Tiene tulipanes blancos? — Le preguntó Andrés al dueño mientras que ella negaba suavemente. —

Andrés, no es necesario.

Claro que lo es, joder mira esas. — Apuntó a unas flores que no vio nunca, eran rosadas, pero no un rosado chillón, muy hermosas. —

Son peonias. — Le contestó el hombre, Andrés se agachó a verlas mejor, eran las ultimas. — ¿Se lleva alguna? No quedan tulipanes.

Todas, un ramo de estas, por favor. — Se volvió a acercar a Alicia quien solamente lo observaba en silencio con una sonrisa y el no demoró en dejarle un beso en la frente. —

Aquí tienen. — El florista le extendió el gran ramo a Andrés, quién enseguida le dio el billete correspondiente y luego el le dio el ramo a Alicia. —

¿Qué hago si me preguntan de dónde lo saque?

Dices que tú misma lo compraste. — Ella asintió, una de las mejores decisiones de ambos fue hace días formalizar lo que venían sintiendo hace años y caminaban por las calles como los dos adolescentes enamorados que eran mientras se tomaban fotos con el celular de Alicia, ya le estaba por explotar la memoria. —

¿Cómo sigue tu abuelo?

¿Yayo? — Andrés asintió. — El está bien, de hecho iba a ir a verlo después de vernos, ¿Quieres venir? Sigue sin hablar aún, pero nos puede escuchar.

Claro, yo te acompaño. — Caminaron hasta la casa de la pelirroja, dónde al subir a su habitación renovó el agua y las flores del florero de su habitación. — Eres preciosa. — Dijo Andrés mientras la observaba despedirse de comisario. —

Espero que me lo sigas diciendo incluso si pasan diez años. — Le dio el último beso al gato, se puso perfume y luego le puso un poco de su perfume a Andrés. —

¿Por qué tú perfume en mi, ya no te gusta el mío?

Ay, no amor, es para que si preguntan qué perfume tienes digas "El de mi novia." — La tomó suavemente de las mejillas y le dio un beso, finalmente salieron de la casa, tomaron un taxi y fueron directamente al hospital, Alicia estuvo bastante callada todo el camino, se mantenía con la cabeza sobre el hombro de Andrés, quién le acariciaba suavemente la pierna y mantenía la tranquilidad. —

— Al bajar de aquel coche, Alicia fue a la recepción a dar sus datos, era la única que siempre visitaba a su abuelo, sus padres se la pasaban trabajando, entonces ella era la que siempre iba, dio los datos y cerró "presentando"  a Andrés. — Vengo acompañada — Lo apuntó con la cabeza. — ¿No hay problema verdad?

No señorita Sierra, pueden pasar, ya sabe cómo ir, ¿Verdad?. — Claro que no iba a haber problema con semejante cantidad de dinero que los Sierra estaban invirtiendo. —

— Alicia asintió, tomó la mano de su novio y lo llevó hasta la habitación, se quedó unos segundos parada en la puerta hasta que finalmente la abrió y encontró a su abuelo despierto mientras observaba el noticiero. — Hola Yayo. — La pelirroja se acercó a la cama, le dio un beso en la mejilla, tenía los ojos cristalizados al ver a su abuelo así, Andrés cerró la puerta y observó a Alicia unos segundos antes de sentarse. — ¿Te acuerdas de Andrés de Fonollosa? El que se tiró brillantina naranja en el cabello cuando éramos niños, éramos mejores amigos y ahora es mi novio, eres el primero de la familia en saberlo. — Alicia volteo a verlo, le hizo seña para que se acerque, cosa que Andrés dudo un poco pero no demoró en ir. —

Encantado, usted debe ser Enrique Sierra, Alicia me contó maravillas sobre usted. Tiene una nieta encantadora. — Le dio un beso en la mejilla a la pelirroja y se quedó observándola atentamente hablar, con esos ojos brillantes que tenía cuando estaba en su compañía. —

Yayo, ya verás que te pones bien, le tienes que enseñar a Andrés tu colección de monedas extranjeras, y Andrés te tiene que mostrar sus dibujos, los hace con tinta china, le quedan increíbles. — La pelirroja tomó suavemente la mano de su abuelo y siguió hablando con ilusión en sus palabras. — Además, todavía no termine la escuela, no me has visto con el gorrito aún, tienes que verme, luego me vas a ver en todos los canales de noticias. "Inspectora Sierra", te tienes que mejorar. — Andrés  mantenía acariciando la mano de Alicia, mientras que la pelirroja hablaba esperanzada con el hombre mayor, este no le podía contestar pero al menos la podía oír. —

— Al pasar de las horas Andrés y Alicia estaban por entrar a casa del castaño luego de pasar ese día juntos, por suerte podían ir a casa de el ya que Sergio lo sabía y Paula no estaba en casa, hablaban y Alicia también ayudaba a su hermano con su tarea, aunque casi no le hacía falta, era un joven muy inteligente. —

¿Creen que se va a poner bien?

Ya veras que si Ali.

— A pesar de que Alicia odiaba ver a su abuelo así, era la única de la familia que iba diariamente, y sorprendentemente Enrique le dejaría la herencia completa solamente a ella, lo que posiblemente desate una guerra familiar, pero sabía que ella usaría bien el dinero y que disfrutaría de los terrenos.
Tal vez si la pelirroja no quisiera ser inspectora ya sabría la razón de porqué su tabaco era tan comprado. —





Esto de doble actualización ya se está haciendo costumbre. Todo tú culpa isthisacrimeeee 🙄🤍

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