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   Y algo. Que no sabía que seguía ahí, intacto con tanta fuerza que puede ahogarlo en ese momento, esta ahí. Llegando con frenesí, con una libertad que poco ha comprendido en su vida y que escasas dos veces (o tres contando a Steve) se reúne en su pecho, proclamando su salida y el remolino que se crea va, buscando no una víctima sino una persona y esa persona es Steve Harrington. Aquel bobalicon chico y estupido copete que cuenta con un adorable gorro de marinero. Ahí está, Steve con ese ridículo traje y una bonita sonrisa en el rostro. Pero, no está seguro si lo hace por la amabilidad del cliente, los malos chistes de Max en toda la heladería o la mirada asesina de Robin, pidiendo cortesía.

    Porque así son ellos, tontos e irremediablemente ingenuos y por supuesto que no lo culpa, es una alma vieja, con poder de sacar lo mejor de sí. Porque desde ese beso algo había realmente cambiado, con él y no solo con él, sino con Steve su relación había llegado a algo más, algo intenso que creyó nunca sentir: aparte de su madre y la chica pelirroja con actitud prepotente (no lo quiere decir pero esta muy orgulloso de lo independiente que Max se ha vuelto) pero, Steve no solo es un beso cliché en la lluvia, es algo más. Algo que siempre supo y que hasta ahora se permite sentir, un algo que crece y no puede evitar expresar, porque Steve le ha demostrado eso: expresarse aún cuando nadie te permita sentirlo. Porque Steve le toma de.la mano cuando caminan en el centro comercial, porque Steve abraza a Duatin cuando siente ternura (y él comienza a hacerlo con Maxine, aunque ella se niegue también lo quiere) porque Steve se comporta como una verdadera niñera y un verdadero amigo CUANDO Will Byers le dijo que le gustaban los niños. Steve es todo aquello que él quiere. Con sus sonrisas, sus besos (cortos porque no quiere que Steve crea que es solo una noche), sus abrazos y sobre todo con esa manera ridícula de estar ahí, justo a su lado cuando más lo necesita.

     —Chico malo, ¿no deberías cuidar a los niños?—Robbin es demasiado molesta y por supuesto que no puede sentir odio, porque él salió con la actual novia de Robin, Lisa.—Lo siento,—dice ella con un tinte rojo en las mejillas—es solo que no me acostumbro a que el club de Steve este aquí.

     —No somos un club—dice Max irritada, ahí está defendiendo a su hermano mayor y algo en su pecho se aprieta de tanto amornque tiene hacia Max—somos adolecentes que compran helado en el lugar en el que un amigo trabaja, y Billy cuida de Steve.

    —Citas—menciona Robin con cautela.

    —No son citas—dicen Mike y Will sonrojados.

     Y rueda los ojos. No hay anda más ridículo que chicos de secundaria gustandose. Y en parte tiene RAZÓN Robin. Cuida a Steve y no por su estupido padre, no por los idiotas homofóbicos del pueblo, sino porque él quiere que Steve esté bien, y a veces olvidan que hay dimensiones entrando a la suya.

    —Listo, todo está limpio, ¿nos vamos?— pregunta Steve con simpleza tomando la mano de Billy tan cuidadosamente que piensa que podría hacer eso todo el día y como sus manos son tan familiares que pareciese que estuvieran hechas para estar unidas, siempre.

    —Claro, déjame sola.

    —Lisa, vendrá, no creo que te moleste estar encerrada con ella limpiando el resto,—Robin susurra un que te jodan, Harrington.

    —Te veo a las ocho, Billy.

    Max sale de la mano de Lucas y no quiere aceptarlo, pero no está preparado para ver a Maxine irse, seguido salen Will y Mike, e incluso el chico Dustin que parlotea lo mucho que extraña a Suzie.

    Está bien.


    Su nuevo lugar favorito es la azotea del Centro Comercial, es grande y por supuesto tiene los mejores atardecer, pero... ¿A quién quiere engañar? Los mejores atardecer están justo ahí, junto a Steve quien ha hecho que cada día valga la pena, que cada día quiera vivir esa vida que tanto tiempo le ha costado amar. Porque él no sabía que podía amar tanto a una persona hasta que conoció a Steve. Porque no sabía que se podía tener una amistad justo como Nancy y steve la tienen, o nunca supo que era tener un hermano hasta que Maxine la abrazó y comprendió que se puede amar tanto a una hermana menor, que puede ser la mejor versión de él mismo, porque Steve creyó en él, justo cuando nadie lo hacía.

     Así es.

     Y.

     Su princesa habla, habla de lo mucho que extraña a sus padres, de la vida antes de crecer tanto y por supuesto de la nueva y extraña familia que ha escogido vivir, una donde cuida a adolescentes de 14 y 15 años, una vida llena de dolor y ese dolor lo lleva hasta él, hasta Billy Hargrove.

    —A veces...—narra Steve comiendo comida china—nadie sabe lo que tiene hasta que llega alguien y te enseña todo lo que crees que una vida te ha quitado.

     —¿Hablas de Nancy?—y justamente por eso sabe que Steve cambió de sobremanera cuando Nancy fue su novia, como también cuando Nancy le abandonó. Y es como si Nancy hubiese sido un antes y un después en la vida de Steve, su Steve.

    Steve ríe, torpemente antes de hacer una mueca y enlazar sus manos.

    —Hablo de ti, creí que todo se había ido a la basura... cuando... dije que era gay... cuando... estabas ahí para, irte.

    —No puedo imaginar una vida sin ti, Billy.

    Y. Mierda, eso se sintió tan bien. Su estómago se revuelve porque no puede imaginar una vida sin él, sin Billy Hargrove el chico malo del pueblo, el chico que es una basura, el chico violento y... carajo, lo quieren mo puede pedir algo mejor. Porque él mejora día a día por Steve, por ser mejor persona y su hasta su psiquiatra le da dejado en claro que debe avanzar y ser la mejor versión de él, la que puede amar a Steve, incondicionalmente.

     Y tras un silencio prolongado y lo suficientemente acogedor, Steve dice:

    —Te amo.

    Billy puede sentir el nudo en su garganta, no de tristeza, de felicidad porque por fin en casi veinte años, nunca nadie le ha demostrado que lo ama con todo y sus demonios, con todo y ese lugar oscuro y húmedo en el que alguna vez estuvo pero, ya no más.

    —Yo también te amo, princesa.

    Y es entonces.

     Después de esos osculos castos y pequeños. Que toma su rostro ligeramente, y lo acerca tanto a su persona que puede sentir sus cabellos rebeldes de Steve abrazar su rostro, que puede oler ese aroma a jabón combinado con su loción, y ahí es justo cuando sus labios se acercan y se unen, no simplemente sino en un beso, profundo y hermoso, uno en el que demuestra tanto con tan poco. Que enseña la calidad del amor que han Guardado tanto tiempo que por fin, es libre de expresarse y fluir con ellos, como hace mucho tiempo no se sentían.

     Me ama, piensa Billy y comprende. Lo que es amar a una persona. Y que el tampoco puede imaginar una vida sin Steve, su Steve.

   

    Y cuando la noche cae, la ropa y las sábanas también.

   Y por primera vez en mucho pero, mucho tiempo, ambos conocen el verdadero amor, en toda su extensión, se besan, se tocan y el deseo va más allá porqué ellos no usan el deseo carnal, unen sus almas y están listos para algo más, mucho más allá de lo pudieron pensar alguna vez en su vida.

  










Una disculpa por la tardanza, algo sencillo, faltan uno o dos capítulos para su final  como dije en un principio en una historia sencilla.
All the love.

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