-ˢᵉᵛᵉⁿ
CAPITULO 007
ʸᵒ ˣ ᵗⁱ ᵗᵘ ˣ ᵐⁱ
Cris me llevo hacia donde estaban sus hermanos, la verdad esto me sorprendia en realidad iba en serio.
Cuando llegamos dos niñas y un niño me miraban con cierta curiosidad
—Ellos son mis pequeños terremotos —bromeó Cristiano, haciendo un gesto para que se acercaran.
El niño fue el primero en darme la mano con una sonrisita pícara. La niña de pelo lacio me miró de reojo antes de decir un tímido "hola", y la otra niña de rulos se acerco un poco a mi
—Que guapa eres—Dice con una sonrisa—Soy Alana y el es mi hermano Mateo y Eva—Dice mientras los señala
Me puse a su altura—Tu eres muy guapa Alana, es un gusto conocerte—Digo con una sonrisa
Después de conversar con Alana quedé con Junior hablando de cosas tribales hasta que vi quién se acercaba.
Georgina Rodríguez caminaba hacia mí con una sonrisa radiante, como si ya me conociera de antes. Era hermosa, con esa presencia que hacía que todos en la sala la notaran sin que tuviera que esforzarse.
—Madre, ella es Mariann —dijo Cristiano con naturalidad—Y Mariann, ella es Gio
Yo me quedé en blanco por un segundo. No porque no supiera quién era, sino porque… ¿por qué me estaba presentando con ella tan rápido?
Georgina me escaneó de arriba abajo con una sonrisa que no supe si era amable o analítica.
—Así que tú eres Mariann… Mucho gusto.
—El gusto es mío —respondí, tratando de sonar natural.
Cris se giro levemente ya que Mateo lo estaba llamando y fue hacia donde estaba el.
—Sabes es un placer conocerte, de verdad —dijo, tomando mis manos con calidez— te he visto con Junior, y bueno tenía curiosidad de conocerte
Sonreí, algo sorprendida.
—¡Wow, gracias! Igualmente, es un honor.
—¡No digas eso! —rió con un gesto de la mano—. Eres preciosa, en serio. Desde que te vi, pensé "Esta chica tiene algo especial".
Sentí el calor subir a mis mejillas.
—Ay, qué linda, gracias.
—No, en serio —insistió ella, tomando asiento a mi lado—. Me encanta conocer a las personas que son importantes para mi familia.
Abrí un poco más los ojos.
—¿Importante?
Georgina me miró con picardía y asintió.
—Ay, por favor, Mariam… —se inclinó ligeramente, como si estuviera a punto de contarme un secreto— Junior no deja de hablar de ti.
Me mordí el labio, tratando de ocultar una sonrisa.
—¿En serio?
—Dime la verdad, Mariam… ¿tú qué sientes por él?—Pregunta ella cambiando de tema
No me esperaba esa pregunta
—El es muy lindo conmigo, es divertido, atento… diferente.
—Ajá… —alzó una ceja—. ¿Y solo eso?
Reí, tapándome la cara con las manos.
—¡Ay, Georgina! No me pongas en aprietos.
Ella rió conmigo y luego tomó mis manos con calidez.
—Mira, Mariam. Yo sé que esto puede ser un poco… inesperado. Pero te voy a decir algo, cuando alguien especial aparece en tu vida, no hay que pensarlo tanto.
Suspiré, mirándola a los ojos.
—¿Tú crees?
—Lo sé —asintió—. Y no te preocupes, que si sigues por este camino, vas a tenerme a mí para apoyarte.
Sonreí, sintiendo un calorcito en el pecho.
—Gracias, Georgina.
Ella se levantó, guiñándome un ojo.
—Nos vemos pronto, ¿sí?
Y con un beso en la mejilla, se despidió, dejándome con una sonrisa tonta en el rostro.
Cris llegó riendo con Mateo
—Bueno Junior me tengo que ir—Digo mirando a mi hermano que me hacía señas
—Tan pronto, quedate a celebrar—Menciona el
—Tengo que ir al hotel pero sería un gusto—Digo pícara
—Oye, Linda
Levanté la mirada hacia él.
—¿Sí?
Se acercó con esa despreocupación que parecía tan natural en él.
—Dame tu Instagram.
Parpadeé, sorprendida por lo directo que fue.
—¿Así de fácil?
Cristiano sonrió, divertido.
—¿Esperabas que te hiciera una presentación formal?
Solté una risa corta y negué con la cabeza.
—No, pero al menos un “por favor” no estaría mal.
—Por favor —dijo con tono exageradamente educado, inclinando un poco la cabeza.
Me reí y saqué mi teléfono.
—Está bien, ¿cómo te busco?
—Nah, pásamelo tú, yo te sigo.
Tecleé rápidamente mi usuario y le pasé el teléfono. Cristiano lo miró por un segundo y luego, con un gesto rápido, me siguió desde su cuenta.
—Listo —dijo, devolviéndome el celular.
Cuando miré la pantalla, vi la notificación
cristiano.djr comenzó a seguirte
—Wow, todo un honor —bromeé.
—Lo sé —respondió con una sonrisa confiada—. Así que no me dejes en visto.
Lo miré con una ceja levantada.
—¿Sueles hablar y que te dejen en visto?
Cristiano se cruzó de brazos.
—No.
—Entonces no deberías preocuparte.
Su sonrisa se ensanchó.
—Me gusta cómo hablas.
Sentí mi corazón saltar un poco, pero fingí indiferencia.
—Bueno, si vas a hablarme, al menos que sea interesante.
Cristiano dejó escapar una risa baja.
—No te preocupes, te sorprenderé.
—Esta bien—Digo riendo—Me voy bye
—Asi no más te despides
Me acerqué un poco hacia el y le di un poquito en la mejilla y salí rápido de allí
Estábamos en la habitación del hotel mientras Valeria y yo estábamos acostadas en la cama, con el celular en la mano, viendo cualquier cosa en redes sociales. Bueno, Valeria veía, porque yo estaba más perdida que un turista sin GPS.
—A ver, Mariam, suéltalo —dijo de repente, mirándome con picardía.
—¿Soltar qué? —respondí, jugando a hacerme la que no entendía.
—No te hagas. Yo sé que algo está pasando con Cristiano. Desde que nos encontramos que el puso un pie en este maldito hotel, te tiene embobada.
Suspiré, rodando los ojos con una sonrisa. No podía mentirle.
—Mira, la verdad... sí me gusta, es obvio. ¿Tú has visto esos ojos? Pero no sé, no estoy preparada para otra relación.
Valeria levantó una ceja.
—¿Otra? O sea que ya estás pensando en algo con él.
—No, no es eso —me incorporé un poco—. Solo digo que no quiero apresurarme. Es... diferente. Me gusta, pero quiero tomarme mi tiempo.
Valeria me observó unos segundos, como analizando cada palabra que decía, pero antes de que pudiera decir algo más, la puerta sono, Valeria fue abrir y Santiago entró sin previo aviso.
—¡Ey, qué plan! —exclamó con una sonrisa enorme—. Hay una fiesta en el hotel, vienen un montón de jugadores, influencers y gente cool. ¿Se apuntan?
Valeria se sentó de inmediato.
—¡Obvio! Mariam y yo ya estábamos buscando qué hacer esta noche.
—¡Yo ni siquiera he dicho que sí! —protesté.
—Pero tampoco has dicho que no —dijo Valeria, guiñándome un ojo.
Rodé los ojos y suspiré. Al final, ¿por qué no?
—Está bien, vamos.
Nos levantamos y empezamos a buscar qué ponernos. Mientras elegía entre una falda y un vestido, Valeria soltó la pregunta de la nada
—Oye, ¿todavía tienes la pila en el brazo?
Me detuve un segundo, sorprendida por su pregunta, pero me encogí de hombros.
—Sí, ahí sigue. Aunque estaba pensando en quitármela.
—Ah, pues bueno, solo preguntaba. Por si acaso… —dijo con una sonrisita.
Antes de que pudiera responder, mi celular vibró en la cama. Lo miré y mi corazón se detuvo un segundo.
cristiano.djr te ha enviado un mensaje.
—No, no, no, no puede ser —susurré, tomando el teléfono como si fuera una bomba a punto de explotar.
—¿Qué pasó? —preguntaron Valeria y Santiago al mismo tiempo.
Tragué saliva y abrí el chat.
cristian.djr
Ey linda, hay una fiesta esta noche. ¿Vienes?
mriann.j03
Sí, justo Santiago nos acaba
de hablar de eso. Voy para allá.
cristiano.drj
Genial. Nos vemos allá lindaa :)
Me mordí el labio y bloqueé la pantalla. Valeria me miraba con una sonrisita maliciosa.
—Dices que no estás lista para una relación, pero mira cómo sonríes.
—Cállate —respondí, riendo mientras tomaba mi vestido.
Valeria y yo salimos del ascensor, y apenas pusimos un pie en la fiesta, un par de miradas se desviaron en nuestra dirección.
—Mariam, mírate —susurró Valeria, dándome un codazo.
—¿Qué? —pregunté, sin entender.
—Ese vestido te queda increíble. Si Cristiano no te ve hoy y se le caen los ojos, no sé qué más necesita.
Solté una carcajada. La verdad, el vestido era básico aunque corto que había elegido me quedaba mejor de lo que esperaba. Me marcaba la cintura y resaltaba mis piernas de una manera sutil pero llamativa. Había optado por un maquillaje natural y el cabello suelto con ondas suaves.
—Ya, no exageres —dije, aunque la sonrisa no se me borró del rostro.
Nos adentramos en la fiesta, saludando a algunas personas en el camino. De pronto, entre la multitud, mis ojos se encontraron con él.
Cristiano estaba al otro lado de la terraza, con un vaso en la mano, riéndose de algo que uno de sus amigos decía. Se veía relajado, con una camisa oscura, medio desabotonada, y su cabello despeinado de esa forma que parecía completamente planeada.
Como si sintiera mi mirada, alzó la cabeza y nuestros ojos se cruzaron.
Mi estómago hizo un giro inesperado.
—¿Vienes?—pregunte a val
—Estare con tu hermano, tú tranquila ve con tu hombre
sonrei y volví a mirar a cris
Él sonrió de lado y, sin pensarlo mucho, caminé hacia él.
—Ey, hola —saludé con naturalidad cuando llegué a su lado.
—Ey —respondió, mirándome de arriba abajo sin disimular—Te ves preciosa
Reí suavemente.
—Gracias.
Él se inclinó un poco y me dio un beso en la mejilla, pero su mano se quedó en mi cintura por un segundo más de lo normal.
—Ven, quiero presentarte a unos amigos —dijo, llevándome con él.
Me tomó suavemente de la mano y me llevó hacia su grupo. Tres de ellos se adelantaron para saludarme con una sonrisa divertida.
—Ella es Mariann —dijo Cristiano con cierta emoción en la voz.
—Ya era hora de que nos presentara a la famosa Mariann —dijo el primero, un chico alto de cabello oscuro—. Soy Mekky.
—Moly —dijo otro, dándome un apretón de manos.
—Y yo soy Nawaf —añadió el tercero—. Así que… ¿Cristiano por fin tiene novia o todavía estamos en fase de negación?
Solté una carcajada y miré a Cristiano, que negó con la cabeza, pero con una sonrisa cómplice.
—Qué fastidiosos son —murmuró él, dándoles un leve empujón.
—¿Trago? —preguntó Moly, extendiéndome un vaso.
Lo tomé sin pensarlo dos veces. Después de todo, estábamos en una fiesta, y yo quería disfrutar.
Los tragos empezaron a subir rápido. La música, la sensación de estar en un lugar totalmente diferente a mi vida cotidiana… todo se mezclaba.
—Vamos a bailar —escuché la voz de Cristiano cerca de mi oído.
Levanté la mirada y lo vi sonriéndome con esa confianza suya. Me tomó de la mano sin esperar respuesta y me llevó al centro de la pista.
La canción cambió a un ritmo más pegajoso, una mezcla entre reggaetón y algo árabe. Mi cuerpo se movió sin pensarlo, siguiendo el ritmo de la música. Cristiano se acercó un poco más, su mano rozando mi cintura.
—No bailas mal—bromeó.
—Lo tengo en la sangre, y que buen cumplido —reí, girando para quedar de espaldas a él mientras seguía moviéndome.
—Depende de cómo lo tomes —susurró cerca de mi oído.
Su mano en mi cintura hizo que mi piel se erizara. Me giré de nuevo para mirarlo, sintiendo la intensidad en sus ojos.
—Recuerda que aún tenemos una cita pendiente —me dijo en voz baja.
Mi mente, nublada por el alcohol, procesó sus palabras con un pequeño vuelco en el estómago. No respondí de inmediato. La verdad era que, aunque me gustaba lo que estaba pasando, en el fondo sabía que mi tiempo en Arabia tenía un límite.
Pero en ese momento, en medio de la fiesta, con su mano en mi cintura y sus ojos fijos en los míos, nada de eso importaba.
Nos movimos a una esquina más tranquila, lejos del bullicio de la pista de baile, pero lo suficiente para seguir sintiendo la vibración de la música en el cuerpo. Cristiano estaba frente a mí, con una expresión que mezclaba diversión y algo más profundo, algo que me hacía arder la piel con solo mirarlo.
Apoyó una mano en la pared junto a mí, inclinándose ligeramente, reduciendo la distancia entre nosotros.
—¿Te diviertes? —preguntó con voz ronca, el alcohol y la energía de la fiesta reflejándose en su tono.
—Mucho—respondí sin dudarlo, sintiendo mi propio aliento un poco más acelerado.
Mi lengua humedeció inconscientemente mis labios, y su mirada se desvió directo a mi boca. Un pequeño destello cruzó sus ojos, una chispa peligrosa, como si hubiera tomado una decisión en ese instante.
—Mariann... —musitó mi nombre, y mi corazón dio un vuelco.
No esperó más. Su mano libre fue directo a mi cintura, jalándome hacia él con la facilidad de quien está acostumbrado a tener el control. Su cuerpo se alineó con el mío, y el calor que desprendía me atrapó por completo.
Entonces, me besó.
No fue un beso cualquiera. No fue lento ni tímido. Fue un choque de emociones, de deseo acumulado, de todas esas miradas y roces no resueltos explotando en un solo instante.
Sus labios se movieron con hambre, con intención, como si me estuviera probando, como si quisiera dejarme claro que esto no era un simple juego. Sus manos presionaron mi cintura, pegándome aún más a él, y yo, sin pensarlo, me aferré a su cuello, profundizando el beso.
Cristiano dejó escapar un leve gruñido contra mis labios, como si le gustara el hecho de que yo también me entregara sin miedo. Sus dedos se deslizaron por mi espalda, haciendo que mi piel se estremeciera bajo el vestido.
El mundo a nuestro alrededor desapareció. No había música, no había fiesta, no había amigos mirándonos de reojo. Solo estábamos él y yo, enredados en un beso que se sentía como un incendio.
Cuando nos separamos, nuestros alientos se mezclaron, y por un momento, ninguno dijo nada.
Él apoyó su frente contra la mía, su sonrisa satisfecha apenas visible bajo la luz tenue.
—Definitivamente tenemos una cita pendiente— susurró, con voz grave.
Yo solo pude soltar una risa temblorosa, sintiendo mis piernas ligeramente débiles.
Mierda. Estaba jodida.
@ jtinitidark ♡︎ 2025
nota autora 💗
Muchas gracias a tod@s por darle apoyo a la historia, espero les esté gustando 🫶🏻
besitos jtinity 🌸
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