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     Luego de espabilarme, aún confuso, a duras penas percibí mi entorno, el cual lucía como una especie de laboratorio. Advertir aquello me estremeció de inmediato, ya que cabía la posibilidad de que hubiese sido apresado por los de MECH; no obstante, mi histeria fue breve, porque al levantarme de la plataforma metálica donde reposaba, observé que una de las paredes era un inmenso espejo; y tras reflejarme en él, descubrí que había sido pulido, pintado y reparado en mi totalidad, e incluso poseía un repuesto de mi óptico perdido.

     —¿Esto es un sueño? —Dudé, dándome una bofetada—. ¡Auch!... No, esto es... real. —Froté mi cara—. Entonces, eso significa que la emisión fue un éxito. —Sonreí entusiasta, hasta que me percaté de la ausencia de Ivy.

     Pasar del alivio a la angustia no es algo con lo que yo sepa lidiar muy bien, así que destrocé uno de los muros, activándose una alarma. Minutos después de recorrer un extenso pasillo, me topé con un par de rostros conocidos, y acabé golpeando a Bulkhead y al médico de los Autobots, Ratchet; aturdiéndolos.

     —¡¿Dónde está Ivy?!, respóndanme ahora o abollaré sus carrocerías —exigí irascible.

     —Los Cons siempre serán Cons... —alegó Bulkhead sacudiendo la cabeza—. ¿Así nos agradeces el que te ayudáramos? —Se preparó para contratacar.

     —Detente, Bulkhead. Sabíamos que esto podía suceder, Breakdown sólo está ofuscado —aclaró Ratchet, poniéndose de pie—. La humana por quien preguntas se encuentra a salvo, ella está recuperándose en una clínica privada. Si deseas verla, te lo permitiremos; pero antes de eso, hay alguien con quien necesitas charlar.

     —¿Quién? —cuestioné desconcertado.

     —Conmigo, muchachote —respondió Knock Out surgiendo de las espaldas de los otros dos.

     —¡¿Knock Out?! —exclamé atónito guardando mi martillo—. De acuerdo, ¿qué chatarras ocurre aquí?

     —Larga historia, compañero —acentuó Knock Out—. Una muy larga historia —suspiró—. Sígueme, Breakdown, hay varias cosas, de suma importancia, de las que debes enterarte.

     En medio de tantos líos, asimilar ese exceso de información me resultó abrumador. El cambio de panorama era tan grande e insólito, que en más de un instante creí estar alucinando.

     —La regeneración de Cybertron... el autoexilio de Megatron... el sacrificio de Optimus Prime... —recalqué consternado con mis manos esposadas debido a mi desplante anterior—. ¿En serio pasó todo eso?

     —En efecto, mi estimado —confirmó Knock Out—. No intentaré convencerte de que te unas al equipo ganador, ya que para ti esto es una total hecatombe; pero admito que los Autobots me recibieron de buena manera a pesar de los males que yo les causé en un pasado —resopló en tono arrepentido—. Reflexiónalo, Breakdown, la vida nos ha brindado una segunda oportunidad para enmendarnos —concluyendo su sermón, remozó su semblante—. Bien, es hora de llevarte con tu «amiguita». Estoy seguro de que se alegrará al ver que restauramos tu óptico tal y como nos lo solicitó desde el hospital.

     —¿Ella lo pidió? —vacilé.

     —Claro, se nota que te quiere mucho. En sus reportes de voz grabados, habla de ti como si se tratara de su «galán» —ironizó chusco—. ¿Acaso son campanas de boda lo que mis receptores auditivos captan? —Carcajeó.

     —Basta ya, Knock Out, o te haré un «retoque» cosmético brutal —le amenacé sintiendo cómo mis circuitos se sobrecalentaban—. Ella y yo sólo somos amigos.

     —Como tú digas, grandulón. —Sonrió, echándome un vistazo—. Pero si hay un pendiente entre ustedes, te sugiero que lo platiques con ella, porque nuestra estadía en este planeta será temporal.

     La cruda afirmación de Knock Out repercutió en mi Spark, quebrantándola; y ahí experimenté un dolor mucho más intenso que cualquiera que hubiese recibido en combate, o durante el ultraje de mi cuerpo y la terrible extirpación de mi óptico a manos de MECH.

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     Convaleciendo sobre mi camilla, un par de jovencitos, llamados Jack y Rafael, junto a una muchachita de nombre Miko, que eran conscientes de la existencia de los Autobots y Decepticons, me interrogaron respecto a mi relación con Breakdown; haciéndome hincapié en ello esta última, quien parecía tremendamente interesada en saber qué clase de «lazo especial» sosteníamos ambos, por no dar crédito al hecho de que el fortachón me tuviera cariño.

     También fui visitada por un agente del gobierno, un tal William Fowler, el cual se encargó de arreglar mis trámites para una incapacidad laboral, además de avisarle a mi madre, con prudencia, acerca de mi ingreso a ese sanatorio.

     Una vez me expusieron el contexto completo, sentí un gran consuelo, puesto que mi Capitán ya no corría peligro, y tampoco sería atormentado por los desalmados científicos de MECH, gracias a que la organización fue expuesta y desmantelada tras el deceso de su líder; Silas, que en un accidentado enfrentamiento con los Autobots sufrió de severas lesiones que su cuerpo no logró resistir más allá de unos cuantos meses.

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     Posteriormente, bajo las atenciones de mi enfermera, June, esta me invitó a salir al jardín del edificio para despejarme un rato; sentándome en una banca a contemplar las flores. Sin embargo, con franqueza, lo único que todavía me inquietaba era desconocer el estado actual de Breakdown.

     —La colchoneta en la que he dormido estos tres días es mullida, pero no se compara con los suaves asientos de él —suspiré nostálgica—. Breakdown... te extraño.

     —¡Lo sabía!, te enamoraste del bruto de Breakdown —aseveró una aguda vocecilla detrás de mí.

     —¡MIKO! —grite del susto, sonrojándome—. Eso son disparates.

     —No mientas y acéptalo, amas a ese cabeza hueca —insistió entre risillas—. ¿Y bien?

     —¿Bien qué? —Fruncí el ceño.

     —¿Cuándo vas a confesárselo? —Tomó asiento a mi costado—. Si gustas, los chicos y yo te ayudaremos con eso.

     En jaque por sus palabras, pero reconfortada de que otro ser humano comprendiera mis sentimientos ocultos, respiré hondo, relajándome.

     —No lo sé.

     —¡¿Qué?!, ¿estás loca?, si no te apresuras será demasiado tarde.

     —¿Por qué?

     —Dah, reacciona mujer, una vez se recobre, a falta de una razón para quedarse, él se marchará con los demás a Cybertron.

     Producto de semejante certeza, un espantoso vacío abatió a mi corazón, sumiéndolo en oscuridad.

     —Miko, señorita Ivy, Breakdown al fin despertó —anunció contento el pequeño Rafael—. Los chicos lo traerán en pocas horas.

     —¡Hurra! —Miko saltó eufórica—. Aprovecharé al máximo mi tiempo con Bulkhead. —Volviéndose hacia mí, me sonrió guiñándome un ojo—. Descuida, tu secreto no saldrá de mis labios, pero ten en cuenta lo que hablamos, Ivy.

     Despidiéndose, Miko corrió hacia Rafael; dejándome ensimismada en mis pensamientos.

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