prologue
HEALENA LE'BLACK VIVIO LAS DESGRACIAS DESDE EL MOMENTO EN QUE NACIO.
Con padres muertos habían dado a luz a una huérfana y desde entonces, todo se vino abajo, Healena siempre había maldecido su día de nacimiento, habia sido cruelmente vendida a un navío donde tiempo después la habían cambiado por una canasta llena de pescado y armamento, hasta que finalmente terminó en un navío que salía a fuera del archipiélago.
Los tripulantes no sabían que hacer con una bebé recién nacida, así que lo mejor que se les ocurrió fue llevarla ante los reyes de Westfall, ninguno estaba capacitado para cuidar de una bebé de hace unos días de nacida. Era lo mejor para ella.
Cuando el barco arribo en el pequeño reino, inmediatamente salieron en dirección hacia el castillo de ambos reyes. Arthurus y Ambrosio esos eran sus nombres, Healena lo recordaría perfectamente.
Ambos monarcas tuvieron compasión de la pequeña y decretaron que desde ahora sería princesa de Wesfall y cualquiera que desmintiera su legitimidad su cabeza rodaria por los suelos y su lengua sería cortada. Desde ese día ella se convirtió en una princesa y en una dragona, luego de ella, llego su hermano, Deimos.
Un pequeño del mismo reino que a causa de los cazadores de dragones sus padres habían muerto, pero si había alguien que no olvidaría, seria a su hermano mayor Colin Draper. Un bastardo. Ella no podía comprender el por qué lo llamaban a sí, si ella y Deimos tampoco eran hijos de los reyes, fue cuando lo entendió.
Colin estaba enfermo, no podía caminar bien, necesitaba ayuda de un bastón para hacerlo, Healena recordaba como en ocasiones, escapaba de sus niñeras e hiba con su hermano mayor. Amaba pasar tiempo con el, hasta que llegó Robert, y desde ese momento las cosas no habían salido para bien.
El tema de la sucesión estaba en duda para Arthurus y Ambrosio, ninguno de sus "hijos" era realmente suyos. Así que por la cuestión de edad, Healena subiría al trono cuando fuera mayor. . .pero ella no lo quería, ella pensaba que quien realmente se lo merecía era su hermano Colin, pero. . .nadie quiere un rey enfermo.
La pequeña Healena de solo siete años, corrió a la habitación de su hermano y entró sin importarle los gritos de las mucamas. Abrazo a su hermano por la cintura (aún era muy pequeña a comparación de Colin)
—¿Healena?—
—Prometo que siempre voy a quererte y. . .si algún día llego a ser reina, te daré miles de títulos con los cuales la gente se verá obligada a respetarte. . .no volverán a llamarte bastardo, te lo prometo Colin— aseguro la pequeña de solo siete años.
Colin al ser tres años mayor, quería obligarse a no entender las palabras que su pequeña hermana decía, pero las lágrimas no habían tardado en salir, se inco para estar a la par de Healena y la abrazo.
—Gracias, Lena. . .— susurró el mayor agradecido pero con la voz quebrada
Healena no sabia si llegaría a ser reina o no, pero de lo que si estaba totalmente segura era de que protegería a su familia sin importarle nada.
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