〘 𝕆ℕ𝔼 〙
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Jang Han Seok nació en "cuna de oro" gracias a su padre disoluto, acreedor de una gran y exitosa empresa de nombre Haemun liderada con el "sudor" de su frente, por su parte odiaba a aquel tipo al que era obligado a llamar su progenitor, ese hombre era un maldito imbécil traidor, que engañó y humilló a su esposa al tener un hijo con otra mujer, era muy decepcionante, le daba igual si había pagado sus estudios y dado un techo para vivir, sentía que ese viejo idiota no merecía lo que poseía y si para arrebatarle todo debía ensuciarse las manos, así sería. Aguantó por muchos años esas ganas de hacer que deje de respirar, en ese tiempo mientras aún estudiaba, aprovechó para "fraternizar" con su pequeño y tonto hermano, se dio cuenta casi de inmediato que este era muy manipulable al estar sumido en el temor que le tenía a la hora de maltratarlo, y no lo culpaba por ese miedo, de hecho, le hacia feliz recibir el respeto correspondiente, si no lo trataba correctamente su hermanito estaba consciente de que le iría muy mal, era alguien sin escrúpulos y con quien no se debía jugar, por eso, desde joven empezó a matar compañeros de su edad sin sentir ningún tipo de culpa, lo mandaron a estudiar al extranjero creyendo que así se librarían de él y podría ser una mejor persona, sin saber que, esa enfermiza manera de ser, no desaparecería con aquello.
-Cuando entré en la secundaria, me dijiste: "Para ser un empresario exitoso, debes vivir una vida que no se convierta en una biografía". Haré eso, papá.
Nunca esperó que podría asesinar al viejo inútil con menos esfuerzo del que había pensado, pues este estaba internado en un hospital para que se recuperase, eso sin duda fue un maravilloso golpe de suerte que facilitó las cosas, le bastó una sola visita para ver la culminación de su miserable vida y contemplar con sus propios ojos aquella pútrida existencia esfumarse. Mientras comía unas gomitas en forma de oso con tranquilidad, tuvo una pequeña charla con ese cuerpo inerte que aún respiraba únicamente gracias a los tubos que le suministraban oxígeno, antes de darle la "despedida" que merecía, un doctor al que había persuadido con dinero llegó nervioso a la habitación con una jeringa, preparado para acabar con el hombre con algo de veneno, y siguiendo las órdenes de Han Seok, le inyectó esa sustancia al adulto mayor en el canal del suero intravenoso, cosa que lo mataría en cuestión de minutos, casi al instante-
-Ya muérete. Discúlpate con mamá cuando ... -Se interrumpió a sí mismo antes de terminar la oración, para soltar varias risas con burla- No podrás ver a mamá, te sumergirás de cabeza en el infierno.
El pitido proveniente del monitor de signos vitales lo hizo girar la cabeza levemente, al estar seguro que no tenía pulso, y en pocas palabras, cumplir ese mórbido deseo, se tornó muy risueño, el remordimiento no era una opción, en su opinión, esa acción no fue la gran cosa porque, a fin de cuentas, era una miserable rata que debía ser exterminada, por la que nadie lloraría.
-Ah, entra. Ya murió. -Salió por un segundo a comentarle esa noticia con quemeimportismo a su aterrado hermano, Jang Han Seo, quien se dio cuenta de lo sucedido a pesar de hallarse afuera del cuarto de hospital, de todos modos, el chaebol no estaría preocupado al enterarse de ello, aunque eso fuera algo grave y peligroso, puesto que, sabía que su pariente nunca lo delataría-
Luego de ese deceso tan "lamentable", al ser el hijo mayor, legalmente heredero de todas las pertenencias del difunto, era de suponerse que ascendió bastante rápido, en un abrir y cerrar de ojos quedó en la cima de la inmensa pirámide, liderando en su totalidad el bellísimo y corrupto grupo, al cual le cambió el nombre de "Haemun" a "Babel", había sido hecho para gobernar, no le tomó mucho aprender lo necesario para empezar su gran show de marionetas, junto a sus contactos que lo encubrirían y a delincuentes siempre a su disposición que asesinarían por precios insignificantes, el mundo básicamente estaba a sus pies, era imparable.
-Sírvame otro.
Por supuesto a veces se daba unos lujos, de vez en cuando le encantaba ir a un bar muy conocido el cual catalogaba como su favorito, allí no hacía mucho, únicamente beber en solitario le era suficiente, con eso ya se sentía mejor, una ocasión en la que fue a aquel lugar para darse un respiro y despejar la mente, conoció a un hombre por mera casualidad. Se encontraba en frente de la barra cuando alguien se sentó a su lado y empezaron a conversar, las luces de colores combinadas con la borrachera, le hicieron imposible a ambos el acordarse siquiera de sus rostros al día siguiente, pero en su memoria sí se quedó parte de lo que hicieron. Recuerda haberse levantado de esa silla y su acompañante, al intentar caminar tambaleaba con intenciones de caerse, según sus palabras, "las bebidas alcohólicas de Corea eran diferentes", era obvio que recién llegaba a la República, nadie quien viviera ahí sería tan poco resistente a los tragos al punto de no poder ponerse en pie, fueron juntos a un sitio cercano en donde subieron a un ascensor, no aguantaban la espera, se besaron impacientemente en el camino, pero no fue hasta que estuvieron encima de un suave colchón cuando pudieron tener la intimidad que deseaban.
-Maldita sea, siento como si me hubiera arrollado un auto.
Despertó al medio día ese fin de semana, imperdonable, alguien atareado como él no debía dormir hasta tan tarde, se encontraba acostado en la habitación de un hotel caro, solo en esa inmensa cama, su cabeza dolía y tenía muchas náuseas, realmente se había pasado de copas gracias a su nuevo "amigo", rascó su cabeza con fastidio, maldiciendo en voz alta por la jaqueca y después frotó sus ojos para quitarse esa horrible pereza que invadía sus huesos, tenía que arreglar varios asuntos antes de que iniciara la semana y yacía aún en ese lugar, debía irse. Al voltear el rostro por inercia hacia la mesita de noche en busca de sus pertenencias, pudo observar una pequeña nota, intrigado por el objeto extraño estiró su brazo para leer lo que decía, contenía un número telefónico y una simple "C" encima, con eso, todo lo sucedido el día anterior le regresó a la mente, supo que su dulce acompañante le invitaba a pasar otra noche juntos, y lo mejor es que disfrutarían más estando sobrios.
-¿ Acaso desea mantener su anonimato ?. Me agrada, entonces seremos dos los que juguemos a esto~
"Químicos Babel" pasaba por una demanda gracias a que los estúpidos sujetos de prueba murieron en medio de los experimentos con la droga que estaban desarrollando, sus familiares eran unos llorones, sin embargo, respiraba con tranquilidad sabiendo que una abogada igual de deshonesta que él, llamada Hong Cha Young, lo defendía hábilmente sobornando a los testigos y demandantes para tornar todo a su favor. Se la pasaba ocupado organizando muchas cosas para que su "imperio" prosperara, era agotador, no obstante, llegado el tercer día, cuando por estuvo libre de tantas tonterías del trabajo y su mente estaba tranquila también, pudo relajarse y usar su celular para algo nada relacionado a su labor, cabe destacar que lo primero que realizó al desbloquearlo fue guardar el número de su amante incógnito, por su propia seguridad no lo iba llamar porque nadie debía escuchar su voz, vivía con la identidad oculta y casi nadie sabía que era jefe del Grupo Babel, así que, planeaba comunicarse con él exclusivamente por mensajes de texto.
¿ "C" ?. Qué nombre tan curioso.
Oh, veo que por fin sacó tiempo para escribirme. Por un momento creí que no iba a contactarse conmigo.
Pasamos una magnífica noche juntos. ¿ Cómo no hacerlo ?
Me halaga, es tan bueno con las palabras como con sus caricias.
Estoy libre mañana a las 20:00, ¿ qué le parece si nos vemos en el mismo hotel de ese día ?
Por supuesto, allí estaré.
Por cierto, ¿ con qué nombre debería agregarlo en mis contactos ?
Puede llamarme "Henry" ♡
Soltó varias risas con emoción, después de tantos corajes con sus empleados incompetentes buenos para nada, había encontrado algo con qué divertirse y quitarse el estrés, al parecer una cosa tan simple como reunirse con alguien habitualmente para tener sexo alocado le resultaba increíble; después de darse un cálido baño, secarse el cuerpo y arreglarse por la ocasión, se colocó su mejor y más costoso perfume, listo para devorar al pícaro varón quien solicitaba su presencia, la intensa curiosidad por no saber la identidad del joven desconocido volvía todo más erotico. Eso no tardó en convertirse en una rutina, en la mañana y en la tarde ambos todo transcurría con normalidad, ellos se encargaban de sus asuntos como era regular, pero al ponerse el sol, bastaba el mandarse un mensaje de a qué hora estaban disponibles para salir de sus casas e ir de inmediato a encontrarse, a la hora de reunirse nunca encendían las luces porque ya habían acordado el no mirarse los rostros, eso sí, las cortinas que daba vista a ventana estaban abiertas para contemplar sus formadas siluetas al menos, "C' tenía un gran sentido de la puntualidad, siempre llegaba primero a la habitación y al no encontrar a su amante, se acostaba pacientemente bajo la oscuridad de la noche esperando a que él viniera a sus brazos, pero sus pequeñas demoras las recompensaba en la cama, era muy bueno en eso, la pasión y lujuria desbordaban de su ser al igual que un animal.
-N-Non fermarti ... -Muy seguido en la intimidad, aquel sujeto anónimo suspiraba sin parar frases que no alcanzaba a comprender en su totalidad, evitaba los comentarios acerca de eso porque él era igual en cierto modo, usualmente con los demás hablaba en inglés aunque nadie le entendiera una palabra-
Aquellos actos eran, según muchas personas, una muestra de "amor", y quizás era verdad, pero en su caso eso no aplicaba de ninguna manera, ¿ se besaban y abrazaban ? sí, claro que lo hacían, no obstante, lo que ambos se traían entre manos era una fogosa aventura en la que el placer predominaba encima de las otras cosas, por sus mentes aún no pasaba ese pensamiento de intentar formalizarlo o de experimentar sentimientos demasiado fuertes por el otro, por el momento, se concentraban en hacer un buen trabajo en la cama, nada más; el único instante en el que se "veían" era después de la puesta de sol y bastaba con ello, sin embargo, tal vez llegaría el día en el que se cruzaran sin encontrarse precisamente en esa habitación, quizás no pasaría nada al no reconocerse, pero como a la vida se la conoce por ser impredecible, también había una probabilidad de que situaciones muy inesperadas ocurrieran.
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