Todo no acabó ahí, luego siguió la exclusión, sentirte fuera de un grupo, solitario cuál lobo fuera de su manada.

La que solía ser mi mejor amiga desde el preescolar, comenzó a tener la ley del hielo conmigo, no me hablaba, se juntaba con otras niñas, ignorándome. Tenía miedo de ir a la hora del almuerzo sola, sin encajar con nadie. Tal vez sea mi mayor miedo, estar sola en algún punto de mi vida, sin nadie que me esté apoyando. No decía nada, pensaba que sería por hoy, sólo me quedaba sola, llorando en silencio, tratando de pensar en mi madre la cual siempre estaba para mí.

Una vez traté de juntarme con las nuevas amigas de mi amiga, y una vez que me junté con ellas, se pararon de ese lugar y me dejaron sola. Desde ese momento me cuesta hacer nuevos amigos, pensé que el tiempo lo curaría, pero sólo dejó estragos. Desde ese día se agregó un nuevo miedo, miedo a la exclusión.

Me dicen que soy delicada, que lo tomo muy a pecho, pero ellos no saben el sufrimiento que tengo atado, las heridas no han sanado, ¿algún día sacaría todos los estragos que me sulfuran mi corazón? La exclusión me llevó a ser introvertida, a veces si hablaba me callaban, MALPARIDOS, y por eso siempre me quedo callada ante todo.

¿Por qué no puedo solamente ponerle un alto?, no es tan sencillo de lo que tú piensas, si alguna vez has sufrido de bullying lo entenderás, pero sino mejor quédate atento, somos muchos que sufrimos internamente por una simple exclusión.