B l o o m
Si le preguntabas a Rhea, con que palabra se definiría, seguramente te diría "náufrago"
Solía utilizar palabras de marineros, aquellas veces no eran excepciones.
Rhea era amigable, leal y todo lo que una "chica perfecta" pudiera tener.
Pero algunas veces Rhea se sentía sola, como un náufrago... Perdida, sin saber a dónde ir.
No era que ello le quitará el sueño, solo se preguntaba que era lo que causaba aquella sensación.
Fue cuando llegó ella.
Solía pensar que quizá el mundo la había traído a ella, como cuando la marea sube y te trae todo tipo de objetos. O como cuando el barco de rescate viene hacia ti, a salvarte y llevarte a casa.
Ambas se acercaron, convirtiéndose en buenas amigas, pero muy en el fondo ambas sabían que estaban hechas para algo más, para ser algo más. Ser uno.
¿Pero porque ninguna decía nada? ¿Miedo? ¿Rechazo? ¿La sensación de saber que ambas eran chicas? Quizá un poco de todo, por eso las ganas de vomitar.
Pero todo tiene un límite, incluso los sentimientos de amor hacia alguien. Mila solía creer que los sentimientos amorosos por alguien más se juntaban en un vasito, hasta que esté se derramaba y hacían cosas impensables, pues los sentimientos fluían y ya no tenían donde contenerse.
—Mila ¿Te gustaría ir a comer? Un nuevo restaurante abrió y quería llevarte— la castaña sonrío
—Lo siento, tengo trabajo en equipo, ya sabes... Pero para la otra ¿Si?— sonrío levemente, tomando sus cosas para irse.
Esta bien, la siguiente vez preguntaría...
"¿Quieres ir al supermercado?" Otra excusa "¿Vamos al parque?" Otra excusa "¿Te gustaría ir a la feria?" Y otra excusa.
¿Que había de malo con ella? ¿Acaso olía a pescado? Imposible, ella olía a camarón.
Empezó a pensar que quizá Mila la odiaba o simplemente no quería hablar con ella. Solo lo intentaría una vez más.
—Mila...— apretó los labios levemente
—¿Que pasa?— pregunto mientas guardaba sus cosas, como las última 27 veces.
Ahora tenía pensar en una forma de pregúntale sin la posibilidad de un rechazo, como las últimas... 27 veces... Si.
Oh, espera... Quizá tenía una idea.
—¿Quieres ir a comer? Irán algunas amigas, te llevas bien con ellas— sonrío. Si no le decía que si, dejaría de insistir por completo.
—¿A dónde irán?—
—Al parque, haremos un picnic
—Oh, bueno ¿Cuando sera?—
—El sábado, si quieres paso por ti o podemos vernos en la entrada del parque—
—En la entrada del parque estaría bien—
Genial, ahora tenía que pensar una excusa tonta del porque sus amigas no fueron al picnic. Picnic del cual no estaban enteradas, solo había sido un pretexto para que Mila aceptará. ¿Le creería?
El día del picnic llegó, Rhea estaba nerviosa. Se había vestido con sus mejores ropas, se veía hermosa.
Aunque bueno, ella siempre se veia hermosa sea lo que llevara puesto.
Se subió al autobús con una bolsa mediana donde había metido pan y jamón, además de unas cuantas cosas más. Iba muy nerviosa, pensando en que quizá no llegaría u se quedaría ahí esperando y quedaría como estúpida.
Llegó al parque, se había acomodado en la entrada, donde podía ser vista con facilidad por Mila.
Saco la cobija que traía y la puso en el pasto, debajo de un árbol que les daba sombra.
Hizo un par de sandwiches y espero...
Cinco minutos.
Diez minutos.
Media hora.
Empezaba a pesar que no vendría, ahora tenía que lidiar con eso durante unas horas.
Decidió guardar los sandwiches, se sentía mal por ello.
—¡Aún no te vayas!
Volteo, era Mila, estaba agitada y llevaba una bolsa llena.
—Lo siento, es que quería traer jugo y había mucha fila, lo siento de verdad.— soltó una cansada risa.
Se acercó a dónde estaba su compañera y se sentó.
—Entiendo... No hacía falta pero gracias.— volvió a sacar los sandwiches, dándole uno a Mila.
—¿Y las demás?— oh, había olvidado eso.
—Ah... Es que tenían cosas que hacer y pensaron que ya no vendrías, pero yo decido esperarte.
—Oh vaya, perdón por hacerlas esperar... Me disculparé con ellas después.
—No hace falta, puedo decirles yo.— sonrío dulcemente
Mila sonrío y mordió su sandwich, sabía bien.
Y así, con el pasar del rato, ambas platicaron mucho. Conocieron más de la otra y se acercaron más.
Llegó la hora de irse, así que salieron del parque y empezaron a caminar juntas, mientras seguían platicando.
Pero Rhea estaba inquieta, quería decirle a Mila lo mucho que le gustaba. Pero no quería hechar a perder la amistad que apenas habían formado.
¿Que debía hacer? ¿Que era lo correcto?
¿Desde cuándo pensaba esas cosas? Al diablo todo.
—Mila, me gustas.
Había sido más fácil, de hacerlo sabido lo hubiera dicho antes.
La contraria se le quedó mirando, poco a poco su rostro cambiaba a uno más feliz por alguna razón.
Rhea se acercó y beso sus labios muy cortamente.
Al separarse, Mila soltó un grito del cual Rhea solo pudo deducir que era de emoción ¿También le gustaba?
—¿Lo dices enserio?
—Ah si... No por nada acabo de besarte.
—Oh por dios... Es que tú también me gustas.
—¿Entonces porque de unas que no a mis propuestas de salir?
—Porque pensaba que lo hacías por ser amable y prefería decirle que no para no hacerle ilusiones... Ah... Perdón, no me di cuenta antes.— soltó una leve risa.
—Oh vaya, creo que debí de ser más directa.
—Si, debiste de hacerlo.
Y así fue, como aquel náufrago fue rescatado y llevado a casa.
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OH MY GOD.
Ame esto, de verdad que si.
Me tarde mucho en hacerlo pero estoy orgullosa de ello ahh
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