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CHAPTER ONE
FALLEN ANGELS
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EN EL CRISTIANISMO, los ángeles caídos eran aquellos que fueron expulsados del cielo por desobedecer o rebelarse contra los mandatos de Dios, siendo Lucifer el creador de dicho concepto.
Siempre se le considero como un ser hermoso y soberbio, el favorito de su padre ante los ojos de todos sus hermanos muy a pesar de sus constantes travesuras y de que a su vez, el diablo pensaba todo lo contrario.
Dios repetía constantemente que no tenía creaciones con preferencias, pero claro que eso se daba a notar por si solo. A Lucifer le dio una de las tareas más importantes haciéndolo lucir como un castigo enseñándole una lección que aún le costaba en tomar, Amenadiel siempre fue el más servicial, Gabriel su mano derecha, Michael un error manipulable, la otra cara de la moneda de Lucifer, tan iguales pero tan diferentes contando con lo que el otro no tenía.
Pero sin dudas el más poderoso y fuerte de todos ellos era Miguel, el protector del mundo simbolizando la justicia divina. Tristemente este último desapareció de la faz del cielo años atrás, no se sabe su paradero ni con quien esté. Siendo el más benévolo y justo, Dios lo envió para cuidar a su hijo más rebelde en la tierra desde mucho antes de que este decidiera salir del infierno a escondidas de todos.
Desde que miró a los ojos a la pelirroja hermosa encerrada en el baño de aquel motel barato, muchos de sus recuerdos y hermanos inundaron su mente con bellas memorias hasta que llegó al desdichado momento en que Miguel lo venció en su rebelión y luego fue exiliado.
Ahora, en la comisaría, más específicamente en la oficina de Pearce, se encontraba el trío y no había poder humano que sacara a Lucifer de sus pensamientos mientras miraba a la nada.
No paro de admirar a la ojiverde desde que la policía la llevo casi a rastras a la oficina donde sería obligada a declarar como presunta testigo, Chloe incluso tuvo que separarlo de la extraña pelirroja por las malas ya que este no paraba de observarla con estricto detenimiento.
No podía creerlo, era ella, la mujer de sus sueños y pesadillas más extrañas, la causa de su desborde mental y tormento a lo largo de los días. No tenía una explicación lógica para lo ocurrido, y aunque casi podría asegurar que era ella por su complexión, cabello y labios, tenía sus dudas pues realmente nunca llegó a verle el rostro y solo tal vez era una mala jugada de su mente, más se negaba a creer esto último.
Ambos detectives se miraron entre ellos buscando sentido común en las palabras del que se decía llamar El Diablo más no hubo mucha lógica en su supuesto relato donde una sensual dama se colaba en sus sueños y que resultaba ser igual a la pelirroja encontrada esa mañana.
— ¿Entonces... — comenzó dudosa la rubia bajo la atenta mirada de Pearce — Básicamente nos estás diciendo que la conoces?
El de traje negro suspiró saliendo de sus pensamientos más que confuso.
— Es posible...
Chloe se sorprendió de el tono de duda sembrado en sus palabras, pues Lucifer no era alguien que olvidara un rostro además de siempre hablar con mucha seguridad a pesar de que fuera una tontería lo que dijera.
Caín se puso de pie frente a él con voz dura
— ¿La conoces, si o no?
El ex ángel giro a verlo molesto, ¿quién se creía para hablarle así? No tenía cabeza para el caso cuando esa extraña apareció de la nada y mucho menos para soportar al primer asesino del mundo con su exagerada moral y sentido de justicia tratando de recompensar lo que le hizo a su hermano.
— El que nos vengas con el invento de que supuestamente soñaste con ella no es la respuesta que buscamos.
— No me importa lo que tú busques, — escupió sin filtro alguno — trato de resolver un conflicto mental ahora. — Lucifer se puso de pie con su típica elegancia mientras posaba con una sonrisa coqueta— Si me disculpan, tengo algunas preguntas para la testigo.
Con un asentimiento de cabeza se despidió de los tórtolos cansado de que lo miraran como a un loco y comenzó su huida decidido a buscar respuestas. Pero si intención fue detenida por la detective la cual obstruyó su paso en la salida.
— No, alto Lucifer. No puedes hablar con ella, Dan ya se está haciendo cargo de su interrogatorio.
Lucifer rodó los ojos. El detective inútil no le daría las respuestas que buscaba.
El teniente Pearce suspiro con burla mientras apoyaba sus brazos en el escritorio lleno de archivos.
— No creo que logre sacarle mucho, no vio nada. — exclamó descaradamente ganándose una mirada asesina por parte de la rubia. — Es un testigo inservible.
Para Chloe el comentario de Pearce le pareció tan fuera de lugar e inapropiado.
— Todo testigo es de ayuda. — dijo — Y no me parece correcto que se refiera a ella de esa forma, teniente. — Se cruzó de brazos molesta mientras que Lucifer sonreía triunfante en dirección al hombre.
Al fin algo malo tenia que hacer "Don perfecto".
Recordó el momento en que escuchó perfectamente cómo al ser bombardeada de preguntas ella se defendió diciendo que por alguna extraña razón terminó inconsciente y por ello no vio nada. Además por el modo de operar del asesino, el cual utilizaba un gas para dormir a sus víctimas y luego asesinarlos tampoco escuchó nada.
Por eso mismo también era considerada sospechosa.
— Pues de algo servirá... — La detective estaba por salir de la oficina de su superior pero con la llegada de su ex esposo Dan con lo que parecía ser el expediente de la chica se detuvo.
El nuevo comandante saludó a los presentes con un simple asentimiento de cabeza y luego dejó una carpeta en el escritorio de su teniente para darles un resumen verbal sobre la detenida.
— Liliana Smith, veintiocho años, nació en Londres pero vivió la mayor parte de su vida en Arabia, vino a Los Ángeles por un puesto en la OHCHR. — comenzó — Según ella, no conocía a las víctimas, dice que tuvo un accidente con su perro, lo perdió y que la pareja la auxilió. Luego dice que la pareja tuvo que pasar por algo a su habitación y los acompaño para pedirles el baño hasta qué vio humo entrar por debajo de la puerta, terminó inconsciente y después pasó lo qué pasó. — dijo con pesar por los fallecidos — No tiene idea de nada.
Aunque ya tenían conocimiento por los supuestos hechos les seguía pareciendo demasiado extraña su historia. No tenía mucho sentido que una mujer bella y vulnerable (siendo también que no era de por aquí) haya confiado en unos completos desconocidos y que horas más tarde aparecieran muertos. No era de fiar sin duda, más si no encontraban una relación con la anterior pareja tampoco podrían hacer mucho.
Pese a ello, también estaba la posibilidad que alguno de los casos pudiera ser una cortina de humo para que pareciera un asesinato al azar. Pero aún más extraño es que realmente no tenía ninguna relación con ninguna de las víctimas, más aparte que su registro era tan pobre, como si hubiera fluido de la tierra.
A todos se les hacía bastante extraño la repentina aparición de la mujer en el caso. Pero más a Lucifer que si no encontraba respuestas en ese momento explotaría.
Le interesaba el caso pero sinceramente no era su prioridad en ese momento.
Pearce se quedo mirando un punto indefinido en el suelo pensando en que hacer, todos en aquella sala contaban con su próxima decisión, a excepción de Lucifer claro, que lo que sea que el humano dijera el haría lo que se le viniera en gana de todas formas.
En ese momento, el hijo de Adán y Eva sonrió complacido. Tuvo una idea. Sin informar absolutamente nada a nadie comenzó a salir de su oficina con destino próximo a la sala de interrogatorios donde se encontraba la chica sin vista.
Pero antes de alejarse completamente llamó al ángel caído que menos apreciaba.
— Lucifer — el nombrado levantó una de sus cejas expectante — ¿querías hablar con la testigo, no?
El diablo sonrió complacido entendiendo su plan simplemente con una sola mirada para después seguirlo sin objeción alguna dejando así a Dan y Chloe en la oficina algo preocupados por el desarrollo del caso dejando que Lucifer metiera sus narices para resolver problemas personales.
( 🐍 )
Lucifer la veía directamente de manera filosa y amenazante. Ella en cambio parecía tener la mirada perdida mientras jugueteaba nerviosa con sus dedos. Podría ser un bombón pero se metió con él y no de la forma que hubiera querido.
No podía comenzar a gritar todos sus cuestionamientos y amenazas pues iba con la advertencia de Pearce sobre no armar un alboroto sino le prohibiría volver a verla en lo que se cierra el caso, muy a su pesar lo obedeció y escondió su odio hacia Caín para acompañarlo a interrogar a la testigo, estaba muy seguro que a él tampoco le caía bien pero era una ayuda mutua. Con sus poderes diabólicos le sacaría la verdad que tanto quería el policía de la joven y él podría hablar con ella.
— ¿Quiénes son? — preguntó temerosa al ver a ambos hombres con miradas amenazantes sentarse frente a ella.
— No te preocupes Liliana, — la tranquilizó con voz serena — soy el teniente Pierce y... Lucifer, un ayudante a la policía.
Ella asintió hasta que su ceño se frunció repentinamente.
— ¿Lucifer?... — preguntó extrañada.
El nombrado sintiéndose hipnotizado por la voz de la del cabello escarlata quedó mudo por unos instantes. No cabía duda, era la misma voz.
— ¿Cómo el diablo? — Regresó a la realidad con aquella pregunta para después rodar los ojos.
— No, no como el Diablo, yo soy el Diablo. — La mujer frunció aún más el ceño pero luego rió levemente.
— Oh, entiendo, es el juego del policía malo y el policía bueno. — Ahora fue Lucifer el que frunció el ceño indignado para posteriormente suspirar derrotado.
Odiaba que ningún humano le creyera.
— Y tampoco soy policía. — dijo en un tono ofendido — Y si lo fuera sería el policía guapo.
— Lucifer — llamó en modo de advertencia Caín harto de sus juegos y distracción.
— Claro. — suspiró poniéndosele posición— Ahora lindura, — se paró frente a ella y la mujer lo directamente a los ojos — dime... ¿qué es lo que más deseas?
Ella se quedó callada unos instantes con expresión neutra.
— Estar a salvo del asesino, temo por mi seguridad. — respondió segura y sin titubear.
Lucifer se alejó confundido, su poder no funcionó.
No estaba seguro si decía la verdad pero la firmeza de sus palabras lo hizo dudar.
Retrocedió unos pasos extrañado y salió de la sala. Pearce le dio una mirada de disculpa y desconcierto a la pelirroja la cual simplemente asintió igual de confusa y luego de ello el policía salió de la sala buscando el porqué del comportamiento y repentina huida de Lucifer.
— ¿Adónde vas? El interrogatorio todavía no termina. — señaló el cuarto detrás de él.
— No no... — el hombre no mortal lo miró ceñudo sin saber de qué hablaba —Mi poder no funciono.
— ¿Qué dices? Pero si ella dijo- — Lucifer lo interrumpió.
— Si, pero no fui yo. — hablo desesperado — Esto está mal, todo es tan extraño, primero los sueños, luego mi poder no sirve...
Pearce sin otra alternativa y comenzando a creer en las palabras del pelinegro miró a los alrededores asegurándose de que nadie más escuchara su conversación.
— ¿Es peligrosa?
— No lo sé... — lo miró serio pero aún con ese deje de angustia.
— ¿O sea que ya sabes quién es?
El rey del infierno gruñó molesto, era lo último de lo que tenía conocimiento en ese momento.
— No. — respondió de forma seca — Algo raro está ocurriendo y necesito saber si mi padre tiene que ver en esto, — hablo con determinación pero viendo aún la duda en la cara del teniente trato de convencerlo de dejarlo seguir en el caso — tal vez nos lleve al asesino.
El canoso pareció pensarlo unos segundos en los que se le quedó viendo a Lucifer serio y en silencio hasta que terminó por suspirar rendido.
Todos esos problemas celestiales al final terminaban por involucrarlo u afectarlo de alguna forma.
— Tienes dos minutos.
Lucifer asintió poco conforme pero aún así se adentró a gran velocidad nuevamente al cuarto donde estaba la supuesta Liliana.
Entro sin emitir ningún sonido aún extrañado de lo que ocurría a su alrededor llamando la atención de la ojiverde.
— ¿Puedo decirle algo oficial? — preguntó dulcemente.
— Que no soy policía. — repitió harto y después hizo una seña para que la chica continuara mientras el tomaba asiento.
— Su colonia huele delicioso... — comenzó con una sonrisa apenas asomándose — Es la misma que usaba... un antiguo novio. — explicó con una sonrisa, como si lo hubiera tenido ensayado mientras que a Lucifer lo colocó más nervioso.
Ese día, por la prisa del caso olvidó ponerse colonia.
Carraspeo y trato de concentrarse sin dar a notar su claro nerviosismo. Debía llegar al fondo de esto.
Entonces colocó una expresión neutra y habló lo más grueso que pudieron sus cuerdas vocales.
— Habla ya, estamos solos. — Exclamó amenazante mientras que ella borro su anterior sonrisa y frunció el ceño confundida.
— ¿A qué se refiere? — Su voz tembló pero aquello no tuvo ningún efecto en él.
— No te hagas la inocente, se quién eres y cuál es tu plan, "Liliana". — mintió. Esperaba poder sacarle la verdad de esa forma.
Ella pareció asustarse con su evidente provocación ya que su expresión cambió a una de preocupación.
— No se de que me habla... — manifestó agudamente — Le juro que yo no tuve nada que ver, — comenzó a sollozar — ellos se ofrecieron a ayudarme, no tenía idea de lo que iba a ocurrir...
Lucifer se talló el rostro cansado. No lo estaba entendiendo.
— No hablo del caso. — aclaró desesperado a lo cual ella pareció levantar una de sus cejas expectante. — Exijo saber quién eres y saber que planes tienes con mi padre.
Denoto ignorando su anterior plan, no tenía mucho tiempo y lo mejor era ser claros.
— Ya se lo dije al anterior oficial. — mencionó con un tono de voz dulce que aunque por un instante removió algo dentro de él, siguió firme — Y discúlpeme, pero yo no se quien es su padre...
Él rió sin burla.
— Todos lo conocen... — ella lo miró expectante aún sin entender a lo cual el rodó los ojos — ¡Dios! — dijo obvio.
Ella tenía una expresión sorprendida pero luego comenzó a fruncir los labios.
— Ya entiendo, — dijo sería — eres Lucifer y tu padre es Dios... No entiendo a que quiere llegar con sus juegos, oficial.
— ¡Que no soy...! policía.
Lucifer la observó entre molesto y rendido hasta que como último recurso tomó asiento frente a ella nuevamente.
No entendía nada y ella parecía saber menos que él (sino es que estaba fingiendo) no encontraba lógica por ningún lado.
¿Qué quería de él?
— Es que yo te conozco, — hablo frustrado, sin querer espantar a chica — pero no se quien eres.
Expuso nervioso esperando que lo entendiera. Aunque ya era ganancia que no pensara que estaba loco.
¿Y si ella también sólo era un pobre peón en el juego de la vida de su padre?
Así como... Chloe...
Tomó el puente de su nariz mientras negaba lentamente ante la idea que ya no sonaba tan descabellada, necesitaba pensar.
Al no escuchar respuesta de su parte levantó la vista encontrándose con la pelirroja con una sonrisa macabra, la escena era un poco terrorífica, y vaya a ver quién es el que lo dice.
— Lucifer, — comenzó de la nada — si usted afirma ser el diablo, debe saber sobre Lilith — el la miró con curiosidad por largos segundos — ¿Le suena aquel nombre?
Hizo un intento de sonrisa pero salió más como una mueca. Claro que reconocía ese nombre, nunca lo olvidaría.
Fue su primera humana.
Tenía tantos recuerdos con ella en el jardín de edén poco antes de que Adán los descubriera y desatara la furia que finalmente los llevaría a un divorcio y a ella a ser un espíritu maligno.
Su alma corrompida nunca volvió a ser igual con él, después de ello solo parecían ser fantasmas de lo que alguna vez fue siendo mortal.
Intento hacer memoria sobre ello pero se extraño de sobremanera al no poder recordar bien su rostro. Fue igual a cuando sueñas con alguien a quien nunca habías visto y al despertar te es imposible recordar su cara.
— ¿Lilith? — parecido tartamudear un poco — E-es... solo una leyenda judía. — Respondió casi automáticamente, era como si alguien en su cabeza le estuviera diciendo que decir pero contra su voluntad y las palabras salían solas de su boca.
Ya no conectaba con su cerebro.
De repente comenzó a sentirse mareado y con mucho sueño, los ojos le pasaban demasiado y de un momento a otro sintió la boca seca, se le figuró ver como las paredes se cerraban y el aire faltaba.
Jadeó extrañado al ver que nada de ello parecía afectarle a Liliana.
— Debo... d-debo salir de aquí...
Arrastró sus palabras y se levantó de manera rápida (aunque tambaleante) llegando muy apenas a la salida.
Empujó la puerta de metal con gran fuerza siendo golpeado por el aire fresco y llenando sus pulmones de este. Inmediatamente una ola de tranquilidad lo invadió, fue como si hubiera escapado de un cuarto muy caliente y asfixiante.
Hiperventilando se desabotonó dos botones de su camisa buscando más aire, después tocó su frente y la sintió húmeda.
— ¿Estas bien Lucifer? — se acercó el teniente al verlo exaltado.
— ... Eso creo...
Hizo un intento por acomodar su cabello pero su acción falló pues una repentina tos sacudió su cuerpo de forma violenta ganándose una mirada de preocupación de parte de Pearce. No porque le importara su bienestar sino porque los angeles eran incapaces de sentir algún malestar.
Lucifer respondió su mirada atemorizado alejándose lo más posible de aquel cuarto.
En tanto dentro de la sala de interrogatorios "Liliana" se cruzaba de piernas con elegancia y su rostro se dirigía a la puerta mientras una sonrisa malvada adornaba su rostro.
( 🐍 )
Pocas horas más tarde, Lucifer se recompuso de dicho episodio de malestar mientras que Chloe tomaba la declaración de Liliana en su escritorio, él por otro lado prefería mantener su distancia con la pelirroja candente.
No lo soportaba, necesitaba respuestas ya. Pero tampoco quería acercarse mucho.
— ¡Diablos! — La escuchó a lo lejos refunfuñar.
Entonces con eso presente tomó un poco de valentía y una buena excusa para poder hacer acto de presencia. Se puso de pie del escritorio del detective inútil y junto con su pudín de dirigió a donde estaba la detective y Liliana.
— ¿Me llamaron? — preguntó retóricamente y con una sonrisa ladina.
Chloe rodó los ojos pero la hermosa testigo ni caso le hizo, parecía preocupada, como si acabara de recordar algo y Lucifer al notarlo la miró interesado.
— Mi perro Dimitri... — hablo con una expresión culpable y de terror — Debe seguir perdido por ahí.
— ¿El que las víctimas te estaban ayudando a encontrar? — preguntó la detective.
— ¡Si! — asintió insistente — Por favor lo necesito, — rogó — es todo lo que tengo...
Lucifer al escuchar el desespero en su voz sonrió un poco apreciando una nueva oportunidad asomándose.
Chloe al darse cuenta del extraño comportamiento de su compañero se dirigió a él con una mirada de advertencia pero este simplemente la ignoró.
Liliana lo único que hizo fue suspirar derrotada y con la cabeza gacha cubrió su rostro angustiada. Como presunta sospechosa no podría abandonar la comisaría y por ende no podría ir en busca de Dimitri, el cual perdió de vista la noche anterior antes de que masacraran a sus "acompañantes".
— No te preocupes, daremos aviso a las perreras de la zona, nos mantendrán informados. — La rubia hizo un intento por tranquilizarla pero la mujer frente a ella sabía que era una vil mentira.
La pelirroja asintió abatida para después ser escoltada a una pequeña celda-cuarto en otro piso incluso con Lucifer detrás de ella como buen fisgón a la vez que un buen plan en su mente comenzaba a crearse.
Después de asegurarse de la sospechosa estuviera bien bajo llave casi corrió nuevamente con la detective dispuesto a poner en marcha su gran proyecto.
— ¡Detective! — la nombrada levantó la vista de su computador — Tengo una idea.
— Ay no puede ser... — susurro para si misma.
— Yo, ayudaré a Liliana a buscar a su perro. — dijo con una gran sonrisa haciendo que la rubia lo mirara con una ceja alzada.
Se recargó en su silla mirándolo de forma despectiva.
— Táctica interesante... — Lucifer la miró curioso
— ¿Qué quieres que haga? — preguntó con un falso tono ofendido — ¿Esperar a que alguien deje al pobre animal en cosas perdidas a ver quien lo reclama?
— ¿Crees que así puedas llevarla a la cama? — Respondió ignorando su comentario sarcástico de forma poco amable ganándose una mirada desafiante por parte de Lucifer.
— ¿Dudas de mis capacidades, detective? — preguntó lúcido pero luego sacudió la cabeza concentrándose en lo importante — Y esas no son mis intenciones, solo quiero ayudarla. — exclamó lo más sincero que pudo tratando de sonar convincente.
No había pensado en la posibilidad de pasar un buen con la pelirroja, algo raro en él frente a una mujer tan hermosa, pues su mente tenía fijada otra meta.
Chloe rodó los ojos sin creerle absolutamente nada.
— Lucifer- — la cortaron.
Antes de poder reclamarle alguien a lo lejos llamo al pelinegro.
— ¡Lucifer! — el nombrado giro encontrándose con el teniente a medio pasillo haciéndole señas para que se acercara hasta el.
El diablo hizo una mueca de molestia y se acercó a Caín con pesar el cual lo recibió de mala manera.
— Quiero que dejes de estorbar en el caso. — Habló serio, como siempre.
El pelinegro se alejo unos cuantos pasos molesto por lo anterior dicho por el humano.
— No estás siendo de mucha ayuda, eres distracción tanto como para la testigo, Chloe y para mi.
Lucifer estaba por replicar pero el canoso ni siquiera lo dejó emitir una palabra.
— Esto no es un juego, personas mueren y no puedes hacer que el caso gire entorno a ti como siempre. — exclamó molesto. — No hay ninguna prueba de que pueda tener algo que ver con tu padre.
Pearce al inicio tenía una pizca de fe en el llamado diablo pero está se esfumo al ver que ni la testigo lo conocía, además de que sus poderes no estaban funcionando y para darle el toque al pastel lo que decía era totalmente ridículo. No era posible que soñara con alguien y milagrosamente la viera en la vida real.
Pero por lo poco que conocía a Lucifer sabía lo terco que podía llegar a ser y no tendría de otra que apartarlo del caso de una forma poco convencional; estaba convencido que por razones no entendería.
— Es por eso que a Chloe no le interesas. — hablo duramente — ¿No crees que ella también está harta de que todo tenga que tratar sobre ti? — No espero respuesta por parte del pelinegro — Solo aléjate y deja a los profesionales hacer su trabajo.
Lucifer lo miraba con tanta rabia contenida, quería tomarlo y molerlo a golpes pero se contuvo. Había muchos policías y sabía que inmediatamente irían sobre el a proteger a su jefe, no había problema en ello, podría con ellos, pero, ¿qué diría Chloe? Se molestaría con el sin duda alguna.
Odiaba a Pearce, lo odiaba tanto en ese momento.
— Antes que sigas con tu interpretación barata de María Elena déjame decirte que la detective y yo somos un equipo, ambos nos complementamos, me necesita para el caso. — Habló firme pero lo único que recibió fue una sonrisa burlona de parte de Caín.
— ¿Eso crees? — se acercó un país hacia él — Puedo apostar que es caso cerrará más rápido sin ti paseando por aquí.
Lucifer pocas veces se quedaba callado ante una burla u amenaza pero esa vez prefirió no seguirle a la clara provocación del teniente y simplemente se volvió a la oficina de la detective.
Tenía mejores cosas que pensar y hacer, además si hacía un escándalo ahorita su nuevo plan ya no serviría.
— ¡Pearce es un idiota! — explotó al llegar con la rubia que lo miró sin entender por el repentino cambio — Me pidió que me alejara del caso, pero no lo haré, tú me necesitas y yo a ti, así es como funciona esto.
Chloe quedó muda por sus palabras, en su estómago comenzó a sentir las famosas mariposas revolotear mientras que una sonrisa tierna comenzó a adornar su rostro.
— ¿Lo dices en serio?
— Claro detective. — habló como si fuera lo más obvio del mundo — Te digo que estoy seguro que mi padre tiene que ver en esto, — cambio radicalmente el tema sacándola de su ensueño — no se si la testigo finge no conocerme o tal vez realmente no me conoce... — Exclamó pensativo.
Ante ello Chloe suspiro con pesadez.
— Lucifer... — inició con pesadez — Creo que Pearce tiene razón esta vez, deberías alejarte del caso. — Lo miró triste.
Se sintió tonta, ¿cómo pudo creer que el también sentía lo mismo? El jamás dejaría de ver a alguien que no fuera él, ni a otras mujeres, era obvio que ya estaba detrás de la pelirroja, a la cual claro que le tenía celos, le dolía admitirlo pero ella era hermosa, casi perfecta, no le sorprendía que se fijara en alguien como ella, era cuestión de tiempo.
— Detective... — susurró el también triste.
No, Caín no podía tener razón.
— Es hora de que te preocupes por alguien que no seas tú. — Habló seria y mientras abrazaba una carpeta en su pecho se dirigió adónde Dan para buscar nueva información del caso.
Lucifer sintió una fuerte opresión en el pecho y sin poder estar mucho de pie prefirió irse inmediatamente a ejecutar el plan b alejando el gran dolor que le ocasionó la detective con sus palabras.
Trago la incomodidad que se posó en su garganta hasta llegar al piso correspondido e inmediatamente rain dejar reaccionar al guardia de seguridad, ocupó su poder en él sacándolo del camino (sin antes sacarle las llaves del lugar adonde se dirigía)
Entonces, sin mucho esfuerzo abrió la puerta en donde la pelirroja de sus pesadillas estaba encerrada con expresión aburrida y vista perdida en la pared.
Esta casi al instante lo observo confundida y asombrada.
— ¿Lucifer?
El nombrado miró su blanca y delicada piel, sin ninguna imperfección, su hermoso cabello que brillaba naranja-rosa con la poca iluminación natural del lugar, sus ojos pasaron a su cuerpo, es igual a cómo lo veía por las noches. Por último sus ojos se posaron en los de ella, estos tenían un bello color verde extrañamente familiar que le encantaría mirar por horas si no fuera por su apuro en aquellos momentos.
— ¿Querías buscar a tu perro, no?
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Editado 16/08/2020
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