•𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 38•

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La cabaña de la armonía, ya era usada como lugar del cuarteto que pasó por aquella tortura que pudieron superar.
Justamente los cuatro estaban ahora, siendo que los tres jóvenes estaban parados, mirando a la chica arrodillada en el suelo al estar trabajando en algo mientras la ayudaban a alcanzarle las cosas, ya que aún no sabían el plan de ella.

-Tijeras-Pedía la joven de cabello oscuro y mechón blanco, extendiendo su mano para que Merlín le diera unas tijeras, comenzando a cortar con ellas
-Hilo y aguja-

-No entiendo, ¿por qué aceptaste ser Pocahontas si tu no quieres?-Cuestionaba Pericles mientras le daba lo que había pedido en su mano, viéndola pasar el hilo en el pequeño agujero de la aguja
-Creí que ibas a seguir oponiéndote-

-Y aún lo hago, pero no tiene caso si aquí los que gobiernan son ellos-Mencionaba la joven cosiendo una tela de color bordó, para luego volver a extender su mano mientras Merlín le daba nuevamente las tijeras
-Es mejor seguirles el juego-

-Ella tiene un plan-Explicaba Merlín mientras miraba a los dos chicos que veían lo que hacía

-¿Y cuál es ese plan TN?-Preguntaba Joel, viendo que ahora cortaba una tela blanca, haciendo unos extraños dobles mientras usaba nuevamente el hilo

-Actuar, ¿no es obvio?-Diría cuando extendía su mano hacia él mencionado, sin dejar de mirar lo que hacía
-Pásame el tubo de ensayo-

Al obedecer, veía que ese tubo tenía un líquido rojizo, por lo cual se lo daba extrañado. Pero al momento en que esta lo tenía en manos, quitaba la tapa del tubo para beber del contenido.

-¿Eso era sangre?-Preguntaba asustado y con la piel pálida de imaginarlo

-Lo que me quedó de la caja de jugo de fresa-Corregía la muchacha, escuchando suspirar al joven mientras seguía con su trabajo
-Creo-

Ante esa respuesta, los hermanos Addams se miraban al ni ellos saber eso, ya que no recordaban ver si en el almuerzo había algo de fresa o no, siendo un misterio.

-Entonces dinos, ¿Cuál es tu idea ma rose?-Diría Merlín, mientras veía que terminaba lo último que debía coser, para levantarse y voltear a los chicos

-Digamos que, esta obra es importante para ellos ¿no? Entonces, si hay un error, cambio, sin importar lo que pase... el show siempre debe continuar-Explicaba mientras mostraba la muñeca que había hecho de cabello rubio de lana y botones de ojos, teniendo un traje de peregrina bordó con blanco, siendo idéntica a Amanda Buckman
-¿No es así, pequeña Shara Miller?-

Esta movía la cabeza de la muñeca, haciendo que eta asintiera como respuesta afirmativa, mientras tenía una sonrisa traviesa y burlona de lo que tenía pensado para la obra, dejando escapar una risa algo malvada.

[...]

Un grito llegaba a escucharse de parte de la abuela Eudora que estaba en el cuarto de Pubert.
Al llegar los padres y abrir la puerta, la habitación ya no era la misma oscura y depresiva de antes. Era más cálida, colorida y alegre, además de tierna, acercándose a la cuna que cambió su color negro para ser blanca y celeste como todo en el cuarto.

-¡Atrás! ¡Está muy enfermo!-Diría la anciana al ver a la pareja querer saber que ocurría con su hijo

Una vez que se acercaban, se llevaban la sorpresa del cambio del bebé. Ahora era un pequeño niño de rizos rubios que parecían oro, ya no portaba bigote y en cambio, sus mejillas estaban con color rosa, mirando a sus padres con una gran sonrisa que demostraba inocencia y alegría.

-Mi bebé-Diría Morticia preocupada, mientras que Homero perdía el conocimiento al verlo, cayendo al suelo por lo que se escuchaba un golpe de su parte

[...]

-Dolor, pus y roncha. Sapos sin pelo, saquen a este niño de horrible transe-Conjuraba la abuela de la familia, intentando curar al bebé mientras sus padres y Largo miraban, pero Pubert solo la miraba y reía
-¡Pus y roncha!...-

Al no haber resultado o cambio alguno, golpeaba la mesa molesta y decepcionada, mientras miraba a los padres.

-No lo entiendo, ¡funciona en gatos!-

-¿Qué podemos hacer?...-

-¿Qué podemos?-Dirían Morticia y Homero con enorme preocupación, viendo a la mujer mirar en un libro

-Aquí está... Capítulo dieciocho, posesiones infantiles-Leía Eudora llamando la atención de los contrarios

-¡¿Está Poseso?!-Preguntaba Homero sorprendido y preocupado

-Es la señal, se verán alteraciones de apariencia y personalidad. Tales alteraciones pueden ser.. permanentes-Diría la abuela para mirar seria a los padres

-¿Permanentes?-Diría preocupada Morticia, mirando a su hijo
-Los rizos rubios-

-Las mejillas rosadas-Mencionaba Homero asustado al igual que su esposa

-Esa Sonrisa..-

-Esos terribles cambios, a menudo resultan verdaderos problemas en la vida familiar, separaciones...-Leía Eudora lo que decía sobre aquel caso

-Separaciones, así como..-

-Lucas-Diría Morticia al interrumpir a su marido por pensar lo mismo

-¡Correcto! El niño sabe que algo no anda aquí muy bien-Explicaba la razón de estos cambios y que pasaría
-Amenos que Lucas regrese... tendrá hoyos en las mejillas-

-¡No en esta casa!-Diría molesto y serio Homero

-Y podría quedarse así por años, por siempre. Podría volverse.. abogado-

-¡¡No escucharé!!-Se negaba Homero ante lo dicho por la abuela, dándole la espalda

-Ortodoncista..-

-¡Mamá basta!-Diría Morticia a punto de caer desmayada de solo imaginarlo, cuando la abuela miraba a todos con seriedad

-Presidente...-

Al decir esto último, Morticia cerraba sus ojos preocupada por su niño, mientras Largo igualmente tocaba su cabeza por aquella imagen mental. Ante esto, Homero se arrodillaba frente a la escalera, tomando las varillas del barandal, mientras miraba hacia arriba y sufriendo.

-¡Por favor... te lo ruego, llévame a mí!-Este comenzaba a sollozar, mientras todos estaban preocupados por qué le ocurriría a Pubert

[...]

En la mansión de Lucas y Debbie, la última se encontraba en su cuarto, mirándose al espejo con un pañuelo negro transparente en su cabeza que tapaba su rostro, practicando su llanto para un funeral.

-Gracias.. fue una tragedia sin sentido-Una vez que practicaba su llanto, Debbie se quitaba el pañuelo, limpiando su lágrima para verse en el espejo y soltar una leve risa

Se acercaba a la cama, donde en un regalo había demasiada dinamita y un reloj en el centro que lo activaría. La mujer daba vuelta las manecillas del reloj, para comenzar a sonar el 'tic tac' como temporizador, para cerrar la caja y salir del cuarto con ella en manos.

-Amorcito, debo salir solo un momento, es que olvidé la champaña-Diría la rubia para ir a la cocina, viendo a Lucas con un mantel de corazón que estaba preparando la comida

-Es el aniversario de la tercera semana. Yo iré-Proponía el contrario mientras dejaba lo que hacía

-No no no no. Tu ya trabajaste suficiente, solo pondré tu obsequio sobre la mesa-Se negaba Debbie mientras corría al comedor para dejar la gran caja sobre la mesa, viendo a Lucas también ir a ver
-No lo veas-

-Ay, por favor, ¿Qué es? Es, es... es una rata-Diría intentando adivinar cuál era el regalo que le tenía su esposa

-Nunca lo adivinarás-Mientras ambos hablaban, ninguno sabía que Dedos estaba mirando desde la ventana fuera de la mansión

-Ah, ya sé, ya sé. ¡Pulgas, pulgas para mí cama!-

-Solo espera...-Diría la mujer para que dejara de intentar, viéndolo acercarse a la caja y escuchar que había dentro

-¡Es una bomba!-Mencionaba el hombre emocionado al ser fan de la dinamita y las explosiones

-¡¿Qué?!-Al ver que adivinaba, esta se asustaba y ponía a la defensiva

-Ay ya sé, ya sé-Este se alejaba del regalo, para volver a ver a su esposa conteniendo la emoción
-¡Hasta mi cumpleaños!-

-Lucas... Déjame mirarte-Debbie se acercaba de a poco a su esposo, para tomarlo de las mejillas y estirarlas un poco
-Quiero recordarte justo de esta manera-

-¿Recordarme cómo?-Preguntaba un curioso y emocionado Lucas

-Rico-Diría sin más para darle la espalda y caminar a la puerta
-Me extrañarás...-

-Claro que sí, pero vas a regresar ¿no?-Miraba a su esposa tomar un bolso y maleta

-Claro que si-Con esa respuesta, saldría de la casa, dejando solo a un enamorado Lucas, que volvía a correr hacia la cocina para poder preparar todo mientras cantaba enamorado

Claro que ella volvería, solo para saber si su plan de asesinato funcionaría, y así poder quedarse con toda la fortuna del hombre con el que se había casado por esa simple razón.

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