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JungKook quiso decirle algo a YoonGi antes de que se fuera, pero no pudo, no tenía el valor suficiente de hacerle frente a sus errores en este momento. Lo único que hizo fue asentir sin poder mirarle a la cara, unió sus manos y las apretó con fuerza, fue tanta que estas enrojecieron por la presión ejercida. Se estaba autocastigando, puede que como reflejo.

Agust suspiro al ver lo que estaba haciendo, era consciente de lo difícil que sería de ahora en adelante por todo lo que había pasado, sabía que sus hermanos estaban muy enojados, pero ahora tenía a JungKook y debía ver por él también. Optó por quedarse un poco a su lado, le tomó una de sus manos y esperó a que su hijo lo mirara para sonreírle ligeramente, lo atrajo hacia él y lo envolvió en sus brazos para darle un cálido abrazo.

—Hablaré con ellos ¿Puedes esperar?— preguntó Agust, tomando por el hombro a JungKook y alejándolo de a poco para mirar su expresión.

—Ve con tus hermanos, yo necesito a JungKook.— comentó HoSeok, acercándose a ellos, había estado viendo todo a una distancia considerable y no se había querido entrometer, aunque sabía que ambos lados necesitaban tiempo.

Agust asintió —Por favor cuida de él y regresen.— pidió mirando a su hijo al decir lo último, temía que JungKook se fuera nuevamente, no quería que lo hiciera, su lugar ahora era con ellos.

—Ve.— le concedió HoSeok con una sonrisa extensa —JungKook, tú ven conmigo, hay dos almas esperando a ser guiadas para continuar su ciclo.— agregó el mago una vez que Agust se fue.

JungKook no comprendía muy bien a qué se refería, lo miró al rostro un poco y asintió lentamente, como si intentase adivinar. No sabía nada sobre almas, lo que sabía y había aprendido fue inculcado por los religiosos y esa era la palabra (biblia) con muchas limitaciones.

—Tranquilo, yo no te juzgaré sobre nada de esto.— aclaro HoSeok, enternecido por la mirada brillosa del menor —TaeHyung está aquí, ha seguido los restos de SeokJin y está esperándolo para descansar juntos, como es debido.

—¿Hablas de la pareja?— dudo JungKook en un hilo de voz, sintiendo pena pura de sus acciones.

HoSeok asintió —Así es, los cuerpos que no son enterrados o quemados permanecen atados a este plano, es como si no les diesen un descanso y según TaeHyung, SeokJin sigue aquí ¿Es verdad?

—El cuerpo del neonato Kim está aún en el bosque, cerca del lago, eso es lo que me dijo NamJoon cuando nos separamos para realizar las tareas que nos encomendaron.

—Bien, busquemos el cuerpo, quemémoslo y habremos terminado.

JungKook no supo qué responder, siguió los pasos del mago sin volver a decir una sola palabra y fue así como ambos se dirigieron al bosque para buscar el cuerpo de SeokJin. En su mente estaba el hecho de que NamJoon tampoco fue quemado o sepultado, su cuerpo estaba en el pasadizo aún y no sabía si podía darle la despedida adecuada ¿Lo tenía siquiera permitido? ¿Se merecía su amigo un descanso como decía el mago? Todo era muy confuso en estos momentos para él, terminó en el bando contrario y eso no se lo había imaginado ni una sola vez en sus quinientos años.

Nunca le había pasado por la mente que todo lo que le decían fuese mentira, probablemente si hubiese sospechado un poco, hubiera intentado descubrir las cosas más a fondo y encontrar la verdad. Sin embargo, no pudo y aunque hubiese intentado, no podría porque los sacerdotes siempre lo tenían en la mira, limitado de todo lo que lo rodeaba, ni siquiera solía salir del Vaticano, más que para misiones ocasionales. Tampoco era como que tuviera alguna forma de contactarse con los Min o alguien más que no fuesen personas de la iglesia, era casi como un rehén y ahora entendía que realmente era así.

HoSeok a unos pasos delante de él podía no podía escuchar sus pensamientos, pero era bastante obvio que el chico se encontraba entre la espada y la pared. Pensó unos instantes que decirle, como apoyarlo o consolarlo porque una parte de él sabía que debía hacerlo, más bien que anhelaba hacerlo y se sentía bastante tonto por no encontrar las palabras.

—¿Te sientes bien?— preguntó, deteniéndose a la mitad del bosque para ampliar su oído y escuchar el agua correr, de esa manera sabría donde se encontraba el lago.

JungKook supo lo que intentaba hacer, así que simplemente le señaló con uno de sus largos dedos hacia donde ir, a diferencia del mago, él tenía mejor oído y velocidad, pero no quería ser grosero y dejarlo solo, por eso caminaba a su paso.

—Sí, o eso creo.— respondió dudoso, cuando retomaron el camino y HoSeok le daba la espalda, no podía responderle si lo veía a la cara, era extraño.

—Puedes contarme lo que quieras, de ahora en adelante seremos amigos.— dijo alegremente el mago, girándose un poco para guiñarle el ojo.

El vampiro no contestó, sus mejillas se tornaron levemente rojizas y decidió no comportarse como un niñato hormonal, no sabía qué le pasaba o el por qué de su reacción, pero tenía una sensación anormal al estar solo junto al mago, quizás era su personalidad alegre.

Ambos llegaron al lago, JungKook busco el cuerpo de SeokJin en los alrededores y lo cargó en sus brazos cuando lo encontró para mostrárselo a HoSeok, quien no estaba sorprendido por lo que veía, tenía muchos años viviendo para sorprenderse por algo así. El joven destilaba un aura tímida y sus ojos brillantes hablaban de lo arrepentido que estaba, podía entender que se dejó llevar por el peor de los males; el odio, por eso había dicho que no pretendía reprenderlo de ninguna manera.

—¿Quisieras darle el descanso?— preguntó el mago, ladeando un poco su rostro —Eso podría traerte la paz que tu mente necesita, es una manera de redimir tus malas decisiones.— señaló para animarlo a hacerlo.

JungKook asintió —Quiero hacerlo, después de todo fui yo quien lo torturó.

Sí, bueno, HoSeok no se esperaba tal confesión, pero no reaccionó de mala forma, solo le extendió una botella de aceite al contrario y espero que hiciera lo suyo.

—Lamento mucho que mi ira y mis acciones provocarán tu muerte, espero que puedas perdonarme, juro vivir mi vida de una manera distinta después de esto. — aseguró JungKook, vaciando de a poco el contenido sobre el cuerpo sin vida —Ojalá encuentres la paz y el camino.

HoSeok esperó unos segundos para ver si diría algo más o si ya había finalizado y al ver que no decía nada más, lanzó la cabeza de SeokJin, chasqueo sus dedos para encender una pequeña llama y lanzarla al cuerpo. Lentamente los restos se volvían cenizas, al ser un vampiro su cuerpo se quemaba con mucha más velocidad que uno normal y ambos no tuvieron que esperar demasiado para que esto acabara.

—No te sientas tan mal, todo esto estaba destinado a ocurrir.— alegó HoSeok con voz neutra, quería sonar lo más serio posible y era algo que a él no se le daba muy bien.

—¿Lo estaba?— dudo JungKook, mordiendo su labio inferior.

—Lo creas o no, el universo tiene escrita toda nuestra vida y te sorprenderían las cosas que uno puede descubrir cuando lee los ciclos de las almas.— respòndió el mago, acercándose un poco al pelirrubio para estar a su lado, hombro con hombro —TaeHyung y SeokJin son almas gemelas, predestinados, cada que renacen se encuentran y se unen, ese es su ciclo: amarse para siempre y por siempre.

—Yo no sabía que existía algo así, suena hermoso y cálido.— opino JungKook sonriendo de medio lado, algo fascinado por tal información, por lo menos la pareja se reencontraría en sus próximas vidas, ahora entendía por qué el mago decía que TaeHyung esperaba a SeokJin.

—Lo es y lo mejor es que todos tenemos nuestros predestinados.

—¿Mi madre lo era para los Min?— preguntó curioso el vampiro.

—La verdad es que no, el alma de tu madre fue atada a un ciclo que no le pertenecía porque tus tíos y padre no conocieron a su alma gemela en todo ese tiempo.— informó, intentando explicar lo más breve posible, sabía que sonaba confuso, pero los destinos eran de esa manera —JiMin aún no existía, fue su madre SungRyung quien detuvo su ciclo y evito que se reencontraran en esos años, ella era una bruja muy avariciosa y sus actos nos han traído hasta el día de hoy.

—Entonces yo podría tener una persona predestinada...— murmuró JungKook, mirando como amanecía con los ojos cristalizados —Toda mi vida me sentí solo, pero ahora tengo una familia y una posible pareja, supongo que es más de lo que merezco.

HoSeok no respondió, prefirió mantenerse en silencio a su lado mientras lo miraba llorar y se deleitaba con su presencia, quería decirle que era justo lo que merecía después de pasar por tanto, más no lo hizo.

JungKook nunca estuvo solo, HoSeok siempre estuvo allí, mirándolo a través de los espejos en el Vaticano, observándolo crecer y sufrir sin poder ayudarlo. No podía hacer nada para interferir el destino porque el ciclo podría volver a perderse y él no quería eso para ellos nuevamente. Por algo se convirtió en mago y busco la manera de vivir durante tanto tiempo, eso mismo lo incitó a buscar a los hermanos Min y convertirse en su amigo.

Le había prometido que ellos se reencontrarían en esta vida y ahora JungKook estaba de nuevo a su lado, pero no podía decírselo.

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