❝ 𝕰𝖑 𝖓𝖆𝖈𝖎𝖒𝖎𝖊𝖓𝖙𝖔 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖒𝖔𝖚𝖓𝖘𝖙𝖗𝖔 ❞

Una noche lluviosa y estrellada adornaba con pesimismo el ambiente de una casa tradicional japonesa, donde se estaba dando a cabo un nacimiento, una nueva criatura llegaba al mundo de manera dolorosa. Por fin, una madre pudo respirar con regularidad y escuchar con claridad el llanto incesante de una pequeña bebe, tan pronto la admiro, el miedo cruzó su rostro.

Un cabello negro como la noche misma, un pequeño cuerpecito y unos ojos de mil demonios. Una energía obscura se desprendía de la infante, llenando la habitación en penumbras y con ambiente estático. Pronto, la puerta del dormitorio se habriria de par en par. Un hombre y un adolescente entrarían con pánico, sus cuerpos se estremecian a cada paso que daban y el mal augurio se prenso de sus corrompidas almas.

━━━━━ ¡Aleja esa cosa de mi, ahora! ━━━━━ Protesto Takara, la progenitora con terror.

La partera con temor, sostuvo a la niña y se acercó al padre, este, desistió en tomarla y solo la observo. Una mirada severa, sin sonrisa y sin sentimiento surco el rostro del hombre, solo asintió a la mujer, esta sin objeción preparo a la pequeña y salió de la habitación rumbo a la habitación de la recién nacida.

El primer hijo de la familia observaba todo en silencio, no sabía que hacer ni que pronunciar, no se vio capaz de acercarse a la que ahora sería su hermana, no por miedo, si no por impacto. El no podía ver la energía maldita, pero incluso para el portador de una maldición celestial, sentía el peso en su corazón que aquella bebé le producía.

━━━━━ ¿Que haremos con ella? No es una niña normal, es inservible para este clan, más que el otro incluso. ━━━━━ dicto su madre sin rencor, mientras el mencionado aún estaba en la habitación.

━━━━━ Es una tragedia, tiene un poder inconcebible, pero nació mujer. ━━━━━ lamento de su padre.

A Toji Zenin no le interesaba lo más mínimo que pasaria con su hermana, sabia que para el seria una piedra en el camino, se conocía y conocía a los que se hacían llamar sus padres, ellos y el no se encariñarian de la criatura, y más en esas circunstancias. Por lo que opto en salir en silencio y encaminarse a la recámara donde posaba la recién nacida.

Con cada paso que daba podía escuchar el lamento de la mocosa, a demás del mal augurio que volvió a instalarse en su corazón. Se preguntaba si sus acciones tendrían repercusiones, se preguntaba si sentiría cierto remordimiento o si vendrían con algún castigo impuesto por el líder del clan, pero muy en el fondo el sabia que asesinarla era la mejor opción, para todos y para ella.

Se acercó un poco más a la cuna en medio de la habitación y por primera ver observo a su hermana. Los ojos amarillos como los de un felino se clavaron en el corpulento cuerpo del adolecente y viceversa. Toji comprendió la palabras sin sentimiento de su madre, pues aquella personita poseía una apariencia demoniaca, pero el pudo ver inocencia en aquella alma desamparada.

Pronto, los gritos del llanto se detendrian dando paso a una risa juguetona. Las pequeñas manitas casi sin fuerza se alzaron, pidiendo ser levantada por el adolescente, este, sin tener conciencia accedió. La bebé tomó con ternura el dedo del mayor y ejerció presión, jugando con este de una manera cómica. El ambiente cambió radicalmente por uno abrigador, dejando de lado el mal augurio, habriendo paso a uno cálido. Toji Zenin soltó su katana y se aferró al pequeño cuerpo de la recién nacida, admirando con detalle a la pequeña, su alma tembló de dolor y arrepentimiento.

━━━━━ Por que demonios pensé en matarte, mocosa. Solo eres un ser inocente en un mundo corrompido.

Sus ojos cedieron a sus sentimientos, llenando de lágrimas sus pómulos y callendo en la manta que cubría a su hermana. Y se odio, se odio como nunca nadie se hubiera odiado a si mismo, por unos insignificantes minutos se convirtió en alguien más de su clan, en un verdadero Zenin, y aquello solo le producía náuseas.

━━━━━ Tranquila, estarás bien por el momento, duermete ya y no me toques las pelotas porque estoy en la siguiente habitación. ━━━━━ recriminó con burla, y como si ella le entendiera, soltó una sonora carcajada.

Pasados los minutos, la niña cayó rendida en los brazos de su hermano mayor, y este con cuidado la posó en su cuna y la observo aún más por las pasadas dos horas. La luna llena yacía a sus espaldas en aquel estrellado cielo, ahora sin señales de la tormenta que había estado rondando horas anteriores. Su cerebro estaba frito tratando de procesar el martirioso futuro de la infante, pensando en lo difícil que sería para ella e inconsistentemente de el.

━━━━━¿Que haré contigo, Aiko Zenin?━━━━━ dijo al aire, para luego con cuidado salir de la habitación.

Lastima, el destino no era bueno ni para las almas más puras, pues, una Aiko mayor hubiera deceado con todas sus fuerzas de que a su hermano no le hubiera temblando la mano para matarla, hubiera sido la mejor opción para el mundo.