- ᴛʀᴇs: ʟʟᴜᴠɪᴀ -

Suspiró con pesadez mientras abrazaba sus piernas, sus rodillas pegaron contra su pecho, dejando caer su barbilla sobre de estás. La gente a su alrededor buscaba de manera desesperada un refugio para la lluvia si es que no portaban paraguas, y aún así, trayendo de este, caminaban con más rapidez para estar lo menos posible bajo la lluvia.

Byul se quedó sentada en una de las jardineras del parque, dejándose empapar por la lluvia que caían de manera constante, desde la mañana había sido un día gris, nublado, sin sol, y ahora por la tarde, la lluvia se había soltado de manera esperada. Ella no le importó caminar bajo la lluvia, aún cuando en su casillero tuviera de un pequeño paraguas.

Había salido de la escuela a pie, mientras las gotas iban mojando de su cuerpo, hasta el punto de ahora estar completamente empapada. A decir verdad, se sentía bastante triste el día de hoy, sin una razón en particular, simplemente el sentimiento la había envuelto, y no paraba de pensar en mil y un cosas que solo le hacían sentirse aún más triste e insignificante.

En algún punto, la lluvia dejó de mojarla, aún cuando siguiera cayendo. Levantó su vista, notando de un enorme paraguas negro sobre ella siendo sostenido por una persona a la cuál solo podía ver sus piernas.

— Te vas a resfriar — habló él.

Byul, se levantó, aún con el paraguas protegiendo únicamente a ella, Heeseung comenzaba a mojarse, y no parecía importarle. Colocó su mano sobre la de él, moviendo el paraguas de manera que ambos terminaran bajo de este, ella sonrió sin mostrar los dientes, a lo que Heeseung le devolvió el gesto.

— También tu podrías pescar un resfriado — comentó.

Heeseung hizo un ademán con la mano restando importancia, pasó su brazo por entre el de Byul para ambos comenzar a caminar bajo la lluvia con tranquilidad. Ella volteó a ver al joven a su lado, desde que lo conocía lucía igual, los años no pasaban por él, seguía siendo alguien joven, atractivo, siempre le había parecido su perfil atrayente, su nariz, sus labios, eran casi perfectos.

El chico se percató de su mirada, viéndola por el rabillo del ojo, encorvó sus labios, para luego terminar mostrando una amplia sonrisa, sus mejillas se comenzaron a teñir de rosado, y en ella, solo le hizo apartar la mirada, no se sentía avergonzada que le cachara viéndolo, seguido ocurría, y es que Heeseung era bastante irreal. 

— Parece que te gusta la lluvia — rompió el silencio él.

Ella se aclaró la garganta, las calles se empezaban a vaciar mientras que la lluvia se volvía mas intensa, ninguno se molestó, aún cuando quisiera buscar refugia, estaban empapados, uno más que el otro, el cabello de Byul se adhería a su frente, su nariz se había teñido de carmín, la ropa se húmeda se había pegado más a su cuerpo, transparentándose un poco el sostén por debajo de su blusa, Heeseung al notarlo, se quito su abrigo colocándolo sobre los hombros de ella. 

— La lluvia me recuerda a ti — empezó hablar entre una mezcla de dulzura y nostalgia — Cuando te vas, la lluvia es tu recuerdo, me gusta que la lluvia me cubra, es como tener tu compañía.

Él no supo que decir al respecto, limitándose a verla, odiaba la facilidad con la que podía expresar sus pensamientos, solía ser directa, clara con lo que quería decir, aparte de tener una habilidad para embellecer las palabras. Byul-Yi era una chica bastante excepcional incluso para sus ojos. 

— Es sorprendente verte, ha pasado solo veinte días desde la última vez — continuó diciendo — Curiosamente vuelves un día lluvioso, ¿casualidad?

Le sonrió de manera cómplice guiñando su ojo. Él solo suspiró, el vaho de al liberarse fue visible para ambos, la temperatura debido a la lluvia descendía, la ropa húmeda comenzaba a enfriar sus cuerpos.

— ¿Por qué sería una casualidad?

— Podría hacer una lista... Veamos, te conocí bajo la lluvia, la primera vez que nos besamos fue bajo la lluvia, la primera vez que dormimos juntos, fue por la lluvia, la primera vez que tuvimos...

— Sí, sí — interrumpió, y ella rio — La lluvia parece ser una conexión en nosotros.

Ella sonrió satisfecha, se apegó aún mas a Heeseung, recargando su cabeza un poco abajo de su hombro, él sonrió de manera corta. Pronto llegaría a la casa de ella, volvería a despedirse para irse de en un tiempo indefinido, era siempre así, era como una rutina no marcada; siempre yendo por ella a su colegio para regresar juntos y luego volverse a separar, quizá era un tiempo corto, pero ambos lo disfrutaban, claro, ella deseaba que todos los días fuera así, pero no importaba lo que ella quisiera, después de todo, Heeseung siempre hacía lo que él quería, y esto era desaparecer.

— ¿Sabes? Mi cumpleaños será pronto — volvió a hablar.

Quedaban un par de cuadras para llegar, el despido era inminente, y ella aún no quería dejarlo ir.

— Lo sé — respondió monótono — No sé si pueda estar para tu cumpleaños. 

Ella agacho su cabeza, sonrió son desgano, volviendo su mirada a él de manera un fría; no era que estuviera molesta, o bueno, quizás solo un poco, a decir verdad, solo le decepcionaba aún cuando realmente no esperará algo.

— Lo imaginé, no has estado en mis últimos cuatro cumpleaños, Heeseung.

La manera en que había pronunciado su nombre le había dolido, no era mentira lo que había dicho, había estado los últimos cuatro años evitando su cumpleaños, era notorio, y aún así le dolía la forma en decirlo, sintiéndose culpable, una basura. 

— Lo siento — fue lo único que atinó a decir. 

Ella se soltó de su agarre, acelerando un poco su paso, estando fuera del área que era cubierta por el paraguas, volviéndose a mojar inmediatamente, sintió escalofríos recorrerla por el frío del agua al chocar con su cuerpo. Heeseung apretó su paso para volver a cubrirla con el paraguas, notando de su intención de volverse a ir, la tomó por la cintura de manera firme, pegándola a él.

— ¿Pasa algo? — preguntó un tanto sonsacada. 

— En verdad lo siento, intentaré estar en tu cumpleaños — habló de en un tono apenas audible. 

— Realmente no importa si estas o no, desde que no vienes a mis cumpleaños suele llover — explicó — Parece que tengo un apego un tanto peculiar con la lluvia.

Rio, y él se le sumo, la soltó de poco en poco, y luego, apartó algunos mechones de su frente para acomodarlos. 

— Parece ser que sí — dijo con una amplia sonrisa, sus ojos se achicaron formando medias lunas.

— La lluvia me da miedo — su mirada se apagó de momento — Una noche lluviosa fue cuando mi hermana desapareció, fue cuando te conocí... Me da miedo que también un día lluvioso sea cuando desaparezcas para ya nunca volver.

La sonrisa en Heeseung desapareció de poco en poco. Tomó la mano de Byul para volver a caminar.

— Vamos, debemos quitarnos esto si no queremos resfriarnos. 

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