【ocho】

ᴄᴏɴᴅᴇɴᴀᴅᴀ ᴀ ʀᴇᴘᴇᴛɪʀ ʟᴀ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ

          Era muy valiente de su parte tratar de resolver su problema sin ayuda de nadie que pudiese cambiar el tablero fácilmente, pues negar que Diluc Ragvindr tenía palabra era una vil mentira, y hacer como que Jean Gunnhirld no era su superior, estaba de más. Sabía que solo una carta era suficiente, pero ahí, con el viajero a su lado a unos cuantas horas de cumplirle el favor pedido, no retrocedió de su decisión.

          —Paimon cree que esta puede ser una gran oportunidad para Charlie —señaló la albina aquel pedazo de anuncio.

          El tablero estaba lleno de trabajos, unos más complicados que otros si eran sinceros, después de todo lo único que sabía hacer la caballera era servir a su gente, y de lo demás, no tenía experiencia alguna. Así que cuando Paimon decidió delante de ellos al verlos confundidos, Aether y la joven torcieron el gesto notablemente.

          —No me parece que ser la asistente de cocina de la señorita Xiangling sea lo mejor. No sé nada de ello —respondió sonriendo con vergüenza por lo ya sabido.

          —Bien, tienes un punto, pero me parecía mejor conseguirte un trabajo con alguien que nos conozca y entienda tu situación —argumentó la chiquilla, volando de un lado hacia otro.

          —Paimon también tiene un punto, por suerte, Xiangling no es la única persona que conocemos en Liyue, pronto encontraremos a alguien que te cuide en nuestra ausencia —prometió Aether.

          —Bueno, gracias, pero me gustaría que dejasen de preocuparse tanto. Agradezco que deseen lo mejor para mí, por supuesto, mas, debo salir de mi problema con la ayuda mínima posible —declaró la de cabellos claros.

          Su orgullo era enorme, incluso en aquella situación, sin embargo, sentía cierta culpabilidad al ver al Caballero Honorario intentando ayudarle después de haber ignorado todas sus advertencias. Se merecía un "te lo dije", pero a cambio recibía la sonrisa de los dos y esas enormes ganas de darle la mano, por ello, al menos se iba a apoyar en sus hombros, aunque sea para darles el gusto. 

          —Ah...

          Balbuceó Charlotte, cuando en un momento de distracción, encontró una figura alta y cubierta por una larga túnica y capucha. Fue un segundo, pero al sentir su presencia en su espalda, su cuerpo reaccionó con un escalofrío.
No era capaz de verle el rostro, pronto la presencia se convirtió en una silueta mientras más se alejaba, sin embargo, de algo estaba segura, era una mujer, una muy alta, y cuando un mechón de cabello castaño salió a relucir por accidente, quizo salir corriendo detrás de ella.

          —Aprender a exorcizar a lado de Chongyun es mejor que ser cocinera, podrías ayudarle bastante en su búsqueda de espectros malignos, aunque dudo que puedas verlos, así que termina siendo otra mala idea —llamó el viajero, haciendo que ella mirara en su dirección por algunos segundos, que cuando quizo ver de nuevo aquel cuerpo, este había desaparecido—. ¿Sucede algo? —cuestionó el rubio al verla distraída.

          —Me pareció ver una silueta familiar —confesó la joven, confundida, casi rascándose la cabeza con ansia.

          —Que raro, tal vez era alguien de Mondstadt —excusó la pequeña, mirando en la misma dirección sin encontrar nada.

          —Es posible —apoyó el otro.

          —Sí, es lo más seguro, así que no importa, ¿puedes volver a repetir lo que dijiste? —dejó de lado el hecho.

          Volvieron entonces a colocar toda su atención en el tablero de anuncios, buscando el trabajo que contaba como su castigo por ser sospechosa de un crimen que no cometió, no obstante, no hubo suerte.

          —Me ocuparé del empleo por mi misma, ustedes pueden ir yendo a Mondstadt a entregar la carta a mi hermano —recordó al ver el tiempo que perdían, resignada por no encontrar una oportunidad.

          —Ninguang no nos mencionó qué sucedía si no encontrabas trabajo, pero sé que estarás bien, nosotros trataremos de volver lo antes posible para ayudarte a buscar las pruebas de tu inocencia, así que tranquila, saldrás de esto.

          Las palabras de Aether eran su consuelo, porque se sabía que compartían el mismo pensamiento optimista, antes bien, no era un pecado sentirse atascada, y mucho menos al inicio de su pelea.

          —Aether, Paimon, señorita Charlotte... Escuché que el Equilibrio Celestial fue piadosa con la condena. —Fue su saludo. Zhongli apareció después de no verle el rostro en algunos días considerables, mas no tenían cuestiones que hacerle, sino más bien alegría por su presencia.

          —Le agradezco, señor Zhongli, ella nos contó que usted ha hablado bien de mi —se dirigió a él la joven, agachando la cabeza en forma de agradecimiento.

          —Sí, en Liyue se confía mucho en su palabra, fue de gran ayuda —siguió Paimon.

          —No hay nada que agradecer, solo fui objetivo —negó el hombre castaño.

          Cuando Charlotte alzó la mirada, lo encontró sonriendo con discreción, pues estaba contento de verlos con bien después del problema en que se vieron metidos. No obstante, ello no fue todo, encontró en él la misma esencia inalcanzable que siempre le rodeaba, y que si no tenía cuidado, un día de aquellos iba a ahogarla.

          —De igual manera, muchas gracias, Charlotte ahora solo tiene que encontrar un trabajo como condena, es mejor que pasar años en el calabozo o morir por algo que no hizo. —El rubio mostró que todo pudo haber resultado peor de no ser por su buena fortuna, lo que hizo a los restantes ponerse un tanto incómodos.

          La condenada a contribuir a la ciudad del Arconte Geo suspiró poco después y miró en dirección del tablero una vez más, solo para mostrarle al castaño que no les estaba yendo tan bien como esperaban.

          —Un buen trabajo... —murmuró el mayor, colocando una de sus manos en su mentón, para luego concluir—: La Funeraria "El camino" está buscando un empleado de asuntos generales en este momento.

          Los tres, al mismo tiempo se acercaron con los ojos brillantes al asesor, e infantiles rogaron que siguiera hablando.

          —¿Necesitan experiencia? —inquirió la interesada.

          —No, lo que hacía la antigua empleada era barrer la entrada casi todo el tiempo, atender las visitas y mantener el orden en los libreros —explicó, seguro.

          —Eso suena bastante bien, estoy segura de que Charlie puede hacer algo como ello sin problema —aseguró Paimon.

          —Sí, ¿con quién tiene que hablar? —preguntó el viajero, de igual manera, seguro de que la oportunidad era la indicada por el momento.

          —Con directora actual, Hu Tao. Los llevaré si eso prefieren, aunque no garantizo que sea totalmente de su agrado —negó al final, como si recordara en su mente algunas situaciones que le afectaban.

          —Por supuesto, nuevamente muchas gracias, es usted mi salvador —halagó la joven enseguida. Era de mucha ayuda, lo que hacía era increíble y él seguía siendo modesto con su actuar.

          —Bien, te dejamos en buenas manos como estábamos deseando, Charlie, nosotros iremos a Mondstadt a entregar la carta cuanto antes. Así que buena suerte. —Al rubio no le quedó más seguir su camino.

          Una vez se despidieron de ellos con entusiasmo, los dos restantes observaron como se alejaban, y hasta que no se perdieron entre toda la gente de la calle, comenzaron a avanzar hasta la funeraria tal como Zhongli había prometido.

          —Aether se preocupa tanto por usted, señorita Charlotte. Me agrada ver el lazo que comparten —comentó el más alto durante su camino.

          —Es un buen chico, él realmente se preocupa por todos sus allegados, y aún más si se meten en tantos problemas como yo; aunque, si le soy sincera, me gustaría que no se preocupara tanto por mi —contó ella, avergonzada, todavía siguiéndole el paso.

          Zhongli le observó de reojo, con disimulo gracias a su estatura, y encontró en ella una sonrisa ladina. También, su serio mirar se fijó por un momento en su oreja, de donde colgaba el pendiente rojo que Nobile le había obsequiado.

          —Es razonable que busque resolver sus propios problemas, mas nunca se debe rechazar la mano amiga que se extiende con sinceridad —aconsejó el mayor.

          —Lo entiendo, señor, sin embargo, no es que la rechace, como yo, sabe que Aether tiene un objetivo fijo en este mundo; buscar a su hermana es su razón de ser y no pienso ser un obstáculo. —Claro, el viajero ya había dejado Mondstadt hacía un tiempo, y tenía que volver solo por ella. No podía perdonárselo.

          —Aprender de este mundo también es su objetivo, y usted forma parte de él —concluyó el hombre, no dijo nada más, pues pronto se detuvo y le mostró el camino hacia la funeraria.

          El edificio estaba escondido, pero nada difícil de encontrar en la cuidad, y compartía con las demás edificaciones aquel aspecto elegante.

          Una vez más detuvieron el paso, esta vez frente a la puerta, pues nerviosa, la condenada comenzó a pensar bien en lo que iba a decirle a la directora. Tenía un problema, podía simplemente exponerlo, pero no habia garantía de obtener el puesto, no con las sospechas encima de ella. Sobre todo, intranquila, pensaba en el tipo de persona que le esperaba dentro; conociendo al asesor junto a ella, enseguida concluyó que el perfil que necesitaban no estaba tan alejado, y que por ende, la directora sería difícil de convencer.

          —C-creo que estoy lista —vaciló, acomodándose el cabello suelto con una liga que mantenía en su mano izquierda. Tal vez así, podía recuperar al menos un poco de formalidad.

          —Adelante. —El mayor abrió la puerta como respuesta y le dejó entrar primero.

          El silencio de la estancia hizo a su piel enchinarse, pues era tal como esperaba: un lugar sombrío, aunque a diferencia, no encontró ningún ataúd, sino más bien, aquello parecía más una biblioteca por todas las estanterías a rebosar de libros.

          —Que bueno que ya esté de vuelta, maestro Zhongli, necesitamos una nueva estrategia para atraer clientes...

          De una puerta al final de la sala apareció una linda jovencita castaña de ropas oscuras; su sombrero fue lo que más atrajo a la extranjera, y aún más aquellos grandes ojos que no desacompasaban con su estilo único.

          —Oh, ¿trajiste un cliente nuevo? —Al verla, se puso muy contenta y se acercó a grandes zancadas—. ¡Bienvenida a la funeraria "El Camino", contamos con gran variedad de planes, y estoy segura de que encontraremos uno perfecto para ti!

          La oferta fue más animada de lo que se esperaría en una funeraria, incluso el ánimo de la muchacha, y debido a ello, Charlotte solo pudo negar y ver al hombre de forma nerviosa.

          —Directora Hu Tao, la señorita Charlotte no es un cliente, ella viene a postularse para el puesto de empleada general —informó Zhongli al verlo necesario, y la mencionada asintió con vergüenza.

          Hu Tao entonces colocó un semblante serio, pero no tardó mucho en soltar el aire con desánimo y volver a sonreír.

          —Así que, quieres trabajar en la funeraria —mencionó al darle la espalda. Luego fue a recargarse en la mesa de la recepción.

          —Sí, siento no ser un cliente —se disculpó, pero la otra negó con un gesto.

          Eran casi de la misma estatura y complexión, que sin mostrarlo, la verdad era que le sorprendía. Alguien tan joven manejando una funeraria, y sobre todo, alguien tan animado... Ella sin duda debía tener serios motivos para seguir con el oficio.

          —Escuche... —continuó la de cabellos claros—. La verdad es que tengo un problema, estoy condicionada a estar en Liyue y necesito un trabajo que contribuya...

          —¡Contratada! —interrumpió la castaña, yendo hasta ella para tomarle la mano con confianza. Así, le sonrió abiertamente y agitó con fuerza el agarre.

          —Pero, ni siquiera le he dicho. —Quizo seguir, asombrada de lo fácil que fue conseguir el empleo, pero de nuevo Hu Tao negó.

          —Si el Maestro Zhongli te trajo aquí, es porque puedo confiar en ti, además tienes un problema, lo he escuchado antes, ya sabes, todo este tema del asesinato de Rex Lapis —presumió saberlo, pues lo había escuchado cuando trataba algunos asuntos en el Ministerio de Asuntos Civiles.

          Zhongli asintió a su lado, pues ya había predicho el resultado de aquel encuentro.

          —Se los agradezco, prometo que seré resposable, así que, ¿cuándo comienzo? —inquirió feliz la recién contratada.

          La de ropas cafés extendió la mano después de su pregunta, como si hubiese estado esperando el momento.

          —Justo ahora —declaró, sonriente al entregarle una escoba que estaba cerca.

          Charlotte observó el objeto que se le fue entregado y por un momento quizo dejar ese semblante contento. Cayó en cuenta justo en ese momento, no era más una Caballera de Favonius, no en Liyue; debía aceptar entonces el resultado de sus malas decisiones, y con fuerza, tomó el palo de madera para comenzar.


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