𝟏𝟏
La mañana era fresca y el viento tranquilo dando como resultado un agradable día, en donde uno pensaría que todo serían normal y tranquilo.
Eso había imaginado la Todoroki, pero
—De cuarenta estudiantes, quince fueron encontrados inconscientes y en condición crítica, once tenían heridas de diversa gravedad...y..
Que equivocada estaba.
El café amargo el cual que solía tomar cada mañana antes de ir al trabajo, había salpicado el suelo de su sala, mientras la taza se rompía en pedazos y se exparsia de igual forma por el lugar.
Mientras que sus orbes plateados no podían creer lo que veían en aquel canal de noticias y sus oídos se negan a creer en las palabras del periodista.
—Un desaparecido —terminó de hablar el presentador de noticias mientras rápidamente la imagen cambiaba y ahora mostraba la gran entrada de la U. A. completamente cerrada, mientras podía apreciarse a una gran multitud de personas con micrófonos y cámaras exigiendo una respuesta departe de la institución.
—¿No abrirán las puertas? —la voz enojada de un hombre sonó a través de la televisión y así sucesivamente comenzaron los gritos de los periodistas.
—¿Cómo responderán a las familias de las víctimas?.
Y así siguió el programa de noticias, que ya no se encontraba siendo vista por nadie. Ya que tan solo el viento era el único que se encontraba presente en aquel departamento.
Al igual que la fría temperatura anormal.
—¡Como que no está!.
La voz helada de la heroína se escuchó en aquella casa tradicional japonesa, mientras que, la única persona que se encontraba frente a ella sentía como él ambiente se hacía más frío cada vez.
—Shouto salió esta mañana temprano —murmuró Fuyumi mientras llevaba su mano derecha a su pecho y observaba con preocupación a su hermana menor.
Quien no podía permanecer quieta y en paz a no ver como se encontraba su hermano.
—¿A dónde fue? —preguntó en un susurró lamentando haber venido unas horas después de ir al trabajo.
Había deseado buscar a su hermano en el momento en que vio las noticias, pero los trabajos de la agencia se lo impidieron, aún más ahora que Hawks se encontraba fuera y ella había quedado a cargo de todo.
Maldijo haber aceptó y sólo pudo soltar un suspiró tratando de tranquilizarse para así poder sentarse en encontrar a su hermano.
—No...no lo dijo —contestó la muchacha de cabello albino y mechones rojos desviando la mirada, pues imaginaba que su hermana la enfrentaría por no haberlo detenido y comprobar como se encontrar tal y como debía haber hecho.
Pero aquello no pasó, pues luego de unos minutos el ambiente volvió a ser calmado y sin la sofocante temperatura helada que solía sentir cada vez que su hermana se encontraba cerca.
Abrió los ojos y descubrió el lugar vacío quedando tan solo ella en aquella enorme casa.
—Ahh... —su cuerpo tembló y cayó recostado en la pared detrás suyo, mientras su mirada al igual, cayó al piso de madera que cubría todo el lugar.
Al parecer no hay otra cosa que le importe a su hermana más que su hermano menor.
Y el fantasma de una sonrisa melancólica bailó en sus labios, mientras la amargura cubría su delicado cuerpo y su mente caiga en los oscuros pensamientos que la hacían lamentar.
El no tener el mismo lazo que aquellos dos tenían.
—Este número se encuentra fuera de servicio, el teléfono al que usted está llamando se encuentra apagado o ha sido... —la voz del buzón era la única respuesta que tenía de sus llamadas al celular de Shouto.
—Maldición... —murmuró dejando caer su celular en su escritorio y sus manos iban a su largo cabello plateado para desordenarlo más de lo que ya estaba.
No había podido encontrar a su hermano en ningún lugar, y además, tuvo que volver a la agencia para seguir con los trabajos pesados de aquella temporada.
—Shiro...Shiro-san —la miedosa voz de la heroína de cabello verde a quien tenía de compañera llegó a sus oídos, haciendo que levantará la mirada y la observara sin mucha paciencia.
Rose tragó saliva y reunió fuerzas para seguir hablando.
—La llaman —continuó mientras sostenía algunos documentos junto a su pecho.
La albina suspiró y suavizó su rostro, reprimiendo sus emociones y volviendo a la neutralidad que la caracterizaba.
—¿Quién es? —preguntó simplemente aún sin levantarse de su asiento.
—Un oficial de policía, dijo que su nombre era Tsukauchi —contestó ya más calmada la joven mientras se acercaba y le ofrecía el teléfono a su compañera de trabajo.
La Todoroki lo aceptó y agradeciéndole respondió a la llamada, mientras que la joven de cabellos verdosos se marchaba para darle mayor privacidad.
—¿Qué desea? —habló con seriedad, mientras se levantaba de se lugar y avanzaba unos pasos en su oficina.
—Solicitamos la ayuda del héroe No. 4 con urgencia —sonó una voz grave por el teléfono.
Aki frunció el ceño y observó a través de la ventana el atardecer que caía con lentitud, estando por anunciar el final de aquel día.
—Iré enseguida —habló mientras daba por finalizada la conversación para luego tomar su chaqueta y salir de su oficina con rapidez— Poisonous Rose —llamó a la heroína de rosas venenosas.
Mientras está volteaba nerviosa por el repentino llamado, pero su rostro cambiaba rápidamente a uno más serio al ver la actitud calmada de su compañera.
—Quedas a cargo de la agencia.
Que siempre tenía cuando se trabaja de algo relacionado a su trabajo.
Ser un héroe.
—¿Sucede algo Todoroki? —La voz de Kirishima hizo que el nombrado saliera de sus pensamientos y apartará su mirada de su celular, el cual había estado observando por varios minutos.
—No es nada —contestó con su voz común mientras observaba esta vez, la entrada del hospital, esperando a que su compañera saliera.
El pelirrojo guardó silencio mientras también volvía a observar al frente.
Solo que con el recuerdo de haber visto en el celular de su compañero.
El buzón de llamas perdidas abierta.
—Reunimos a algunos de los mejores héroes —habló el oficial Tsukauchi observando a los héroes reunidos—. Empecemos con la reunión estratégica.
Y así inició la reunión para el contrataque a la Liga de Villanos.
—Cómo verán la situación es realmente crítica, la vida de un joven, así como las de todos los que habitan la Prefectura de Kanagawa peligra —hablaba el oficial mostrando el mapa de la ciudad centrándose en el Barrio Kamino, mientras seguía con su explicación detallada—. Pudimos localizar su guarida en ese lugar, según la investigación creemos que son varios lugares que utilizan como escondite, además, sabemos en cuál de todas se encuentra la víctima del secuestro.
—¿Qué tan grande es su grupo? —habló un héroe con traje semejante a la de un ninja.
—No se saben con exactitud —el oficial guardo silencio por unos segundos cauteloso por las reacciones de los héroes a su baga respuesta.
Fue en ese transcurso de silencio en el que el héroe No. 2 decidió hablar.
—¿Por qué debo lidiar con los problemas de U. A.? —su voz grueso sonó despreocupada mientras él se encontraba cruzado de brazos—. Soy un hombre ocupado.
Algunos guardaron silencio mientras que la admosfera comenzaba a sentirse pesada.
—Pues irte cuando gustes —habló la joven albina sin siquiera mirar su progenitor, llamando la atención de los demás héroes— No se trata de reparar el prestigio de la Yūei —ella también se cruzó de brazos y está vez alzó su helada mirada de plata conectandola con los azulados ojos de su padre—. Sino de salvar a alguien y proteger a los ciudadanos de cualquier posible peligro —finalizó mientras mantenía la mirada al héroe de fuego quien se encontraba aún más serio de lo normal.
—No podemos sacar a ningún héroe de la U. A. —habló rápidamente el oficial tranquilizando el ambiente—. Concideralo Endeavor.
El nombrado tan solo chasqueó la lengua y desvío la mirada a otro lugar, mientras que la menor suspiraba y volvía a concentrarse en la explicación que el oficial daba.
Sin notar en cómo la azulada mirada del héroe No. 2 se posaba en ella debes en cuando y su mente se noblaba de pensamientos.
—La mayoría irá al lugar en donde se haya la víctima, priorizamos su rescate —habló el oficial a los héroes de distintos distritos— A la vez controlaremos al que creemos es su escondite actual, cortaremos los puntos de unión y los detendremos.
Explicaba el oficial cada paso que llevarían a cabo para asegurar la bienestar de los ciudadanos.
—Ahora, será transmitido un video de la U. A. que acaba de ser enviado..
La voz del la periodista se escuchó en aquella habitación en donde se encontraba.
Mientras sus grandes alas se encontraban extendidas cubriendo la cama en donde se encontrá minutos antes tumbado.
El héroe No. 3 ahora no podía despegar su vista del televisor y sus pensamientos de su compañera.
—Desde el principio de año, los estudiantes han encontrado a villanos en cuatro ocasiones. Esta vez, incluso hubo heridos. ¿Cómo se explican con sus familias? —se escuchó la pregunta del reportero.
Pero Hawks ya había dejado de prestar atención y esta vez se encontraba con su celular en la mano llevándolo a su oído izquierdo con rapidez
Un tono, dos tonos...
Sonaba la melodia de la llamada sin ser aceptada aún.
—Hola..
Y como si fuera el aire que necesitaba sus pulmones, aquella femenina y suave voz hizo que toda carga en sus hombros desapareciera. Pero, por más que quisiera creer que ella no se encontraba involucrada en aquel caso, sabía que tan sólo era un deseo suyo.
—Prometeme, que no harás nada riesgoso —fue lo único que dijo seguido de un suave suspiró al no recibir respuesta—. Aki... —volvió a hablar esta vez en un tono más suave y dudoso.
Sintió como la nombrada también dejaba salir un suave suspiró de sus rosados labios y aquellolo hizo sonreír de forma diminuta, al saber que aquello representaba una pequeña pero irrompible promesa.
—No dejes que nada te haga perder la concentración —dijo de forma suave y algo bromista mientras sus orbes doradas se achicaban y observaban un punto fijo de aquella habitación.
La sintió sonreír y aquello lo contagió a él, quien sintió sus labios elevarse un poco y su preocupación apasiguarse.
—No lo haré, ya que... —como si fuera un secreto, el acaramelado susurró que había soltado la albina.
—Lo único que lograr hacerlo...
Acarició sus oídos y erizo su piel.
Mientras su corazón.
—Eres tú.
Caía nuevamente rendido por ella.
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