𝟎𝟏
—Has oído de la nueva herorina que ha alcanzado el cuarto puesto de los Hero Bilboard Chart JP —dijo un estudiante mientras mostraba a su compañero la revista que tenía en sus manos—. Se dice que llegó hasta ahí en tan solo un año de su debut.
—Sorprendente, también he oido que su Kosei es sumamente poderoso —respondió el otro chico con las mejillas sonrojadas al ver la foto de la heroina—. También se encuentra entre los más altos en el top de atractivos.
—Tienes razón —sonrió su amigo observando también la foto—. Aunque digan que su actitud es tan fría como el hielo, creo que eso la hace aún más atractiva —rió con picardia.
—La Winter Heroine —leyó las letras escritas en mayúscula—. También conocida como.
—¡Shiro-san!..
La albina volteó al oír su nombre de héroe, vio a una muchacha de casi su estatura, cabello de tonos verdes agua al igual que sus ojos y de piel acramelada. Su compañera de agencia la había llamado al estar a punto de salir a realizar su patrullaje.
—Poisonous Rose —dijo el nombre heroico de la muchacha, mientras se acercaba a la puerta de la pequeña oficina donde ella se hallaba— ¿Puedo ayudarla en algo?.
Rose tembló ante la punzante mirada de la albina de orbes grises, si bien había pasado ya algunas semanas de que se había unido a la agencia. Aún no se acostumbraba a la fribola precencia de la Todoroki.
—Verá...Hawks...él me dijo que hoy harían el patrullaje juntos y que lo esperará —dijo con nerviosismo y tartamudeo, se hizo pequeña al sentir su mirada centrándose aún más en ella al fruncir el ceño.
A la heroína de Kosei venenoso aquella expresión le recordó al héroe No. 2. Tragó saliva al compararlos.
Padre e hija eran totalmente diferentes en aspecto y Kosei. Todoroki Aki, era de cabellos albinos, ojos grises, tez pálida, de fría y calmada compostura. Era la viva imagen de su madre, quizás como dos gotas de agua.
En cambio su personalidad era seria y sus gestos faciales como las de su padre, su intimidante mirada idéntica a la de su progenitor. Aquello no hacía más que enojar a la albina, aborrecia que la compraran con su viejo.
—De acuerdo —se había cruzado de brazos y habló de repente haciendo saltar a la otra muchacha—. Si lo ve dígale que iré primero, no perderé mi tiempo esperándolo toda la tarde —sin esperar alguna aprobación positiva de su compañera de agencia, se alejó saliendo del lugar.
Haciendo que la muchacha de cabello verdoso al fin pudiera respirar con tranquilidad.
—No se como Hawks-san no le teme —susurró y sintió un escalofrío por el ambiente frigido que la Todoroki había dejado.
Se encontraba rondando las calles menos trancidatas de la ciudad, en donde algunas familias o parejas caminaban por la vereda con tranquilidad, disfrutando del fresco ambiente que se sentía al aumentar la temperatura por la llegada del invierno.
Suspiró lanzado el aire frío por sus labios, mientras oía los susurrós de los ciudadanos al verla pasar.
La noticia de su nueva posición en la lista de los mejores héroes aún rondaba por todo lugar, pues había sido reciente.
Antes de lograr llegar al cuarto puesto, pertenecía a la afencia encargada de la seguridad nocturna. Solía patrullar por las noches, cuando todo era silencio y el frío abrazaba su cuerpo, junto a su compañero Eraserhead, su antiguo maestro.
Se había graduado de la Yūei a los 18 años, y al siguiente año hizo su debut como la heroína de actitud álgida y calculadora durante los planeamiento de rescates.
Aún lo recordaba claramente.
Una noche que imaginaba sería tan solo un vistazo rutinario por la ciudad, se convirtió en un rescate de más de 50 personas en un edificio en llamas. Fue la noche en que había utilizado sus habilidades al máximo, ideando como salvar a todos los seres desprotegidos. Había ideado un plan, que dio resultado exitosamente.
Al estar todos a salvo tan solo quedaba apagar el incandescente fuego. Pero debían hacerlo rápido, pues el edicio se encontraba a punto de caer en ruinas, tuvo una idea descabellada, se encontraba cansada y las altas temperaturas hacían que su Kosei no funcionará del todo. Pero igualmente la llevó acabo, ignorando los gritos de Aizawa al verla subir escaleras arribas, pues aún estaban en uno de los pisos del edicio.
Aki llegó al último pizo en donde aún no llegaba el fuego, al aire algo cálido fue remplazado por uno totalmente frío, sobrepasando lo normal en la época de invierno. Utilizaría todo su Kosei para evitar el desmoronamiento del edicifio y así apagando el fuego. Antes de hacerlo se aseguró de nadie más quedara adentro.
Suspiró con frustración al recordar aquel día, camino un poco más siguiendo con su patrullaje.
Aún recordaba de cómo la noticia de que una reciente heroína había congelado un edificio completo dejando el lugar libre del fuego, había corrido por toda lugar en aquella epoca.
Su cabello era acariciado por la suave brisa de la noche, su mirada grisácea se encontraba en un punto fijo, mientras más se acercaba, más fruncia las cejas.
Quedo padara junto al árbol y dirigió su mirada en una de las ramas, con unas enormes ganas de derribar aquella planta con tal de hacerlo caer.
Su jefe y compañero de patrullaje se encontraba encima de aquel árbol, en una de las ramas más altas. Sentado flexionando las rodilla, con sus manos posadas en ellas.
Shiro vio el movimiento pausado de su pecho, aquello colmó su paciencia, aquel maldito pollo se encontraba durmiendo.
Sin esperar más, colocó su mano en el tronco del árbol y lo congelo al instante, deslizando el hielo hasta llegar a la rama en donde se encontraba el héroe. Pero el rubio cenizo extendió una de sus alas cortanto el congelamiento.
—Vaya.. —dirigió su vista hacia abajo, conectando su mirada con la de la chica—. ¿Qué estas haciendo copo de nieve? —preguntó con una sonrisa socorrona al tallar sus ojos—. No es la forma en que debes tratar a alguien.
La albina bufo al oír aquella molestosa voz, aquel rubio la exasperaba.
—No has hecho el patrullaje —dijo cruzandose de brazos, dándole su mirada más fría—. Te lo mereces..
El héroe alado se levantó y dando un paso cayó al suelo con elegancia, extendiendo sus hermosas alas carmesínes y quedando justo frente a ella, a centímetros de su rostro.
—Si lo hice —respondió con aquella característica sonrisa en sus labios.
La Todoroki se cruzó de brazos sin dejar que la cercanía la intimidara, al oírlo lo comprendió.
Hawks había estado todo el tiempo en el aire, observándola. Se tragó las ganas de hacerlo un helado viviente.
—Así que estuviste horas extras por mi —dijo el rubio de ojos marrones tirando a dorados, mientras con su mano la sujetaba del mentón acercándose a su rostro—. ¿No, mi copo de nieve? .
Ella seguía sin hablar y apartar la mirada de él. Arrepientiendose de haber pasado la hora en donde culminaba con su patrullaje, solo por querer esperarlo y saber si se encontraba bien.
Luego de unos minutos volteó sus orbes con color semejante a nubes de una tormenta. Aquello hizo ensanchar la sonrisa de héroe.
—No te quedes hasta altas horas —habló volteandose, haciendo que el rubio no comprendiera sus palabras—. Es la primera noche de invierno. Y el hielo suele cubrirlo todo.
Y se fue alejándose del rubio, el trato de seguirla pero sintió sus pies pegados al suelo, bajo la mirada notando sus piernas congeladas hasta las rodillas. Cómo no lo había sentido.
Suspiró sabiendo la respuesta, se había perdido en aquellos orbes grisáceos de seductora mirada. El rubio sonrió soltando un suspiró.
—De nuevo caí —dijo sabiendo que tardaría en librarse de aquel duro hielo cristalino—. Esto llevara tiempo —gruñó utilizando sus plumas para romper el hielo, hasta que una briza fresca lo hizo temblar—. Debo apurarme..
Llegó a su departamento temblando con sus alas recogidas y también estremeciendose, había tardado más de una hora para poder romper aquel hielo.
—Espero no resfriarme —susurró caminando con cansancio a la cocina, pero al llegar a la puerta se detuvo y observó un paquete sobre la isla, se acercó y notó que era un paquete de alitas de pollos— Mmm. —no pudo evitar sonreír al sujetar en sus manos un pequeña nota—. Hasta en el más crudo invierno puede haber calidez —rió con ternura y sacó aquel café aun caliente que venía con las alitas.
«Toma el café antes de comerlo, te devolverá la calidez.
❆ »
Sin dudas el invierno se había convertido en su estación favorita.
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