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She left.
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Flashback

Lily había corrido lo más rápido que pudo por los pasillos del aeropuerto, esquivando a la gente y tratando de no perder el equilibrio con cada paso apresurado. Su respiración estaba agitada, sus manos temblaban, y en su mente solo había un nombre: Haewon. La frustración la empujaba a seguir corriendo, sin detenerse.

Cuando finalmente llegó a la puerta de embarque, el área estaba vacía. El mostrador estaba cerrado, y el vuelo había despegado hacía apenas cinco minutos.

—No... no puede ser...—susurró entre jadeos, deteniéndose por completo, sus ojos recorriendo el área desierta como si en algún rincón pudiera aparecer Haewon.

Apoyó las manos en las rodillas, intentando calmar su respiración, pero la sensación de derrota la aplastaba. Había estado tan cerca, solo unos minutos de diferencia, y quizás todo habría sido distinto. Podría haber hablado con Haewon, podría haberle dicho lo que no había tenido el valor de expresar antes. Las palabras que había estado reprimiendo por tanto tiempo.

Lily se dejó caer en uno de los bancos cercanos, su mirada fija en la pista vacía. El sonido del avión despegando no salía de su mente, llevándose con él la oportunidad de arreglar las cosas. Un leve nudo comenzó a formarse en su garganta mientras apretaba los labios para contener las lágrimas.

—Lo intenté...—se dijo a sí misma en voz baja, como si eso pudiera consolarla, aunque sabía que no era suficiente.

Había llegado tarde.

Lily se pasó las manos por la cara, intentando recomponerse. Su mente seguía corriendo en círculos, y el remordimiento la devoraba por dentro. Sabía que no podía quedarse allí mucho más tiempo. Buscó su teléfono y, con los dedos temblorosos, marcó el número de Bae.

El teléfono sonó solo un par de veces antes de que Bae contestara, su voz casual al principio.

—¿Lily? ¿Qué pasa?—preguntó, sin notar aún la tensión en la voz de su amiga.

—Estoy... estoy en el aeropuerto—respondió Lily, su voz quebrada, mientras miraba la pista por la ventana.

Bae tardó unos segundos en procesarlo.

—¿Qué haces en el aeropuerto?—preguntó, ahora sonando más preocupada—. ¿Todo está bien?

Lily respiró hondo, intentando mantener la calma, pero la realidad se le venía encima.

—Haewon... se fue—dijo finalmente-. Llegué tarde, Bae. Ella ya está en el avión.

Hubo un momento de silencio en la línea. Luego, Bae respondió con un tono más suave, consciente de lo que significaba para Lily.

—Estoy aquí también. Dame un minuto, voy para allá.

Lily cerró los ojos y dejó que un suspiro tembloroso escapara de sus labios. No sabía si quería hablar o simplemente estar en silencio, pero la presencia de Bae, alguien a quien no tenía que explicarle nada, sonaba como lo único que podía aliviar, aunque fuera un poco, el peso de la situación.

Unos minutos después, escuchó pasos apresurados y, al levantar la mirada, vio a Bae acercándose. Se sentó a su lado sin decir nada, solo mirándola con preocupación. Lily, con los ojos vidriosos, se frotó el rostro nuevamente.

—Lo intenté, Bae. Intenté llegar a tiempo...—dijo en un susurro, como si estuviera tratando de convencerse a sí misma.

Bae le puso una mano en el hombro.

—Lo sé. Pero a veces no es suficiente...

Lily respiraba hondo, intentando calmarse, pero las miradas a su alrededor comenzaban a ser evidentes. La gente pasaba y, poco a poco, algunos se detenían más de la cuenta. Bae notó primero cómo las miradas se centraban en ellas.

—Lily...—dijo, su tono bajo y preocupado-. Nos están reconociendo.

Lily levantó la vista y pudo ver cómo algunos ya sacaban sus teléfonos para grabar o tomar fotos. Un nudo de ansiedad se le formó en el estómago. No podían permitirse un escándalo en ese momento, no después de todo lo que había sucedido.

—Mierda...—murmuró, poniéndose de pie rápidamente y bajando la mirada para evitar más contacto visual.

Bae se levantó a su lado, dispuesta a sacarla de allí lo más rápido posible. Ambas caminaron hacia la salida lo más rápido que pudieron sin levantar más sospechas, pero las personas que ya las habían reconocido seguían con sus miradas inquisitivas, y algunas hasta comenzaron a seguirlas.

—Vamos, tenemos que irnos antes de que esto empeore—insistió Bae, tirando suavemente del brazo de Lily.

Lily asintió sin decir una palabra, su mente aún revuelta por lo que acababa de suceder con Haewon. El mundo exterior comenzaba a hacer ruido, pero por dentro solo había caos. La frustración de haber llegado tarde, la tensión en su pecho, y ahora el hecho de estar bajo el ojo público cuando lo único que quería era desmoronarse en paz.

Fin del blashback

¿Qué carajo le pasó a Lily?

Era lo único que podía pensar mientras miraba el espejo del baño. El agua fría no lograba despejarle el rostro ni calmar el caos en su cabeza. Se había besado con Haewon. Otra vez.

Apoyó las manos en el borde del lavabo y dejó caer la cabeza, los mechones sueltos de su cabello enmarcando su rostro pálido. ¿Por qué?

Sabía la respuesta, claro que sí. Siempre había sabido por qué, pero decirlo en voz alta era una trampa mortal. Se incorporó de golpe, mirando fijamente su reflejo. "Eres una idiota, Lily", murmuró. Una sonrisa irónica asomó en sus labios.

Caminó hacia la sala de estar, dejando su teléfono sobre la mesa. Había evitado mirar las notificaciones toda la mañana, por miedo a que fueran mensajes de Bae... o peor, de Haewon.

Suspiró y se dejó caer en el sofá. La noche anterior había sido un desastre. Coquetear con aquel chico, besar a Haewon, luego mentirle a Bae para que no sospechara nada. Se pasó las manos por la cara, exasperada.

"¿Por qué mierda hice eso?" se preguntó en voz alta, como si las paredes tuvieran la respuesta. Pero sabía que no la tenían, igual que ella no tenía el valor para enfrentar lo que realmente sentía.

Su teléfono vibró en la mesa. Lo miró de reojo, indecisa. Al final, no lo tomó. No podía hablar con Bae, no cuando sabía que Haewon estaba en su casa. Tampoco podía enfrentarla.

Lily se dejó caer en el sofá, abrazándose las piernas mientras sus pensamientos seguían descontrolados. Había sido un impulso, lo sabía. Un estúpido impulso de no haberla visto en tanto tiempo, de verla de repente frente a ella, tan cerca, con esos ojos que la habían perseguido en sueños durante años.

Sus labios todavía podían sentir la calidez de los de Haewon, tan suaves y familiares que la habían transportado a un tiempo pasado. A esos días donde ambas competían ferozmente en el mundo del modelaje, cuando todo era más simple y complicado a la vez.

La había besado como si el tiempo no hubiera pasado, como si los años no hubieran puesto una distancia entre ellas. Como si todavía fueran esas dos chicas jóvenes y ambiciosas, pero esta vez, sin ninguna barrera que las detuviera.

Había sido tan impulsivo, tan fuera de lugar, que ahora la vergüenza comenzaba a apoderarse de ella.

¿Cómo podría mirarla a los ojos de nuevo?

La simple idea de encontrarse cara a cara con Haewon la hacía estremecerse. Recordaba la sorpresa en su mirada, el leve temblor en sus labios antes de que respondiera al beso. Había sido tan cálido, tan familiar, que Lily por un instante había olvidado todos los años de distancia. Pero ahora, con la distancia de esa noche, lo único que sentía era un gran sentimiento de culpa y vergüenza.

Haewon no merecía esto. No después de tanto tiempo. Tal vez había esperado demasiado por respuestas que nunca llegaron, y ahora, al tenerla frente a frente, su cuerpo había reaccionado antes que su mente. Pero, ¿qué esperaba que sucediera después? ¿Que Haewon simplemente la aceptara como si nada hubiera pasado?

"Ni siquiera puedo mirarla ahora… ¿Cómo podría?"

Pero lo que lo hacía peor era que sabía que lo había arruinado. Una vez más, se había dejado llevar por lo que sentía sin pensar en las consecuencias.

¿Haewon recordaría la charla en el balcón?

Esa noche se habían abierto como nunca antes. Habían hablado de sentimientos que ambas parecían haber dejado enterrados por años, de un "nosotras" que nunca llegó a ser. Pero ahora, Lily no tenía idea de si Haewon lo recordaba.

¿Y si para ella solo fue un sueño?

Por un lado, le aterrorizaba la idea de que Haewon no recordara nada, como si ese momento no hubiera existido. Después de todo, Haewon esa noche estaba borracha. Aunque no estaba en condiciones de preguntarle. No ahora, y tal vez, ni siquiera algún día.

Se pasó una mano por el cabello, frustrada. El simple pensamiento de tener que sacar ese tema en algún momento la paralizaba. ¿Cómo siquiera empezar a explicarlo? ¿Cómo enfrentarse a los posibles "no sé de qué hablas"?

“No… mejor así”, se dijo, tratando de convencerse. Si Haewon no decía nada, entonces ella tampoco lo haría. Era más fácil, aunque no menos doloroso. Quedarse con la duda siempre sería más llevadero que enfrentar una verdad que podría destruirla.

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