𝟎𝟐
El viento movía las hojas de los árboles con fiereza, mientras las nubes teñidas de un triste gris, expresaban su melancolía por medio de aquellas gruesas gotas de agua que caían sin detenerse un segundo.
Los relámpagos eran como hilos dorados que se mesian con el viento, cayendo a la tierra e ilumiendo por un instante el lugar.
Y los trueno...
—¿Hela?...
—¡Hela, hermana por favor despierta!.
Eran el estruendo que silenciaba aquellos gritos de desesperación y profunda tristeza..
En donde un grito desgarraba el corazón...
—¡No, no, no Hela! ¡Despierta!.
Y el dolor nublaba el razonamiento y hacia perder la cordura.
—¡Todo esto es tu culpa!.
—¡Debiste ser tú, no ella!.
Dejando tan solo, el odio como única emoción.
—¡Ahhg!...
Su cuerpo se levantó como un resorte, mientras sus pulmones oprimidos la hacían exalar de forma brusca una bocanada de aire.
El sudor había bañado su cuerpo que con la fría oscuridad de noche empezó a temblar.
Sus cabellos se encontraban pegados a su frente impidiéndole un poco su visión, pero aquello no le importó y sin esperar más llevo una de sus manos a la mesita de luz junto a su cama.
Sostuvo con su mano el pequeño frasco de pastillas y con rapidez se llevó uno de ellos a la boca tragándolo sin importarle no haberlo tomado con un vaso de agua.
Sus ojos naranjas observaron hacia la ventana de su cuarto, descubriendo como aún el velo de la noche no había desaparecido.
Como lo había hecho sus ganas de dormir luego de aquella pesadilla.
—Que extraño, ¿acaso no puedes dormir?..
La suave vos de la esposa del Teniente Maes Hughes eliminó el silencio de aquella noche, mientas se acercaba a su esposo para sentarse a su lado.
—Algo así... —respondió el de lentes, mientras un suspiro salía de su boca.
—¿Es algo relacionado a esos dos? —habló de nuevo la mujer, mientras lo observaba con cariño y compresión.
El solo pudo sonreír un poco, pues su esposa lo conocía muy bien. Además no era la primera vez que lo había descubierto con aquellos pensamientos en la cabeza.
—"Alquimista Estatal", eso implica ser llamado "Perro del ejército" por toda la sociedad —murmuró con un sentimiento de pesar—. Cuando pienso que él también lleva ese peso sobre sus hombros siendo tan joven.
Otro suspiro dejó sus labios mientras agachaba un poco la cabeza al recordar que había pensado lo mismo en el momento que había conocido a la castaña por primera vez.
—Me hacen recordar la primera vez que Annie vino a cenar —su sonrisa desapareció un poco tras recordar aquella época, al igual que su esposa.
Quien solo pudo darle su apoyo, abrazándolo y depositando un suave beso en su mejilla.
—Ya ha pasado un largo tiempo desde aquella vez, ella a mejorado mucho desde entonces —susurró dándole ánimos y contagiandolo con su sonrisa.
—Según nuestros reportes, Isaac se infiltró en la Prisión Cebtral anoche..
El Coronel Roy Mustang, se encontraba caminando por los pasillos mientras detrás iba la joven Gray en silencio junto a otros miembros del ejercito.
—La situación actual nos obliga a actuar inmediatamente —siguió hablando sin detenerse, mientras las pisadas de sus botas es escuchan con firmeza—. Encuéntrenlo como sea, corten los caminos y busquen por todas partes, tienen permiso para disparar ante el primer contacto.
Dijo lo último llegando a su oficina para luego buscar sus guantes y ponérselos.
—Yo también participaré de la búsqueda.
La mayoría aceptó la orden y comenzaron a moverse para realizar su trabajo, tan sólo había quedado la joven Alquimista frente a la puerta, siempre firme y con los brazos detras de su espalda.
—Iras junto a los hermanos Elric, encargate de que no salgan heridos y cumplan con la misión —hablo Roy dándose la vuelta para observar el rostro sereno y serio de la menor.
—Como ordene Coronel —respondió Annie con una reverencia para luego darse la vuelta y retirarse.
Pero la voz del mayor la detuvo.
—¿Sucedió de nuevo? —preguntó el pelinegro mientras una pizca de preocupación bañaba su mirada oscura, al notar las oscuras bolsas se que marcaban debajo de ojos de la castaña.
Annie quedó en silencio por unos segundos hasta voltear su mirada hacia el coronel.
—No ha pasado nada, de todas forma agradezco su preocupación —susurró para luego por fin salir del lugar.
Dejando a un Roy suspirando y fruncido el ceño. Recordandose a sí mismo el carácter terco que cargaba consigo la joven Gray
—No puedo evitar preocuparme aunque quisiera —susurró lo último para luego seguir con su trabajo.
—¿Cuántas víctimas se han descubierto hasta ahora?.
La Alquimista se encontraban caminando por el lugar donde el ex-alquimista de hielo había atacado a algunos miembros del ejercito.
—Cinco víctimas hasta ahora —respondió uno de los soldados, mientras la joven Gray observaba el lugar.
Notando que a unos metros se encontraban los hermanos Elric.
—Informen al cuartel principal —fue lo único que dijo para dar por terminada la charla y el soldado fuera rápidamente a cumplir con su orden.
Mientras ella se acercaba más a los hermanos, pudo oír de lo que estaban hablando.
—Cuando aumentas deprisa la temperatura del agua está reacciona en forma de una explosión —escuchó decir al Alquimista de Acero, quien notó su presencia al pararse a su lado y observar también el cuerpo.
—El cuerpo está hecho en un 70% por agua —la escuchó terminar su explicación pero sin mirarlos a ellos.
El rubio sólo suspiró al recordar que debían hacer equipo con ella y sin esperar más volteó para empezar a avanzar ignorando la presencia de la joven Annie.
—Apresuremonos, debemos detenerlo cuanto antes —fue lo único que dijo el mayor de los hermanos.
Mientras que, Alphonse volteada a ver a la muchacha de su edad, esperando a que fuera con ellos.
Sin decir nada la Alquimista siguió los pasos del rubio, yendo al lado de la armadura de metal.
Pues pensaba igual que Edward, debían atraparlo antes de que más inocentes salgan heridos.
El cielo ya se había teñido de oscuridad, mientras que la búsqueda del criminal aún seguía.
Sus pasos eran rápidos, mientras el ex-alquimista volvía al lugar donde se había enfrentado contra el Alquimista de brazo fuerte, Alex Louis Armstrong y además se había encontrado con los dos menores alquimistas y la armadura.
—¡Bien, bien, bien! —se alegró al encontrar el dibujo de su círculo aún intacto debajo de los escombros.
Pero una voz lo interrumpió nuevamente.
—¡Hasta aquí has llegado! —el Alquimista de Acero apareció por una de las salidas del callejón—. Me estaba preguntando que hacías en este callejón, así que regrese y "Bingo".
Pero el hombre solo le largo a reír, mientras se levantaban y notaba que en la otra salida se encontraba el menor de los hermanos.
—Es inútil que intentes escapar —dijo este preparándose para pelear.
Mientras que el ex-alquimista sólo sonreía y decía que no había necesidad de hacerlo.
Al decir aquellas palabras el círculo que había dibujado con anterioridad había empezado a brillar en un tono carmín.
Los hermanos no pudieron hacer nada pues aquel círculo como todos los demás que había hecho el ex-alquimista de hielo empezaron a liberar un rayo carmín, mostrándose en toda la ciudad.
—Estas reacciones de transmutación simultáneas —susurró Edward al observar aquellos rayos carmesies—. Esto es
.. ¡la piedra filosofal!
El de trenza no pudo decir nada más, pues un brillo azul hielo lo hizo sorprenderse, más aún cuando el agua de la atmósfera comenzaba a volverse congelarse.
—Edward Elric —escuchó al criminal llamarlo—. ¡Perro del ejército, Alquimista Estatal! .
El ex-alquimista de hielo le preguntó si sabía lo que el país estaba intentando hacer, y que si lo supiera comprendería lo que estaba intentando hacer.
—¡Te digo que no lo comprendo!...
Antes de que el hombre pudiera volver a hablar una figura cayó desde el tejado de una de las construcciones que conformaban aquel callejón.
Isaac lo esquivó notando que se trataba de la alquimista que antes había estado con los hermanos.
Aun que no la lograba reconocer sus ojos se abrieron de sorpresa al ver un reconocido guante cubriendo sus manos.
—¡No escaparas!...
Edward escuchó decir a la joven Gray antes de que esta pemezara una lucha cuerpo a cuerpo con el criminal.
Pero este logró alejarse dando un salto hacia atrás, quedando frente al círculo que había dibujado que aún se encontraba emitiendo un gran brillo.
—¡Alphonse! —volvió a hablar Annie, para luego ver cómo la gran armadura de metal aparecía detrás del hombre y empezaban una pelea a puño limpio contra él.
Logrando lanzarlo fuera del callejón mientras los dos alquimista lo esquivaba.
—¡Ni-san, la alquimia de este sujeto! —habló Alphonse a su hermano.
Mientras este le daba la razón y se acercaba al ex-alquimista para exigirle una explicación.
—Tú tienes una Piedra Filosofal, ¿cierto? —preguntó mientras su rostro se volvía serio, al oírlo decir que no sabía nada—. ¡Si no quieres hablar te obligare a hacerlo!.
—¿Acaso crees que este es el momento para hablar tonterías? —fue lo único que dijo el hombre, mientras lo observaba con burla.
El rubio empezó a acercarse queriendo respuestas, pero antes de llegar al hombre sintió que un brazo lo estiraba hacia atrás.
—¿Que rayos haces? —preguntó con enojo al ver a la castaña impedirle el paso, pero un estruendoso sonido lo hizo ver al frente, notando como una gran ola de agua se formaba empezando a crecer y a congelarse.
Annie no dudo en volver a estirarlo hacia atrás de forma brusca, mientras corría detrás de Alphonse para salvarse de aquello
—¡¿Acaso quieres morir idiota, que rayos pensabas al acercarte?!— gritó la castaña, mientras que lo seguía estirando desde su abrigo para correr detrás del la armadura.
—¡¿A quién llamas idiota?!...
Se podian oir las quejas del rubio que sin importar su enojo, no se había liberado de su agarre y seguía corriendo junto a ella
Para luego ver al Mayor Armstrong, prepararse para detenerse aquella gran pared de hielo.
—¡Contamos con usted Mayor! —dijo Edward al pasar por su lado.
Mientras el hombre rubio se preparaba para utilizar "Gran técnica de transmutación artística transmitida por generaciones dentro de la familia Armstrong".
Sus guantes de metal en donde se encontraba trazado su círculo de transmutación, empezaron a emitir un sutil brillo.
—¡Observala en acción! —gritó con energía para luego darle un gran puñetazo a aquella pared de hielo.
Deteniendo su paso hacia su dirección, pero la pared de hielo al instante volvió a formarse hacia otro lado. Destruyendo algunos edificios que había a su paso.
—¿Cómo puede ser? —murmuró sorprendido al no poder detenerlo.
El mayor de los Elric detrás suyo lo regaño, preguntándole que había hecho, pues al parecer había empeorado la situación.
Pero toda discusión se vio interrumpida por un temblor, mientras el hielo seguía formándose por las calles de la ciudad al parecer formando algo.
—¿Las paredes de hielo están?... —dijo Al sorprendido.
—¿Juntándose? —terminaron su pregunta ambos jóvenes alquimistas al ver la escena.
Al parecer estaba tratando de cubrir el cuartel general con hielo.
—¡Mayor! Nosotros lo detendremos —dijo Edward observando al hombre—. Y usted encárguese de los circulos de transmutación.
El miembro de la familia Armstrong dudo un poco sobre dejarlos ir.
—Mayor siga sus palabras —lo interrumpió la castaña quien se había acercado a los hermanos para ir con ellos—. No se preocupe nos encargaremos de él.
Con la confianza con la que lo había dicho el rubio se sintió seguro y aceptó sin dudarlo, para luego irse a hacer su parte
—Bien, ¿que estamos esperando? —volvió a hablar Annie esta vez acomodando sus guantes y observando a los dos hermanos con una diminuta sonrisa.
Quien también la observaban atentos...
—Vamos a eliminar a ese cubo de hielo de una vez por todas..
Mientras sus palabras los hacía también sonreír con confianza, aún más al trenzado quien no despegó sus orbes dorados de sus ojos de atardecer.
—¡Así es, hagamoslo!.
Dijo para luego asentir...
Siendo la primera vez...
En que ambos se había apoyado uno al otro...
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