Estaba  realmente confundida, tratando de asimilar algo que pasó hace apenas unas semanas, durante las vacaciones de invierno.

La relación que solía tener con Kim Taehyung habían terminado tan de repente, sin importar lo duradera y fuerte que era. Habían sido diez años de relación tirados a la basura.

—¿Te llevarás todo hoy?—le pregunté al chico frente a mí con cierto nerviosismo en mi voz.

El departamento era grande, pero con lo solitario que se había vuelto, me parecía enorme.

—No, Taehyung vendrá por lo demás en unas semanas—fue lo que contesto el peliverde.— Sé que esto es duro para ti, pero piénsalo bien. ¿Okay? Taehyung no es el malo.

Claro que no era el malo, era peor que eso, un cruel villano.

—Lo sé, Yoongi. Pero, ¿cómo quieres que me porte si me ha dicho que es gay y sale con mi mejor amigo? ¡Tuvo diez putos años para decirlo, diez!

Me miró con lástima. Había vuelto la situación más incómoda de lo que lo era al inicio, pero estaba harta.

—Decir que eres gay no es algo que puedes tomar a la ligera, punto número uno y dos, ni siquiera estás pensando en lo mal que está él. ¿Lo has visto en el instituto? Ni siquiera mira a la cara a los demás.

Rodé los ojos y me crucé de brazos después de mirarlo bajar otra caja del closet de Taehyung. Todas sus figuras de acción, los pósters de sus grupos favoritos y su ropa, me dejaba en claro que apartir de ahora sería más difícil superarlo.

—Pero lo peor es saber que mi supuesta mejor amiga—continúo mientras dejaba las cajas con las pertenencias de Taehyung en el suelo y me miró con tristeza—sigue resentida con el asunto. Él y yo no decidimos esto, lo lamento.

No tenía nada más que decir y lo miré irse después de unos minutos. Mi corazón dolía, estaba lastimada.

¿Por qué me pasaba esto? ¿Dios no tenía piedad por mí o algo similar?

Agh. Lo odiaba. Odiaba todo.