𝟑𝟎 ☾ ¦𝕱𝖎𝖓𝖆𝖑¦

La Luna, el único satélite natural de la Tierra, es un astro misterioso que ha fascinado desde los inicios de los  tiempos. Los primeros humanos ya levantaron la cabeza y se asombraron al ver cómo todas las noches esa forma circular y luminosa aparecía en el cielo. Desde entonces, la humanidad se ha dedicado a estudiarla para desvelar todos sus secretos.

A día de hoy se ha visto la Luna incontables veces, hasta ser capaces de conocer su famosa cara oculta, pero, a pesar de ello, este astro sigue maravillándo y fascinando a la todos.

El sonido de la puerta abriendose y luego cerrándose llegó a los oídos de la Amajiki, quien desde la cocina se asomó notando a su hijo llegar.

Has vuelto... —habló con una sonrisa encantadora mientras notaba a su hijo con la mirada baja—. ¿Todo bien...?

Preguntó curiosa notando el diminuto temblor en el joven estudiante, quien parecía totalmente fuera de sí.

Como si tuviera la cabeza en la Luna.

Cariño... —murmuró tocando su hombro haciéndolo exaltarse.

Akame no pudo evitar abrir sus ojos castaños por la sorpresa que tuvo.

Pues había presenciado el sonrojo hasta las orejas de su hijo.

La mujer sonrió y al instante llevó una mano a las mejillas del menor, quien trataba de escapar al futuro interrogatorio de su progenitora.

Dime... ¿Ya soy suegra?... —susurró con diversión pura.

Y eso fue todo, el último detalle que ocasionó en el pobre aspirante a héroe un ataque de nervios puro.

Yo... ¡Ma.. Mamá! —exclamó en forma de reproche mientras huía a su habitación, escuchando la risa de la mayor.

La Amajiki se limpió las lágrimas de la risa y se dirigió de nuevo hacia la cocina, al parecer debería subirle la cena.

Mientras pensaba que su hijo se parecía aún más a su amado esposo. Quién había actuado de la misma forma.

Como si fuera un niño enamorado y asustado —suspiró recordando su juventud y de paso pensando en cómo hacer que su pobre hijo sobreviviera al ataque de nervios.

Que ella misma había ocasionado.

La Luna, baña todo con su brillo de plata, con rocíos cálidos que eliminan la oscuridad y guían a las almas perdidas en busca de su lugar.

¿Dónde estabas?.

Sus cabellos blancos casi se pusieron de punta al oír la voz de su padre.

Futōmeina volteó con lentitud y trago saliva al notar la mirada filosa del héroe profesional, cerró por completo la puerta y sonrió nerviosa.

En...en la U. A. —murmuró mientras se rascaba la nuca.

Aizawa aún se encontraba de brazos cruzados, preguntándose el por qué de la estraña actitud de su pequeña.

¿Volviste con alguien? —hizo otra pregunta y abrió sus al ver cómo el rostro de su hija se teñia de carmín.

Mientras que todo era presenciado por el rubio charlatán que hacía el papel de tía chismosa en este caso tío. Quien había ido para felicitar a su adorada sobrina por llegar a su último año y de paso molestar a su mejor amigo.

La Luna, desbordante de belleza, crea la unión de luz y la oscuridad. En un suceso de consumir al Sol en su totalidad..

Yo...etto...con...—tartamuedo haciendo sospechar más a su padre—. Iré...a mi habitación...

Y así, esquivó al héroe profesional para dirigirse a su habitación.

Dejando al pelinegro confundido y a un rubio aguantando la risa por la expresión de su mejor amigo.

Ser padre no era tarea fácil.

Tal vez. Did an eclipse occur? —murmuró mientras sonreía pícaro y realizaba una pose de rock.

Pero aquella sonrisa se evaporó cuando fue rodeado por las citas de Eraserhead, y sacado de la casa al instante.

Inhalaba y exahalaba con suavidad.

Mientras su corazón latía con velocidad, aún nerviosa por lo acontecido.

Por el beso que había robado...

Ahhh... —suspiró cerrando los ojos mientras sentía su rostro hervir aún.

Y ese suceso es el Eclipse..

Una respiración que adsorve las emociones, las endulza con miel y las lleva directo a su corazón.

Que luego las dirije por sus venas, hirviendo su sangre, subiendo a su cabeza, tiñendo sus mejillas de carmín, para finalmente ser libre a través de un suave suspiró, que se perdía en el silencio de la noche.

En donde la Luna consume el brillo y las estrellas se ponen celosa de su hermosura..

Futōmeina volvió a abrir sus ojos similares a dos pequeñas luna, al oír la rítmica melodia que venía de su celular.

Con curiosidad lo levantó y llevó hasta su rostro en donde al ver el nombre...

La sangre antes ardiente como lava de volcán, se congeló como hielo de glaciar.

Pero nunca hay que olvidar, que durante el Eclipse...

Su dedo tocó la pantalla dando por aceptado e iniciado aquella misteriosa llamada.

¿Hola? —susurró con la garganta seca y las emociones por los suelos.

La Luz es consumida..

¿Futōmeina-san? —se escuchó una voz masculina a través del móvil, una voz que reconocería muy bien.

Y que silenciosamente había estado esperando desde hace mucho tiempo..

Soy el oficial Tsukauchi Naomasa —volvió a hablar en tono serio, logrando que la albina apretara el móvil contra su oído, esperando—. Debes estar sin comprender nada, pero ahora mismo no puedo explicar nada. Pero te pido que me escuches con atención —murmuró lo último.

Para luego suspirar y volver a hablar.

Y la Oscuridad...

Los criminales han sido transalados... Y han decido colaborar..

Es la única que queda.

.
.
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.

FIN ?

Nota de la Autora:
Ha llegado!.
El final oficial de este libro —estoy que lloro, es el primer libro que he culminado— luego de mucho tiempo..

Aún queda el Epílogo que lo subiré en unos días, este capítulo es el más corto de todos.

Vuelvo a agradecer a todos que lo siguen, de verdad estoy muy feliz con este libro —nunca pensé que llegaría tan lejos—. Aunque aún no ha terminado completamente —ya que aún queda algunos capítulos especiales, los cuales haré más adelante—. En verdad quería agradecerles.

Espero que disfruten de este capitulo!

Y de todo corazón...

¡Gracias por leer ❤️!

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