𝟏𝟎 ☾

Futōmeina-san

Volteó a ver quien se dirigía a ella, desde hace unos meses, exactamente desde su primera conversación con Mirio, y su decempeñoen aquella clase de simulación de un ataque terrorista. Algunos compañeros comenzaron a hablarle y juntarse con ella.

Aún le parecía extraño sentir de vez en cuando la atención de sus compañeros en su persona.

¿Si, Uteki-san? —habló con calma mientras miraba con curiosidad al chico de cabellos naranjas.

Uteki Kyōfū, alumno del primer año de la clase 1-A, también el presidente de la misma. Un joven alto de enrulados mechones en tonos anaranjados, acompañados de unos profundos ojos del mismo color, cubiertos por unas gruesas gafas, mejillas cubiertas de una dulce capa de pecas, y la piel acaramelada tirando más al blanco. Había establecido conversación con él muy pocas veces.

Bueno... —su voz era algo suave y fina, demostrando su poco nerviosismo—. Quería hablarte, sobre la clase anterior.

Ella parpadeó recordando la clase del cual el de cabello naranja hablaba, se trataba del manejo de Kosei. Tsuki lo siguió observando esperando a que continuara.

Quería pedirte el favor de ayudarme en el manejo de mi particularidad —explicó ya más tranquilo siguiendo frente e ella—. Eres una de las mejores en el control del Kosei —sonrió con admiración—. Que dices, ¿puedes ayudarme, por favor? —hizo una reverencia.

Taiyō observaba al presidente de la clase hablar con su prima de forma natural, como si se conocieran de la infancia. Algo intolerante para ella, sus ganas de colocar a, la de orbes de luna en su lugar eran inmensas, todo había cambiado tan rápido. Antes no era más que la sombra de ella y los demás alumnos y ahora era una de las mejores alumnas. Amiga de los tres alumnos más llamativos del salón, sentía envidia y enojo por ello.

De acuerdo....haré lo que pueda —dijo Tsuki sonriendo de forma diminuta alegrado al muchacho.

Te lo agradezco Futōmeina-san. ¿Te parece juntarnos luego de clases para estudiar juntos? —dijo sin borrar su sonrisa y con mirada de atardecer brillante—. Dentro de poco llegarán los exámenes finales. Si deseas...podemos estudiar...juntos.

La albina lo pensó, tenía planeado sugerirle a Mirio estudiar juntos, es más estaba segura que el rubio insistirá de que así fuera. Pero tampoco quería rechazar la propuesta de su compañero.

Habíamos pensado con Mirio y los demás en estudiar para los exámenes juntos —dijo y notó una pisca de decepción en el joven—. Pero podré hacerlo contigo también —habló rápido para que no se sintiera mal—. ¿Qué te parece reunirnos luego de clases y luego de que haya terminado de estudiar con Mirio-kun? —sugirió.

El aceptó emocionado y se despidió de ella al ver ingresar al tutor de su clase.

Amajiki-kun —habló la rubia mientras almorzaba con el tímido chico—. ¿Qué te parece si estudiamos juntos para los exámenes? -sonrió observado a su compañero.

Yo.....bueno.. —susurró nervioso al límite, no sabía que contestar pues había quedado con sus amigos en eso—. De....acuerdo Kagayaku-chan.

Gracias... —guardo silencio al oír la risa de unos chicos a unas mesas de la ellos.

¡Oohh, Uteki-chan! —dijo Nejire emocionada al ver al chico de cabellos anaranjados acercase a su mesa.

¿Chan? —dijo con las mejillas sonrojadas el estudiante—. Perdón por molestar, pero quiciera almorzar con ustedes. ¿Se puede?.

El rubio y la de cabello cielo guardaron silencio sorprendidos.

Si,...se puede —dijo Futōmeina rompiendo el silencio y dándole una sonrisa.

El muchacho agradeció en se sentó a su lado, todos empezaron a dialogar entre ellos, riendo debes en cuando.

Tamaki observó a sus amigos y al chico, lo conocía era uno de los primeros lugares en la clase 1-A en lo teórico. En cambio en lo práctico tenía algunos problemas.

Kagayaku los observaba con el ceño fruncido, cada vez sentía más molestia. Volteó a ver al de cabello oscuro y sintió aún más enojo al ver que no le ponía atención. Sino que se encontraba observado a la de cabello blanco reír de forma suave por las ocurrencias de su rubio amigo.

Así que...se quedará aquí —dijo Nejire de brazos cruzados mientras volteaba la mirada.

De acuerdo —dijo Mirio nervioso, mientras sacaba sus cosas de su mochila.

Espero que hagamos un buen equipo —dijo sin borrar su sonrisa la rubia—. ¿Comenzamos a estudiar?.

Aún.....aun falta Tsuki-chan —habló Amajiki luego de un tiempo de guardar silencio.

Sus dos amigos sonrieron y victorearon en su interior al oír como se dirigía a la albina, ya de una forma más cercana. En cambio la rubia sólo guardo silencio y frunció la cejas.

Se escuchó el toqueteo de la puerta, la de cabello celeste de forma rápida se levantó.

Tsuki-chan, Tsuki-chan —decía de forma alegre mientras abría la puerta y la abrazaba.

Perdon por la tardanza —rió acariciando sus largos cabellos de color cielo.

Ambas entraron riendo, Futōmeina guardo silencio al ver a su rubia prima. Ella igual la observó.

Bien...ya estamos todos dijo Togata.

Así pasaron algunas horas estudiando, claro que el ambiente incómodo no se dicipada en su totalidad. Tsuki sólo la ignoró, luego de su pequeño enfrentamiento m, si es que podía llámese de aquella forma ya no había vuelto a prestarle atención. Igual si la rubia muscata siempre la manera de hacerla queda más, ella solo no le prestaba atención pues no valía la pena.

Por eso la historia de Japón es la sucesión de hechos acontecidos dentro del archipiélago japonés —explicó Taiyō a Tamaki—. ¿Comprendes Amajiki-kun?.

El nombrado sólo agachó la cabeza apenado y temblando por no comprender del todo lo explicado por su sol.

Algunos de estos hechos aparecen aislados e influenciados por la naturaleza geográfica de Japón como nación —habló Tsuki al notar el semblante del chico, le sonrió con ternura y comprensión—. Es un tema difícil....hay tanto acontecimientos que han marcado el desarrollo del país. Mira... —se acercó a él con el libro de historia japonesa en sus manos.

El aspirante a héroe enfocó toda su atención a ella, mientras la rubia la observaba con descontento.

Otra serie de hechos, obedece a influencias foráneas como en el caso del Imperio chino, el cual definió su lenguaje, su escritura y, también, su cultura política —leyó el último párrafo de forma clara y pausada hasta finalizar y observar al joven quien asentía mientras anotaba algunas cosas dichas por la albina.

Ya comprendo.... —dijo de forma tímida—. Gracias Kagayaku-chan, Tsuki-chan —agradeció con las mejillas algo rojas.

No es nada Amajiki-kun —dijo la rubia primero mientras se sujetaba de su brazo y daba una sonrisa al joven.

Tsuki los ignoró y siguió leyendo su libro de Literatura y Escritura Japonesa Antigua. Mirio se le acercó y leyendo el título quizo desmayarse.

¿Puedes comprenderlo? —dijo de repente llamando la atención de todos y asustando a la albina, quien había estado concentrada en su libro—. Esa clase es de No. 13-sensei, a la mayoría le cuesta entender sus largas y complicadas explicaciones durante las clases —se quejó de forma exagerada el rubio.

Amm...si la comprendo un poco, supongo —respondió con calma mientras mostraba en qué página se encontraba.

El rubio leyó el título y sonrió con los ojos brillantes.

Escritura Japonesa-Kanji se encontraba escrito en mayúscula y en tinta negra. Justo una que más dificultaba al futuro héroe.

¡Tsuki-chan, enséñame por favor. Esta es mi peor materia¡ rogó acercándose a su rontro.

Esta....esta bien —dijo nerviosa por la cercanía.

¡A mi igual Fumei-chan, por favor, por favor! —dijo Nejire junto a ella al igual que el rubio.

El de cabello oscuro tan solo observaba de forma tímida con su libro en las manos, en esa clase también tenía dificultades de comprensión. Pero no se acercó ya que la rubia se le arrimó diciendo que ella le explicaría sobre aquella materia. No le tocó más que aceptar y sonrió a la estudiante tan brillante como el sol.

Bueno....veran....los kanji son uno de los tres sistemas de escritura japoneses —explicaba a sus dos amigos de forma clara mientras notaba a ambos atentos a su explicación, lo cual le causó gracia—.  Junto con los silabarios hiragana y katakana, para los que existen reglas generales a la hora de combinarlos, pues cada uno tiene una función diferente.

Siguió explicando, mientras era observada de vez en cuando por el tímido muchacho quien también se encontraba estudiando con su prima.

Ella en cambio no los observaba, no deseaba distraerse en el ambiente cursi que envolvía a ambos estudiantes.

Y eso es todo....espero que le haya servido de algo —sonrió tímida y observó a sus amigos, notó sus grandes sonrisas y brillantes ojos.

¡Gracias Tsuki-chan! —dijeron ambos abrazándola sacándole algunas risas por su ternura.

Tsuki revisó su celular y se alarmó al ver la hora. Empezó a guardar sus cosas causando extrañes en los demás, menos en su rubia prima.

¿A...a donde vas Tsuki-chan? —preguntó Amajiki con timidez.

Ella se detuvo al oírlo y se sonrojó por su imprudencia.

Yo...debo irme —dijo en susurró nerviosa por sentir los ojos del joven en ella—. Verás yo...

Tsuki-itoko ha quedado con Uteki-san para estudiar —habló la rubia con una falsa dulce sonrisa—. ¿No es así prima?.

Ella la observó con el semblante serio, no a gusto con lo dicho por su prima.

Oyendo conversaciones ajenas de nuevo Taiyō dijo sin interés mientras seguía guardando sus cosas haciendo que la rubia se pusiera roja de vergüenza.

Uteki, el encargado de la clase —dijo Nejire curiosa adelantándose al Sol, fulminando con la mirada a la rubia al comprender su plan—. Esta bien Tsuki-chan —sonrió al igual que Mirio causando descontento en Kagayaku.

Ve, no debes llegar tarde a tu cita Tsuki-chan —bromeó el rubio desordenando sus albinos cabellos.

No, ....no es una cita Mirio-kun —dijo al instante con el rostro hecho un tomate.

Si, si claro —le siguió el juego Nejire.

¡Nejire!.

Sus amigos se reían por su reacción, en cambio el de cabello oscuro se encontraba en silencio con la vista baja . Distante hasta de la propia rubia, sentía un sabor amargo en su interior.

La albina se despidió de todos para ir a su encuentro con el chico de cabello de tonos anaranjados, había notado a Tamaki distante y aquello le preocupó. Decidió que hablaría con él luego de volver.

Amajiki suspiró demostrando su cansancio mientras cerraba la puerta de su hogar y se dejaba caer en el sofá, había vuelto de la casa de Mirio luego de haber terminando de estudiar y de haber acompañado a la chica de ojos dorados a su casa, sus padres también se encontraban en casa. Estaba a punto de dejarse caer en un profundo sueño pero oyó el sonido de golpes en la puerta principal.

Se quejó en voz baja y a pasos lentos se dirigió hacia allí, al abrir la puerta su cansancio y sueño de fueron en su totalidad. Sintió calidez abrazar su cuerpo y un rubor en sus mejillas.

Frente a él se encontraba la joven albina, vestida con un atuendo cómodo pero también bonito. Ella lo observó y sonrió con timidez, sus orbes de luna brillaban más que nunca. Sin dudas era una hermosa vista, o al menos eso fue lo que pensaba el chico de cabellos alborotados.

Tsuki-chan —murmuró de forma nerviosa y curiosa por su presencia en su hogar.

Hola Tamaki-kun —sonrió con calidez—. Verás...yo.

Tamaki, ¿quién es? dijo una voz suave pero a la vez madura, una mujer se asomó a la puerta—. Ohh... No sabía que tendrías visita hijo dijo sin ocultar su sorpresa y sin dejar de ver a la albina quien temblaba al igual que Amijiki—. Soy la madre de Tamaki, Amajiki Akame, un gusto cariño —se presentó con dulcura la mujer.

Un...un gusto....Amajiki-san —hizo una reverencia de forma nerviosa la albina—. Soy...Futōmeina Tsuki, compañera de clase...de su hijo.

La mujer sonrió y la invitó a entrar, pero la muchacha se negó diciendo que ya era tarde y sólo había pasado a saludar ya que estaba de camino a su hogar. Se escuso diciendo que debía volver a su tutor se preocuparía, no cual no era mentira, estaba segura de aquel perezoso hombre la regañaria por haber tardado.

La madre de Tamaki comprendió y la dejó ir solo prometiendole que volvería dentro de poco para cenar, la estudiante aceptó con timidez y se despidió de la mujer para luego alejarse del lugar. Pero fue detenida por Tamaki quien decidió acompañarla hasta la estación del tren. Pues ya se había cambiado su atuendo escolar por una ropa más cómoda.

Iban caminando uno al lado del otro, con sus manos en los bolsillos de su chaqueta por el frío que se sentía esa noche.

No era necesario, deberías volver....se está haciendo de noche y el frío aumenta —habló Tsuki preocupada por su compañero.

Es por eso que debo hacerlo —contestó él sin dudar—. Es peligroso caminar sola...a estas horas de la noche Tsuki-chan. Yo....no dejaría que tu fueras...sola —dijo suavemente haciendo sonrojar las mejillas de la joven—. Yo quiero decir.... —se sintió aún más nervioso y movió una de sus manos tratando de arraglar lo dicho, pero guardo silencio al sentir su mano envuelta por una cálida y pequeña mano.

Se sonrojó y apartó la mirada más no la mano de aquel tímido agarre.

Vamos a la estación Tamaki-kun —dijo Tsuki regalandole una sonrisa mientras volvía a caminar.

De acuerdo —habló con una sonrisa y entrelazó sus dedos en un gesto tímido esperando no ser rechazado.

Y no lo fue.

Se pasaron el camino hablando y riendo, Amajiki había sentido alivio al oír que ella tan solo había ido a una sesión de estudio con Uteki y nada más.

Habían llegado a la parada de trenes y ambos se sentaron en una banquillo al esperar el tren de la albina. No separado sus manos durante todo el trayecto.

La luna....esta bonita —habló Tamaki observando el cielo con las mejillas ojos rosadas.

Tsuki hizo lo mismo y sonrió al sentir la energía de aquel satélite natural rodearla.

Tienes razón, lo está —respondió acompañado de un suspiró pacífico mientras cerraba los ojos—. Es luna creciente —dijo llamando aún más la atención de chico—. Es la primera aparición de la luna en el cielo, tiene forma de pequeña guadaña. Recibe el nombre de luna creciente porque la porción iluminada de la luna es cada vez mayor, con el paso de los días —explicó con calma—. Es la fase en donde la energía de la luna se renueva y crece —culminó con la explicación—. Al adsorver energía en esta fase lunar, se siente más cálida y pasiva.

Es...sorprendente —dijo Tamaki y sintió la calidez de su mano intensificarse para luego sentir el cuerpo relajado y rodeado de aquella calidez que lo abraza haciéndolo olvidar del frío.

¿Lo sientes? —susurró Tsuki al utilizar su Kosei y compartir su energía lunar con él, lo vio asentir sin borrar su sonrisa y con los ojos cerrados.

La albina desactivó su particularidad al ver su tren llevar a la estación, el joven abrió los ojos al dejar de sentir la agradable calidez en su ser. Observó a la de orbes de luna enderezarse.

Debo irme, gracias por acompañarme Tamaki-kun —agradeció luego de haber soltado su mano.

No...no fue nada —dijo nervioso pero sin dejar de verla, notó que unos mechones se tornaba grises plateados, comprendió que se debía a la fases de la luna en aquella noche—. Nos vemos...en clases.

Así será, adiós Tamaki-kun —respondió ella despidiéndose con una sonrisa y con la mano en alto antes de alejarse y perderse entre la multitud que se dirigía al bagon del tren.

Amajiki suspiró, sin dejar de ver por donde había ido su compañera de clases, aún sentía el cosquilleo en sus manos y la calidez en su interior. Observó la luna creciente y sonrió para luego a pasos calmados dirigirse a su hogar.

Lo que no sabían es que está fase también comprendía otra característica.

La Luna Creciente, no sólo significa la disminución de las mareas, el crecimiento de nueva energía de dicho astro.

Sino también, significa el nacimiento y crecimiento de algo nuevo. Dando paso a nuevos sentimientos y emociones.

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