𝟎𝟕 ☾
—¡Ehhh! —Mirio gritó sorprendido al ver que una coraza de almeja amoritiguó el golpe que iba dirigido hacia su mejor amigo, luego sintió algo rodearlo y lanzarlo contra algunos árboles pero él utilizando su Kosei y las atravesó—. ¡Eso fue fantástico Tamaki!. ¡¿Desde cuando puedes manifestar dos cosas al mismo tiempo?! —se acercó corriendo con entusiasmo hacia el de cabello oscuro mientras este desactivaba su particularidad.
Amajiki se encontraba respirando de forma pausada y lenta, tratando de relajar su cuerpo y disminuir su cansancio.
Se encontraban en medio de una clase, el cual consistía en conseguir las insignias de cada equipo determinado que cada miembro debería portar. El grupo se dividió en unos más pequeños de cinco integrantes, esta vez elegidos por Aizawa-sensei. Tamaki y Mirio habían quedado en equipos diferentes, el tímido muchacho se sentía algo nervioso pero lo sobtellevaba lo mejor que podía.
—Hace...unos días —dijo mirándolo y volviendo a activar su Kosei para atacarlo pero el rubio se sumergió en el suelo.
—¡Eso es genial!. ¿Cómo lo pensaste? —dijo apareciendo justo detrás suyo para darte una patada pero su amigo de nuevo amoriguo su golpe está vez con una pinza de cangrejo, para luego dar un giro y darle ahora él una patada con su pierna transformada en una pata de gallina.
Mirio no pudo anteponerse y activar su Kosei, así que levantó sus brazos y recibió aquel golpe con ellos. El rubio poseía más fuerza que el de cabello negro por lo que pudo detener su ataque, pero su amigo no se rindió e impuso más fuerza haciéndolo tambalear.
—Futōmeina-chan,....me lo sugirió —habló para luego esquivar un golpe de Togata.
—¿Hablas de Tsuki-chan, por qué aun se llaman por su apellido?. Ya son amigos —dijo él confundido y sonriendo al pensar en la albina—. Así que fue Tsuki-chan, es muy inteligente. ¿No crees? —preguntó sonriendo con los ojos cerrados.
Pero en vez de una respuesta, fue rodeado por unos gruesos tentáculos de pulpo y lanzado hacia los árboles, todo de una forma tan rápida que no uso su particularidad y se dio un cabezazo contra un árbol.
—¡Eso dolió Tamaki! —dijo acariciando sus hebras doradas con las cejas fruncidas pero sin precencia de enojo en su rostro.
—Yo... Lo...lo siento —dijo Tamaki con las orejas totalmente rojas al igual que su rostro—. Es que....estamos en medio de un enfrentamiento... No...no te distraigas.
Mirio rió por el estado nervioso de su amigo, desordeno sus cabellos, esta vez libres ya que no estaban utilizando sus trajes por lo cual no eran ocultos por su capucha.
—Tienes razón fue un buen movimiento, me tomaste de sorpresa —dijo de nuevo energético mientras ambos detenían el combate sin darse cuenta—. ¿Lograste utilizar tu nueva forma de luchar en el entrenamiento pasado? —cambio de tema—. Cuando yo no asistí —dijo esta vez con melancolía.
El joven solo asintió aún con las mejillas sonrojadas al pensar en ese día, en su mente venían imágenes que no sabía si eran reales o sólo producto de su alocada imaginación.
—Nejire dijo que fue a despedirse de ustedes antes de irse —dijo el rubio causando un salto en su amigo.
—¿Nejire nos vio?, ¿habrá sido real?. —pensaba aumentado su anciedad—. Pero si fue así, le diría a Mirio al instante —observó de reojo a su amigo quien solo lo observaba con una sonrisa radiante y parpadeando varias veces confundido por la intensa mirada del chico de ojos oscuros.
—Mirio... —dijo llamando su atención.
—¿Si? —dijo el sin darse cuenta de la situación de su compañero—. ¿Qué sucede Tamaki?.
—Nejire,...¿te dijo algo sobre aquel día? —susurró con extrema timidez, pero el de ojos azulados pudo escucharlo.
Mirio sabía a que se refería, pero al ver la situación o estado de su amigo, dudaba si en decirle la verdad o no. Estaba seguro que Amajiki recibiría un ataque al corazón si le comentaba sobre la foto que su curiosa amiga le había mandado.
—Mmm no, no me había dicho nada —dijo fingiendo pensar tratando de racordar—. No, no dijo nada. ¿Por qué preguntas?
El chico sintió un gran alivio y a la vez decepción, era confuso, se alegraba que no haya vivido aquella situación. Pues no sabría como mirar a Futōmeina de nuevo. Pero también sentía decepción de que no haya sido real. Sentía una calidez al pensar en aquel momento, sentía las caricias suaves en sus cabellos y su dulce voz.
—Solo sentía...curiosidad —dijo más calmado y dejando de lado aquellos pensamientos.
—Bien, entonces sigamos... —Mirio fue interrupido por unas fuertes ondas.
—¡Están distraídos chicos! —se burló Nejire desde el aire mientras los atacaba con potentes ondas sin dejarlos respirar.
Ambos sorprendidos empezaron a correr esquivando aquellos ataques, pero sin darse cuenta que justo frente a ellos, oculta entre los árboles se encontraba la albina de ojos lunares.
—¡No escaparan! —dijo Hado impulsandose con sus ondas para seguir atacandolos.
Nejire y Tsuki habían tocado en el mismo equipo, la de pelo celeste había saltado sobre ella al oír aquella noticia. En fin, ambas habían notado a sus dos amigos hablar como si nada en medio de la clase, habían escuchado su tema de conversación. Futōmeina comprendió la acción de Togata de ocultar lo realmente sucedido a Amajiki, ella tampoco sabía cómo mirarlo si se llegara a enterar de que todo aquello que él joven imaginaba sí habían sucedido. Su amiga la reprochó por no contarle la verdad, pero ella la convenció de que así era mejor y ambos no estarían en un momento incómodo.
Además el dulce chico seguían perdido por su sol.
—¡Vamos al bosque...la perderemos entre los árboles! —dijo Tamaki saltando a un lado para esquivar una onda de choque que al estar en contacto con el suelo, provocó un hueco en el.
Tamaki tragóen seco, al parecer su energética compañera se tomaba la clase muy en serio.
—¡Buena idea Tamaki, andando! —respondió Mirio corriendo junto a él.
Al adentrarse en el bosque siguieron corriendo yendo directamente hacia la de cabello blanco.
Tsuki oyó sus pasos y colocando sus manos en la superficie del árbol, extrajo energía de su cuerpo desplazandola por sus brazos hasta sus manos que tocaban el tronco del árbol en donde estaba oculta. Concentró su forma en una retra y fina capa dura, como si fuera un enorme cristal transparente. Utilizando la menor cantidad de energía posible para hacerla casi no perceptible a la vista y así ellos no se den cuenta.
El plan era simple, Nejire los dirigiría hacia el bosque en donde Tsuki los esperaría con una capa de energía que los retendrá al chocar contra ella y al estar aturdidos por el golpe, ellas aprovecharían para sacarles sus insignias correspondientes. Si un plan algo descabellado y poco probable de funcionar.
Pero si lo hizo...
Futōmeina cerró los ojos con dolor que no fue de ella al verlos chocar de forma brusca con su barrera de energía, se arrepintió un poco al perlos caer al suelo casi noqueados. Ya que fue un golpe certero en la cabeza con aquella sólida barrera de energía lunar.
—¡Bien hecho Fumei-chan! —dijo su amiga descendiendo junto a ella y viendo a sus amigos en el suelo—. Eso les pasa por no estar atentos.
—Quizás —susurró con timidez y preocupación por sus amigos—. ¿Estarán bien?
—Claro que sí —dijo riendo Nejire agachada mientras le sacaba a cada uno sus insignias—. Solo fue un fuerte choque, solo están algo perdidos.
Ella suspiró más tranquila y se acercó a ayudar a su amiga. Sus amigos se empezaron a mover y ella tuvo que apricionarlos con su Kosei.
—¡Auch! —se quejó Mirio abriendo los ojos al igual que con confundido Tamaki.
Ambos se encontraban sin comprender la situación hasta que vieron a sus dos amigas frente a ellos con sus insignias en sus manos. Bueno a Nejire con ellas mientras los observaba divertida y risueña.
—Eso pasa por no estar antentos —rió provocando un aura deprimente en Tamaki e incluso en el alegre rubio.
Tamaki notó la precencia de la albina junto a la de cabello celeste, se encontraba negando por la actitud de su mejor amiga. Hasta que le devolvió la mirada y sonrió apenada en forma de disculpa. El también sonrió demostrandole que no pasaba nada.
—Ya...está bien Nejire-chan, dejalos...en paz —dijo Tsuki y la nombrada infló sus mejillas en forma de reproche, se acercó a ellos para liberarlos de su Kosei—. ¿Se encuentran bien?
Mirio solo asintió aún algo perdido, no entendía con que habían chocado si el camino estaba despejado.
—¿Contra qué chocamos?.
—Ohh, pues —Futōmeina iba a explicarles pero Nejire se adelantó causándole gracia.
—Fumei-chan creo una barrera con su Kosei, la hizo tan fina para no ser persivida pero tan fuerte para poder retenerlos —dijo con orgullo abrazando a su compañera—. Los maestros tienen razón. ¡Eres la mejor controlando tu Kosei Fumei-chan!. —dijo feliz haciendo que las mejillas de la nombrada se sonrojen.
—¡Ahh, eso fue estupendo Tsuki! —dijo Mirio—. Realmente posees un gran control.
Ella solo sonrió en forma apenada y agradecida al rubio.
—¡Ahhh! —bostezó la estudiante de largos cabellos celestes, mientras se recostada en el pupitre de su compañera y mejor amiga—. Muero de sueño.
—¿No...dormiste anoche Nejire-chan? —preguntó Amajiki de forma tímida desde su lugar mientras guardaba sus cosas.
La muchacha sólo negó con la cabeza sin separarla de la mesa.
—¿Te encuentras bien? , quizás...debas ir directo a tu hogar...a descansar —habló Tsuki observándola con preocupación.
—No....y..yo quiero ir con...ustedes —hablaba de forma entrecortada y adormilada—. ¿Cómo puedes....aguantarlo?.
Sus amigos la observaron sin comprender su pregunta, en cambio la albina sabía que hablaba de ella.
—Lo he tenido desde pequeña...luego de manifestar mi Kosei —explicó con una pequeña sonrisa al recordar su infancia.
—¿De qué estas hablando Tsuki-chan? —habló el rubio curioso al igual que su mejor amigo, quien estaba atento a la joven de cabellos blancos.
—¿Ehh?. Pues... —sonrió con los ojos cerrados, nerviosa por recibir toda la atención—. Como verán,...mi Kosei proviene de la luna, es decir su energía. Así que....en las noche debo quedarme hasta altas horas de la noche...para adquirir la energía necesaria y poder utilizar mi Kosei —explicó de la mejor forma posible—. Es por eso que,...sufro de insomnio la mayoría de las noches —finalizó con la explicación.
Mirio y Tamaki comprendieron a que se refería su curiosa y esta vez adormilada amiga al preguntar como Futōmeina podía aguantar todo los días con solo dormir pocas horas.
El de orejas puntiagudas sintió preocupación, no dormía bien lo que significa que ponía en peligro su salud. Y eso que lo hacía desde hace muchos años. Tragó saliva y se quedó mirándola.
—Pero...no quiere decir que no duerma —trató de mejorar la situación al ver los rostros preocupados de ambos chicos—. Además...la energía lunar compensa mis horas de sueño faltantes.
Mirio suspiró y desordeno su cabello.
—Debes cuidarte Tsuki-chan —dijo de forma cálida el rubio.
Ella solo asintió y sonrio un poco tímida.
Ya caminando hacia la salida de la Academia los cuatro amigos notaron la precencia de su profesor en las puertas de la salida de la U. A. Se encontraba recostado en una de las paredes con los brazos cruzados y ojos cerrados. Al estar cerca el los abrió y los observó con su típica y peresoza expresión.
—Futōmeina, debes acompañarme un momento —dijo serio mirándola solo a ella.
Tsuki sintió su cuerpo tensarse, aquella mirada y semblante serio de su tutor lo había notado, suponía que había algo importante del cual quería hablar con ella.
—Cómo diga Aizawa-sensei —dijo sin más.
Sus amigos notaron el ambiente algo pesado y preocupados observaron a su sensei.
—¿Acurre algo?. ¿Fumei-chan esta en problemas?. ¿Podemos ayudarla? —preguntaba Nejire curiosa pero fue detenida por su rubio amigo.
—Sensei. ¿Ocurrio algo malo? —dijo el rubio que se encontraba junto a la albina.
Los tres sabían un poco de la historia de su querida compañera, además eran de los pocos que estaban al tanto de que el héroe Eraserhead estaba a cargo de su custodia.
Aizawa sólo los observó con seriedad y negó.
—No es nada, debe irse. Pronto se hará de noche.
Amajiki no había dicho ni una palabra, pero no estaba conforme con sólo irse a su hogar y dejar a la albina sola. Había sostenido su mano de forma espontánea, ganándose la atención de la joven. Quien notó lo descontento que se encontraba con aquello, solo suspiró y dio un suave apretón a su cálido agarre, llamando su atención.
—Estaré bien chicos, vayan. El sensei tiene razón ya es tarde —dijo con una dulce sonrisa en sus labios y estado relajado.
Los tres estudiantes la observaron con duda pero se rindieron al ver que no había preocupación el rostro de su amiga. Bueno dos lo aceptaron, pero uno no, el chico de cabellos desordenados y oscuros seguía sujetandola de la mano y viéndola fijamente.
—Estaré bien, debes ir a casa —dijo esta vez a Amajiki soltando su mano aunque no deseara hacerlo—. Mañana les contaré todo si —le sonrió con cariño al chico—. Te lo prometo Tamaki-kun.
El muchacho sintió las mejillas arder al oír su nombre. Algo embelezado solo asintió y se despidió de ella y él docente para luego ir con sus amigos quienes solo lo estaban esperando a él.
Se encontraba en su habitación leyendo uno de sus libros favoritos sobre animales en este caso mariposas. Suspiró dando por terminado su lectura por su falta de concentración, se sentía inquieto y sabía el porque.
No dejaba de pensar en aque chica de suave melena blanquecina y brillantes orbes lunares. Y además lo que había escuchado antes de irse.
—Shouta-san, ¿que sucede, de que desea hablarme? —dijo Tsuki llamando y hablando con su tutor con más confianza al no estar nadie más presente.
El héroe profesional soltó un largo suspiró y se acercó para desordenar sus finos y blancos cabellos con ternura, como siempre solía hacer al demostrarle el cariño que le tenía. Por último beso su frente y se alejó no del todo para comenzar a hablar.
—Quieren verte —dijo con su típica voz adormilada pero con un toque de desagrado, ella lo observaba aún sin comprender—. Tu familia Tsuki...
La Luna sintió un vuelco en su interior además de náuseas, bajo la mirada ocultando su rostro con sus mechones. El hombre sin poder evitarlo siguió hablando
—Tu familia ha pedido un encuentro contigo —dijo todo de una vez por todas, sintiendo también un amargo sabor al decirlo.
El docente sólo la observó con preocupación para luego acercarse y rodearla con sus fuertes y cálidos brazos brindándole su apoyo tanto como su aprecio en aquel momento.
Amajiki no pudo verlo pues ya se había ido luego de haber escuchado la parte en que su familia quería verla.
El héroe y la muchacha ahora de cabellos grises oscurod se quedaron allí por un tiempo.
Mientras las grises nubes iban abarcando el cielo, ocultando a la Luna esta vez opaca y con un débil brillo.
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