𝟎𝟒 ☾
—¿Festival Deportivo?
La joven de cabello blanco está vez con algunas mechas grises, preguntó con curiosidad al héroe profesional.
—Así es, comenzará la próxima semana —
respondió—. Además se les dará tres días a partir de este miércoles.
—Entonces sólo iremos a clases hasta hoy —murmuró pensativa.
—Exacto. Hoy haremos un mejoramiento de kosei —se levantó del sofa y empezó a estirarse haciendo sonar algunas partes de sus cuerpo demostrando su cansancio.
—¿Mejoramiento de kosei? —susurró curiosa—. ¿Cómo será?.
Él volteó a observarla con un toque de diversión en su mirada.
—Ya lo sabrás.
—Bien, coloquense la ropa de gimnasia y diriganse al Gimnasio Gamma —habló Aizawa mientras daba uno de los muchos bostezos que ya había dado en todo el día.
—¿Por qué no utilizamos nuestros trajes de héroe Sensei? —habló la pariente de sangre de la albina—. ¿No cree qué es mejor, practicar con ellos? —sonrió con altanería.
—Porque esta clase se basa de mejorar el kosei sin la ayuda que le brinda sus trajes —respondió con simpleza y aburrimiento—. Ahora vayan a los vestidores, y no tarden —activó su Kosei causando temor en sus estudiantes—. Quiero dormir pronto —dijo de forma cansada.
La rubia, arrugó la frente y bufo para dirigirse luego hacia la puerta, pero se detuvo al ver algo que no fue de su agrado.
—¿Qué dices Futōmeina-chan?, vayamos al nuevo café que ha abierto a unas cuadras de aqui luego de clases —insistió con una sonrisa Mirio mientras junto a él Nejire asentía con entuciasmo—. ¡Iremos los tres y tu también!.
—Bueno.... Yo... —la joven albina algo nerviosa solo asintió aceptando, haciendo que ambos jóvenes entusiastas la abrasen.
A Kagayaku no le agradó aquello, su "querida" prima, nunca había socializado con algún compañero. Y ahora de la nada forma parte de los alumnos más llamativos o como decían entre sus compañeros, los más fuertes del curso.
Aquello no lo dejaría pasar, no dejaría que la deshonra de su familia tuviera lazos nuevos al cual aferrarse.
Se acercó con su semblante característico, una sonrisa delicada y bella, ojos brillosos y mirada resplandeciente.
—¡Chicos! —gritó apareciendo junto a ellos—. ¿No sabía qué conocían a mi querida prima?.
Mirio notó Tsuki tensarse y apartar la mirada, aquello le resultó extraño. Si bien sabía que la relación de ambas era algo como decirlo privada, según lo que había escuchado aquel día en la enfermería. No comprendía por qué el ambiente se había puesto pesado.
—¡Así es, somos sus amigos!. Futōmeina-chan ahora forma parte del grupo. ¿No es así? —habló Hado liberando la tensión sin siquiera haberlo notado.
La nombrada sonrió sin poder evitarlo, le agrada la confianza que le tenía aquella muchacha de cabello celeste cielo.
—Ya veo... —susurró ocultando su desagrado—. Me alegró por ello. Estaba preocupada por ella.... Después de todo ha estado sola desde el fallecimiento de sus padres —lo soltó, sin filtro, ni remordimiento.
Si antes el ambiente era pesado ahora se sentía el doble o incluso el triple de aquello.
—¿Qué cosas dices Kagayaku-san? —susurró Mirio no a gusto con lo dicho por la rubia—. No es algo de que se deba hablar a la ligera.
—Ya no hables sobre eso Kagayaku-san —dijo con una pequeña sonrisa la joven Hado.
—¿Ahhh, no lo sabían? —fingió estar apenada—. Al parecer no les tiene suficiente confianza para contarles sobre aquel accidente —dijo de forma triste—. Lo comprendo, perder a tus padres, de aquella forma debe dar vergüenza.
Todos quedaron en silencio, Hado y Togata ya no tenían su sonrisa común y expresión amigable. Ahora, estaban serios y con los labios de forma recta. Nejire se aguantaba las ganas de saltar sobre aquella joven de ojos dorados.
El único que no comprendía era el tierno Amajiki.
Notaba que, de lo que su amado Sol estaba hablando era un tema delicado, pero no entendía de que hablaban, bueno quizás si un poco con lo siguiente dicho por la chica dorada como el Sol.
—¿Quién no sentiría vergüenza?. Luego de que sus padres hayan fallecido por culpa de ellos mismo. Por alguien sin Kosei —dijo con burla lo último.
Kagayaku Taiyō iba a decir más pero fue detenida por un empujón de la ahora no muy dulce Nejire. Si se podría describirla, se diría que estaría lanzando chispas.
—Te había dicho que ya no hablaras sobre eso —dijo con voz fría Nejire, quien ya estaría saltando sobre ella de no ser que Mirio la sujetaba de los hombros.
Taiyō quedó muda, aquel empujón no lo vió venir, y más aún de la siempre tierna e inocente alumna de cabello celeste. En su interior se sentía ardiendo de rabia, pero no lo demostraría después de todo no debía perder su papel.
Lágrimas se hicieron presente en aquellos ojos dorados que tanto el joven de cabello azabache y reflejos azulados adoraba ver. Su instinto fue mayor, se colocó frente a ella desafiando a sus amigos sin dudarlo.
Ahh qué tanto estaba cegado por el brillo del Sol.
—¡Nejire.... No... no debiste....hacer eso! —dijo algo nervioso pero con el rostro serio mientras sentía a la rubia sollozar detrás suyo.
—¿Qué no debí hacerlo? —dice sin contener la voz.
—Basta.... Amajiki-kun, Hado-san tiene razón —habló Kagayaku con al parecer arrepentimiento—. No debí hablar así...de mis tíos —salió detrás suyo y caminó hacia su prima quien no había dicho ninguna palabra desde la llegada de la rubia y más aún por todo lo dicho por ella.
La alumna semejante al Sol abrazó a la joven semejante a la Luna, la apretó con fuerza y colocando sus palmas abiertas en su espalda utilizó su Kosei de forma dicimulada. No la perdonaría, le echaba la culpa de todo aquello.
—Te arrepentiras de haber hecho lazos —susurró en su oído y sólo ella pudo escucharlo mientras él dolor de la quemazón que producía en su espalda se intensificaba—. Yo me encargaré de romperlos —dijo por último para desactivar su Kosei y seguir con su acto—. ¡En verdad lo siento Tsuki-itoko!. ¡Fue imprudente de mi parte hablar de aquella manera!.
La llamaba de quella forma frente todos al aparentar cercanía, itoko significaba prima de una forma más cariñosa.
—No....no importa —susurró alejandose sin verla.
La rubia sonrió limpiando sus lágrimas y observó a los demás, dos no estaban de acuerdo por la situación y uno la miraba sin comprender y algo tímido.
—Me disculpó por mí falta de respeto no volverá a suceder —realizó una reverencia y luego se acercó al de orejas puntiagudas para besar su mejilla—. Gracias por defenderme....fue muy dulce de tu parte.
—No.....no es...na...nada
Le volvió a sonreír y salió del salón dejando solo a los tres amigos y a la nueva integrante de aquella amistad.
Kagayaku caminaba a paso rápido aguantando su enojo, su prima no sabía lo que le venía encima.
—Mejoramiento de Kosei, de eso trata la clase. Entrenarán y desarrollarán nuevas partes de su particularidad. Todo aquello para el festival deportivo.
—¿El festival deportivo?
Todos empezaron a murmurar acerca de ello, que lo habían visto en televisión, que trataba sobre diferentes rondas competitivas y todo se realizaba en vivo.
—El Festival Deportivo de U.A. es un evento celebrado anualmente por la Academia —habló el héroe profesional Eraserhead callando a todos—. En donde los estudiantes de todos los grados desempeñan su potencial de habilidades en distintas competencias para así captar el interés de los Héroes profesionales que van a presenciarlos —concluyó la explicación—. Además se les dará tres días a partir de mañana para que puedan entrenar lo necesario.
Todos victorearon al saber que tendrían días sin clases.
—Pero eso no quiere decir que no tendrán trabajos que entregar a la vuelta —habló con seriedad causando a todos amargura.
Tsuki rió de forma baja por aquello, sabía que su tutor no les dejaría sin hacer nada.
El sonido encantador de su risa fue captado por un chico alto de orejas puntiagudas, quien se encontraba detrás de sus amigos y de la albina.
Tamaki sintió sus orejas rojas al igual que su rostro al quedar deleitado por aquel sonido.
Todo el grupo se encontraba esparcido por el gran Gimnasio Ganma.
Tsuki respiraba de forma entrecortada, se encontraba cansada y algo negativa. Por no poder hacer lo que se proponía.
Futōmeina poseía gran control de su kosei, era una de las mejores en ello. Su forma de utilizarla y guiarla era precisa y delicada, pero había un problema.
Sus ataque era débiles, por más energía que utilizará no era sumamente poderoso sus diversos ataque y defensas. Además la constante liberación de energía que su cuerpo almacenaba en las noches de luna, le producía un gran cansancio y dolor de cabeza.
Así que es por eso que la aspirante a heroína se encontraba entrenando. Liberaba una cantidad de energía lunar en sus palmas y formaba con ella grandes ráfagas dirigidas a las distintas rocas de aquel lugar. En algunas ocasiones las destrozaba pero en otras tan sólo producía algunos cortes.
Debía concentrarse, acumular energía y hacerla una arma de gran filo.
—Más energía —susurró para ella misma—. En un solo punto, y darle forma —suspiró imaginando la parte filosa de una katana como las que usaba su padre.
Pues su padre poseía un viejo Dojo en donde daba clases, recordaba ir a verlo practicar con la espada de madera a escondidas. Entuciasmandose con los movimientos delicados y certeros que su progenitor realizaba.
Con aquel recuerdo en su mente movió su brazo derecho de forma vertical de abajo hacia arriba. Y al abrir los ojos, se sorprendió al ver en vez de una gran ráfaga que comúnmente solía hacer, vió una fina y recta ráfaga, algo como una línea. No tan visible que se dirigía con rapidez al grupo de rocas.
Tsuki cayó hacia atrás por la sorpresa, vio los diminutivos restos de las piedras que quedaron luego de su ataque.
Algo pasmada se levantó y decidió descansar al sentir su cuerpo pesado. Observó a los lados, viendo a distintos compañeros esforzarse por perfeccionar sus particularidades. Dos chicos captaron su atención, se encontraban luchando o practicando mejor dicho. Uno de los jóvenes era atravesado por los ataque del otro, quien utilizaba los tentáculos de su mano para intentar darle y al mismo tiempo protegerse.
—¡Vamos Tamaki, no te límites! —el rubio sonreía con emoción al ver a su mejor amigo dar lo mejor de sí.
—Eres.....muy fuerte Mirio....lo contrario a mi —dijo de forma negativa y nervioso, igual no se detenía seguía evitando que su amigo también le diera golpes.
Amajiki era un gran estratega y pensaba con rapidez sus acciones para luego llevarlos a cabo.
Mirio logró esquivar la pinza de cangrejo del brazo izquierdo de su amigo y se proponía a darle un golpe, pero el de cabello oscuro reaccionó rápido. Cambió la forma de su brazo izquierdo a una almeja para detener su ataque.
—¡Buen movimiento Tamaki! —dijo Mirio deteniéndose y notando que de nuevo estaba desnudo—. ¡Rayos, perdón! —rió y se colocó su atuendo de gimnasia.
Tamaki iba a hablar pero una onda fue a su amigo rubio mandándolo por los aires.
—¡Ehhhh! —gritó Togata por el ataque sorpresa.
—¡Es mi turno Mirio-kun!. ¡Es hora de que entrenes conmigo! —Nejire hizo su aparición mientras hacía un puchero adorable.
Utilizando su kosei, llevó al rubio sin dejarlo hablar, dejando al de orejas puntiagudas sólo.
Futōmeina lo observaba desde lejos con timidez, sus mejillas cada vez más rojas al ver al joven aspirante a héroe. Amajiki no tuvo más opción que entretar el sólo, con sus tentáculos destrozaba algunas rocas y luego lo transformaba en una almeja protegiendose de los trozos de piedra.
Pero no cambiaba tan rápido la forma de su brazo por lo que algunos pedazos le daban. Uno le dio en el rostro produciendole un raspón.
Colocó su mano en su mejilla arrugado el gesto, le ardía en aquella parte.
—¿Estás....estás bien? —una voz lo hizo temblar y volteó con rapidez encontrándose con los ojos que desde hace semanas lo habían hecho perderse.
—Futō....Futōmeina-san.... Yo...
—Perdón....por asustarte Amajiki-san —susurró apartando la mirada y jugando con sus manos.
Aquello le produjo ternura al más alto, pero su sonrojó se hizo aún más notable al darse cuenta de sus pensamientos.
—No....no es nada —respondió tímido mientras volteaba a ver otro lado.
Se quedaron el silencio, pero no incómodo. Sino agradable, de repente la joven le tendió un pañuelo de forma tímida, el igual la aceptó y limpió su herida.
—Gracias...
Ella asintió de forma tímida.
—Tu....tu kosei....es increíble —habló la joven sorprendiendo de nuevo al chico.
—Yo...yo no creo eso....no puedo.....manejarlo —dijo de forma deprimida, pues era cierto. Su manejo de su particularidad era poca.
—¿Por qué...dices eso? —susurró observándolo curiosa.
Tamaki la vio de reojo y se dio valor para continuar con la conversación.
—Pues....soy muy lento al cambiar.....la formas que utilizo....para atacar y....defenderme —dijo siempre nervioso imaginando que la fémina se burlaria.
—Ya veo....y si lo utilizas en ambos brazos —comentó concentrada.
Aquello llamó la atención del chico.
—¿Ambos.....brazos? —preguntó curioso.
Ella asintió y se sentó en una roca, de forma tímida lo invitó a hacerlo también el. Tamaki temblando lo hizo, claro manteniendo su distancia.
—Si....mira, al manifestar tu....kosei en tu brazo, ...al cambiarlo tardas más de lo necesario —sus manos estaban juntas y no lo estaba mirando—. Ammm...lo que quiero decir —se armó de valor y lo observó encontrándose también con su mirada—. ¿Qué tal si utilizas tu kosei en ambos brazos?, ...así sería....defensa y ataque.....al mismo tiempo. Es decir manifestar dos veces tu kosei al mismo tiempo.
Amajiki la observaba con seriedad y aquello la ponía aún más nerviosa, acaso dijo algo malo.
Aquella ideas fueron borradas al instante al ver la sonrisa tímida que el de cabello desordenado y oscuro le dirigió.
—Eso....es una buena idea —dijo aún sin dejar de sonreír.
Ambos no despegaron sus miradas, ni borraron su tímida sonrisa.
—Y luego, hice volar a Mirio con mi kosei —relató la muchacha de cabello celeste cielo riendo.
Se encontraban en aquella cafetería, a la que habían dicho que irían después de clases.
—¿Estás bien Togata-kun? —preguntó Tsuki observándolo aguantando la risa.
El rubio afirmó de forma estuciasta mientras movía los brazos.
—¡Claro que sí Futōmeina-chan!
Ella sonrió con poco y siguió disgustado su café, hasta que notó la mirada de reproche de Hado.
—¡No es justo! —todos la miraron sin comprender—. Solo a Miro lo llamas de esa forma —agarró las mejillas de la chica de cabello albino—. Ahora di, Hado-chan....Hado-chan...
—Hado....Hado-chan —dijo tímida y la nombrada la abrazo.
—¡Siiii! —dijo feliz y luego continuó con su pastel de frutilla.
Mirio rió divertido y Tamaki sonrió de forma diminuta por aquel tierno gesto. Aquella acción no pasó desapercibida por la joven Hado quien sonrió por diversión.
—¡Futōmeina-chan, también di Amajiki-kun.... Amajiki-kun! —volvió a hablar Nejire, aquello protujo un sonrojo en ambos jóvenes.
—Ammm.... Yo —miraba a Mirio pidiendo ayuda pero el solo aguantaba la risa—. Ama.... Amajiki... —sus manos temblaban un poco—. Amajiki-kun....
El nombrado sintió que el aire no llegaba a sus pulmones, muchos lo llamaban de aquella forma, hasta la chica que consideraba su Sol lo hacía. Pero nunca sintió su interior temblar al llamarlo de ese modo, no como lo había sentido con Futōmeina.
Mirio victoreo por tan pequeña cosa y comenzó a hacer una danza ridícula, no sabían el motivo simplemente la actitud espontánea y bromista de su amigo los hizo reír.
Futōmeina no recordaba la vez en que haya reído tanto como ese día, los comentarios divertido de Mirio, las acciones energéticas de Nejire, y los tiernos y irresistibles actos de Tamaki. Producían en su interior una calidez acogedora.
Tamaki, es encontraba atento oyendo la risa de la joven de orbes de luna que se encontraba frente a él. Creía que aquella melodia era un deleite para el Corazón.
Para su Corazón...
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