Capítulo 10

Los días pasaron y la incertidumbre seguía pesando sobre mí. A pesar de mis esfuerzos por seguir adelante, el misterio que rodeaba a Syaoran y su preocupación por mí persistía en mi mente como una sombra constante. Cada vez que intentaba concentrarme en mis quehaceres diarios, mis pensamientos volvían una y otra vez a él.

Una tarde, mientras atendía mi puesto de rábanos en los túmulos funerarios, una sombra cayó sobre mí, interrumpiendo mis pensamientos. Al levantar la vista, me encontré con la figura familiar de Syaoran parado frente a mí. Su presencia repentina me tomó por sorpresa y sentí que mi corazón empezaba a latir con fuerza en mi pecho.

—¿Yuan? ¿Puedo hablar contigo un momento? —dijo Syaoran, utilizando el nombre que yo solía usar en el pueblo.

Asentí con cautela, sintiendo una mezcla de nerviosismo y curiosidad. ¿Qué quería hablar conmigo? ¿Habría descubierto mis sentimientos hacia él?

Caminamos juntos hacia un lugar apartado, lejos de las miradas curiosas de los transeúntes. Una vez que estuvimos solos, Syaoran pareció buscar las palabras adecuadas antes de hablar.

—Yuan, he estado pensando mucho en ti últimamente. Tengo que irme por un tiempo, pero antes quería darte esto —dijo Syaoran, extendiéndome un pequeño objeto.

Lo miré con sorpresa mientras tomaba el objeto en mis manos. Era un hermoso silbato, delicadamente tallado y adornado con detalles intrincados.

—Lo usaré solo cuando sea necesario. Gracias, Syaoran —respondí con gratitud, sintiendo el peso de sus palabras y el regalo en mis manos.

Syaoran asintió con comprensión, pero también con una pizca de tristeza en sus ojos. Parecía que había más en su mente de lo que estaba dispuesto a decir en ese momento.

Antes de alejarse, Syaoran se acercó y depositó un suave beso en mi mejilla. Mis mejillas se encendieron con el cálido gesto, y el corazón dio un vuelco en mi pecho ante la inesperada muestra de afecto.

—Si necesitas ayuda en cualquier momento, no dudes en decírmelo. Estoy aquí para ti, Yuan —añadió con una sonrisa amable antes de alejarse.

Mientras lo veía alejarse, una mezcla de emociones se agitaba dentro de mí. La preocupación de Syaoran por mi bienestar había tocado algo profundo en mi corazón, y me dejó preguntándome si quizás había más entre nosotros de lo que había imaginado.

Después de la partida de Syaoran, me quedé paralizado por un momento, tratando de procesar lo que acababa de suceder. El suave roce de sus labios en mi mejilla aún resonaba en mi piel, y su gesto amable había dejado una sensación cálida en mi pecho.

Mis pensamientos estaban en un torbellino. ¿Qué significaba este gesto de Syaoran? ¿Había sido solo un gesto de despedida amistosa o había algo más detrás de ello? La incertidumbre se apoderó de mí mientras luchaba por entender mis propios sentimientos hacia él.

Con el corazón latiendo con fuerza, guardé el silbato que me había dado Syaoran en un lugar seguro y volví a mi puesto de rábanos. La noche cayó lentamente sobre los túmulos funerarios, pero mi mente seguía dando vueltas al encuentro con Syaoran.

El tiempo pasaría, pero la sensación de su beso y su preocupación por mí permanecerían grabadas en mi memoria. Sabía que tenía que resolver mis sentimientos y entender lo que significaba todo esto para mí, pero también sabía que el camino por delante sería difícil y lleno de incertidumbre.

Decidí tomar las palabras de Syaoran como una promesa de apoyo y consuelo en los momentos difíciles que se avecinaban. No importaba qué sucediera, sabía que podía confiar en él y que estaría allí para mí, al igual que yo estaría allí para él.

Con esa certeza en mi corazón, me preparé para enfrentar los desafíos que el destino tenía reservados para mí, sabiendo que no estaba solo en este viaje. Y con la esperanza de que algún día, encontraría las respuestas que buscaba y entendería el verdadero significado de los gestos de Syaoran.

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Los días siguientes transcurrieron en una neblina de pensamientos y emociones. Cada vez que cerraba los ojos, volvía a ver la figura de Syaoran frente a mí, su mirada llena de preocupación y el suave roce de su beso en mi mejilla. Me encontraba en un estado de constante contemplación, tratando de descifrar el significado detrás de sus acciones y palabras.

Una tarde, mientras recogía rábanos en mi puesto, una voz familiar interrumpió mis pensamientos. Levanté la vista para encontrarme con los ojos bondadosos de Wen Ning, el tío de Syaoran, quien se acercó con una expresión tranquila en su rostro.

—Yuan, ¿cómo estás? —preguntó con amabilidad, su voz resonando en el aire sereno de la tarde.

Me esforcé por mantener una sonrisa en mi rostro, aunque mi mente seguía llena de preguntas sin respuesta.

—Estoy bien, tío Wen. Gracias por preguntar —respondí, tratando de ocultar mi turbación.

Wen Ning asintió con comprensión, como si pudiera leer mis pensamientos.

—Sé que has pasado por momentos difíciles últimamente, pero quería recordarte que siempre puedes contar con nosotros. Syaoran se ha ido por un tiempo, pero él también te considera como a un hermano. No olvides eso —añadió con una mirada significativa.

Las palabras de Wen Ning resonaron en mi mente mientras observaba cómo se alejaba. Había algo en su tono que me hizo reflexionar sobre la conexión entre Syaoran y yo, algo que iba más allá de una simple amistad.

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