23
Tobio había vuelto a Tokio hacía tres días atrás, y esta vez le tocaba al par de amigos que esperaban en la estación de buses.
Hinata miró la hora en su reloj antes de suspirar y sonreír, ansioso por ver de nuevo a su pareja. Tan solo habían pasado dos días, sí, pero incluso treinta minutos a veces eran eternos para el azabache y el pelinaranja.
— Ya basta de mover tu pie. — Oikawa le pisó con suavidad, deteniendo los ansiosos movimientos del menor.
— Lo siento, deseo llegar ya a Tokio.
— Oh, créeme que lo tengo más que claro. — Tōru pasó su brazo por los hombros de Shōyō y sonrió hacia la cámara de su celular, Hinata no tardó en imitarle, tomándose una fotografía que subirían más tarde a sus redes. — Espera un momento...
El castaño se giró, notando a un par de personas acercarse a unos metros de ellos. Eran Sugawara y Nishinoya, quienes traían algo en sus manos. Hinata no tardó en girarse y sonreír al ver a sus amigos, corriendo hacia ellos para darles un fuerte abrazo.
— ¡No puedes irte sin avisar, baka! — Fue lo que le recibió, seguido de un golpe en la cabeza, ambos por parte del albino.
— Suga-san~, eso dolió. — Lloriqueó Shōyō, llevando sus manos a la zona afectada.
— ¡Lo siento! ¡Lo siento, lo siento, lo siento! ¡No medí mi fuerza! — Kōshi comenzó a llorar junto al ojimarrón, abrazándole con fuerza. Nishinoya se acercó al castaño y le dio una palmada en la espalda llamando su atención.
— ¡Tōru! Toma, es para el viaje. — Yū le entregó al más alto una bolsa con bocadillos, Oikawa agradeció. — ¡Shōyō! ¡No te olvides de mí!
— ¡Noya-san! — Hinata se despidió de sus dos amigos, Tōru lo imitó desde unos metros lejos.
— Ten, mi madre quería que te diera esto, de seguro a Kageyama también le gustan, guárdale un poco.
— Muchas gracias, Suga-san, nos vemos.
El sonido de un motor llamó la atención de los cuatro, Hinata soltó un suspiro, recordando que sería la última vez que vería a sus amigos en un buen tiempo, quizás en sus siguientes vacaciones les daría una visita, pero faltan unos bastantes meses para que sucediese de nuevo.
— ¡Cuídense! — Shōyō y Oikawa subieron al autobús, viendo a los mejores amigos del menor quedarse atrás conforme el vehículo avanzaba.
— ¿Tomarás una siesta? — Preguntó el castaño, Hinata asintió, apoyando su cabeza en el hombro del contrario. — Te despertaré cuando lleguemos a Tokio, descansa.
— Gracias, Tōru. — El pelinaranja sonrió, cerrando sus ojos, y quedándose dormido casi de inmediato.
~❃~
Habían pasado unos días desde el regreso de Hinata y Tōru de su viaje, y era momento de que el menor regresara a la universidad.
Shōyō suspiró, tomó su mochila y salió de la habitación, caminando hacia la sala de estar, en donde le esperaba su pareja listo para irse juntos al recinto.
— ¿Estás seguro de esto?
— ¿Por qué no lo estaría? — Hinata sonrió alegre. — Ya extrañaba la universidad, estoy ansioso por volver.
— Muy bien. — Tobio tomó la mano de su pareja y entrelazó sus dedos, yendo afuera en donde ya les esperaba un automóvil que les llevaría a su destino.
El camino pareció ser eterno gracias a la ansiedad que sentía Shōyō por presentarse nuevamente a la universidad, por supuesto que Kageyama lo notó, e intentó calmarle, a su manera.
— Solo son idiotas, no es necesaria tanta felicidad. — Shōyō sonrió.
— Lo sé, pero muchos de esos idiotas son mis amigos. ¿Lo olvidas? — El pelinaranja hizo su sonrisa aún más grande cuando observó que su destino estaba a tan solo metros de distancia.
Cuando el auto se detuvo frente a la universidad, no fue necesario que nadie le ayudase a bajar, Hinata lo hizo por sí mismo, apurando al azabache quien en realidad estaba cansado de lo que al menor le emocionaba. La universidad para el ojiazul ya se había vuelto aburrida y cansada, y el pensamiento de dejarla sabiendo que ya tenía un trabajo ganado era más frecuente que antes, cuando estaba totalmente dispuesto a completar sus estudios.
— ¡Date prisa, Tobio! — Shōyō se adelantó, entrando primero al recinto.
No pasó mucho antes de que el ojimarrón se encontrara con un grupo de personas que lo reconocían perfectamente. Kuroo fue el primero en verle acercarse, y fue también quien avisó a todos los demás personajes presentes de la llegada de su amigo.
Tetsurō estuvo a punto de saludar y abrazar al menor, pero fue empujado por cierto castaño que fue más rápido. Oikawa abrazó con fuerza a su pequeño mejor amigo, recordando lo mucho que le había extrañado.
— Tōru... Fuiste a casa hace tres días. — Rio Shōyō.
— Aun así, te extrañé. — Se quejó. No pasó mucho antes de que Kuroo le apartara y lo empujara lejos de Shōyō, siendo esta vez el azabache quien revolvía sus cabellos y le saludaba con alegría.
Para Tetsurō, Oikawa no era muy diferente incluso después de enterarse que no era un alfa fuerte como él con el que podría golpearse hasta la muerte, Kuroo continuaba dándole el mismo trato, fingiendo que la revelación de Hitoka jamás se dio, que Oikawa seguía siendo el mismo tipo que fingía ser un alfa siendo realmente un omega, un omega increíblemente fuerte.
— ¿Seguro que no eres un beta? — Tōru le observó ofendido, por supuesto que abundaban los betas en el mundo, pero las dos clases más comunes siempre habían sido los alfas y omegas, siendo un insulto para el castaño que le preguntaran tal cosa.
— ¡Soy un omega! ¡No me insultes de esa manera Satori! — Gruñó Tōru, frunciendo su ceño.
— Oye, te recuerdo que hay muchos betas en este sitio. — Una sonrisa decoró el rostro del pelirrojo, Oikawa al entenderlo rodó los ojos.
— Lo siento. — Se disculpó de mala gana, cruzándose de brazos.
— Disculpa aceptada. — Tendō se giró, viendo a su pareja recién llegar a la universidad. — ¡Wakatoshi~!
El pelirrojo desapareció entre la multitud. Hinata se alejó de sus amigos, encaminándose junto al rubio y su pareja al que era el salón de ellos dos y el ojiazul. Shōyō se giró un par de veces, al entrar al edificio había perdido casi de inmediato a su pareja, aunque estaba más que seguro que llegaría a tiempo a clases.
— ¿Qué tal te sientes ahora? — Preguntó Kozume, tomando asiento donde usualmente lo hacía, en el asiento siguiente al de Shōyō y Kageyama.
— Estoy muy bien, como nuevo. — Rio el pelinaranja. — Han pasado bastantes cosas estos meses, te contaré todo desde el comienzo en el desayuno.
— Uhm, claro. — Kenma sonrió, sacando su teléfono. — Supongo que no lo sabes, los rumores corren rápido en la universidad, pero no es igual fuera de este lugar... — Hinata miró a su amigo con curiosidad. — ¿Recuerdas a Ushijima y Tendō?
— Oh, creo que sí, lo vi en la entrada cuando llegué, es el pelirrojo. ¿Cierto?
— Lo es. — Confirmó el rubio mientras jugaba a alguna cosa en su celular. — Bueno, su pareja es Ushijima, creo que aún no se presentan formalmente, pero, ellos dos están comprometidos.
Una sonrisa se estiró en el rostro del menor, me alegraba mucho que otras personas pudiesen ser felices.
— Ellos están en tercer año ¿No es así?
— Sí. — Respondió el mayor. — En realidad, es casi normal que por aquí las personas se comprometan muy jóvenes.
— ¿Por qué? Para mí es demasiado pronto, pero... No tengo problema con ello.
— ¿Recuerdas que hay mucha gente rica aquí? Muchos padres comprometen a sus hijos, ya sea por conveniencia o por simplemente controlar sus vidas... — Kozume dejó su teléfono a un lado, Shōyō notó que había perdido la partida. — Se supone que Kuroo está en este momento discutiendo con sus padres porque... — El ojimarrón pudo notar el brillo de los ojos de su mayor apagarse. — Sus padres quieren que se case con un chico de familia más rica que la mía.
Hinata observó a Tetsurō, quien se había quedado en la entrada del salón hablando alegremente con unos pocos de sus muchísimos amigos.
Shōyō sintió una presión en su pecho al ponerse en los zapatos de su amigo. Hinata sabía que el abuelo de Kageyama aceptaba felizmente su relación con el ojiazul, pero este no era el caso de Kenma y Tetsurō, ellos todos los días vivían con la preocupación de tener que casarse con otra persona que no fueran ellos mismos, o ser separados a la fuerza por culpa de unos padres controladores.
— Kenma. — El azabache llamó la atención de ambos chicos, mostrando una cálida sonrisa al rubio. — Iré a mi salón, nos vemos en el desayuno.
— Bien, ten cuidado. — Kuroo se despidió con la mano, marchándose del sitio.
— Existe el divorcio.
— ¿Qué? — Kozume miró a su amigo con sorpresa.
— Kuroo puede casarse con otra persona. — Habló Shōyō. — Pero también puede divorciarse ¿No?
— No es tan fácil. — Respondió Kenma. — Los padres de Kuroo quieren que se case con ese chico para unir sus empresas y extender sus dominios, no pueden simplemente divorciarse.
— ¿Pueden huir? — Una risa escapó de los labios de Kozume. — Suena estúpido y cliché, pero creo que es la única opción. ¿Tus padres están de acuerdo con ti relación con Kuroo?
— Sí, lo están. — Kenma sonrió. — Mi madre lo adora, y ha estado intentando contactar con los padres de Kuroo para hablar con él y arreglar un matrimonio, pero... Hasta ahora ha sido inútil. — Hinata hizo una mueca.
— Kenma... ¿Cuánto poder crees que tiene el abuelo de Kageyama? — Los ojos del rubio se abrieron con sorpresa.
— Bueno... Creo que bastante, incluso más que el de los padres de Kuroo o de Bokuto.
— Entiendo. — Una sonrisa llena de determinación se estiró en el rostro de Hinata, pocos segundos después ambos amigos sintieron una tercera persona en el sitio, dándose cuenta de que no era nadie más que el azabache de ojos azules quien había tomado asiento al lado de su pareja. — Tobio.
— Lo siento, tenía que hacer unas cosas. — Shōyō negó inclinándose para depositar unos cuantos suaves besos en los labios del más alto.
— No te preocupes. — Kenma los miró por unos segundos antes de fruncir su ceño y continuar jugando con su teléfono. Claro que amaba a Kuroo, y se expresaba a su manera, pero definitivamente Hinata y Kageyama estaban a un nivel por encima de su relación con el azabache de ojos marrones, el pelinaranja y el ojiazul eran demasiado amorosos, aunque a este último se le dificultaba en demasía, pero lo intentaba.
Las clases dieron inicio después de unos minutos, muchos de los compañeros de curso saludaron a Shōyō, pues, aunque no lo hubiesen pensado, su falta de presencia sí se hizo notar. Tobio tuvo problemas con las primeras personas que se acercaron a su pareja, nunca le hablaron en el pasado, no demasiado, y ahora aparecían de repente a preguntar si estaba bien, muchos de los cuales en un pasado eran parte de los que corrían rumores sobre una posible relación entre Shōyō y Tōru, o quienes decían que quizá el ojimarrón podría ser familiar del azabache por su cercanía, muchos de ellos fueron quienes hablaron mal del pelinaranja cuando se enteraron de que estaba saliendo con el azabache, y todo esto le molestaba a Kageyama, creando en su interior unas enormes ganas de golpear a esas personas, sin importar si fuesen alfas, simples betas, u omegas.
— Hinata, es bueno verte de nuevo aquí... — Kageyama dejó sus pensamientos de lado. Notó una sonrisa en el rostro de Shōyō, quien contestó al profesor, después de esto, Tobio notó que era aquel profesor que parecía atractivo para muchos omegas.
Una de sus escurridizas manos se coló por la cintura de Shōyō y le acercó a su cuerpo, hundiendo su nariz en el cuello del contrario quien se estremeció.
— ¿Qué haces, Tobio? — El menor rio. — Deja de hacer eso, me causas cosquillas, además, no es el lugar.
— No importa. — Hinata bufó.
—... Muy bien clase, hoy haremos parejas para el próximo proyecto, así que, escojan sus parejas y anoten sus nombres en la lista. — Kageyama ni siquiera tuvo que girar a ver a su pareja, estaba seguro de que harían el trabajo juntos como siempre solían hacerlo.
— ¿Eres Shōyō? Hola, me preguntaba si querías hacer el proyecto junto a mí. — Tobio giró su rostro. Kozume quién estaba detrás de ambos aguantó una risa, notando cómo el cuello del azabache casi se rompía ante tal movimiento repentino.
— Oh, hola, soy yo. — Hinata sonrió con amabilidad. — Uhm... Verás... ¿Cómo decirlo?
¿Cómo rechazar a esta persona que había ido amablemente a preguntar por ser parejas de trabajo? Por supuesto que Hinata era más delicado, pero Tobio era lo contrario.
El joven beta que miraba a su pareja elevó la mirada lentamente hasta encontrarse con los ojos del azabache, que parecían perforar su cuerpo y observar fijamente su alma, queriendo devorarla.
— Oh, creo que ya tienes pareja. — El chico rio nervioso. — No hay problema, será para la próxima.
— Lo siento, usualmente hago los trabajos con Tobio, quizás en otra ocasión podríamos trabajar juntos.
— Claro, claro. — El joven se retiró. Casi al instante Hinata se giró, mirando fijamente a Kageyama quién fingió no haber escuchado la conversación.
— Tobio, deja de asustar a los demás.
— No sé de qué hablas. — Aseguró el azabache. — ¿Haremos el trabajo juntos?
— Parece que es lo que quieres ¿No? — Shōyō rio. — No voy a cambiarte, aunque trabaje con otras personas.
— ¿Entonces dejarás de trabajar conmigo? — Hinata le miró con obviedad, el ojiazul suspiró asintiendo.
— ¡Bien! — El profesor llamó la atención de todos. — Aquí está la lista, una persona de cada pareja vendrá y anotará sus nombres.
— Iré yo. — Kageyama se puso de pie. Shōyō se giró a observar a Kenma, quien continuaba jugando con su teléfono.
— ¿Por qué sigues jugando en clase?
— No hacemos nada productivo, mi pareja de trabajo fue a anotar nuestros nombres, aprovecho el tiempo para jugar un poco. — Hinata sonrió, levantándose y sentándose al lado de su amigo para observar lo que jugaba.
Tomó unos cinco minutos que todos sus nombres fuesen anotados, así que, al terminar, Shōyō volvió a su asiento, y el rubio dejó su juego a un lado después de obtener una victoria.
Esa clase fue realmente aburrida para la mayoría de estudiantes, pero después de no haber asistido a la universidad por tanto tipo, Hinata se encontraba sumamente emocionado.
— ¿Te harán un examen? — Preguntó Kozume mientras guardaba sus pertenencias en su mochila y miraba a su amigo.
— Podría decirse. — Respondió el menor. — Será en unos días, así que tengo que estudiar bastante.
— No vayas a sobre esforzarte. — Los tres chicos salieron juntos del salón cuando la clase culminó, dirigiéndose hacia la cafetería.
— Shōyō. — El pelinaranja se detuvo, mirando a su pareja. — Tomaré el desayuno en la banca.
"¿De nuevo?" Se preguntó Hinata. Antes de que dejara la universidad por su condición, Kageyama comenzó a acompañarle a tomar el desayuno en la cafetería, pero nuevamente parecía haber dejado de hacerlo.
— Te acompañaré. — Tobio negó.
— No es necesario.
— Dije que te acompañaré. — Kenma abrió sus ojos con impresión y se giró a mirar a ambos chicos, los ojos del azabache también parecían mostrar impresión ante el tono utilizado por el ojimarrón.
— Bien... Te esperaré.
— Joder, ya tienes gobernante, Kageyama. — Susurró Kozume mientras una pequeña sonrisa casi imperceptible se estiraba en su rostro.
Hinata se giró y comenzó a caminar junto a su mejor amigo hacia la cafetería, ganándose la mirada de muchos estudiantes quienes no habían visto al pelinaranja desde hacía unos meses después del accidente con Yachi.
Quizás era algo que el menor no notaba, pero muchos presentes, a pesar de no ser cercanos lo notaron perfectamente.
La mirada de Hinata Shōyō parecía haberse vuelto más dura, el brillo de felicidad y pizca de inocencia aún abundaban en su rostro, pero, cualquiera que quisiese acercarse al más bajo de seguro que lo pensaría dos veces antes de decir algo.
— ¡Shōyō! — Estuvo a punto de entrar a la cafetería cuando fue llamado. Hinata se giró y una sonrisa decoró su rostro al ver a cierto peliverde acercarse a él.
Una vez estuvo de frente, le dio un fuerte abrazó a su pelinaranja amigo.
— Me alegra verte de nuevo por los pasillos de la universidad. ¿Qué tal estás?
— Yamaguchi, estoy bien. — Shōyō se inclinó un poco hacia un lado, observando a cierto rubio de expresión seria detrás del peliverde.
— Hinata. — Saludó Kei, sin cambiar su expresión.
— Tsukishima, es bueno verte de nuevo. — Hinata rio. — Hey. ¿Qué tal las cosas contigo?
— Todo ha estado genial, y... Bueno, han sucedido un par de cosas que me gustaría contarte.
— Claro, iré a comprar el desayuno, después iré a comer con Tobio. ¿Vienes? — Shōyō señaló la cafetería. Tadashi asintió, tomando la mano de su pareja para entrar los cuatro juntos y unirse a la pequeña fila de estudiantes.
— Verás. — Yamaguchi jugó durante unos segundos con sus manos antes de sonreír y mirar a Hinata. — Tsukki... Él...
— Yamaguchi, sigo aquí. — El chico de pecas se sobresaltó antes de reír nervioso.
— Lo siento, Tsukki. — Hinata sonrió, tomando las manos de Yamaguchi, quien se inclinó y susurró cerca de su oído un par de cosas.
Los ojos de Shōyō se abrieron con impresión al escuchar aquello, jamás esperó algo así de Yamaguchi, menos de Tsukishima.
— ¡¿En serio?!
— ¡Shh! — Hinata reprimió su emoción.
— ¡Me alegro mucho por ti, Yamaguchi! — Susurró Hinata, abrazando a su amigo con fuerza.
— Siguiente. — Kenma le dio un par de palmadas en la espalda a Shōyō, interrumpiendo su conversación con Tadashi para que fuese a comprar su desayuno.
Tras haber comprado los cuatro el desayuno que deseaban, se giraron y juntos salieron de la cafetería, caminando hacia la banca en la que usualmente se sentaba el azabache antes de su intento por 'socializar'.
Fue una sorpresa para todos cuando llegaron y observaron que Kageyama se encontraba de pie, siendo sostenido por Oikawa y Kuroo, evitando que se abalanzara sobre un chico de cabellos verdes quien sonreía con burla.
— ¿Acaso tienes tanto miedo que necesitas que ellos dos te cubran?
— Suéltenme. — Gruñó Tobio, forcejeando para liberarse del agarre de los dos amigos de su pareja.
— ¡Tobio, cálmate! — Exclamó Tetsurō. — Solo está buscando provocarte, no hagas lo que este imbécil quiere.
— Tobio. — Oikawa se percató de la presencia de Hinata. — Shōyō está aquí, relájate.
— Lo voy a asesinar con mis propias manos... No permitiré que digan algo así de Shōyō... — Una fugaz luz roja pareció aparecer en los ojos del azabache por menos de un segundo.
Antes de que Tetsurō y Oikawa se dieran cuenta, el ojiazul había logrado soltarse de su agarre y caminaba furioso hacia el chico de ojos rasgados.
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