𝑻𝒓𝒂𝒊𝒅𝒐𝒓
Advertencias: Ninguna. (Rola altamente relacionada?)
Me puse bien sentimental y lloré mal con este capítulo, gracias por leer :((
Hubiera dado el mundo por haber tenido valor para decir la verdad, para vivir la verdad.
-Orgullo y prejuicio
~•~
~11:05 pm~
Toda la mafia se movilizó tratando de localizar a el suicida, creían que se trataba de una emboscada enemiga pues toda la tarde estuvo ocupado planeando una estrategia, pero al momento de asistir a la misión despareció. Jane pidió que se desplegará todo un equipo por la zona donde fué la última vez que lo vieron, pero ella fué a otro lugar. Un bar, bastante escondido, fué sola pues no quería comprometer a nadie más. Tardó no más de 20 minutos en llegar.
Entró al local, para verlo sentado en su banco donde habitualmente esperaba a sus compañeros de tragos —Mi amada flor de loto, es bueno verte.
—No fuiste a la misión.
—Si, no tengo ánimos— contestó con simpleza mientras se removió en su banco.
—¿Qué haces?— gruñó en respuesta a el descaro del más alto.
—Creo que aquí no es lugar para una escena— bebió su whiskey o los restos de un sorbo —¿Deseas beber algo?.
La menor negó, el más alto pagó su consumo para después tomar su saco. La más joven salió del local primero, recapacitó que aún era muy pronto para superar su luto.
—Me gusta venir aquí.
—Osamu, volvamos— estaba inquieta por no saber lo que pasaría después.
—No volveré— la interrumpió —Dejaré la Port Mafia— giró sobre sus pies para verla.
Al escuchar eso Jane movió la mano por impulso logrando sacar la pistola de su abrigo, y le apunto directo a el entrecejo —Eres un maldito traidor— Susurró aún con la mano temblorosa.
—¿Por dejar la organización que me repugna?.
—Por dejarme a mí— riño la azabache.
—Mi amada flor de loto, solo me queda invitarte a venir conmigo— avanzó hasta ella para quitarle el arma.
Jane ni siquiera había quitado el seguro.
Devolvió el revólver a su sitio dentro de su abrigo y la envolvió en un abrazo, que por primera vez fué cálido —No puedo hacerlo— escondió la cara en su pecho respirando pesadamente.
—No tienes que temer de Mori-san, o ¿Es por Chuuya?— arrastró el último nombre.
—Es mi decisión, yo quiero quedarme...— sentenció en un tono poco estable.
No encontraba una razón lógica para quedarse, esa fué otra prueba que Jane decidió ignorar.
—Yo decidí irme para hacer algo bueno— se rio de su propio comentario —Quiero ayudar a las personas.
Lo peor es que el mismo era de lo que trataba de huir.
—¿Me odias?— cuestiono el castaño.
—Te odiaría si te quedarás, ahora solo estoy triste.
—Hiciste más de lo que esperaba, no te culpes por nuestro desenlace porque yo pude evitarlo hace tiempo— acarició su rostro tal como ella lo hizo una vez con el —No te lamentes pues desperdiciarías tu vida.
Asintió dándole toda la razón.
—Mi oferta sigue en pie— la levantó un poco del suelo —Siempre.
—¿Estarás bien tu solo?— frunció ligeramente el ceño —Dejaras de comer y vas a beber mucho.
—Prometo cuidar de mi— pasó sus dedos juguetonamente por las hebras negras —Estaré bien.
—Eres un mentiroso— contestó la más baja.
—Sé que no eres igual a la niña que dejaste en Hirosaki, pero Jane, tu sensatez rivaliza con tus sentimientos, por eso no te conviertas en el títere de otros— la miró suplicante —El amor nos vuelve estúpidos.
—Amor— repitió sus palabras —La única cosa que vale la pena envidiar.
—No te vuelvas loca por las hormonas— comentó con cierta amargura que pasó desapercibida.
—Osamu— hizo una mueca mientras sostenía sus manos suplicante —Si no encuentras tu propósito vuelve conmigo, yo no volveré a dejarte, no me enfadaré contigo... Lo prometo.
—Claro que si— la abrazo de nuevo meciendo su cuerpo un poco —Tengo que pedirte algo.
—No te ayudaré a suicidarte— soltó tratando de hacer reír al castaño, y lo logró.
—Cuida de Akutagawa-kun, el aún es muy tonto para estar por su cuenta.
—Lo subestimas, pero lo haré.
Se quedaron así unos minutos más, ninguno quería separarse, mientras la muchacha peleaba para no quebrarse ahí mismo. Ella sabía que si lo hacía la voluntad de Dazai podría verse un poco afectada.
—¿Recuerdas cuando te conocí?— el castaño la alejo lo suficiente para ver su cara —Llorabas y eso era extrañamente agradable porque sospechaba que llevabas tiempo perdida.
—Es algo que me pasa con facilidad si estás cerca— la ojiverde sonrió con algo de culpa colgando en sus carnosos labios —Esa noche tenía la oportunidad de irme y comenzar una nueva vida con ayuda de Mori-san, pero nací de nuevo cuando tomaste mi mano.
—Mi amada flor de loto, ¿Nunca te has preguntado por qué estás aquí?, ¿Qué te trajo hasta este punto?.
Si hubiera tenido el valor de abrir los ojos y ver la realidad de su existencia...
—Deja de bromear, estoy aquí para cuidar a los que amo, no hay más que necesite saber.
—Tienes razón— acercó su cara a la contraria uniendo sus frentes.
—Te quiero, hermano.
Dazai dió una bocanada de aire liberandose del peso que cargó por años, que incluso la noche anterior trató de soltar pero no tuvo oportunidad.
—No molestes a nadie con tus intentos de suicidio.
—No prometo mucho.
—Cuando necesites mi ayuda solo pídela, y yo iré de inmediato— Jane sonrió de lado por lo poco realista que sonaron sus palabras.
—Una imagen conmovedora, resulta difícil no tratar de arrastrarte conmigo incluso si no quieres.
Esos niños perdidos que por mero capricho terminaron juntando sus vidas, convirtiendo sus propias necesidades en un lazo tan sagrado como la hermandad por fin tomaban caminos distintos. Se despedían de lo que fueron y esto marcaba el inicio de lo que serían.
—¿A dónde irás?— la más baja se alejó un escaso metro.
—No lo sé— puso la mano en su mentón —Pero me aseguraré que sea un lugar agradable y con buen té.
Los ojos de la más baja se abrieron por la acción, el era tan extraordinario que tratar de comprenderlo sería en vano. Su verdadera familia se despedía de ella, el amor que sentía por su hermano era tal que no podría forzarse a retenerlo.
—Hasta luego, mi amada flor de loto.
—Nos vemos Osamu.
Fragmento perdido.
Jane se alejó del bar al igual que Dazai pero en direcciones opuestas.
Tocó el zafiro en su cuello durante todo el camino al automóvil, y apenas subió pudo respirar nuevamente.
-Keiko...- trató de regular su respiración para no ahogarse con sus propias palabras.
Recargó la cabeza en el volante evitando esos ojos cafés en compañía a las pecas y la melena rubia que se reflejaban en el retrovisor.
-¿Qué demonios está mal conmigo?- chilló en voz alta esperando una respuesta.
Pasaron toda clase de ideas por su mente relacionadas con Keiko, lo mucho que lo extrañaba y necesita en ese momento.
Recordó como Dazai le hablo de su poder a los trece años mientras apoyaba su entrenamiento "Es una habilidad para proteger", era irónico que lo único que no podía cuidar era de aquellas personas de las cuales no se quería separar.
-No quiero que esto me pase con el-
pensó en aquella cabellera naranja en compañía de los orbes zafiro.
Buscó aquella mirada pero no había nada.
Aún con los ojos rojos arrancó y volvió camino a la mafia.
El tiempo muerto lo acreditaría por la búsqueda de Dazai-kun.
Jane llamó a Hirotsu -No creo que esté cerca de Yokohama para este momento, sigan buscando.
Casi soltó una risa por la seriedad de sus ordenes pero debía ser creíble para darle tiempo y no convertirse en una traidora.
Dentro de la organización, el pelinaranja escuchó la noticia, su cara brillaba de felicidad.
Estaba sonrojado por beber un costoso vino, ahora caminaba hasta el estacionamiento donde se cruzó con la azabache.
Lo detuvo para que no manejará en ese estado, trataba de convencerlo de subir a la parte trasera pero su plática fué abruptamente detenida por el sonido de una explosión.
El auto de Chuuya voló por los aires.
Lo llevó arrastras al asiento trasero del vehículo que antes había utilizado para rastrear a el ejecutivo más joven.
El pelinaranja estaba entre enojado y ebrio, pero no dió pelea, solo decía algunas malas palabras de manera aleatoria, en otras oportunidades repetía lo hermosa que era Jane y lo delicioso que era estar con ella.
La ojiverde sonrió con ternura acariciando su nariz antes de poner el cinturón de seguridad y cerrar la puerta.
-Bueno mi príncipe azul, te llevaré a casa.
La sonora carcajada del muchacho la hizo sentir una descarga eléctrica por su columna vertebral.
-Eres tan...- y sin más cayó dormido por el alcohol.
La mas baja terminó llamando a uno de sus subordinados para que esté le avisará a Ōgai de su inconveniente con el ejecutivo. No le importaba dejar a la Port Mafia en crisis, lo arreglarían sin su presencia.
Así lograron irse del edificio, dónde en una oscura bodega se escuchó un lamento.
Era Akutagawa-kun.
-Dazai-san-
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top