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Narra José

El momento había llegado, camine hasta llegar al centro de la pista con un micrófono en la mano, metí mi mano en el bolsillo de mi saco sintiendo la cajita que se encontraba dentro de esta, suspire dejando que el Romeo que se encontraba dentro de mi saliera a flote.

José: les pido un minuto de su atención por favor. (todos me observan) quiero dar gracias por asistir a esta fiesta sin embargo hoy quiero pedirle a mi hermosa novia que haga presencia, pequeña.

Escuché aplausos mientras Victoria caminaba hasta mi con una hermosa sonrisa, tome su mano y la observe.

José: en realidad no sé cómo empezar (todos ríen), nos conocimos por casualidad nos enamoramos por el tiempo y está ves quiero pasar mi vida a tu lado, puedo conocerte lo suficiente pero quiero toda una vida para seguir conociéndote no se cuando el amor nació entre nosotros y me gustaría que de ese amor nacieran frutos, hoy frente a todos quiero pedirte que seas mi compañera de vida y la madre de mis hijos (me arrodilló) déjame estar a tu lado y seguir amando a esa chica peligrosa que tanto amo.
Victoria: claro que sí (pequeñas lágrimas salen de sus ojos y resbalan en sus mejillas) eres el mejor.
José: hoy me estás haciendo el hombre más feliz del mundo, de mundo (beso sus labios).

Me pare para luego sacar el anillo de la cajita (imagen en galería) lo coloque en el dedo correspondiente dejando un suave beso en su mano, muchos comenzaron a felicitarnos por el compromiso, la cena estaba por servirse mientras teníamos una charla muy alegre.

Me tomé unos minutos para observar a Victoria, una chica de unos hermosos ojos cafés oscuros, su cabello rubio, su piel levemente bronceada y de un hermoso cuerpo, sus largas pestañas rosaban con la parte superior de su párpado, sus labios pintados de un labial tan seductor, pequeños tatuajes visibles en su cuerpo.

Las horas pasaban y los invitados se retiraban muy ebrios, observe mi reloj y ya era muy tarde, intente ver qué sucederá.

Jade: ya es tarde, será mejor que se queden acá.
Martín: hija.
Raymond: suegro, no hay problema además puede ocurrir un accidente, los choferes están descansando.
Victoria: no hay problema en quedarnos.
Jade: vamos entonces.
Brisa: claro.

Narra Victoria

Subimos todos a la segunda planta, Raymond llevaba en sus brazos a un Ronaldo medio adormilado con sus ojitos cerrándose pero no podía dormice sin que sus padres estuvieran presentes, se despidió de nosotros con un dulce beso en la mejilla mientras mi cuñado se adentraba a su habitación para colocarle la pijama a Ronaldo, observe desaparecer a mi cuñado en el pasillo, en las primeras habitaciones se quedaron "mis suegros", "mis padres" y "mi cuñada" en la otra se quedó Danna, cuando estaba por entrar a mi habitación observe a Jade.

Jade: solo queda una habitación, deberán dormir juntos chicos, las demás habitaciones no están armadas y ya sabes que hay aparte.
Victoria: está bien
Jade: deje ropa para dormir para José y tú, un poco de desmaquillante y sandalias.
Victoria: gracias.
Jade: hasta mañana (se despide) debo irme por qué esos dos hombres no dormirán si no estoy.
Victoria: ya veo.

Entramos a la habitación y observe en la cama ropa de seda muy bien doblada y algunos productos para desmaquillarme y cepillos dentales, también dos cargadores de celulares, tome la pijama y entre al baño, me quite el maquillaje junto a mis joyas, me coloque la pijama

¿Es enserio Jade? Un maldito camisón demasiado delgado, para eso mejor duermo desnuda maldita.

Salí del baño con mi cabello recogido en un moño desordenado, observa a José con un una pijama color azul, su arma estaba en la mesita de noche junto a sus joyas, su celular conectado al cargador, hice lo mismo para luego meterme entre las sábanas, cada uno apagó las luces de sus lámparas.

Victoria: hasta mañana.
José: hasta mañana, lo hiciste bien pequeña.
Victoria: tú también lo hiciste bien.
José: hice lo mejor que pude.
Victoria: lo sé (cierro mis ojos)

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