Soguaku

Las voces sí así se podrían llamar a aquellos gritos que provenían de la planta baja me despertaron del profundo sueño que se había apoderado de mí. El reloj marcaba las 3:26 am, vaya que no mintieron en eso de que iban a llegar tarde.

Me levanté de la cama para bajar a ver que sucedía y conforme más me acercaba a la sala las risas se hacía cada vez más fuertes, me detuve a la mitad de la escalera para observar el show que aquellos seis me ofrecían.

-Yo quiero el último trago.-Mikey dijo tambaleándose para sentarse en el sofá mientras levantaba la mano para que Kaku le pasara la botella de whisky que tenía pegada a los labios.

Los hermanos Haitani y Sanzu eran los responsables de aquellas risas tan estruendosas, estabas sentados en el piso como si fueran niños pequeños jugando en el suelo, mientras que Koko yacía todo mal recostado sobre el sofá. Todos estaban ahogados en alcohol.

-Que bonitos.-Cantureé mientras me cruzaba de brazos.

En cuanto escucharon mi voz Mikey y Kaku intentaron esconderse detrás del sofá haciendo que ambos tropezaran cayendo de sentón en el suelo, los hermanos y Sanzu comenzaron a callarse entre ellos mientras ponían su dedo índice en la boca del otro, Koko sin duda era el peor de todos ahí pues parecía no reaccionar.

-¿Quién mierda los trajo?-Pregunté enojada mientras bajaba las escaleras en dirección a ellos.

Estaban tan ebrios que en solo pensar que venían manejando en ese estado me hacía hervir la sangre, ¿Qué acaso eran unos malditos escuincles para no pensar en lo peligroso que eso era?

-Cállate, si no hablamos no nos ve.-Dijo Rin con gran dificultad a Sanzu aun con su dedo índice en sus labios.

-Imbécil, vaya que vienen lo que le sigue de ebrios, ¿Manejaron ustedes?-Tomé el rostro de Rin entre mis manos, yo conocía esa cara y no sólo venían ahogados en alcohol.

-Takeomi nos trajo, pero se fue, dijo que iba a ir con alguien.-Kaku informó y todos comenzaron a cuchichear como si fueran unos niños metiendo cizaña.

-¿O sea qué Takeomi estaba bien? ¿No estaba ebrio?-Pregunté ya un tanto más tranquila.

-Mejor que todos nosotros sí.-A Ran le bailaban las palabras debido al alcohol y la droga.

-Al menos hubieran invitado.-Fingí estar un poco indignada.

-No te hubieran dejado ent-

-Shhhhh!-Callaron todos al unísono en dirección a Koko que al parecer ya había reaccionado.

Okay, ahora sí ya me estaba comenzando a enojar.

-¿No me hubieran dejado entrar? Mira nada más, ¿Pues a dónde fueron?-Enarqué una ceja.

-Club de hom-

-Shhhhhh!-Volvieron a callarlo ahora con mayor fuerza.

-Ah mira nada más.-Coloqué mis manos en mi cintura.

-Pero no hicimos nada.-Mikey se intentaba levantar del suelo ayudado por Kaku.

-No, no, no hicimos nada amor.-Ran negaba con ambas manos.

-Da igual.-Di media vuelta. -Como sea no somos nada.-Dije y comencé a caminar en dirección a mi cuarto dejándolos ahí en la sala.

Al parecer mi comentario los había dejado pensando, sin duda exagere en eso de que en realidad no éramos nada. A pesar de que solo era una mujer viviendo bajo el mismo techo que todos ellos claro que éramos algo, fuera lo que fuera estábamos juntos de algún modo u otro.

En realidad, no me sentía enojada o bueno al menos no tanto, pero era obvio que habían hecho algo, mínimo unos buenos besos sí habían recibido, pero ellos podían disfrutar, así como yo lo había hecho en su momento con Draken y Chifuyu, hasta que nada fuera totalmente oficial entre nosotros ellos podían hacer lo que quisieran, así como yo, ¿O no? ¿Sí me debí haber enojado en realidad? ¿Indirectamente ya éramos algo? No tengo idea realmente, pero ésta era mi oportunidad perfecta para comenzar mi chantaje.

Al día siguiente me levanté temprano, la casa estaba en total silencio y era obvio que todos estarían en cama aún. A juzgar por como llegaron en la madrugada tendrían una resaca que ni ellos se aguantarían hoy. Preparé el desayuno y lo dejé en la cocina para que cuando ellos despertaran tuvieran algo que comer.

Salí de casa para emprender camino al consultorio para mi terapia. Durante toda la sesión escuchaba mi celular vibrar y vibrar debido a los mensajes que me llegaban, estaba segura de que serían ellos preguntándome donde estoy.

La terapía termino rápido y en cuanto salí vi mi celular que como supuse, estaba lleno de mensajes de todos ellos que se resumían a "¿Estás enojada?" "¿Dónde estás?" "No vayas a huir, por favor." "En verdad no hicimos nada". Sería una tontería contestarles a cada uno por lo que decidí crear un grupo.

Nenas chillonas 💖😒

No estoy enojada 😑

Vine a terapía por
si no recordaban
que asistía a una 🙄

No me esperen,
voy a llegar tarde

Por cierto...

¿Conocen un buen
club para mujeres? 🥴😛

Adiós tontos 😇

Bloqueé el celular con una enorme sonrisa y mi celular comenzó a vibrar y vibrar por lo que decidí apagarlo, obviamente solo lo estaba haciendo para molestarlos, pero el solo imaginar sus caras me daba gracia.

El día completo lo pasé con Chifuyu y Kazutora en la tienda, Hina estuvo ahí con Takemichi durante un buen rato. Estuvimos bebiendo un par de cervezas en el cuarto que usaban como oficina, comimos y me comentaron sobre que el día de mañana tendrían una reunión en la tienda de fideos de Smiley y Angry y que estaba cordialmente invitada a lo cual acepté inmediatamente. Finalmente, cuando llegó el momento de cerrar la tienda regresé a casa.

En cuanto crucé la puerta todos estaban esperándome parados casi frente a la puerta como si fuera una adolescente que llegaba tarde a casa y sus padres la estaban esperando en la sala para regañarla.

-Buenas noches.-Sonreí en dirección a todos e intenté seguir de largo en dirección a mi cuarto, pero la mano de Mikey sobre mi muñeca me lo impidió.

-¿Dónde estuviste?-Preguntó Sanzu demasiado serio.

-¿No se los dije?-Pregunté ingenua. -En un club para mujeres.-Estaba intentando mantener mi semblante serio, pero no duré mucho pues comencé a estallar en carcajadas.

Todos me veían entre una combinación de enojo, celos y curiosidad. Amaba sus caras cuando los hacía enojar por cosas sin sentido, pero verlos celosos me excitaba como no podía describir.

-Ya que es broma.-Dije cuando la risa ceso y me solté del agarré de Mikey. -Estuve con unos amigos de la clase de cocina.

Parecía ser que no se habían creído eso después de mis mensajes pues me seguían viendo con la ceja enarcada.

-Vaya que a ustedes les encanta hacer, pero no que les hagan.-Me paré más derecha para verme más segura. -Muchos celos para no haber hecho nada como dijeron ¿No creen?

-En serio no hicimos nada, sólo bebimos y nos drogamos.-Ran dijo.

-Pero nunca tocamos a alguna mujer.-Rin le siguió.

-Da igual en serio, pero que conste que algún día si me la voy a cobrar.-Los amenacé y ahí estaba ese semblante nuevamente. -Y ahora si me lo permiten, muero de sueño.-Comencé a despedirme de todos. -Buenas noches mis amores.

Subí las escaleras hasta mi cuarto en donde me preparé para dormir, por alguna razón aquellas cervezas me habían adormecido un poco y estaba segura de que en cuanto tocara mi cama, caería en un profundo sueño.

Una presencia intentando entrar a mi cama me obligo a despertar, aquel olor lo reconocería en cualquier lugar del mundo.

-¿Qué ocurre, mi vida?-Pregunté a Sanzu con voz adormilada en cuanto logro colarse bajo las sábanas.

-¿Puedo dormir contigo hoy?-Preguntó mientras acariciaba mi mejilla con su mano helada.

-No, necesito que te hagas un estudio de enfermedades antes de hacerlo.-Dije burlona.

-MI cielo, es en serio que ninguno hizo nada.-Volvió a explicar.

-Y a todo esto, ¿Por qué un club de hombres?-Lo mire con los ojos entrecerrados.

-Porque ese club es uno de los que nos pertenecen y ese fue nuestra última parada el día de ayer.

-Entiendo.-Asentí levemente. -Confió en ustedes.-Dejé un pequeño beso sobre sus labios. -Por cierto, ¿Qué tomaron ayer? Vaya fiesta que tenían.-Me reí al recordar el comentario de Rin.

-¿Por qué?-Preguntó con una enorme sonrisa.

-Rin dijo "Cállate, si no hablamos no nos ve".-Él estalló en una carcajada al igual que yo.

-Son muy buenas esas pastillas.-Sonrió enormemente. -¿Quieres una?-Me miro travieso.

-Tal vez otro día durante una fiesta sí te la acepte cariño.

-Hace mucho no tomaba pastillas.-Dijo un tanto melancólico. -Creo que ya no las necesito tanto como antes.-Aseguró. -Antes las tomaba porque me sentía solo en realidad, no tenía gente a quien le importara, pero contigo ahora ya no me siento así.-Me abrazo más fuerte a él.

-No digas eso cariño, estoy segura que en este edificio todos se importan entre todos aunque no lo demuestren.-Le sonreí cálidamente. -Por cierto, ¿Y Takeomi?-No lo había visto hacía unas horas cuando llegué.

-No sé, ayer dijo que iría a ver a alguien y no regresó.-Se encogió de hombros. -Aunque a Mikey le pidió unas vacaciones.

-Que curioso.-Ladeé un poco la cabeza. -En fin, buenas noches cariño.-Dije y me abracé más a él.

-Buenas noches vida mía.-Dio un pequeño beso sobre mi frente y cerré mis ojos.

Por mi mente comenzó a pasar aquel comentario de que todos se importaban, aunque no lo demostraran y entonces recordé mi plan de mandarlos a todos a terapia, tal vez él podría ayudarme a ingeniar un plan para mandar a Mikey.

-Haru.-Susurré.

-¿Hm?-Lo escuché formular sin palabras y aquello hizo que su pecho vibrara.

-¿Qué tanto estarías dispuesto a hacer por Mikey?-Me separé de su pecho para verlo fijamente a la cara.

Abrió la boca intentando formular palabras, pero la cerró soltando un largo y pesado suspiro. Lo vi pensar durante unos segundos hasta que finalmente hablo.

-Mikey es mi rey desde que tengo aproximadamente 15 o 16 años, no estoy seguro que edad tenía.-Bufó. -Mikey soporto a este niño problemático durante mucho tiempo hasta que me designo a la quinta división.-Sonrió melancólico. -Obedeciendo a Yasuhiro Muto el capitán fue como me convertí en el vicecapitán de la quinta división de la Tokyo Manji Gang. Pero durante una pelea que se aproximaba él traicionó a Mikey y yo lo seguí a donde él fue, terminando aquella pelea lo encarcelaron y bueno, cuando salió fui a buscarlo.

-¿O sea que traicionaste a Mikey?-Pregunté muy confundida.

-Sí y no.-Dijo muy seguro. -Cuando Muto salió de la cárcel yo fui a buscarlo y lo llevé a un puerto...-Hizo una pausa. -Esa fue la primera vez que ensucie mis manos de sangre. Esa fue la primera vez que asesine por Mikey.

-¿O sea qué..?-Estaba muy confundida.

-Fingí seguirlo para finalmente terminar con su vida por haber traicionado a Mikey. Mikey es mi rey y siempre lo será.

-Entiendo...

-Así que creo que con eso contesto tu pregunta.-Tomó mi mejilla. -Soy capaz hasta de matar por Mikey, ¿Por qué?

-Bueno...-Hice una pequeña pausa para formular bien el como le diría.

-¿Pasa algo?-Enarcó su ceja.

-Quiero hacer que Mikey vaya a terapia.-Esa era la mejor manera, directa.

Lo escuché soltar una pequeña risa nasal y su mirada se volvió un tanto más pesada.

-Es broma ¿No?-No dije nada y su semblante cambio cuando vio que hablaba en serio. -Lo veo como algo imposible.

-Yo también, por eso te pregunté para que me ayudaras a ingeniar un plan que lo obligue a ir.

-Pfff.-Bufó. -Que tarea tan difícil me acabas de dar.-Comenzó a negar y yo solté una pequeña risa.

-Pero eres mi mejor soldado.-Sonreí enormemente.

-¿Tengo lapso de tiempo?-Preguntó haciendo la boca un puchero y me hizo reír un poco.

-No mi cielo, tienes mucho tiempo.-Tomé su mejilla entre mis manos. -Pero por ahora, vamos a dormir ahora sí.

-Buenas noches, mi niña.-Beso mis labios.

-Buenas noches, cariño.

Al menos ahora tenía una cabeza más elaborando un plan para mandar de una vez por todas a Mikey al lugar que tanto le urgía.

-Buenas tardes chicos.-Dije para que todos dentro del taller me escucharan.

-Hola Dani.-Me devolvieron el saludo y comenzaron a saludarme.

-Es que tú siempre te ves preciosa.-Dijo Hina mientras me envolvía en un cálido abrazo.

-Pero si mira quien habla.-Sonreí enormemente y dejé un beso sobre su mejilla.

-Hola Draken.-Dije en dirección a él quien era el último que me faltaba por saludar.

-Hola preciosa.-Dio un beso sobre mi mejilla.

-¿Nos vamos?-Pregunté al aire y todos asintieron.

Draken cerró el taller y Fuyu, Hina, Takemichi y Draken se montaron en la camioneta.

-Danielle, que bonita camioneta.-Take decía mientras no dejaba de observarla como si fuera un niño chiquito.

-Muchas gracias.-Sonreí. -Cuando quieras es tuya.-Dije y sus ojos se iluminaron.

-A menos que quieras perderla...-Dijo Draken en un tono burlón y todos reímos a excepción de Takemichi que lo veía con los ojos entrecerrados y un semblante algo irritado.

En cuanto llegamos al lugar estacioné la camioneta frente a "Soguaku". El diseño del exterior era muy original, pero sin duda era totalmente ellos pues era decorado por lo que parecía ser un diablo enojado y una cara sonriente.
Entramos al lugar y el olor a ramen que invadió mis fosas nasales era lo más rico que alguna vez había olido.

-Que delicia.-Dije en cuanto entramos.

-Será el mejor ramen que hayas probado alguna vez.-Hina sonrió enormemente y comenzamos a saludar a los demás que ya estaban en el local.

-Mira Danielle, te presento a Seishu Inui.-Dijo Draken señalando a un rubio de melena larga con una gran cicatriz de quemadura que cubría toda la zona de su ojo izquierdo.

¿Inui? ¿Cómo el Inui del que Koko me habló alguna vez? Vaya coincidencia.

-Hola, Abe Danielle.-Hice una pequeña reverencia ante él. -Dime Dani.-Sonreí.

-Hola Dani.-Devolvió la reverencia. -Puedes llamarme Inupi.

-Un gusto Inupi.

Todos tomaron asiento a excepción mía, quería seguir viendo el lugar.

-¿Puedo?-Hice un circulo con el dedo para indicar si podía ver el lugar.

-Adelante Dani.-Dijo Smiley y comencé a observar todo el lugar.

El lugar no era muy diferente a los demás restaurantes, pero tenía su toqué especial con las decoraciones que hacían representación a ellos sin duda era bastante original. Son como su complemento, así como Ran y Rin, no pueden estar completos el uno sin el otro.

En cuanto llegué al área donde ellos despachaban una foto llamo mi atención. No pude evitar soltar una pequeña risa pues eran Smiley, Angry, Peyan, Chifuyu, Takemichi, Hakkai, Draken, Mitsuya y alguien que se me hacía muy conocido cuando eran jóvenes. Se veían tan felices y malos con sus pechos desnudos mostrando sus abdominales.

-Con que todos fueron guapos de jóvenes ¿Eh?-Susurré para mí.

Smiley y Angry sostenían una bandera negra con un logotipo amarillo muy similar al logo nazi.

-"Tokyo Manji".-Alcancé a leer en la bandera y recordé el nombre que Sanzu me dijo aquella madrugada.

-"Me convertí en el vicecapitán de la quinta división de la Tokyo Manji"-Sus palabras resonaron una y otra vez en mi mente.

Tokyo Manji, Inui... Y aquella persona...

-Si le quitamos las ojeras, le dejamos crecer el cabello y lo teñimos de rubio...

En ese momento sentí mi alma abandonar mi cuerpo, no podía creer lo que mi mente me estaba diciendo, no podía creer lo que mi mente estaba conectando en ese preciso momento.

Todo esto ya no podía ser más una coincidencia, ¿Cuántas Tokyo Manji pudieron existir en la juventud de la que Sanzu me contó? ¿Cuántos Inui puede haber conectados a esa palabra? ¿Cuántas personas pueden parecerse de tal modo a Mikey? Tenía que tratarse de él sin duda y sí se trataba de él entonces...

-Ken-chin.-Grité y todos se quedaron callados.

Todos se levantaron de su lugar y me voltearon a ver a mí y a mi dedo que señalaba la foto.

-Smiley la foto.-Gritó Hina en dirección a Smiley.

-¿Ustedes son..?-Sentía que mi cuerpo iba a desvanecerse, pero ¿Por qué? Me sentía como si hubiese visto un fantasma. Me sostuve a como pude de la barra para no caer al suelo.

-Danielle.-Dijo Chifuyu acercándose a mí.

-Podemos explicarte.-Draken también se acercaba a mí.

Todos, incluso yo incluida parecíamos haber visto un fantasma.

-¿Entonces sí son ustedes?-Pregunté casi anonadada.

-Sí...-Dijeron los dos al unísono.

Ahí estaban, justo ahora, frente a mí...

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Hola, holaaaaaaa, ¿Cómo están? 🙈

En este cap les dejé caer la primera bombita de este acto 😳

¿Qué creen que paseeee? 😳😱

Disfruten mucho su fin de semana, cuídense mucho y tomen mucho alcohol... Perdón, agüita 🥰🙈💖

Los amo muchísimo y cualquier cosa que necesiten pueden encontrar una amiga en el chat 💖

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