Manzanas de la discordia

Hola bellezas 💖

Ya saben que significa cada mensaje al principio, así que ya saben que hacer y es desde el principio del cap...😈

No es mucho, pero que disfruten

Y bueno aprovechando el momento, hace mucho no vemos a Elle, así que...

Aquí les dejo su apariencia en el cap de hoy y la de nuestros hombres es como en la foto de portada 💖

Habíamos llegado a casa hacía aproximadamente dos horas, después de una ligera cena todos nos fuimos a la cama, ya que, estábamos agotados aún y necesitábamos recuperar las horas de sueño que se perdieron entre aquel cambio de horario tan drástico, a parte, necesitábamos descansar bien pues mañana tendríamos un largo día y seguramente nos desvelaríamos por la fiesta que mis padres ofrecerían para todos.

La hermosa y poderosa luz de la luna entraba por el ventanal de mi habitación iluminando mi alrededor mientras la casa se mantenía en total silencio con la excepción de dos voces y pequeñas risas que se perdían entre tanto silencio.

Llevaba media hora abrazada a Rin mientras platicábamos sobre cosas insignificantes y hablando sobre todos los lugares que mis papás les dijeron que tenía que conocer sí o sí antes de regresar a Japón, pero el tema de conversación que dominaba el momento, para variar, era la comida.

-¿Y si nos llevamos a alguna de ellas a Japón para que cocine?-Susurró cerca de mi mejilla y después de hablar dejo un ligero beso sobre ésta.

-Amor, si te llevas a Diana o Carmen las estarías separando de su familia y a parte, llegaría un momento en el que te hartarías de comer comida mexicana.-Me reí ligeramente y elevé mi vista para cruzarla con la de él.

-¿Sabes qué es de lo único que jamás me cansaría?-Los ojos se le iluminaron.

-¿Qué?

Y sin decir nada comenzó a besar mi rostro de manera casi intangible empezando por la frente, bajando por mis mejillas hasta llegar a mis labios en donde dejo un largo beso.

-De ti.-Susurró y me abrazo más a su cuerpo.

-Te amo.-Dije y me hundí en su pecho en donde podía escuchar los calmados latidos de su corazón.

-¿Sabes?-Llamó mi atención. -Jamás me había sentido de esta forma... Comprendo lo que significa amar por Ran, pero amar en el sentido romántico era totalmente desconocido para mí.-Sus ojos violetas se cruzaron con los míos. -Llevábamos una vida de mierda en donde lo único que lograba hacernos feliz de algún modo era haciendo sufrir a los demás.-Lo vi rodar ligeramente los ojos con ese comentario.

Nuestras miradas seguían fijas en la del otro, su boca estaba ahogada en sinceridad y podía sentirlo con cada palabra que pronunciaba, el tono de su voz y su tacto era diferente... Es como si se me estuviera declarando en aquella noche de octubre.

-Nunca había entendido lo que significaba el amor hasta que te vi sonreír y reír conmigo.-De un movimiento me colocó debajo de él. -Y supe que eras tú cuando tu piel y la mía se encontraron por primera vez.

Pensé que estaba loca cuando sucedió, pero ahora que decía eso me confirmaba que no sólo yo lo había sentido. Cuanto nuestras pieles desnudan se rozaron por primera vez pude sentir una corriente eléctrica que atravesó todo mi cuerpo.

-Pídemelo.-Susurró contra mi cuello mientras lo besaba.

-Hazme tuya, te lo suplico.-Dije con mi respiración entrecortada y sólo eso basto para que Rin comenzara con lo que había empezado hace escasos segundos.

-¿Qué mierda nos hiciste para que nos tengas así?-Susurró contra mi oído mientras su mano viajo hasta mi cuello el cual apretó haciéndome gemir. -Mi sonido favorito.

Paso su mano a mi cintura y me levantó para dejarme de rodillas sobre el colchón con él enfrente mío, la luz de la luna volvía la situación más íntima y nuestras miradas la volvían más candente. Sin despegar nuestras miradas, sus manos viajaron hasta la costura de mi camisón y lo fue subiendo lentamente hasta que se deshizo de él, lo lanzó lejos de nosotros dejándome en bragas ante él mientras su mirada recorría cada centímetro de mi pecho desnudo.

-Eres perfecta.-Sus manos viajaron hasta mis pechos en donde comenzó a acariciarlos.

Tomé sus manos y comencé a manipular sus movimientos sobre mi cuerpo, apreté con algo de fuerza sus manos en mis pechos obligándolo a que los acariciara con más fuerza, dirigí sus manos hasta mis caderas y las dejé posadas ahí dándole a entender que se deshiciera de la última prenda que quedaba en mi cuerpo.

Después de un rato acariciando mi cuerpo desnudo llevé su mano hasta mis labios y dejé un beso sobre ella, estaba segura de que ambos estábamos bastante excitados a pesar de ni siquiera habernos besado, pero con el roce era suficiente.

-Y ahora... Deja de tratarme con tanto cuidado y hazlo como nos gusta.

-Como mi reina ordene.-Sonrió malicioso y se recostó sobre la cama en donde se deshizo de su bóxer liberando su miembro. -Ven aquí, cariño.

Con una gran sonrisa camine sobre mis rodillas hasta él y estaba a punto de montarme cuando su brazo me detuvo.

-Dije ven aquí.-Señaló su cara.

-¿Cómo?-Estaba sonrojada a niveles indescriptibles.

Sin explicarme me jalo por la cintura y me sentó sobre su rostro, mis piernas estaban a los costados de su cabeza y mis manos las apoyé sobre la cabecera de la cama. Yo me sentía morir de vergüenza, pero eso ceso cuando sentí su lengua comenzar a lamer mi zona liberando mis gemidos los cuales intentaba ahogar para no despertar a los demás.

-Mi-Mierda Rin.-Dije con voz entrecortada debido a los jadeos.

Sus manos estaban posadas sobre mi trasero el cual acariciaba al ritmo de los movimientos de su lengua, yo intentaba elevar mis caderas para que él pudiera mover la lengua por toda la zona sin complicaciones y todo se volvió más excitante cuando llevó su lengua a mi clítoris y una de sus manos a mi pecho mientras que con la otra me sostenía de la espalda baja.

Yo no paraba de bendecir y maldecir su lengua y la situación, me sentía en el mismísimo cielo con cada movimiento que él realizaba y de momentos dejaba nalgadas sobre mi trasero provocando que mi piel ardiera de dolor por la fuerza, pero lo disfrutaba como no tenía idea. Los sonidos obscenos de su boca lamiendo y absorbiendo mis fluidos, mis gemidos y nuestras respiraciones aceleradas callaron el silencio que hace unos minutos era el reinante en la casa.

-Te necesito dentro de mí.-Pedí mientras movía mis caderas de adelante hacía atrás sobre su rostro. -Por favor, métemela.

-¿Tan pronto?-Lo escuché formular desde debajo de mí.

-Sí, por favor.-Aumenté el movimiento de mis caderas, pero él me detuvo para colocarme debajo de él.

-Me vuelves loco.-Su voz demostraba cuan excitado estaba. -Abre las piernas.-Ordenó mientras lo veía masturbarse con una mano y con la otra apretaba mi cuello.

La manera en como me hablaba me hacía mojar más y más con cada palabra que pronunciaba, el tono dominante con el que me ordenaba las cosas y su voz ronca eran de mis cosas favoritas durante el sexo.

-Que buena niña.-Dijo contra mis labios cuando abrí mis piernas. -Ahora abre aquí.

Llevó dos de sus dedos a mi boca para obligarme a abrirla, pero antes de que sus dedos me lo lograran su penetración me obligo a sacar un gemido formando una gran "O" con mi boca.

-Traga.-Dijo después de escupir dentro de mi boca y yo obedecí.

-Hazlo ya, por favor.-Llevé mis manos a sus caderas y lo pegué más a mi cuerpo indicándole que comenzara a moverse.

-¿Qué quieres que haga?-Le encantaba hacerme sufrir y la sonrisa en su rostro lo demostraba.

-Rin, por favor.-El sufrimiento en mi rostro era evidente.

-¿Rin?-Llevó su mano a mi cuello. -Soy tu papi, no Rin.-Dijo y dio una fuerte estocada haciendo sacar un gemido ahogado.

-Daddy, please.-Susurré en inglés y apreté mi interior para que su miembro sintiera mis paredes contraerse, eso basto para lograr mi objetivo.

-Mierda, amor.-Dijo con un gruñido y comenzó con el movimiento de caderas.

Eso era lo que tanto esperaba, que entrara y saliera de mi interior permitiéndome sentir cada milímetro de él dentro de mí, la calidad de mis paredes envolvían su gran miembro y podía escuchar nuestros fluidos revolverse. Él no dejaba de verme fijamente a los ojos, apreciábamos con detenimiento cada expresión de placer que ambos nos generábamos y de nuestra boca entreabierta salían gemidos ahogados.

-Que rico.-Dijimos los dos al unísono y soltamos una pequeña risa.

Aun riendo el unió nuestros labios en un beso y esos eran los mejores besos que podrían existir, al menos para mí, esos en los cuales la sonrisa del otro está presente mientras los labios se unen en busca del tacto que tanto ansiamos.
Su vaivén era muy fuerte y se podía notar cuando su pelvis chocaba contra mi cuerpo haciendo que el sonido de nuestras pieles resonase en toda la habitación. Yo amaba cuando no eran delicados conmigo, al contrario, entre más salvajes fueran yo más gozaba y ellos lo sabían.

-Acuéstate.-Dije contra sus labios y él sonrió.

Me obedeció y yo me agaché para meter su miembro en mi boca, él comenzó a jadear con cada embestida que daba mi boca en su miembro mientras yo me apoyaba de mi mano para masturbarlo al ritmo en que mi boca subía y bajaba.

-Ven aquí, ya no me falta mucho.-Quitó los cabellos que estorbaban en mi rostro y me jalo para que lo montara.

Volvió a entrar en mí y comencé con mi ágil movimiento de caderas, amar bailar si que dejaba algo bueno en la cama pues mover las caderas era mucho más sencillo. Sus dedos se posaron sobre mi clítoris, comenzó a jugar con él y yo sentía mi cuerpo tensarse indicando que mi orgasmo estaba a nada de hacerse presente.

-Me voy a correr.-Dijo entre gemidos y aumentó el ritmo de sus dedos sobre mí.

Fue cuestión de unos segundos más y ambos llegamos a la par a nuestro éxtasis. Aquella noche íbamos a caer muertos de cansancio.

-Te amo.-Susurró contra mis labios y me abrazó más a su cuerpo.

-Te amo más.-Sonreí. -Hasta mañana, amor.

Cada encuentro con ellos me encantaba más que el anterior.

A la mañana siguiente yo fui la última en bajar pues Rin me había hecho retrasar con más sexo en la ducha, ocasionando que mi tiempo estimado para arreglarme se saliera de lo previsto.

Cuando entre a la sala donde se encontraba el comedor principal vi a los chicos levantados rodeándolo, estaban observando algo sin duda.

-Buenos días mis amores, ¿Qué hacen?-Pregunté curiosa.

En ese momento Mikey y Sanzu se colocaron al costado del comedor dejando a la vista los arreglos florales que había sobre la mesa, eran como unos 10 y cada uno más bonito que el anterior.

-Son hermosos.-Dije acercándome para observarlos más de cerca. -¿Por qué me compraron tantos?-Sonreí enormemente.

-Nosotros no fuimos.-Contestaron todos enojados.

Oh-oh, Houston, tenemos un problema.

-¿Cómo qué ustedes no fueron?-Abrí mis ojos como platos.

-Tal vez quieras darle las gracias a Santiago.-Habló Ran.

-O a Diego.-Ahora Rin le siguió.

-¿O por qué no mejor a Andrés?-Koko cuestionó.

-No, mejor a Sebastián.-Mikey era el dueño de la palabra ahora.

-Yo digo que mejor a Emiliano, ¿No?-Kaku pronunció.

-Mejor a Eduardo, él envió dos.-Sanzu finalizó.

Todos comenzaron a elevar pequeñas tarjetas de dedicatoria que tenían en mano y el enojo en sus rostros era evidente, ¿Cuándo mierda habían aprendido a pronunciar tan bien los nombres?

-Pero sin duda la mejor es ésta.-Sanzu tomó una tarjeta del arreglo más bonito que había sobre la mesa. -"Siempre serás mi mayor obra de arte".-Leyó burlón.

-¿Cómo sabes qué dice eso?-Se la arrebaté y no necesitaba leer de quien era esa tarjeta pues yo ya sabía con la simple dedicatoria.

-Existe el traductor.-Contestó muy serio.

-Bueno, equis, seguramente papá ya les dijo a sus socios sobre la fiesta y enviaron flores para darme la bienvenida.-Comencé a explicar. -Todos los nombres que leyeron fueron intentos fallidos de matrimonios arreglados, seguramente los papás las enviaron en lugar de sus hijos.-Rodé los ojos para restar importancia.

-¿Y qué hay de Ian?-Y ahí estaba el nombre que no quería escuchar. -"Siempre serás mi mayor obra de arte".-Ran volvió a repetir molesto.

-Ya se lo aprendieron, ¿Verdad?-Llevé mi mano a mi frente.

-Sí, ¿Y?-Dijeron al unísono molestos.

-Miren... ¿Qué les parece si mientras desayunamos les cuento la historia de cada nombre qué lean en cada tarjeta?

Todos se voltearon a ver y de verdad que yo podría jurar y dar mi vida en que todos ellos podían hablarse por telepatía.

-De acuerdo.-Hablaron a la par.

Salimos al comedor de la terraza en donde comencé a platicarles la historia detrás de cada nombre, la mayoría fueron lo mismo así que no di tantos detalles sobre ellos, obviamente me salté la parte en donde les digo "Bueno sí, me acosté con él, pero hasta ahí" o sino amanecerían muertos y yo junto con ellos, aunque lo peor de todo es que todos y cada uno de los nombres ya mencionados, eran mis amigos.

Hubo una especial atención de parte de todos a la dedicatoria que se aprendieron de memoria y bueno, les confirmé que el dueño de ese arreglo es el mismo que pinto el cuadro que pueden observar en la entrada. Durante un tiempo antes de irme a Japón estuve saliendo constantemente con él, pero que yo no estaba interesada de la misma manera que él en mí y eso se lo dejé muy en claro al igual que a los mayores que estaban comenzando a desayunar.

Siempre voy a estar agradecida con los tamales de esa mañana, pues para mi bendita suerte fue como si hubieran probado la gloria según sus palabras haciendo que el tema de los arreglos florales quedará de lado, pero yo no dejaba de pensar en que, si esto fue ahorita, ¿Qué sería al rato?

-Muy bien, como la fiesta es hasta en la noche tenemos tiempo de sobra para dar un recorrido por la ciudad y tal vez podríamos ir de compras para ver que vestiremos más al rato.-Sonreí en dirección a todos y ellos me imitaron.

Tomé las llaves de mi camioneta y todos nos montamos para comenzar con el día de hoy, decidí empezar con las compras y de paso aprovecharíamos para caminar por las calles y que ellos observaran nuestros alrededores.

En menos de 30 minutos Mikey, Kaku y Koko ya habían escogido el atuendo que usarían en la noche, pero por otro lado quedábamos las princesas de Ran, Rin, Sanzu y yo subiendo y bajando por la tienda, caminando de tienda en tienda en busca de algo que nos gustara.

-Por Dios, están peor que una mujer.-Kaku echó la cabeza para atrás, pero cuando cayó en cuenta de lo que había dicho regreso la cabeza a su lugar para cruzar su mirada con la mía.

Yo lo fulminaba con la mirada mientras sostenía un vestido en mano y los demás solo rieron y continuaron en busca de su conjunto.

-Yo no dije eso, bueno sí, pero tú no.-Balbuceaba. -Por ti yo duraría todo el día en las tiendas si me lo pidieras.-Estaba asustado y no entendía porque.

Mi Kaku era un amor de persona y podría decir que el segundo más cabeza de todos ahí presentes, pues el primero, aunque no estaba con nosotros, era el de las decisiones más acertadas en la mayoría de las ocasiones.

-Ya entendí, no importa.-Me reí y me acerqué a él. -Te amo.-Deje un beso en sus labios. -Regreso, voy a probarme este vestido.-Hablé en alto y camine hasta el probador.

Definitivamente este era el vestido perfecto, pues el escote de la espalda era una tremenda barbaridad, se iban a morir cuando me vieran y de solo pensar en eso me emocionaba más de lo que ya estaba. En cuanto salí al parecer todos ya tenían su conjunto listo, ¿Cuánto me tarde? Sin más cuestionamientos nos dirigimos a pagar y salimos de la tienda.

Comenzamos con el recorrido por toda la ciudad mientras yo les explicaba un poco sobre lo que ellos observaban, cruzamos por la mayoría de los monumentos que había en la ciudad, aunque sin duda todos estos se veían mejor de noche por las luces de la ciudad y las que usaban para iluminarlos.

Estuvimos en la plancha del Zócalo o el centro de la ciudad, mientras yo les explicaba la historia que había en ese lugar, pero como siempre, el lugar estaba repleto de gente y Mikey se nos perdió. Ese hombre definitivamente era un niño en el cuerpo de un adulto.

Estábamos observando como la bandera ondeaba con la catedral de fondo y cuando volteé en dirección a Mikey había desaparecido, todos comenzamos a buscarlo sin éxito, pues a parte de haber mucha gente ese enano se perdía más por la estatura.

Ellos insistían en separarse, pero estaba segura de que eso resultaría peor pues ahora no tendría un perdido, sino que terminarían siendo seis perdidos en total. Finalmente marqué a su celular y lo encontramos sentado en una de las bancas que rodeaban la zona, si de por sí era pálido ahora se veía más y todos comenzamos a regañarlo cual niño chiquito por haberse alejado de nosotros.

El resto del día pasó más tranquilo y había llegado el momento de irnos a la fiesta, todos ya habían bajado pues escuchaba sus voces desde la planta baja mientras yo daba los últimos toques a mi maquillaje, sentía mis manos sudar de los nervios y no sé cómo lograríamos terminar la noche sin incidentes.

Las puertas de la casa de mis padres estaban abiertas de par en par y la música se escuchaba desde el interior, había gente aun entrando con sus vestimentas tan elegantes.

-¿En serio tenemos qué entrar?-Dije haciendo un puchero.

-Amor, ya te dijimos, si logramos conseguir en que invertir nuestro trabajo se reduciría a nada y podríamos justificar nuestros ingresos con esas inversiones.-Koko me explicaba. -Sería la mejor manera de lavar dinero.

-De acuerdo, pero por favor, sin escenas.-Insistí y ellos rodaron los ojos.

-Ya te dijimos que sí.-Mikey fingía una sonrisa.

-En fin...Vamos.-Dije y finalmente entramos con ellos detrás mío.

Las miradas se posaron sobre nosotros cuando estuvimos en la entrada y no pasaron ni 5 segundos para que todos los dueños de los arreglos se acercaran a saludarme, de reojo yo podía ver sus caras y los celos eran evidentes. Saludamos a casi todos dentro de la casa y papá se los llevó para presentarlos con sus socios.

Habían pasado ya dos horas desde que papá se los había llevado mientras yo platicaba con amigos que me llegaba a encontrar por el lugar, pero claro, sin separarme de mi madre. Todas las miradas no se apartaban de mí y según mi madre es porque ese vestido me sentaba de maravilla haciéndome lucir preciosa.

No faltaban los hombres que se acercaban a mí con su intento fallido de coqueteo o llamar mi atención y podía sentir como ellos a pesar de estar lejos de mí no me quitaban ni un ojo de encima, ¿Por qué me excitaba tanto verlos celosos?

-Tu papá ya te los robo.-Mi madre llevó la copa a sus labios sacándome de mis pensamientos.

-Ni que lo digas, pero seguramente ellos felices de hablar de negocios.-Rodé los ojos e imite su acción.

-Tengo una idea...-Me tomó de la mano y caminamos hasta donde estaban ellos.

-¿Qué haces mamá?

-¿Quieres que estén contigo esta noche o que sigan hablando de trabajo?-Mamá me cuestionó.

-Pues lo primero.

-Entonces sígueme sin reprochar.-Llegamos a donde estaban todos. -Querido.-Mamá llamó la atención de todos. -¿No quieres escuchar a tu pequeña tocar? Hace mucho no nos deleita con su talento.

-Mamá.-Intenté interrumpir, pero fue demasiado tarde pues sus socios habían sido los primeros en pedirme que tocara.

-¿Qué dicen?-Ran preguntó y todos voltearon a verme.

-Quieren que toque.

-¿Qué toques?-Mikey enarcó una ceja.

-El piano.-Rodé los ojos y todos comenzaron a asentir apoyando a los demás.

-Queremos escucharte.-Sonrió Sanzu al igual que todos.

-¿Ves querida? Todos te lo pedimos.-Mi padre insistió y no tuve opción más que aceptar.

Caminamos hasta la sala principal en donde se encontraba el piano junto a la pequeña orquesta que ambientaba la fiesta. Papá dio el anuncio que su pequeña hija interpretaría una pequeña pieza y todos comenzaron a formar un círculo para prestarme atención. No era algo nuevo para mí tocar frente a un grupo numeroso de personas pues en las fiestas familiares mi abuelita siempre me pedía interpretar algunas piezas para todos los presentes, pero esta vez se sentía diferente y podía sentirlo en mis mejillas. Tomé asiento frente al hermoso piano de cola que era idéntico al que tenía en mi sala principal y mis chicos se quedaron a lado de mis padres observándome con detenimiento.

Por más que quería impresionarlos no me iba a arriesgar pues tenía ya mucho tiempo sin tocar y aunque dicen que la memoria jamás traiciona, pues cuando uno se sabe las notas al derecho y al revés, los dedos caen por si solos, pero mejor tocar algo seguro y más adelante ya cuando haya vuelto a la práctica como antes quizá impresionarlos.

-Su pieza favorita.-Dije en dirección a mis padres y solté un gran suspiro colocando las manos sobre las teclas y mis pies sobre los pedales.

Por alguna extraña razón la pieza favorita de mis padres era Moonlight Sonata de Beethoven, era una pieza excepcional al igual que todas, pero aquella sonata que consta de tres movimientos me gustaba saltarme el segundo y realizar una combinación entre el primero y el tercero que no durara más de cinco minutos, y el último es mi favorito de interpretar.

Mis manos se movían en sincronía con las partituras que pasaban por mi mente, el primer movimiento o llamémosle el adagio sostenuto era muy tranquilo de interpretar y el sonido que emanaba del piano me hacía erizar la piel pues desde niña demostré una gran afición por el piano y yo viajaba a otro mundo cada que interpretaba algo, cada sonido que se formaba como consecuencia del movimiento de mis manos y pies emanaba un sentimiento diferente tanto del compositor como míos.

Dejé un pequeño silencio para comenzar con el tercer movimiento, mi favorito y vi como ellos estaban a punto de aplaudir y yo comencé a negar lentamente con la cabeza indicándoles que aún no había terminado, les ofrecí una sonrisa y comencé.

Cada que tocaba el presto agitato me convertía en un pianista loco como los de las películas e incluso mis padres juraban que cada que terminaba de interpretar esa parte terminaba un tanto despeinada por los movimientos que realizaba y no es que fueran necesarios, pero la emoción que me emitía interpretarlo me hacía tocar cada nota con mucho entusiasmo.
Mis dedos se movían a gran velocidad siguiendo la sonata que se reproducía en mi mente, y podía sentir la mirada penetrante de todos sobre mí, pero tenía unas en especial que sin siquiera verlos podría imaginarme su rostro.

Di por terminada la pieza y todos comenzaron a aplaudir, en ese momento quería correr a los brazos de aquellos seis y plantarles un gran beso a cada uno frente a todos los presentes. Me quedé sentada sobre el pequeño sillón intentando recuperarme del éxtasis que me daba después de tocar y vi como todos se fueron dispersando por la sala rompiendo aquel circulo, ellos se acercaban a mí con una enorme sonrisa y en ese momento me levanté del asiento, tomé mi copa de vino y estaba dispuesta a caminar hacía en su dirección como ellos hacía mí, pero un hombre se paró frente a mí de momento evitando mi paso hacía ellos.

-Ian...-Dije casi sin voz y ellos estaban justo detrás de él, sé que pudieron escuchar el nombre.

-Mi mayor obra de arte, bienvenida preciosa.-Tomó mi mano y dejó un beso sobre esta.

Pude ver la cara de todos en ese momento y no reflejaban nada más que celos, enojo y ganas de matarlo.

¡Ya trágame tierra!

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Hola, hola 💕 Espero que estén de maravilla 💖

Actualizo a penas porque tuve un pequeño imprevisto con una materia y tuve que estudiar para un extraordinario jaja 🥴🥴🥴

Pero ya estoy ahora sí aquí, este capítulo no fue entretenido, pero tenía que darle entrada a las manzanas de la discordia 😈

¿Tendremos muertos? JAJAJAJAJA 😨😩

También quise incluir una escena así con Rin, pues no tenía con él sólito y aunque no fue mucho, espero les haya gustado 💕

Saben que después se los compenso 😏

Cuídense mucho y que pasen una excelente noche 💖

Los amo demasiado 🥰💖

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