Confiésate conmigo Mikey
Habían pasado tres días desde que Sanzu se fue y hasta el momento nadie sabía nada sobre él o no querían decirme. Durante esos tres días yo no había salido de mi habitación más que para bajar a comer únicamente, me costaba trabajo conciliar el sueño por lo que los últimos días no había dormido bien.
El aire frío chocaba contra mi cuerpo y el viento jugaba con mis cabellos, las luces y el ruido de la ciudad era lo que tenía frente a mí mientras que el despejado cielo me ofrecía una luna preciosa.
-La luna está preciosa esta noche.-Susurre mientras las lágrimas comenzaban a brotar de mis ojos. -Que estúpida.-Me reí y comencé a limpiar mis lágrimas con las mangas de mi sudadera.
-Amor.-Escuché la voz de Rin gritar, supongo que la hora de cenar había llegado pues no sabía con exactitud cuántas horas había estado sentada sobre la torre de agua en la que Mikey estuvo aquel día que subí con Kaku.
Me levanté para bajar de ahí y adentrarme nuevamente en el edificio.
-Aquí estoy amor.-Sonreí en su dirección.
-¿Estabas allá arriba así? Te vas a resfriar.-Me regaño debido a que únicamente vestía una larga sudadera que cubría lo necesario.
-Exageras.-Sonreí mientras entrelazaba mi mano con la suya. -¿Qué vamos a cenar?
-Sushi.-Sonrío enormemente.
-Que rico.-Grite y me solté de él para correr a gran velocidad hasta el comedor.
-¿Tú no sabes nada sobre él?-Escuché a Ran preguntar.
-¿Y yo por qué debería saber algo sobre él?-Takeomi contesto con la ceja enarcada.
-Porque es tu hermano imbécil.-Ran contesto en un tono burlón.
-¿Son hermanos?-Pregunté con los ojos abiertos de par en par y en ese momento todos voltearon a verme y después a Rin que llegó corriendo poco después de mí, lo estaban matando con la mirada, al parecer no debía escuchar que hablaban sobre él.
-Sí, somos hermanos.-Takeomi contesto algo nervioso.
-De lo que me vengo enterando.-Hice una mueca de sorpresa y me senté. -Sushiiiii.-Grité elevando mis brazos en el aire y comencé a bailar en mi lugar con una gran sonrisa a la cual todos me acompañaron.
-Me alegra verte feliz cariño.-Escuché decir a Mikey mientras se sentaba en su lugar.
-Mi madre no crío a una débil.-Reí levemente y ellos me acompañaron con sus risas.
La cena paso amena entre risas y bromas, amaba que no tocarán el tema frente a mí, respetaban el hecho de que yo no quisiera hablar de aquello y eso me daba un consuelo pues realmente no quería saber nada sobre él.
Estaba en mi habitación intentando conciliar el sueño, pero lo único que se hizo presente fue un pequeño llanto. Mierda Danielle, deja de llorar por ese imbécil, tienes mejores cosas en las cuales pensar, esto no puede seguir así. No iba a permitir que siguiera así, debía mantener mi mente ocupada en algo más o como una vez dijo Mikey, en alguien.
Me levanté para caminar hacía el baño en donde mojé mi cara con agua fría para hacer detener aquel llanto que no cesaba, vi mis ojos rojos gracias a las lágrimas en el espejo y en ese momento abrí la gaveta llena de pastillas en busca de un somnífero.
-Idiota, que no son medicamentos.-Susurré negando con la cabeza y volví a cerrar la gaveta.
Mi mirada se dirigió al pomo de la puerta que daba al cuarto de Sanzu y sin pensarlo dos veces la abrí. En cuanto entre su tan característico olor invadió mis fosas nasales, es como si estuviera junto a mí; todo estaba impecable y sobre la cama el libro que comenzó a leer hacía dos semanas.
Toda su ropa estaba en su vestidor y la pequeña maleta que llevo a Macao seguía sin desempacar, me acerqué a ella para abrirla y todo perfectamente doblado, ni siquiera se había tomado el tiempo de desempacar. Se había ido sin nada y no había regresado por nada, ¿Estaría bien? Seguían sin saber nada de él y no se había comunicado con ninguno.
-¿Y qué coño me importa?-Susurré mientras cerraba la maleta y regrese a mi cuarto en donde me recosté para obligarme a conciliar el sueño de una vez por todas.
La presencia de alguien sentándose en mi cama me obligo a despertar, mi pequeño Mikey abrazaba sus piernas sentado junto a mi sobre las sábanas.
-¿Qué tienes querido?-Pregunté con mi voz adormilada mientras levantaba la sábana indicándole que entrará conmigo.
-Nada, simplemente quería dormir contigo hoy.-Comenzó a acurrucarse conmigo y elevo la vista hacía mí.
La luz de la luna que entraba por el ventanal me permitía apreciar su rostro, en sus ojos tenía un gran brillo y debajo de estos las ojeras estaban a punto de desaparecer totalmente.
-Haz podido dormir mejor, ya no tienes ojeras amor.-Sonreí y comencé a acariciar su mejilla.
-Todo es gracias a ti.-Dejo un pequeño beso sobre mis labios. -Eres mi luz.
"Eres mi luz", aquellas palabras hicieron que mi corazón se acelerara y se llenara de un confort indescriptible, me causaba una gran felicidad y satisfacción escucharlo venir de su boca.
-¿Tu luz, amor?-Pregunté con una enorme sonrisa.
-Eres la luz que hace que mi oscuridad desaparezca.-Dijo en un pequeño susurro mientras acariciaba mi mejilla.
-¿Qué oscuridad?-Enarqué una ceja.
-¿Estás lista para escuchar mi pasado y lo que me orillo a llegar a esto?-Soltó un gran suspiro.
-¿Tú estás listo para contarme?
-Sí.-Asintió muy seguro.
Había llegado la hora en la que por fin descubriría al enigmático Manjiro, descubrir el porque de su tan atormentada vida hasta ahora y del porque había llegado a ser lo que era hoy en día. No voy a negar que desde que lo conocí la curiosidad me carcomía la piel, pero, sobre todo, tenía el presentimiento que en cuanto Mikey me cuente todo sobre su pasado estará liberando aquel peso con el que viene cargando.
-Confiésate conmigo Mikey.-Le dediqué una cálida sonrisa y nos acomodamos para quedar frente a frente.
-Cuando yo era niño, no tenía padres. Mi abuelo nos cuidó a mis hermanos y a mí...-Soltó un gran suspiro. -Mi hermano mayor dio lo mejor de él para nosotros, él era mi héroe. Era respetado por todos, incluso por personas más fuertes que él.
Me gustaba escuchar sobre su vida, me hacía sentir importante el hecho de conocerlo más allá de lo que suele hacer y ser hoy en día, y la sonrisa en mi rostro lo demostraba y mi mano jugaba con sus cabellos.
-Él soñaba con crear una nueva era de delincuentes, pero no pudo lograrlo.-Apretó sus labios. -Fue asesinado.
Y en cuanto pronunció aquello mi cuerpo se tensó y la sonrisa en mi rostro desapareció, con cada palabra que seguía mencionando me resultaba cada vez más difícil de creer lo que tuvo que soportar.
-Años después, el llamado Halloween sangriento.-Su mirada se encontró con la mía. -Mi mejor amigo de la infancia de suicido antes de que una herida que ejercieron en él lo matará, no quería que la persona que lo apuñalo se sintiera responsable de su muerte.
Y definitivamente, cada vez se escuchaba peor.
-Y poco tiempo después, la luz de mi vida me fue arrebatada.-Sus ojos comenzaron a humedecerse. -Mi pequeña hermana fue asesinada en otro de los conflictos que tuve cuando lideraba una pandilla intentando cumplir el sueño de mi hermano, la mataron el día en que nos enfrentaríamos a ellos.
No podía decir o hacer algo ante sus palabras, quería abrazarlo y consolarlo por todo lo que tuvo que pasar, pero no podía moverme, es como si estuviera en shock.
-Ganamos esa pelea gracias a la persona que salvaste ese día en el boliche.-Soltó una pequeña risa. -A pesar de que muchos de los capitanes no estuvimos durante el enfrentamiento, ganamos gracias a él. De hecho esa pelea fue contra Ran, Rin y Kakucho.-Sonrió enormemente.
-¿Estás diciendo que ellos tuvieron que ver con la muerte de tu hermana?-Pregunté horrorizada.
-No querida, ellos no fueron los responsables, ellos solo eran algunos de los mayores miembros que conformaban Tenjiku.-Negó con la cabeza.
Y entonces recordé lo que ellos me habían contado y lo poco que Koko una vez me dijo, creo que en mi mente todo comenzaba a tomar sentido.
-Días después de aquella victoria decidí desintegrar la pandilla que había formado con las personas que más amaba, nos fuimos dejando a la Tokio Manji Gang en la cima.-Sonrió con melancolía. -Pero me alejé de ellos por su propio bien, me alejé de las personas que más amaba.
-¿Y qué te hizo creer que eso era lo mejor?-Cuestione algo confundida.
-Las únicas luces que tenía en mi vida habían muerto, mis hermanos.-Suspiro. -Sin ellos me sentía perdido, es como si hubiera dos yo y uno de ellos terminó de morir cuando mi hermana murió.-Explico. -Pero tú eres como ella, emanas la misma luz que ella.-Acaricio mi mejilla. -Muchas personas me han dejado y a otras yo las he alejado, mi Kenchin.-Dijo mientras soltaba un largo suspiro. -Pero tú me salvaste.
Me estaba agradeciendo por no hacer absolutamente nada más que existir y yo no sabía que contestar, estaba al borde de las lágrimas porque salvar era una palabra muy fuerte.
-Nos salvaste a todos.-Dejo un beso sobre mi frente. -Nos mostraste amor cuando nosotros no lo sentíamos.-Sonrió enormemente y en ese momento pequeñas lágrimas comenzaron a correr de mis ojos.
-Yo no hice nada, simplemen-
-Tú hiciste todo solo con estar aquí.-Me interrumpió mientras me dedicaba una cálida sonrisa y comenzó a limpiar mis lágrimas.
-Yo los amo Mikey, son todo para mí.-Susurré acurrucándome entre su pecho.
-Y nosotros te amamos a ti querida.-Dejo un beso sobre mi frente y el silencio se apodero de la habitación.
Mikey en realidad había sufrido mucho toda su vida, perder a tu familia cuando sólo eras un niño debía haber sido lo más difícil que uno podría experimentar, y peor aún, alejarte de la gente que amabas y considerabas tu familia sólo por creer que eras una mala persona para ellos, es terrible.
-Mikey, yo, lamento todo lo que tuviste que pasar. En verdad me destroza el corazón saber todo eso.-Comencé a acariciar su espalda. -Y te juro que yo jamás te voy a abandonar, y si es necesario daré mi vida porque seas feliz.
En ese momento él levanto su mirada y junto nuestros labios en un pequeño beso.
-Yo ya soy feliz contigo en mi vida.-Sonrió levemente haciéndome sonreír con él. -Vamos a dormir cariño, muero de sueño.-Dijo mientras se acurrucaba en mi pecho.
Estas eran las cosas por las que uno debía sufrir en realidad, por las cosas que uno debía lamentarse, las cosas a las que uno debía tomarle verdadera importancia. No estar llorando y lamentándose por un maldito hombre que no valía la pena.
-¿Nakamura Hanako?-Preguntó Ran con la ceja enarcada.
-Sí, es una amiga de las clases de cocina.-Sonreí lo más natural posible.
Tenía que comentarles que iría a una fiesta hoy en la noche y debía hacer que pareciera lo más creíble del mundo, me sentía mal por mentirles, pero no quería que Chifuyu se metiera en un problema y realmente tenía ganas de verlo y conocer a sus amigos.
-¿Y en dónde será?-pregunto Mikey mientras llevaba su taza de té a sus labios.
-En su casa, seremos nosotras y otras de sus amigas.
-¿Y a qué hora es?-Koko me cuestiono.
-A las 8.-Sonreí en su dirección.
-¿Y a qué hora vuelves?-Pregunto Rin de manera seria.
-No lo sé papá.-Dije mientras me reía. -¿A qué hora me das permiso de llegar?
-Llámame papi.-Me señalo con los palillos haciéndome sonrojar ante su comentario. -Puedes llamarnos a la hora que quieras que vayamos por ti.
-Puedo ir en la camioneta, no se molesten.-Negué con la cabeza.
-De ninguna manera querida.-Dijo Kaku mientras negaba. -Vas a tomar y no puedes manejar así.
Tenía razón, pero ¿Cómo mierda iba a hacer para que no vieran a Chifuyu cuando me dejaran? Tenía que pensar en algo de aquí hasta la noche o me metería en un buen problema.
La noche había caído y estaba frente a mi ropa intentando describir cual sería la manera correcta de vestirme.
-Un vestido sería exagerado.-Susurre mientras tomaba el vestido entre mis manos. -¿O no?-Me pregunté mientras fruncí la boca. -Mejor unos jeans.
Tome mis jeans negros los cuales acompañe con un top blanco y una chamarra de mezclilla, finalmente tomé una pequeña mochila negra la cual usaría como bolsa en donde metí lo básico, mi cartera, celular y un labial rojo para retocar mis labios más tarde.
Cuando iba saliendo del cuarto me encontré con Rin quien me dedico una mirada con la que sin duda me devoro.
-Oye, que guapa.-Se acercó hacía mí. -Que bien te quedan todos los estilos.-Me tomo por la cadera.
-Gracias, pero ya se me hace tarde como para cumplir tus sucios deseos.- Jale de su corbata hacía mí para que su rostro quedará cerca del mío. -Será cuando llegué, tal vez, te convenga ir por mí.- Mordí su labio de manera sensual y él soltó una risa nasal.
En ese momento sentí sus brazos elevarme en el aire y me cargo sobre su hombro, comenzó a bajar las escaleras conmigo mientras yo me reía y golpeaba su espalda. Una vez en la sala se giro en dirección a ellos.
-Ya se va nuestra princesa.-Informo a todos.
-Me vas a despeinar, bájame.-Dije entre pequeñas risas.
La puerta se escucho abrir obligando a que todos volteáramos en esa dirección, mis risas cesaron en cuanto mis ojos se cruzaron con los de él, era Sanzu. Y sin volver a pedirlo Rin me bajo, me peiné rápidamente y dirigí mi mirada a los demás quienes lo veían con coraje. Sentí mi corazón comenzar a latir con mayor fuerza y mis manos comenzaron a sudar, quería lanzarme hacía él, pero no para besarlo, sino para aplicar en él cada técnica que Rin y Ran me habían enseñado hasta ahora, me sentía asqueada de sólo recordar todas sus palabras.
-Ya me voy, se me hace tarde.-Comencé a despedirme de todos con un pequeño beso en los labios. -Tomaré un taxi y de regreso les llamo ¿Sí?-Dije en cuanto me despedí de todos.
-Con mucho cuidado querida.-Mikey me tomo por el brazo impidiendo que me fuera aún.
-No tienen de que preocuparse.-Le dediqué una cálida sonrisa. -Nos vemos mis amores.-Grite mientras caminaba a la puerta en donde Sanzu estaba parado aún.
-Hola.-Lo escuché decir, pero lo ignore siguiendo mi camino.
Estás idiota si crees que volveré a hablar contigo Sanzu, mi orgullo es más grande que el amor que tenía por ti y esta noche nada ni nadie la va a arruinar.
Las risas y la música se escuchaban desde el interior, en cuanto toqué la puerta las voces se callaron y volví a tocar para que supieran no escucharon mal, en cuestión de segundos Chifuyu abrió la puerta.
-Hola Dani.-Dijo mientras me envolvía en un abrazo.
-Hola Fuyu.-Sonreí mientras le devolvía el abrazo.
-Pasa por favor.-Sonrió mientras me tendía la mano para que entrará.
En cuanto crucé el umbral la música y el olor a alcohol se hicieron presentes mientras que las risas reinaban el lugar.
-Adelante, con confianza.-Dijo cerrando la puerta.
-Te espero, tú primero.-Dije con un gran sonrojo.
-Ahí está Draken, puedes saludarlo en lo que dejo esto.-Elevo las cervezas que había llevado.
-De acuerdo.-Susurre nerviosa y comencé a caminar hacía la sala de estar en donde se encontraban todos, pero antes de llegar me tope con Draken en el pasillo.
-Hola Draken.-Sonreí enormemente mientras hacía una pequeña reverencia.
-Hola Danielle, que bueno que pudiste venir.-Me dedico una enorme sonrisa y dejo un beso sobre mi mejilla haciéndome sonrojar.
-Dime Dani.-Dije aun sonrojada y al parecer lo notó pues intento cambiar de tema.
-Ven te presento con todos.-Me tomo de la mano y sentí mi corazón acelerarse.
En cuanto entramos pude ver a todos quienes bebían y reían, eran puros hombres a excepción de tres mujeres, si ellos supieran en donde estoy y que hay más hombres que mujeres me iban a matar.
-Danielle, te presento a Haruki Hayashida.-Dijo en dirección a un hombre no muy alto y robusto de cabello negro y una pequeña cicatriz en el labio de lado izquierdo.
-Abe Danielle.-Dije sonriendo en su dirección con una pequeña reverencia.
-Pah-chin.-Devolvió la reverencia con una sonrisa. -Ella es mi esposa.-Tomo de la mano a una hermosa pelinegra.
-Hayashida Hanayome.-Me dedico una cálida sonrisa la cual devolví.
-Él es Ryohei Hayashi.-Otro pelinegro delgado y no muy alto tampoco.
-Peyan.-Sonrió con una reverencia.
-Un placer conocerlos.-Sonreí enormemente.
-El placer es nuestro.-Dijeron al unísono.
-Ven te presento a los demás.-Me volvió a tomar de la mano guiándome al otro grupo de personas.
-Él es Hanemiya Kazutora.-Señalo al chico del tatuaje de tigre del otro día.
-Nos conocemos oficialmente.-Me dedico una gran sonrisa y se reverencio ante mí.
-Por fin, es un placer.-Le sonreí enormemente y me reverencie.
-Ellos son Souta y Nahoya Kawata.-Dos hombres que sin duda eran gemelos, pero algo en ellos los diferenciaba, el cabello azul de Souta y su expresión de enojo y el cabello naranja de Nahoya y su expresión siempre con una enorme sonrisa y ojos cerrados.
-Smiley.-Dijo Nahoya haciendo una reverencia.
-Angry.-Dijo Souta imitando a Nahoya.
-Un placer conocerlos, me encanta su cabello.-Dijo sonriente y Smiley comenzó a reír mientras que Angry se puso nervioso.
-Ellos son Hakkai y Yuzuha Shiba.-Señalo a un atractivo hombre de cabello claro con una greca en forma de círculos y una cicatriz en el labio de lado izquierdo y a la preciosa mujer de cabellos castaños. Hakkai se me hacía conocido.
-Un gusto conocerte Danielle.-Hicieron una reverencia sonrientes.
-El gusto es mío.-Los imité con una enorme sonrisa.
-Ella es Hanagaki Hinata.-Señalo a una hermosa pelinaranja, era la mujer con la sonrisa más cálida que había conocido.
-Un gusto conocerte por fin Danielle.-Tomo mi mano entre las suyas y la llevo a su pecho. -Draken y Chifuyu no han parado de hablar de lo hermosa que eres.
-Bueno, vayamos a que conozcas a los demás.-Dijo Draken nervioso interrumpiendo a Hinata mientras me separaba de ella.
-Un gusto Hinata.-Dije sonriente antes de que me separará totalmente de ella.
Su comentario me había puesto nerviosa y Draken al parecer estaba igual pues nuestras manos sudaban un poco.
En cuanto me dio la media vuelta, lo vi...
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Hola, ¿Cómo están? Espero se encuentren muy bien ❤🥰
Aquí les dejo un cap más, espero les haya gustado y mañana nos vemos con otro🤸🏻♀️❤
¿Les gustaría que Danielle tuviera algo que ver con alguno de ellos? Y en caso de que su respuesta sea afirmativa... ¿Con quién? 👀
Los amo, excelente noche ❤
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