10; 𝑻𝒆𝒏𝒈𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒖𝒏𝒂 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒂 𝒓𝒆𝒖𝒏𝒊𝒐́𝒏

Caminaba con la toalla sobre mi espalda como si de una capa se tratase. No había visto a nadie en el pasillo de arriba y en la sala tampoco por lo que supuse estarían ya en la terraza, pero para mi sorpresa estaba vacía, aunque no me decepcioné pues al menos estaba segura de que Koko vendría.

Me acerqué al refrigerador de la terraza para sacar una cerveza, la abrí y le di un gran trago pues el calor que hacía lo ameritaba. Busqué el equipo de sonido y conecté mi celular para comenzar a reproducir mi playlist en aleatorio.

Caminé hacía uno de los camastros y dejé mi toalla en el respaldo de éste para comenzar a ponerme bloqueador en la cara pues sería la parte que más tardaría en absorberlo, proseguí a hacer lo mismo en mis brazos y finalmente en mis piernas estirándome para llevarlo hasta mis tobillos.

— ¿Esa se volverá tu manera favorita de seducirnos? — escuché decir a Ran haciéndome saltar de susto.

Los hermanos habían llegado ambos en traje de baño y sin camisa, venían a la par permitiendo que su tatuaje se viera casi completo.

Una vista que sin duda no me cansaría de ver.

— Tú también te ves muy bien, aunque parece que acabas de ver un fantasma — dijo Rindou al ver que no respondía y ambos estallaron en carcajadas, entonces recordé que recién había puesto el bloqueador en mi cara.

— Y ustedes parecen un pizarrón rayado — me burlé de ellos a lo que procedieron a fulminarme con la mirada — Pero se ven muy bien — tomé de mi cerveza mientras mis mejillas se tornaban rojizas.

Ambos me dedicaron una sonrisa traviesa y se dirigieron al refrigerador para tomar una cerveza.
En ese momento entro Koko y corrí a sus brazos, él me recibió con los suyos bien abiertos y una sonrisa.

— ¿Por qué tardaste tanto? — me separé de él.

— ¿Tanto? Bonita faltan diez minutos para la hora que nos diste — soltó una pequeña risa nasal — Te ves muy pálida, ¿Estás bien? — dijo haciendo énfasis en el "pálida" y entendí que estaba burlándose de igual manera que los hermanos quienes volvieron a reírse.

— Son unos groseros, es por cuidar mi piel y ustedes también deberían ponerse pues el sol está muy fuerte — los fulminé con la mirada.

— Mejor ayúdanos a ponernos — Rindou se rio mientra me observaba con una mirada coqueta, era como si me retara. 

Sin pensarlo dos veces me acerqué a él y lo jalé del brazo para obligarlo a sentarse en el camastro.

Me hinqué ante él y los otros dos en ese momento se quedaron callados siendo la música lo único que se escuchaba de fondo. Tomé el bloqueador y eché un poco en mi mano comenzando a untarlo en su pecho de manera lenta subiendo y bajando por este, pasaba mis dedos de manera provocativa por el gran tatuaje que adornaba su pecho y tocaba lentamente los cuadros que formaban sus abdominales. Aproveché para acariciar cada musculo bien definido de su cuerpo mientras me deleitaba con la sensación. Puse otro poco de bloqueador en mis manos y procedí a subir y bajar por sus brazos para terminar con su espalda. 

Claro que sabían lo que estaba haciendo, pero yo no me iba a detener hasta hacerles entender que por más que coquetearan conmigo yo no iba a ceder, o al menos eso esperaba, por ahora.

— Termina con el resto, ya viste como se hace — me levanté y volteé a ver a los dos que estaban detrás de mí — ¿Quién sigue?

— Yo — cantaron al unísono y ambos voltearon a verse.

— Me toca, voy después de mi hermano — Ran aventó su toalla a los sillones de la pequeña sala.

— Es mi turno o prometo ahorcarte mientras duermes — Koko le contestó fulminándolo con la mirada.

Pero en ese momento entraron los cuatro restantes a la terraza haciendo que todo lo que había ocurrido quedará en el olvido, incluida la pelea entre Ran y Koko. Kakucho y Takeomi saludaron y comenzaron a jugar cartas en la sala, Mikey se sentó en uno de los camastros sin prestarnos atención y Sanzu se acercó a mí.

— Bonito bañador, preciosa — wra la primera vez que me decía así y sentí como si el mundo se me viniera encima.

— El tuyo también se te ve bastante bien, pero ponte bloqueador — tomé el envase para dárselo — Ustedes también pónganse — señalé a los dos que anteriormente peleaban porque les pusiera.

Había pasado un rato desde que me había puesto ya el bloqueador al igual que los demás, me terminé mi cerveza y fui por otra al refrigerador.

— ¿Alguien quiere una? — pregunté mientras levantaba una lata en dirección a todos.

Sanzu, Ran, Rindou y Koko levantaron la mano mientras sonreían en señal de afirmación, Mikey ni siquiera me hizo caso, mientras que Takeomi y Kakucho me agradecieron pues ellos ya estaban bebiendo whisky.

Después de una agradable plática con esos cuatro, seis partidas pérdidas con Kakucho y Takeomi y unas siete u ocho cervezas encima decidí entrar a la alberca, pero no sin antes intentar algo.

— Muy bien Ran, te reto a jugar "¿Qué probabilidad hay?" — todos incluido Mikey quien bajo sus lentes para observarme me voltearon a ver confundidos.

— ¿Qué clase de juego de niños es ese? — no pude evitar no fulminarlo con la mirada.

— Un juego en el que vas a perder — le saqué la lengua arrugando la nariz — El juego consiste en que yo te reto y tienes que decir un número del uno al tres, si dices el mismo número que yo, debes cumplir el reto — me acerqué a él sonriendo — ¿Juegas o te da miedo? — mencioné con tono retador.

— Suena tonto, pero acepto — se encogió de hombros.

— Entonces, ¿Qué probabilidad hay de que... — pensaba, pero no se me ocurría nada que no tuviera que ver con provocarlos.

— A ver voy yo, ¿Qué probabilidad hay de qué me beses? — sonrió con complicidad y observé como todos me veían con sonrisa en labios. No sabía como reaccionar — ¿Juegas o te da miedo?— habló en el mismo tono en que yo le había dicho eso.

— Dale — a mí ninguno me iba a intimidar — Uno, dos, tres...

— Tres — dijimos los dos al unísono.

Todos comenzaron a reír e incluso Mikey sonrió levemente ante mi derrota.

— Perdiste, pequeña Elle, ahora tendrás que... — no terminó de decir cuando me abalancé a sus labios.

Comencé el beso de manera lenta posicionando mis manos alrededor de su cuello. Me subí a horcajadas sobre él, pues estaba sentado en el camastro, él tenía sus manos en mis muslos mientras los acariciaba con delicadeza. Lo seguí besando delicadamente limitándome a besar únicamente sus labios, pero finalmente me abrí paso para comenzar a jugar con su lengua, en ese momento sentí sus manos subir a mi trasero y comenzar a acariciarlo con ansias y no lo iba a detener. 

Saboreaba su boca sintiendo el sabor a alcohol cada que su lengua se entrelazaba con la mía, era como si nuestras lenguas estuvieran en una pelea. Empecé a mover mis caderas hacía adelante y hacía atrás y cuando comencé a sentir el bulto entre sus piernas rozar con mi zona íntima, esa fue mi señal para detener aquel apasionado beso. 

Cuando me separé de él, todos nos estaban viendo casi boquiabiertos seguramente porque no podían creer que lo haría después de estarme resistiendo tanto, pero no lo había hecho por no aguantar, sino que esto era parte del juego.

— Ya vamos a nadar porque se siente mucho calor aquí — me quité de encima de él y me lancé de un clavado a la alberca.

El agua envolvió todo mi cuerpo generándome un escalofrío debido a que éste estaba muy caliente y el agua estaba fría, creando un choque entre ambas temperaturas. Saqué mi cabeza y vi como Ran, Rindou, Sanzu y Koko se acercaban para imitarme.

— Vengan de una vez o iré por ustedes a la mala — grité en dirección a Takeomi y Kakucho.

— Espera que ya casi le gano a este idiota — Takeomi gritó sin siquiera voltear a verme.

Aproveché que esos cuatro estaban dentro para pasarme de los brazos de uno a otro dejando pequeños besos en los labios de todos. Amaba el juego que ellos habían comenzado.

Estuvimos nadando un buen rato mientras jugábamos a echarnos agua y de vez en cuando salían para volver a entrar de un clavado. Kakucho y Takeomi se nos unieron entrando en un clavado asimétrico sacando un enorme chapuzón de agua el cual nos hizo repelar a todos.

En serio eran unos hombres geniales, muy divertidos y atentos conmigo, me gustaba mucho estar con ellos. Incluso con Mikey quien seguía recostado en el camastro tomando el sol desde que llegó, entonces decidí salir y me paré junto a su camastro.

— ¿A qué mierda viniste si solo vas a estar ahí acostado? ¿No piensas moverte de ahí o qué coño? Ni siquiera has cruzado palabra con nosotros — le grité y entonces lo vi quitarse los lentes para levantarse y quedar frente a mí. 

No era muy alto, a lo mucho me sacaba unos 5 centímetros, pero aún así me imponía muchísimo miedo. Me observó directo a los ojos con esa expresión característica de él y entonces comprendí que lo había hecho enojar.

— Mikey no — escuché decir a Sanzu como si fuera a hacerme algo malo, creo que aquello había sido una pésima idea.

Decidí comenzar a alejarme de él, pero en ese momento sentí que unos brazos me cargaron. Cuando elevé la mirada para ver de quién se trataba me encontré con esos orbes oscuros como la noche que me veían aún con esa expresión seria, pero antes de poder decir o hacer algo, él se aventó conmigo en brazos a la alberca dándome tiempo únicamente de gritar y tapar mi nariz con mis dedos.

Al salir del agua ambos nos volteamos a ver y reímos a carcajadas siendo esa la primera risa que escuché salir de Mikey. Me hacía feliz escucharlo pues en realidad tenía una risa hermosa la cual se escuchaba como la de un inocente niño, salté a sus brazos aún riendo.

— Perdón por hablarte feo — le dije mientras dejaba un beso en su mejilla.

— Perdón por asustarte — dejó un pequeño beso en mis labios.

Cuando volteé a ver a los demás, estaban como si hubieran visto un fantasma pues el color se había ido de ellos. Era como si no pudieran creer la escena que acababan de ver, pero no entendía exactamente el qué los había dejado así.

— ¿Qué miran, idiotas? — Mikey habló en dirección a los demás haciéndolos reaccionar y entonces todos comenzaron a nadar nuevamente.

Me subí en la espalda de Sanzu y él me tomó por los muslos para sostenerme, en ese momento empujé a Rindou contra Ran comenzando a jugar con ellos nuevamente. Esa tarde reinaron la felicidad, las risas y las sonrisas.

Takeomi y Ran habían ido por la cena, estábamos tan entretenidos que la hora de la comida se había pasado. Las cervezas se terminaron y todos estaban como si nunca hubieran tomado una.

Durante la cena las risas volvieron a reinar en el lugar mientras recordábamos todo lo que hicimos esa tarde. Terminamos y comenzaron a despedirse dejando pequeños besos en mis mejillas y frente, siendo Mikey el único que se despidió con un beso en los labios.

Subí a mi cuarto para tomar un baño antes de descansar, pues quería eliminar los restos de sudor, bloqueador y el agua de la alberca que quedaron en mi cuerpo. Entré a la bañera que previamente había llenado y me quedé un buen rato descansando, ya que mi cuerpo estaba cansado de tanto nadar. 

Estaba tan metida en mi trance hasta que  unos golpes en la puerta me hicieron reaccionar.

— Salgo en un momento — informé a Sanzu.

Salí de la bañera envolviendo mi cuerpo en la toalla, cepillé mis dientes y entonces decidí dejar mis artículos de baño aquí. Al momento en que abrí la gaveta me encontré con muchos frascos de pastillas. Era impactante la cantidad que había dentro de ésta y aquello me generó una increíble curiosidad del porque tantos frascos, así que no pude evitar tocar la puerta en dirección a su cuarto.

— Pasa.

Abrí la puerta y él estaba en su cama leyendo. En cuanto levantó la vista, me dedicó una de sus tantas bonitas y características sonrisas. 

— Yo, bueno... Quería preguntar si estabas bien — no sabía como formular la pregunta para que la entendiera.

— ¿A qué te refieres? — dejó el libro en la cama y se acerco a mí.

— Bueno, es que hay muchas pastillas en la gaveta ¿Estás enfermo o algo parecido? — pude hacer notar mi tono de preocupación.

— Oh es eso — sonrió mordiendo sus labios — Tranquila, no tienes nada de qué preocuparte, guapa, son solo para diversión — tomó mi mentón con una mano mientras que con la otra me tomaba por la cintura jalándome hacía él — Hueles muy bien — inhaló profundamente para después dejarlo salir 

Tenerlo tan cerca hacía mi piel erizarse, y a pesar de haber pasado todo el día bajo el sol y el agua, el aroma de su perfume no abandonaba su piel. Sus cabellos despeinados lo hacían ver más atractivo y aquella coqueta sonrisa hacía mi corazón latir con desesperación.

—¿Cuánto tiempo más vas a seguir resistiéndote? — sus labios rozaban con los míos.

— Posiblemente ya no mucho — susurré mientras sonreía con malicia.

En ese momento pareció que me besaría, pero sólo me soltó de su agarre.

— Buenas noches, bonita. Gracias por el día de hoy, créeme que todos nos divertimos mucho. Nos hace bien tenerte aquí — besó mi mejilla en señal de que debía irme.

— Buenas noches, Sanzu. Gracias a ustedes por cumplir mis caprichos — le dediqué una última sonrisa y volví a entrar al baño cerrando la puerta tras de mí.

Me puse mi pijama para finalmente recostarme. En realidad había sido un día muy divertido y estaba agotada de tanto haber jugado y reído con ellos, a pesar de ser las personas que sabía que eran me hacía feliz estar con ellos, era feliz viviendo ahí. 

Mis ojos comenzaron a volverse más y más pesados, hasta que finalmente caí en un profundo sueño. Estaba segura que esa noche, mi sonrisa jamás abandonaría mi rostro.

Hola, hola! Perdón por la hora estaba terminando de redactarlo, pero decidí que sería mejor crtarlo aquí 🙈

En el siguiente capítulo se nos viene la escena que les platiqué 👩🏻‍🦽👩🏻‍🦽👩🏻‍🦽

Espero estén teniendo un excelente sábado, que descansen mucho 💕

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