09; 𝑨 𝒆𝒔𝒕𝒆 𝒋𝒖𝒆𝒈𝒐, 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒋𝒖𝒈𝒂𝒓

El sueño húmedo que había tenido fue el responsable de que despertará.
¿Qué estaba pasando conmigo? Me sentía como una adolescente nuevamente al sentirme así por unos hombres, pero no podía evitarlo pues ellos realmente parecían ser la lujuria encarnada.

Me levanté en dirección al baño, esta vez, antes de entrar toqué la puerta y al no obtener respuestas entré. Hice mis necesidades, lavé mis dientes y cepillé mi cabello para bajar a desayunar, no sin antes ponerme mi bata de noche y evitar repetir la pequeña incómoda escena de ayer.

Bajé las escaleras parándome en seco a la mitad de estas cuando los vi. Todos estaban ayudando a poner el desayuno en la mesa a excepción de Mikey que estaba sentado en el comedor esperando que todo estuviera listo, pero... había un pequeño detalle, ese pequeño detalle que me hizo parar en seco fue que todos estaban sin camisa. 

Solté una pequeña risa nasal pues tenía que tratarse de una broma.

— Buenos días Elle — Ran se acercó a mí para darme un beso fugaz en la mejilla. 

Pude observar el gran tatuaje de su pecho que se corría hasta su espalda y su trabajado cuerpo. Detrás de él se acercaba Rindou.

— Elle, buenos días ¿Cómo dormiste? — dejó un beso en mi otra mejilla. 

Observé el mismo tatuaje que Ran tenía, pero del lado contario al que el mayor lo tenía. Si se abrazaban por la cintura el tatuaje estaría completo y debo admitir que se veía bastante bien de solo pensarlo, su cuerpo estaba igual de trabajado que el de los demás. Seguido de él llegó Koko.

—Linda, buenos días — tomó mi cara entre sus manos y dejó un beso en mi frente. 

Bendita la vista que tenía frente a mí, que a pesar de ya haberlo visto antes, puede apreciarlo mejor. Después de él venía Kakucho.

— Danielle, buenos días — hizo una pequeña reverencia y después se acercó a besar mi mejilla.

Su cuerpo estaba más trabajado que el de los demás, y tenía el mismo tatuaje que todos en el pectoral izquierdo, supuse que era algo relacionado con Bonten para que todos lo tuvieran tatuado en su cuerpo. Detrás de él venía Takeomi.

— Dani, buenos días, espero hayas dormido bien — con su mano revolvió un poco mis cabellos mientras yo me deleitaba con la vista de su pecho desnudo, sin duda alguna de todos los presentes su cuerpo era el mejor trabajado.

Al final de la fila que habían hecho para saludarme estaba Sanzu quien se acercó a mí de la misma manera en la que lo había hecho en el baño la noche anterior permitiéndome tener sus pectorales frente a mi cara, volteé a verlo sonrojada por la situación mientras apretaba mis labios.

— Buenos días, pequeña, ¿Tuviste dulces sueños? — con su pulgar acarició mi mejilla y dejó un beso en mi frente. Sentí su pregunta como si supiera lo que había soñado, aunque sabía que era imposible.

Mikey fue el único que no se acercó a darme los buenos días, pero podía sentir su mirada sobre mí. Esto definitivamente no podía ser una coincidencia, sino que se trataba más de una broma.

— Buenos días a todos — sonreí de oreja a oreja pues su plan me había hecho gracia — Ya, ¿Qué están planeando? — pregunté seria viéndolos uno por uno.

— ¿De qué estás hablando, Elle? Sólo vamos a desayunar — Ran lo dijo en un tono sarcástico lo que me dio a entender que sabía de qué estaba hablando.

Todos fingieron estirarse casualmente al mismo tiempo permitiendo que sus músculos se marcaran más y vaya que pude sentirme en el paraíso, aunque hubiera agradecido eso si no tuviera problema alguno en acostarme con ellos. ¿A eso querían jugar? Entonces todos íbamos a jugar, agradecí que la pijama que escogí anoche era la más chiquita y sexy que tenía en ese momento.

— Bueno, bueno, sí ustedes lo dicen, pero... ¿Cómo que amaneció muy caluroso hoy no? — hice un ademán con mi mano fingiendo que me echaba aire y procedí a llevar mis manos a la cinta de mi bata — Creo que esto me está dando más calor del que tengo — deshice el nudo de la prenda y la dejé caer al piso — Ay, se me cayó — les di la espalda y con toda la intención bajé a recogerla levantando mi trasero.

Cuando finalmente lo hice, caminé hasta el respaldo del sillón y la dejé ahí.

— ¿Qué estás haciendo, Danielle? — Koko habló con mucha seriedad.

Cuando volteé hacía ellos todos estaban observándome con esa mirada llena de brillo y lujuria, incluso el semblante de Mikey cambió totalmente y un pequeño bulto comenzaba a verse en sus pantalones de pijama, y entonces recordé ese día en la discoteca, con la diferente de que ahora tenía dos miradas más observándome.

— ¿De qué estás hablando, Koko? Sólo vamos a desayunar — repetí las palabras tal cual y en el mismo tono que Ran lo había hecho. Mi sonrisa de oreja a oreja se hizo presente.

Caminé en dirección a la cocina, pero todos seguían quietos observándome, así que, me detuve en la entrada y como seguían sin reaccionar necesitaba decir algo para sacarlos del pequeño trance.

— ¿No se va a enfriar el desayuno si siguen ahí parados? Voy por los últimos platos a la cocina, siéntense — sonreí y entré para tomar los platos restantes que estaban sobre la isla.

Intencionalmente me metí entre Mikey y Ran que ya estaban sentados para dejar uno de los platos que llevaba. Me estiré bastante para dejarlo en el centro de la mesa y pude ver de reojo como ambos se hicieron un poco hacía atrás para ver mi trasero, después me paré entre Koko y Kakucho y repetí la misma acción, todos estaban callados y yo no podía dejar de sonreír ante mi triunfante juego.

Finalmente me senté entre Takeomi y Sanzu dejándome caer en la silla para que mis pechos rebotaran.

— Y bien, ¿Qué van a hacer hoy? — pregunté mientras servía un vaso de jugo para mí y en cuanto levanté la mirada todos comenzaron a servir comida en sus platos como si esa hubiera sido la señal de que en ese momento el juego había terminado.

— Nada — Takeomi aclaró su garganta — Hoy es domingo de descanso.

— ¿Qué vamos a hacer para tu cumpleaños, Koko? — Rindou preguntó en dirección al peliblanco.

— Hm, no lo sé — se encogió de hombros — Salir de fiesta el sábado, lo de cada fin de semana — su manera de contestar era bastante desinteresada para tratarse de un cumpleaños.

Yo amaba los cumpleaños pues eran ocasiones especiales en las que podías consentir a los demás, pasar tiempo con amigos y familia. Me emocionaba mucho cuando los cumpleaños de mis seres queridos se acercaban y aunque aún no los conocía a la perfección, ahora vivía con ellos y los suyos no serían la excepción.

— ¿Cumpleaños? Hagamos una pequeña fiesta aquí, puedo hornear un pastel, unos globos, música, comida, amigos y familia — hablaba muy emocionada hasta que Mikey me interrumpió.

— No tenemos amigos, ni familia, Danielle, somos sólo nosotros — su mirada estaba pérdida en su plato de comida.

— Bueno puede ser entre nosotros únicamente, por eso no hay problema. Hagámoslo, necesito ir a comprar los ingredientes para el pastel, unos adornos, podemos hacer la fiesta en la terraza ¡Sí, hagámoslo, por favor! Déjenme organizar esto o moriré de aburrimiento — mi sonrisa era imborrable al igual que mi emoción. 

Todos se volteaban a ver unos a otros esperando que Mikey hablará, al parecer él tenía la última palabra.

— Es cumpleaños de Kokonoi, no mío — siguió comiendo, mostrando su desinterés en el tema.

Todos seguían dudando, pero después de unos segundos de silencio e intercambio de miradas  decidí insistir nuevamente.

— Por favor, siento que me voy a volver loca si no salgo, déjenme distraerme organizando eso — junté las manos en señal de súplica mientras hacía un pequeño puchero.

— Está bien, por mí no hay problema, bonita — Koko me dedicó una leve sonrisa. Parecía que aún no estaba muy convencido, pero decidí no tomarle importancia.

— Sí —grité sonriendo mientras elevaba el puño en señal de triunfo — ¿Quién me va a llevar?  pregunté volteando a verlos uno por uno.

— Yo te llevo — Koko volvió a contestarme.

— Perfecto, bajo en una hora — intenté levantarme, pero la mano de Sanzu me detuvo.

— ¿A dónde crees que vas? Come primero — señaló mi plato intacto.

Me volví a sentar a regañadientes para terminar mi plato de comida, y una vez que terminé me levanté para dejar lo que ocupé en el lavaplatos.

— Bajo en una hora, Koko — tomé mi bata de noche del respaldo del sillón y subí las escaleras no sin antes voltear, de nuevo todos me estaban viendo, les dediqué una gran sonrisa antes de volver a mi camino.

Me metí a mi cuarto para bañarme y arreglarme, y en cuanto terminé, bajé encontrándome con que Koko ya estaba sentado en la sala esperándome mientras veía su celular.

— ¿Nos vamos, preciosa? — se levantó del sillón y me tendió su mano para tomarla.

— Vamos — asentí tomando su mano.

Estaba emocionada pues ya quería salir y también emocionada por organizar algo por su cumpleaños. A pesar de que recién lo conocía ese hombre me gustaba, ya que, aparte de ser muy guapo, me gustaba su manera de ser conmigo y la manera en la que me trataba, pero sobre todo, la manera en la que coqueteaba conmigo. 

Al parecer lo había observado todo el camino al estacionamiento pues cuando me di cuenta estábamos frente a un hermoso Audi RS Q8. Chasqueé la lengua en señal de fascinación, pues ahí es donde comprobaba que todos los autos iban a estar igual de irresistibles que todos en el edificio.

Me ayudó a subir y salimos en dirección a Roppongi, en el camino iba repitiendo en mi mente que era todo lo que tenía que comprar para el pastel y las decoraciones. Era un día bastante caluroso y podía verse en las calles, todas las personas que vestían de manera fresca.

— ¿Quieres que vayamos por un helado primero? Hace mucho calor y algo fresco nos caería de maravilla — me preguntó con esa sonrisa tan curiosa mientras ponía su mano sobre mi pierna.

— Es una excelente idea, Koko.

Llegamos a la tienda en donde pedí un parfait que consistía en una base crujiente de cereal de arroz inflado, capas de helado y crema batida, y él pidió una monaka que consistía en una galleta de oblea japonesa tradicional con pasta de frijol rojo dulce. Cualquiera que nos hubiera visto ahí sin problemas nos hubiera tachado como una pareja pues estábamos platicando muy cerca el uno del otro.

En ese momento que compartimos pude conocerlo un poco mejor. Me contó sobre un amor que tuvo cuando era niño, su nombre era Akane, pero ella entró en coma debido a un incendio que le dejó quemaduras y heridas graves en todo su cuerpo. Para la familia de la chica fue imposible costear el precio del tratamiento que ella necesitaba para sobrevivir y esto fue lo que lo llevó a investigar todas las maneras posibles para hacer dinero, pero al ser solamente un niño se dio cuenta que la única manera de poder hacerlo de manera rápida era a través de actividades ilegales. Gracias a esto era que hoy en día tenía una gran destreza financiera para generar dinero tanto legal como ilegalmente. 

Él había sido el héroe de mi padre prácticamente, pues aunque todos habían dado ideas para solucionar o cubrir aquel desfalco, él fue quien dio el punto clave. Me confesó ser un obsesionado por el dinero y que, a pesar de tener hoy en día dinero a montones, quería seguir generando más y más cada día, aunque no por gusto.

Después de una plática bastante amena, salimos de la tienda y fuimos al supermercado a comprar todo lo que necesitaba para preparar su fiesta. Él me ayudaba a escoger que era lo que le gustaba y que no para decorar la terraza.
Sobre su pastel mencionó un pastel el cual obviamente no sabía hornear, pues era cocina tradicional japonesa, así que decidí sorprenderlo y hacer un pastel de tres leches relleno de fresas, ya que, cuando vivía en México, tomé varios cursos de cocina y repostería, así que estaba segura de que sería una maravilla. Estaba muy emocionada por ver sus caras.

Llegamos al área de bebidas alcohólicas y entonces se me ocurrió que debido al caluroso día podíamos pasar el día en la terraza.

— ¿Qué te parecería un día de alberca? — sonreí mientras levantaba unas cervezas de la marca Jebisu la cual leí que era de las marcas premium en Japón.

— Me parece perfecto, amo nadar — tomamos muchas latas de cerveza como si se tratará de una gran reunión entre muchos amigos, esto no iba a terminar nada bien.

Nos dirigimos a las cajas para poder pagar, pero al momento que estiré mi celular para realizar el pago, él no me dejó.

— ¿Estás loca? Pago yo — ahora él estiraba su celular.

— ¿Estás loco tú? Es por tu cumpleaños — sin darle tiempo de protestar coloqué mi celular para pagar, y en cuanto el pago se proceso y me volteó a ver enojado.

— Pagaras por esto — entrecerró sus ojos.

— Uy, que miedo — llevé las manos para tocar mi pecho mientras ponía cara de miedo, aunque después de eso ambos comenzamos a reír.

Caminamos con las cosas a la camioneta y entonces recordé que no había traído trajes de baño, por lo cual necesitaba comprar algunos o terminaría nadando en alguno de mis conjuntos de encaje, cosa que no sonaba tan mala idea si me ponía a pensar en el juego que ellos habían empezado.

— Koko, ¿Podrías llevarme a comprar algún traje de baño, por favor? Recordé que no traje ninguno — cuestioné subiendo a la camioneta y él imitó mi acción.

— Claro bonita, vamos — cerró la puerta y tomó mi mano la cual llevó a su boca para dejar un delicado beso.

Esa pequeña acción y el rozar de sus labios me erizó la piel, sentí mis mejillas sonrojarse y le respondí aquella acción con un beso en la mejilla. Sin decir nada, sólo me sonrió y finalmente encendió la camioneta para dirigirnos a la tienda.

Llegamos y escogí algunos coordinados que me gustaron, pero claro no sin seguir el juego de aquella mañana. Tomé algunos de los coordinados y se lo enseñaba  para preguntarle que era lo que opinaba sobre ellos y el cómo creería que se me vería puesto. Él sólo se limitaba a asentir o a negar sin decir una palabra, pero en su mirada podía ver como me desnudaba con ella.

Una vez escogí cuatro coordinados, seguimos viendo en la tienda y decidí que por su cumpleaños le daría un regalo, pues se había portado muy lindo conmigo. Opté por una camisa blanca y una negra, ambas de cuello mao que supuse se le verían de maravilla acompañadas de pantalones que hacían juego con ellas. Pagué y regresamos al edificio.

Entramos a como podíamos con todo lo que habíamos comprado. Los hermanos estaban en la sala jugando y en cuanto me vieron cargar con todo lo que yo llevaba me ayudaron, quedándome únicamente con las bolsas de ropa. Metimos las cervezas al refrigerador y entonces salí con mucha emoción a la sala en donde todos estaban.

— Los veo en una hora en la terraza, tengo ganas de un chapuzón — brinqué de emoción como cuando era niña y me decían que iríamos a la playa. Subí corriendo las escaleras sin esperar respuesta de los demás.

Tomé un baño de agua tibia pues el calor afuera era bastante infernal como Mikey había dicho el día anterior. Salí del baño y escogí el bañador rojo que cubría a penas lo necesario, la parte de abajo era más como una tanga que dejaba muy poco a la imaginación.

Cepillé mi cabello dejándolo suelto y estaba lista, tomé mi toalla, el bloqueador y mis lentes no sin antes admirarme nuevamente en el espejo, estaba segura de que cumpliría mi objetivo.

 ¿Así querían jugar? Vamos a ver quien puede jugar mejor.

Hola! ¿Cómo están? Ya por fin es viernes de descanso 💕🤸🏻‍♀️

Aquí les dejo el capítulo 9, espero les guste 🥰

Agárrense porque el aguante de nuestra protagonista ya no será de mucho 🤣

PD. ¿SE IMPACTARIAN MUCHO SI HAGO UNA ESCENA CON LOS 7? OBVIAMENTE NO SERIA ASÍ UNA COSA BARBARA, PERO AL MENOS TENERLOS A LOS 7 EN EL MISMO CUARTO Y TURNANDOSE SÍ. ESTOY DUDOSA SI HACERLA PUES NO SÉ COMO VAYAN A REACCIONAR MIS QUERIDOS LECTORES, ESPERO SUS RESPUESTAS PARA SABER SI LO HAGO O MEJOR ME LO AHORRO 😊

Que tengan una bonita noche 🖤✨

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