PASADO

CAPÍTULO TRECE

Pasado,

La luz golpeó los ojos recién abiertos de Yune, quien confundida intentaba comprender su alrededor e intentar recordar todo lo que había sucedido ¿No había muerto? Estaba segura de que ella estaba al otro lado antes de volver a despertar, encontrándose a sí misma en, al parecer, el hospital.

— Mierda. Mi cabeza. — Intentó sentarse en vano, pues la herida en su torso aún dolía después de pasar el efecto de la anestesia.

— ¿Yune? — La peligris giró su rostro, encontrando a su izquierda a su hermano mayor, Rindo, quien se puso de pie y abrazó a la chica con cuidado. — Mierda. Me alegro que estés bien.

— Qué pegajoso. — Sonrió Yune correspondiendo el abrazo del mayor. — ¿Qué sucedió?

— Te apuñalaron, estabas a punto de morir por la hemorragia, pero lograron tratarte a tiempo.

— Ah, estaba tan cerca de descansar al fin. — Bromeó, Rindo le miró con su ceño fruncido. La chica bajó la mirada, segundos después miró a su hermano preocupada. — ¿Keisuke?

Rindo rodó los ojos con molestia. — Está afuera, se negó a irse y terminó durmiendo sobre las sillas de espera.

— ¿Puedes pedirle que pase?

— Bien, intenta no alterarte, el doctor dijo que debes estar en reposo absoluto. — Yune asintió. — Iré a pedir tu desayuno y avisarle a Ran que despertaste.

— Gracias.

Rindo se retiró de la habitación, pasaron unos pocos segundos antes de que por la puerta entrase el pelinegro quien se mostraba preocupado y aliviado a la vez.

— Keisuke... ¿Por qué no fuis-

Los ojos de Yune se abrieron con impresión al sentir los suaves belfos contrarios posarse sobre los suyos mientras unos fuertes brazos rodeaban su delgado cuerpo. Al alejarse, Baji le observó avergonzado, intentando decir algo que se hizo más difícil de lo que debía de ser.

— Lo siento... Yo... No pensé en lo que hacía. — Haitani soltó una pequeña risa antes de tomar la mano de Keisuke y darle un suave apretón.

— Cuando me sane definitivamente te daré la paliza de tu vida. — Baji sonrió.

— Yune, yo... No quería que las cosas terminaran de esa forma, lo que dije, lo siento... En realidad, no quiero alejarme de ti. — La oji-violeta bajó la mirada, observando sus manos por unos segundos. — Yune ¿Me darías otra oportunidad?

— Keisuke. — Yune le miró a los ojos. — Si no estás listo para mantener una relación seria-

— Estoy listo. — Interrumpió. Baji se sentó al lado de la peligris, apretando con suavidad su mano. — Sé que soy un idiota, pero esta vez realmente me esforzaré porque todo vaya bien.

Yune soltó un suspiro, el más alto parecía ansioso por su respuesta.

— Bien. — Baji sonrió. — Pero si vuelves a arruinarlo esta vez no me abstendré a romperte una pierna... O quizá las dos.

— Si la cago tienes todo el derecho de hacerme trizas.

El menor acarició una de las mejillas de la contraria, observándole por unos segundos antes de, sin poder evitarlo, volver a unir sus labios en un delicado beso. La calma que sentía ahora que la mayor se encontraba bien era inexplicable, solamente podía aferrarse a ella, como si no quisiera que volviera a escapar de sus brazos, como si fuese su ancla para poder mantenerse cuerdo y estable.

Un carraspear hizo que sus labios se alejaran de golpe, girando sus rostros para observar a los dos hermanos quienes se encontraban en la entrada, mirando a la pareja. Yune no pudo evitar sonrojarse, apartando la mirada.

— Deberían aprender a tocar antes de entrar a una habitación, imbéciles.

— Eres mi hermana, estás en un hospital, y acabas de salvarte de la muerte ¿Por qué debería de tocar una estúpida puerta? — Ran se acercó con una bandeja en manos, entregándosela a la chica, quien se sentó con ayuda del pelinegro y agradeció por la comida.

— No comas muy rápido, si necesitas ayuda para cualquier cosa, llámame.

— ¿Por qué lo haría? — Rindo le miró con seriedad. — Entiendo, entiendo.

— ¿Qué haces aquí, líder del primer escuadrón? — Keisuke miró al mayor de los hermanos.

— Quería asegurarme de que Yune estuviese bien... Y hablar con ella.

— Creo que ya has hecho suficiente ¿No lo crees? Deberías de alejarte de ella y no volver a-

— Rindo. — Yune negó. — Detente, Keisuke y yo estamos bien, no es necesario ser grosero, además, no es su culpa que Kazutora me clavara un puñal, fui yo quien se interpuso.

Rindo frunció el ceño, mirando con molestia al pelinegro, quien le devolvía la misma mirada de molestia.

— ¿No pueden ustedes dos simplemente llevarse bien? — Ran suspiró frustrado. — Si este chico va a ser la pareja de nuestra hermana debes cooperar, Rindo, no van a estar en conflicto toda la vida... Y tú. — Señaló a Baji. — Más te vale no dañar a mi hermana, estas obligado a continuar con ella, casarte y tener una familia.

— ¿Qué? — Yune y Baji se mostraron sorprendidos.

— No tendré hijos. — Keisuke miró de inmediato a Yune. — ¿Qué? No me apetece ¿Tú quieres?

— Los quiero.

— ¡Ya basta! — Rindo pareció perder la paciencia. — ¡Tú no tocarás a mi hermana! ¡Y tú no tendrás hijos hasta cumplir treinta o más!

— Rindo, tranquilo, no pierdas la cordura. — Ran rio. — Será decisión de ellos dos lo que hagan en un futuro con sus vidas.

Yune y Keisuke se miraron antes de sonreír, el menor abrazó a la chica quien comenzó a comer ignorando los celos ocultos bajo molestia de su hermano mayor.

— Vamos a tomar un poco de aire, no seas celoso, Rindo, deja a Yune vivir su vida. — Ran sacó al hermano de en medio de allí, dejando solos a la pareja una vez más.

— Juraba que tus hermanos eran unos desalmados... No imaginé ver a Rindo Haitani actuar de esa manera.

— Puede llegar a ser algo protector. — Yune dejó la bandeja de comida a un lado.

— ¿Y bien? — Baji sonrió con picardía. — ¿Nos casaremos y tendremos hijos?

— Sigue soñando, Keisuke.

[...]

Takemichi apretó sus labios mirando al suelo por unos segundos antes de elevar la mirada.

— Sé que me dirás que tengo amigos para apoyarme, pero...-

Chifuyu se rio. — ¿Qué? No te traje aquí para decirte eso. — Takemichi se mostró confundido. — Tan solo... Diviértete con ello ¿Bien?

Las palabras de Chifuyu hicieron que unas pocas lágrimas se acumularan en los ojos de Takemichi.

— Chifuyu, yo... ¡Vengo del futuro!

Chifuyu le miró raro.

— ¿Qué diablos quieres decir con "Vengo del futuro"?

Takemichi entró en pánico ¿La había cagado?

Pero su lengua parecía no querer detenerse, soltando absolutamente todo lo que sabía, del cómo había vuelvo al pasado, cómo terminó en la Tokyo Manji para salvar a Hina y cómo podía volver solamente doce años desde el día actual. También habló sobre el Mikey del futuro, la situación con Draken y Kisaki, y del futuro que el otro rubio junto a él tendría. A pesar de haber jurado no contar la verdad de lo que hacía, todo había salido de su boca, todo acerca de los saltos en el tiempo.

— Así que... ¿Voy a ser asesinado por Kisaki? — Takemichi rio nervioso.

— ¡Era una broma! Solo bromeaba, olvida todo eso.

— Tiene sentido, si lo piensas bien, muchas cosas no encajaban contigo.

Hanagaki no entendió como Chifuyu terminó creyéndose todo aquello, pero se sintió feliz al saber que tenía a alguien con quien contar. "Te respeto", esas palabras simplemente parecieron motivar aún más al ojiazul.
Después de aquella conversación, ambos decidieron ir a comer algo, o más bien, compartir algo de comida.

— Entonces... Kisaki va a matarme. — Repitió Matsuno, ofreciéndole de su comida al contrario. — Ese futuro apesta... — Guardó unos segundos de silencio antes de mirar a Takemichi. — Me hablaste de todos... Pero faltó alguien.

— ¿Quién? — Chifuyu hizo un par de movimientos con sus manos. — ¿Yune?

— ¿Qué hay de ella? ¿Está del lado bueno o del lado malo? — Takemichi hizo una mueca.

— Verás, hablé un poco con Naoto, Yune es alguien realmente importante en el futuro.

— ¿Miembro de Toman?

— No exactamente. — Hanagaki suspiró. — No era parte de la Toman, pero fue una administradora importante por un tiempo, a pesar de que Mikey parecía estar eliminando a todos los viejos miembros de la Toman, Yune siempre estaba a su lado.

— ¿Quieres decir que ella era quien daba las órdenes de Mikey?

— Por un tiempo así fue, hasta que fue asesinada... — Chifuyu se mostró sorprendido. — No se sabe quién fue quien la asesinó, pero sospecho de alguien.

— Kisaki. — Soltó Chifuyu. — Apuesto que fue él.

— ¿Por qué lo crees? Pensaba que fue asesinada por Hanma o alguno de los otros administradores.

— Escuché a Kisaki quejarse en algún momento, al parecer no le agrada mucho ver a una mujer en la Toman, incluso piensa decirle algo a Mikey, quizá por esa razón decidió eliminarla. — Hanagaki no pareció entender. — Es un idiota que cree que una mujer como ella no debería de tener el poder que tiene, me encantaría ver como Yune le patea el trasero, lo mejor para él sería no meterse en el camino de ella.

— ¿Tan aterradora es?

— ¿Acaso no la has visto pelear varias veces?

— Bueno... — Rio nervioso. — Escuché que Draken aún puede lidiar con ella.

— ¿Draken? En más de una ocasión Yune le pateó el trasero. — Hanagaki mostró un rostro preocupado. — Pero lo hacen por diversión, Yune no atacaría a Draken en serio, a menos de que tenga una buena razón.

— ¿Mikey puede con ella?

— En una ocasión Yune peleó con Mikey, fue un dolor de trasero, pero al final Mikey logró noquearla. — Takemichi asintió, realmente esa chica parecía aterradora si lo pensaba bien, muy pocas personas había visto antes que pudiesen darle problemas a Mikey.

— Oh, cierto... Debí preguntarle esto a Draken, pero pasaron muchas cosas y al final lo olvidé. — Matsuno le miró, esperando a que continuase. — ¿Qué hizo Yune para terminar en el reformatorio?

Chifuyu rascó su nuca, pensando si era correcto decir aquello, a Yune no parecía importarle mucho, pero no quería manchar su reputación, además no estaba del todo seguro de si la chica querría que alguien como Hanagaki supiese de aquello.

— Verás... Hace poco más de un año la Toman tuvo una discusión con otra pandilla, Yune tenía casi 15 años, era algo inmadura y mucho más temeraria, y por sobre todo, sabía darse a respetar de una manera un tanto agresiva. — El ojiazul asintió, no parecía ser tan diferente a la Yune actual. Matsuno continuó. — Unos chicos de la pandilla contraria se aprovecharon de que ella se quedó atrás para rellenar el tanque de gas y estuvieron a punto de hacer una locura, por suerte Yune era alguien que sabía defenderse perfectamente, pero los tornillos de su cabeza en aquel tiempo no estaban lo suficientemente ajustados. — Takemichi pudo darse una idea de lo que venía, Matsuno suspiró frustrado. — No es necesario decir lo que uno de esos chicos hizo, pero Yune se enfureció tanto que no dudó en golpear a todos esos sujetos. Pudo haber dejado las cosas así, pero sus emociones fueron más fuertes y se dejó llevar.

— ¿Qué sucedió con los chicos?

— Un asesinato y cuatro heridos de gravedad, uno de los chicos heridos quedó paralítico, y Yune fue llevada al reformatorio.

— Pero fue culpa de esos sujetos ¿No? — Chifuyu se encogió de hombros.

— A veces la justicia se vuelve ciega y no ve al verdadero culpable.

Hanagaki bajó la mirada, no sabía ni podía imaginar lo mal que lo había pasado la peligris en aquel entonces, y estaba seguro de que esta situación no cambiaría el respeto que sentía por la mayor, después de todo, solo había sido defensa propia, aunque Yune no estuviese "Cuerda", si esos sujetos no hubiesen hecho nada ella no habría causado tanto daño. Takemichi se puso de pie, mirando a Chifuyu.

— Siento la necesidad de disculparme con Yune por haberle preguntado sobre esto en algún momento.

— ¿Disculparte? No creo que a ella le importe en absoluto. — Matsuno bajó la mirada. — ¿¡Te comiste todo!?

— ¿Eh?

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