NOMBRAR
CAPÍTULO QUINCE
Nombrar,
La toman se había reunido una vez más y Yune caminaba lentamente hacia el frente, en donde Draken le esperaba.
— Aun no entiendo para qué me quieren, estaba en casa descansando. — La chica bostezó, subiendo las escaleras hasta estar al lado de Manjiro y Ryuguji.
— ¿Puedes ser un poco más puntual? — Preguntó Draken, Yune le miró.
— Siempre soy puntual, el problema es que todos ustedes llegan demasiado temprano ¿Acaso no me citaste a las seis y media de la tarde? Mira tu reloj.
El rubio de trenza miró su reloj, tal como dijo la chica, eran las seis con treinta y un minutos.
— Olvídalo. ¡Daremos inicio a la reunión! — Yune miró a Mikey, quien al notar su mirada le dio una pequeña sonrisa.
— ¿Me echarás de la pandilla? — Preguntó la peligris en un susurro.
— Silencio. — Haitani frunció su ceño al escuchar la orden del más alto.
— Después de una seria discusión hemos llegado a esta conclusión, esta noche nombraremos a un nuevo subcomandante, quien en caso de la ausencia del comandante y subcomandante original será quien se hará cargo de la Tokyo Manji Gang. — Sano se giró hacia Yune, quien se encontraba con los ojos cerrados, bostezando nuevamente. — ¡Subcomandante Haitani Yune, da un paso al frente!
La chica abrió sus ojos, mirando a Manjiro sorprendida.
— ¿Yo? — Draken le dio un empujón. — Oigan ¿Cuándo acordamos esto?
— Yune, cállate y pasa al frente. — Se quejó Smiley desde abajo, la chica sacó su dedo medio sin que los dos chicos a su lado lo notaran.
— ¿Algunas palabras? — Preguntó Ryuguji.
— Solo puedo decir que esto de las sorpresas importantes siempre me toman muy desprevenida, pero... Pueden contar conmigo para lo que sea. — Yune bajó la mirada, notando como una persona desde abajo le miraba con notable molestia en el rostro. Haitani dio una sonrisa llena de superioridad. — Ahora puedo patearles el trasero si no siguen las órdenes de Mikey, me encargaré de que la ideología de la Tokyo Manji Gang se mantenga a toda costa.
— Yune es increíble. — Comentó Takemichi entre las exclamaciones de todos los miembros, Chifuyu quién se encontraba a su lado asintió de acuerdo. — ¿Puede haber dos subcomandantes?
— No es común, pero sí es posible, en especial si el comandante tiene total confianza en esas personas.
— ¿Por qué entonces no fue nombrada antes subcomandante?
— Creí decirte que hace un año Yune no estaba del todo bien de la cabeza, no bromeo cuando lo digo, probablemente Mikey también notó su cambio.
— ¡La reunión ha terminado!
— ¡Sí, buen trabajo!
Mikey se giró, casi de inmediato Haitani le siguió, tomando su muñeca y deteniendo su caminar.
— ¿Por qué hiciste esto? — Manjiro sonrió acariciando los cabellos de la chica.
— Porque confío en ti Yune, y sé que si algún día Ken-chin y yo no estamos tú podrás hacerte cargo de la situación.
— Mike- Comandante. — Yune y Sano se giraron, mirando frente a ellos a cierto chico de tez morena. — Quisiera hacer una petición.
— ¿Qué es? — Kisaki se paró firme, mirando solamente al comandante de la pandilla.
— Esta es mi opinión: Creo que una chica no debería de liderar una pandilla como lo es la Tokyo Manji Gang, personalmente creo que no está preparada para ello.
— ¿Eh? — Haitani se acercó a Tetta, tomándolo del cuello de su camisa. — ¿Qué dices, pequeña mierda? ¿Dices que por ser mujer no puedo tener un cargo como este?
— Es exactamente lo que dije.
— Yune, suéltalo. — Yune miró a Manjiro por unos segundos antes de soltar sin cuidado al menor. — Kisaki ¿Por qué crees que Yune no lo haría bien?
— Simplemente creo que la debilidad y el liderazgo no van de la mano, si los líderes de la Toman son personas débiles, la pandilla nunca avanzará. — Mikey se acercó unos pasos al moreno, pero antes de poder decir siquiera una palabra, un fuerte puñetazo derribó al chico de lentes.
— ¿Debilidad? ¿Qué mierda dices? — Haitani rio. — No debes de juzgar a las personas solo por cómo se ven Kisaki Tetta.
— Yune, detente. — Draken intentó tomar la muñeca de la chica, mas esta lo apartó, evitando el contacto físico.
— No toleraré a un niño idiota como tú quien se cree la gran cosa. — La peligris tomó al menor por la camisa, levantándolo del suelo nuevamente. — Mírame a los ojos ¿Ves debilidad en mí?... Oh, claro que no la ves, porque no la hay.
— ¿Esto no es acaso una muestra de tu debilidad? No puedes tolerar unos simples comentarios que dicen la verdad.
Mikey se acercó a Yune, tomando rápidamente sus muñecas y alejándola del moreno, colocándose en frente para evitar que mirase al menor, notando sus pupilas contraídas por la ira.
— Yune, cálmate, no manches tu reputación tan pronto.
— ¿Manchar? — La mayor miró a Manjiro a los ojos. — ¿Crees que defenderme de este imbécil manchará mi reputación?
— No, pero si te excedes sí lo harás. — Mikey sonrió. — Kisaki. — El rubio se giró encarando al chico de lentes. — Si tomé la decisión de nombrar a Yune subcomandante es porque confío en su liderazgo y en su fortaleza, eres nuevo aún, no conoces su estilo de lucha ni tampoco la clase de persona que es, es por eso que rechazo tu petición y te pido que te retires, Yune continuará siendo subcomandante, y nadie cambiará eso.
— Pero, Mikey-
— Mikey ha dado una orden — Kisaki miró a Draken frunciendo el ceño. — Retírate, Kisaki.
— Muy bien. — El moreno se alejó del sitio hasta desaparecer.
Manjiro soltó las muñecas de la mayor, notando como esta se quedaba en el mismo sitio por unos segundos sin decir absolutamente nada.
— Yune, olvida lo que Kisaki dijo, sabes muy bien que nada de eso es cierto. — Yune no respondió.
— ¿Yune? — Ryuguji se acercó, chasqueando un par de veces los dedos frente a la chica, quien elevó la mirada, mirando a ambos.
— Quizá tenga razón.
— No la tiene. — Manjiro frunció su ceño con molestia. — No dudes de tu valor, Yune, no eres una mujer débil, eres todo lo contrario. Olvídalo, te llevaré a casa.
Yune asintió, siguiendo a Sano después de despedirse del rubio de trenza.
[...]
Con un fuerte puñetazo Yune acabó con el último de los siete chicos que intentaron golpearla por ser parte de la Toman.
¿Su excusa? Por ser mujer seguramente no podría defenderse. Haitani miró sus nudillos, estos estaban rotos y eso le ponía de mal humor, pues estuvo intentando cuidar sus manos un poco más, ya que estas usualmente se encontraban llenas de rasguños o zonas rojizas, muestras de sus constantes peleas.
— Yune. — La peligris elevó la mirada, encontrándose con el chico de cabellos largos, este cargaba una bolsa en su mano izquierda, al parecer había ido a hacer las compras.
— Keisuke ¿Qué haces por aquí? — La chica miró a su alrededor, era un callejón un poco aterrador, dudaba que cualquier persona normal entrara allí.
— Creí ver a cierta chica familiar, así que me acerqué y 'oh sorpresa' al encontrarte a ti dándole una paliza a estos idiotas. — Baji sonrió. — Invítame a la próxima.
— Lo haré cuando vuelvas a la Toman. — La mayor se acercó al chico, dejando un suave beso en su mejilla. — ¿Vas a tu casa?
— Sí, fui a comprar algo para la cena... ¿Vienes? — Yune pareció pensarlo de más. — ¿Qué pasa?
— ¿Recuerdas la noche en que me quedé a dormir en tu casa? — Keisuke asintió. — Quizá Rindo se puso histérico cuando volví. — La chica rio.
— ¿Por qué se pondría así? ¿Tiene problemas de ira acaso? — Yune negó.
— Olvidé avisarle que me quedaría en tu casa.
— Ahora todo tiene sentido. — Ambos comenzaron a caminar hacia la casa del menor. — Estoy seguro de que tu hermano me odia.
— ¿Rindo? — Baji asintió. — Aun no entiendo porque te detesta... ¿Hiciste algo en su contra?
— No que yo recuerde. — Yune sonrió.
— No le des mucha importancia, quizá solo es un poco protector y celoso, nada del otro mundo. — Haitani se detuvo al llegar a la casa del menor, quien le observó por unos segundos.
— ¿No quieres quedarte a cenar? — La peligris lo pensó de nuevo, si no volvía muy tarde a casa no habría problema alguno.
— Está bien, pero solo a cenar. —Keisuke asintió, se inclinó posando sus belfos sobre los contrarios en un casto toque antes de escuchar la puerta abrirse. Ambos se alejaron del otro observando a la mujer en la entrada, las mejillas de Yune se pintaron de un suave tono rojizo antes de sonreír avergonzada.
— Buenas noches, señora.
— Yune, me alegra verte de nuevo. — La mujer observó a su hijo. — Keisuke ¿Por qué no me avisaste que traerías a tu novia? Podría haber preparado algo más decente.
— No se preocupe, en realidad nos encontramos por casualidad, soy yo quien molesta aquí.
La mujer negó antes de hacer entrar a los dos jóvenes. Baji se acercó a la cocina, ayudando a su madre con la cena mientras Yune se encontraba sentada en un pequeño desayunador que dividía la sala de estar con la cocina. Yune sonrió al ver al pelinegro quien cortaba torpemente las verduras mientras su madre preparaba el resto.
— No sabía que podías cocinar, Keisuke. — Habló Haitani, Baji se giró, dándole una sonrisa coqueta.
— Hay muchas que todavía no sabes de mí, Yune. — La chica rio. — Soy todo un genio en la cocina.
— No seas mentiroso. — Una carcajada escapó de la boca de la oji-violeta al escuchar a la madre del chico contradecirle.
— No se supone que me avergüences frente a ella, mamá. — Yune se puso de pie y caminó hasta el más alto.
— Déjame ayudar. — Keisuke se apartó, entregándole el cuchillo a Yune, quien fácilmente comenzó a cortar las verduras, doblando el tiempo en el que el pelinegro lo hacía.
— Pareces experta, Yune. — Notó la mujer, mirándole con una sonrisa.
— El mayor de mis hermanos me enseñó a cocinar, decidimos irnos a vivir solo nosotros tres así que aprendimos a preparar la comida por nuestra cuenta, después comencé a pulir mis habilidades un poco, aun así, mi comida no se compara con la de mi hermano mayor, Ran.
— Apuesto que la comida de Rindo apesta.
— Keisuke. — Llamó la atención la madre del contrario.
— En realidad, tienes un poco de razón. — Yune sonrió. — A veces cocina bien, pero otras veces hace desastres, Ran usualmente se encuentra cerca cuando a él le toca preparar la cena, para asegurarse de que no provoque un incendio o algo peor. — Yune sirvió la ensalada en un bol y se giró, entregándoselo a Baji, quien lo tomó y lo llevó a la mesa.
— Me hace feliz tenerte aquí, Yune, ojalá pudieras venir más seguido, estoy segura de que a Keisuke también le haría muy feliz. — La madre de Baji apagó la estufa, girándose hacia la chica. — ¿No es peligroso volver a casa a esta hora? Escuché que no vives tan cerca.
— Está bien, voy en motocicleta así que no hay problema, de cualquier manera, mis hermanos siempre están pendientes de la hora de mi llegada. — Haitani lavó sus manos dejando los utensilios a un lado.
— La mesa está lista. — Volvió Baji, acercándose a las mujeres.
— Bien, vayan a sentarse, yo llevaré esto. — Ambos menores asintieron caminando hasta en comedor, en donde se sentaron hombro con hombro.
— ¿No quieres quedarte a dormir? — Susurró Baji, Yune le miró sonriente antes de negar.
— Te dije que solo la cena. — La mayor apretó suavemente las mejillas de Keisuke quien fruncía su ceño, como un niño que intentaba convencer a sus padres de darle lo que quería.
— ¿Y tu motocicleta? No la vi cuando te encontré en el callejón.
— La dejé a unos metros de allí, no te preocupes.
— Mamá. — El menor miró a su madre quien había llegado y dejaba la olla con el platillo principal sobre la mesa. — ¿Puedo ir a la casa de Yune?
La chica rio apartando la mirada, no creía que el pelinegro era del tipo de persona que debía de pedirle aún permiso a su madre para salir. Aun así, se sintió avergonzada al sentir la mirada de la mayor sobre ella.
— Solo si Yune está de acuerdo y tú vuelves temprano por la mañana. — La mujer tomó asiento.
— No tengo problema con eso. — Haitani miró a Baji, quien sonreía victorioso. — Dormirás con Rindo.
— ¿Ah?
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