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"No habiendo impedimento legal de parte de los testigos y de los presentes, cumplieron con todos los requisitos para la celebración de este matrimonio. Se acercan para firmar por favor, el Acta de Matrimonio" — Entre aplausos, la pareja se acercó y después de firmar el acta de matrimonio, se giraron sonrientes para darse un cálido y amoroso beso. Tōru sacó de su bolsillo un pañuelo y limpió las lágrimas de sus ojos mientras se abrazaba a Iwaizumi, quien estaba sonriente, mirando a los ahora señor y "señora" Sawamura.

Tras unos minutos más, se dió por finalizado el evento, claro que los mejores amigos y familiares se quedaron ahí, mientras que el resto de invitados decidió marcharse. Oikawa y Hinata abrazaron con emoción a su amigo, quien era ahora el único casado del grupo, tras esto, Akaashi se acercó y con un beso en la mejilla felicitó al albino, deseándole mucha felicidad en su matrimonio.

— Uhm. Bien. — Daichi y Sugawara se tomaron de las manos, mirando a sus cercanos. — Nosotros hemos decidido casarnos y, pronto también formaremos una familia. — Shōyō chilló de emoción, provocando las risas de los presentes. — Adoptaremos a un niño, nacerá en menos de un mes, su nombre será Yuu, Sawamura Yuu.

— Muchas felicidades, perra. — Felicitó Oikawa, abrazándole fuertemente.

— Gracias, Tōru, a ti, Hinata y ahora Akaashi por apoyarme todo este tiempo. — Sonrientes, se alejaron del otro. Oikawa volvió a los brazos de Iwaizumi quien felicitó a la pareja desde su sitio, Daichi se lo agradeció, acercándose a dar un apretón de manos con el moreno. Hajime envolvió al castaño con sus brazos y besó su nariz un par de veces, hundiéndose en su burbuja de amor.

— Me gustaría que nos casemos. — Susurró Iwaizumi, Oikawa sonrió y acarició los cabellos de su nuca.

— Después de terminar la universidad haz lo que quieras. — Hajime entrecerró sus ojos. — Primero déjame terminar mis estudios, después podemos casarnos, viajar, vivir juntos, tener una familia... Lo que desees.

— ¿No vivíamos ya juntos?

— Técnicamente no. — Respondió el castaño. — Aún tengo todas mis cosas en casa de mis padres, solo tengo mi ropa en tu armario y algunos libros de la universidad.

— Bueno, puedes pasar tus cosas cuando lo desees. — El moreno les alejó un poco de la multitud. — ¿Qué te parece después de darle tu regalo a tus padres?

— Creo que estará bien. — Dejó un pico en los labios del mayor. — Espero ansioso la reacción de mis padres, para esto he estudiado y trabajado toda mi vida, para sacarlos de ese mugrero.

— Tu casa no es u-

— Iwaizumi, hablamos de esto. — El azabache rodó los ojos asintiendo, para Oikawa, Iwaizumi era demasiado humilde siendo un rico con empresas y terrenos bajo su nombre. — Akaashi me dijo que... Quiere formar una familia con Bokuto. — Ambos miraron a la pareja quienes hablaban felizmente con los recién casados.

— ¿Y qué está esperando?

— Iwaizumi, no ha sucedido nada desde el día que fui a verle. — Hizo una mueca de desilusión. — Me temo que tenga problemas para quedar en cinta o... Que Bokuto no esté poniendo de su parte.

— Bueno, ambos pueden tener hijos perfectamente a lo que sé, me sorprende que Akaashi no haya quedado en cinta aún. — Oikawa asintió.

— Si pudiera ayudarle de alguna forma lo haría, pero... Ya sabes, es cosa de parejas. — Hajime sonrió coqueto.

— ¿Te parece si practicamos para cuando vayamos a hacer nuestra familia?

— Oh, eres un hormonal. ¿No te bastó lo de hace unas noches atrás?

— Creo que no fue suficiente, han sido tres días en abstinencia, creo que moriré...

— De dónde habrás aprendido lo dramático. — Sonrió acariciando su pecho. — Ten paciencia, Hajime, ten paciencia, la noche llegará pronto.

— ¿Es necesario que sea de noche? — Tōru elevó una ceja. — Muy bien, dejaré el tema de lado. — Shōyō se acercó a ambos, tomando el brazo de Tōru con fuerza.

— Tobio ha desaparecido... ¿Lo han visto? Creo que vomitaré.

— Vuelvo en un momento. — Oikawa se soltó de Iwaizumi y llevó a Hinata al baño, buscando de paso al azabache, prometido del menor.

— ¿Y bien? — Bokuto se acercó al moreno, pasando un brazo sobre sus hombros. — ¿Qué hay de Oikawa? ¿Cómo va su relación?

— Todo está bien, Bokuto. — El azabache le observó con una ceja alzada. — ¿Qué hay contigo y Akaashi?

— Todo perfecto, como siempre.

Suspiraron a la vez, mirando a la nada por un momento, cada uno en su mundo, hasta que lo soltaron.

— Quiero casarme con Keiji.

— Quiero casarme con Tōru.

Se observaron unos segundos entre sí antes de soltar una carcajada negando, no podían creer que hubiesen pensado exactamente lo mismo en el mismo instante. Hajime tomó asiento en una silla desocupada, Koutaro hizo lo mismo en una silla a su lado.

— Creo que conozco a Akaashi desde hace mucho, nuestro amor se ha mantenido bien, como la primera vez. — Comentó un enamorado bicolor. — Creo que ya es hora de dar el siguiente paso, se lo había dicho antes, solo... No sé cómo hacerlo.

— La tienes fácil. — El azabache suspiró. — Tōru quiere que espere a que termine sus estudios, y lo entiendo, pero el tiempo se me hace tan eterno, son tantas las cosas que quiero hacer con él, aunque... A veces temo que no quiera hacerlo por el poco tiempo que llevamos juntos.

— ¿Cuánto, exactamente?

— Casi tres meses, sin contar el tiempo en el que nos conocimos y estuvimos saliendo sin tener nada oficial. — Mordió su labio con algo de fuerza. — Diablos, debo de ir muy rápido.

— Oikawa se ha acostumbrado. — Iwaizumi le miró confundido. — Va al mismo ritmo que tú, ambos se aman, y parecen tener un amor verdadero, es por eso que los problemas han sido pocos después de hablar correctamente y conocerse el uno al otro.

— ¿Desde cuándo tienes cerebro? — Bokuto le observó ofendido. — Creo que... Bueno, tienes razón. — Hajime apretó sus labios, pensándolo bien parecía querer ir demasiado rápido, su relación llevaba muy poco tiempo, quizás debía de esperar un poco antes de tomar una decisión tan grande como contraer matrimonio con Tōru, lo deseaba con todas sus fuerzas, pero no estaba al cien por ciento seguro de que no se divorciarían en un futuro como todas esas parejas que a penas y duraban un año de relación.

— ¿Y? — Keiji observó a Tōru confundido, el castaño presionó suavemente el vientre contrario, respondiendo a su duda.

— Oh. No, nada aún. — El azabache suspiró, llevando una mano a su vientre. — Comienzo a preocuparme que se me haga tan difícil, no sé cuán fértil soy en realidad, pero... No tengo ningún problema, al menos del que yo esté consciente.

— ¿Has ido al médico?

— No, creo que continuaré intentándolo y si en un buen tiempo no consigo nada, iré. — Oikawa asintió, ambos omegas observaban a sus parejas hablar a unos metros de distancia de ellos.

— ¿Sabes? A veces siento como si Iwaizumi se aburriera de mí. No en el sentido de dejar de amarme de la noche a la mañana y querer desecharme como saco de basura, pero... Me preocupa que no quiera esperar tanto tiempo por mí. — Suspiró. — Es solo que no estoy listo para esta vida.

— No creo que las cosas sean así, Tōru. — Akaashi tomó su mano, dándole un suave apretón. — Iwaizumi debe de sentirse igual, pero su situación es la contraria. ¿No crees que sentirá que está presionándote?

— No lo hace, para nada, hemos hablado de esto y no ha vuelto a insistir, pero... No sé qué hay en su cabeza.

— Quizás el siente lo mismo, cree que te está presionando a tener una vida a su lado, casarse, tener hijos, vivir juntos por el resto de sus días, debe de sentir que tú te cansarás de sus deseos en algún momento y le dejarás. — Tōru hizo una mueca de desagrado, Keiji rió.

— Iwaizumi es un idiota si cree que me cansaré de él.

— Tōru es un idiota si cree que me cansaré de él.

(...)

Era el gran día para Daichi y Sugawara, quienes esperaban en la sala de espera a la mujer que daba a luz al que sería prontamente su hijo.
El azabache tomó la mano de su esposo, dándole ánimos mientras rezaban porque todo en la sala saliera bien, que tanto la madre como el niño estuviesen en excelentes condiciones después del parto.

— Daichi... Hay algo que no te dije. — Sawamura observó al albino preocupado, quien comenzaba a sentir sus manos temblar un poco. — Uhm... Desde hace dos días tengo un mal presentimiento con respecto a la madre de Yuu.

— ¿Mal presentimiento? — Kōshi asintió. — Pero es solo eso, un mal presentimiento, no le prestes atención, cariño.

Ambos se abrazaron con fuerza, rogándole a los dioses una vez más porque todo terminara bien para las cuatro personas.

Un grupo pequeño de personas bien vestidas pasó frente a la pareja. Sawamura y Kōshi se observaron durante unos segundos algo confundidos. ¿No eran los de servicios sociales o algo así?
Los siguieron hasta la zona permitida e intentaron observar, aunque no lograron ver nada.

Sugawara comenzó a caminar de un lado a otro, susurrando cosas inaudibles para su esposo quien se encontraba preocupado por la ansiedad de su pareja. Se acercó al menor y lo tomó entre sus brazos, dejando un par de cortos besos en sus labios.

— Todo estará bien, Suga, no te rompas la cabeza pensando en cosas que no sucederán, tranquilo. — El albino le observó y suspiró en un intento por tranquilizarse.

Tras aproximadamente una hora, Kōshi observó a un ansioso Tōru llegar junto a Hinata, quien ya tenía un vientre de tamaño medio, el más alto ayudaba al pelinaranja, asegurándose de que no fuese a tropezar y hacerse daño.

— ¿Qué ha sucedido? — Preguntó Tōru, intentando recuperar el aliento después de apurarse en llegar al sitio.

— No sabemos nada de ellos, parece que los de servicio social han entrado ya. — Shōyō se acercó a las sillas y tomó asiento mientras acariciaba su vientre. — ¿Te sientes mal, Shōyō?

— No, no. — Respondió el menor. — Solo es cansado cargar con un niño.

— Sawamura Daichi y Sugawara Kōshi. — La pareja se giró con rapidez, observando a una mujer vestida de traje acercarse a ambos. — Me gustaría hablar con ambos, en privado de ser posible.

— Son mi familia, no es necesario ocultar nada. — Aseguró el albino mientras miraba a Tōru ayudar a Shōyō acercarse a ambos. La mujer asintió dejando ver unos papeles.

— Lamentablemente Nishinoya Azami ha fallecido. Tras el parto hubo ciertas complicaciones, y no pudo resistirlo. — Kōshi retrocedió sintiendo cómo su presión bajaba repentinamente. — Antes de fallecer, ella se encargó de firmar todo y asegurarse de que los encargados legales del niño fuesen ustedes, como ya previamente se tenía acordado.

— ¿Ha fallecido...? — El azabache bajó su mirada, sorprendido.

Oikawa soltó a Hinata para, con éxito, atrapar a Kōshi quien parecía estar a punto de desmayarse.

— Por todos los dioses, con cuidado. — Le guió a una silla y le sentó, tomando sus manos. — Kōshi, mírame, no te dejes controlar por tus emociones.

Daichi se giró, tirando de sus cabellos hacia atrás mientras se negaba a creer aquello. Nishinoya había sido una mujer importante en sus vidas durante los últimos meses y ahora... Ahora ella había dejado este mundo.
Nishinoya estaba sola, podía tener familia, pero estaba sola. Daichi y Sugawara habían sido lo más cercano a un hermano y una hermana que ella jamás pudo tener.

— Necesito que me acompañen y firmen unos papeles, el niño se les será entregado mañana tras asegurarse de que se encuentre en buen estado. — Shōyō quiso gruñir y lanzarse hacia la mujer quien parecía totalmente calma, sin un poco de empatía por la pareja.

— Shōyō, no. — Tōru lo tomó con su otra mano, negando. — Kōshi, ve por tu hijo, no lo dejes solo ahora... Sé fuerte.

El albino le observó aún entre lágrimas y asintió débilmente. Oikawa le ayudó a ponerse de pie y miró a Hinata quien suspiró y asintió, tomando asiento.

— Daichi. — El azabache se giró y tomó a su esposo entre sus brazos, siguiendo ambos a la mujer.

Oikawa se sentó al lado del pelinaranja y le abrazó, cerrando sus ojos mientras susurraba una oración y rogaba porque el alma de esa madre descansara en paz.

— No quiero... Imaginar... Lo que deben de estar sintiendo justo ahora... — Susurró Hinata, abrazando al mayor con fuerza. — No sé qué hacer o decir.

—Es normal. — La nariz del castaño se hundió entre los cabellos del menor. — Ellos han perdido a alguien especial.

— ¿Fue la mujer amable de la boda? — Tōru asintió. — Diablos... ¿Por qué ella?

— La vida es demasiado injusta a veces, Shōyō, las personas más puras siempre son las afectadas.

Tras un tiempo, Daichi y Sugawara volvieron junto a sus amigos, ambos le miraron preocupados, Tōru se acercó y abrazó al albino con fuerza, sintiendo en segundos como su hombro comenzaba a humedecerse.

— Llora todo lo que necesites, Suga-chan. — Susurró Tōru acariciando sus cabellos con suavidad. — Eres una persona increíblemente fuerte.

Observó al azabache, quien tan solo se encontraba a un lado, mirando a la nada.

— Desde ahora debes de cuidar a ese niño con todo el amor del mundo. — Sonrió el castaño. — Es el legado de una mujer que luchó hasta el final por darle un hogar al bebé que no podría tener consigo... Lucha por ese niño, Kōshi, dale un hogar, dale el amor de una familia, hazle feliz hasta el fin de tus días.

— Lo haré... — Susurró el albino entre sollozos. — Lo cuidaré como si fuera sangre de mi sangre. No defraudaré a Nishinoya.

Oikawa asintió, alejándose de su amigo. Limpió sus lágrimas y le brindó una cálida sonrisa, prometiendo con tan sólo una mirada que todo estaría bien y que lograrían salir de esa situación pronto.

Decidieron que era hora de marcharse a casa. Tobio fue al sitio por Shōyō y Tōru, mas el azabache no bajó del auto, creía que no era momento de hacer sufrir más a los esposos, necesitaban procesar las cosas, descansar de esto.

— Lleva a Tōru a su casa. — Pidió Hinata mientras acariciaba su vientre, Oikawa le miró por unos segundos antes de negar.

— Shōyō, no pienses en eso. — Habló el ojimarrón. — No pasará nada malo.

— Lo sé, estoy seguro de que todo estará bien, pero... Siempre hay un pequeño riesgo.

— Cierra la boca. — Regañó Kageyama, ambos sonrieron, siempre tan agresivo cuando se sentía mal.

— ¿Acabas de decirme que cierre la boca? — Hinata miró a su pareja quien negó un par de veces. — Uhm, bien, eso pensé.

Tras unos minutos de viaje, llegaron a la casa de Iwaizumi, Oikawa se despidió de la pareja, dejando un beso en la mejilla de Shōyō y revolviendo los cabellos del azabache. Al bajar del automóvil, se despidió una última vez con su mano y entró al sitio, yendo directamente a buscar a su pareja.

— ¿Iwaizumi? — Entró a su habitación. Sonrió al ver al moreno en la cama, al parecer dormido.

Dejó sus cosas a un lado y fue a colocarse ropa cómoda, tenía tiempo antes de ir al trabajo, así que podría tomar una corta siesta junto a su pareja.
Programó una alarma para que sonara un par de horas antes de su entrada al trabajo y se acostó al lado del azabache, abrazándole y hundiendo su rostro en el cuello contrario.

Iwaizumi se removió un poco en su sitio, rodeando la cintura de Oikawa con su brazo, dejando un corto beso en su frente, consciente de que el castaño ya había vuelto de su compromiso, ya después habría tiempo de hablar sobre cómo le había ido, por ahora quería descansar todo lo posible.

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