×~Pasivo Dominante~× (URSS pasivo)
Todo alrededor suyo era sombrío, el suelo estaba extremadamente helado y duro como para dormir sin ningún tipo de cobija o siquiera una almohada. De todas formas el soviético se hallaba postrado contra el muro encadenado al suelo sin ningún tipo de posibilidad de moverse. Frente a él había una gruesa puerta de hierro arrebatándole la libertad de largarse de aquél sitio. Lo que tomó como inecesario fue la falta de ropa, ya que sólo poseía un simple pantalón. No tenía ropa interior, ni camisa, ni calcetas, sólo un sucio y roto pantalón.
Oyó el sonido de la puerta del pasillo abrirse a la distancia y a juzgar por el fino estruendo de los tacones acercándose lentamente a lo lejos, estaba seguro de quién se trataba. Le sorprendía que se dignara a aparecer debido a que el día que lo capturaron ni siquiera estaba presente para ver su gran hazaña. Tampoco es como si estuviera emocionado por verlo, la última persona que quería ver era a él. Comenzaba a preocuparle la falta de autocontrol que poseía cuando se trataba del sexo, cayó tan fácilmente en cuanto el pelirrojo le ofreció el culo. En su defensa, lo que el alemán tenía de hijo de puta también lo tenía de buenazo.
-Vaya, qué tenemos aquí?- inquirió. La irritante y a la vez atractiva voz del alemán se presentó tras el sonido de la puerta de hierro siendo abierta.
-Necesitas compañía?- inquirió satírico. La puerta se cerró tras él dejando a los dos hombres a solas en aquél vacío y oscuro lugar.
La mirada amarilla del soviético lo analizaba con recelo, su apariencia tan pulcra le causaba celos y una sensación de suciedad intensa. Los ojos carmesí se denotaban pícaros, claramente se traía algo entre manos, si no, no estaría allí. Observó como se acercaba a él con una sonrisa tranquila pero que denotaba cierta suspicacia. No le quito los ojos de encima en ningun momento, ni siquiera en cuanto se hincó al suelo sin cortar el contacto visual. El soviético sufrió un escalofrío en cuanto la mano enguantada acarició muy suavemente su pierna cubierta en telas rasgadas.
Por primera vez, URSS tuvo miedo.
-A veces ser un hombre dominante no es del todo placentero...- habló repentinamente. El sentimiento de recelo se incrementó ante las palabras del contrario.
-Nunca te has preguntado, qué se siente que te empotren contra la cama hasta romper tus entrañas?- inquirió esbozando un sonrisita muy leve. URSS se tragó todo tipo de reacción y contuvo cualquier gota de sudor que pudiera llegar a bajar por su frente.
Los ojos carmesí del alemán resplandecieron como la mismísima luna contrastando con sus contraídas pupilas negras semejante al firmamento nocturno. El comunista se removió incómodo mientras entraba en cierto pánico al notar como el pelirrojo se acercaba peligrosamente hacia él. Su mirada denotaba cierta picardía y ante sus previas palabras temía verdaderamente por la integridad de su propio culo, literalmente hablando. Sudó frío al sentir el tacto del contrario en su muslo ya cerca de su entrepierna, por qué era tan jodidamente excitante? Y a la vez extremadamente aterrador?
-Permíteme enseñarte lo bien que me sentí aquella noche en la que me destrozaste contra el escritorio de tu oficina...- susurró. El cálido aliento en su oído no hizo más que prenderlo aún más, aunque la propuesta era cuanto menos aterradora.
De repente sintió como era volteado y arrojado contra el muro dejando su trasero peligrosamente expuesto. Comenzó a jadear verdaderamente asustado por la repentina situación, no supo cómo reaccionar así que simplemente intentó quitarse al alemán de encima. Sintió las rodillas del mencionado clavarse en sus gemelos imposibilitando la movilidad en sus piernas y dejando sus muslos bastante indefensos. Apretó las cadenas de los grilletes que aprisionaban sus muñecas en un tonto intento de quitárselos y poder escapar.
El sonido de su pantalón rompiéndose terminó por robarle el aliento y en cuanto sintió la entrepierna del alemán chocar contra su trasero descubierto no pudo evitar jadear. Algo que lo traía bastante impactado era la fuerza descomunal que el pelirrojo poseía, para ser alguien más bajo y menos fornido era casi igual de fuerte que él. Sintió las finas manos enguantadas acariciar su descubierta fisionomía levemente causándole ciertas cosquillas excitantes. Seguidamente un quejido escapó de su boca en cuanto sus pechos fueron agresivamente rasguñados por las garras del contrario.
Oyó la risita burlona del contrario resonando cerca de su nuca y repentinamente perdió el tacto de sus manos. Se sintió aliviado por unos momentos hasta que oyó el sonido del pantalon siendo desabrochado. Una gota de sudor se deslizó a través de su rostro y en cuanto sintió el trozo del europeo rozando sus glúteos su estómago se revolvió. Todo a su alrededor comenzó a dar vueltas y reconsideró llegar a desmayarse pero no tuvo tiempo para eso al sentir el glande palpitando contra su entrada. Sintió el suspiró cálido chocar contra su espalda, era alucinante como el rostro del alemán le llegaba debajo del hombro.
Sin previo aviso el alemán se enterró por completo sin cuidado en su interior, todo su miembro estaba dentro de él en tan sólo cuestión de segundos. Sintió que iba a desfallecer ante la sensación, estaba bastante seguro de que había roto algo dentro suyo. El miembro era largo y grueso, bombeando sin cesar dentro suyo. Con el pasar del tiempo sentía cada vez mejor cada vena que resaltaba en el falo. Sufrió una ola de calor al sentir como el jadeó del contrario golpeaba incesantemente su espalda, podía percibir lo excitado que estaba y no sólo por el palpitar de su miembro.
-So eng~ [Tan apretado~]- gruñó en alemán. Sintió como su propio miembro comenzaba a temblar levemente tras las palabras del pelirrojo.
Cuanto lo calentaba que hablara en alemán.
Mordió su labio inferior callando cualquier tipo de sonido que involuntariamente su cuerpo produjera, ponía todo el esfuerzo de su cuerpo en ahogar cada mínima onda de sonido en su garganta. Cerró los ojos con fuerza al sentir como lentamente un líquido se deslizaba por sus muslos, a juzgar por el dolor que sentía estaba bastante seguro que aquél líquido se trataba de su propia sangre. A nueva cuenta sintió las finas manos enguantadas del europeo acariciar su figura lenta y detalladamente. Su cuerpo involuntariamente sufría leves cosquillas que lo llevaban a removerse levemente.
Dudaba que el alemán estuviera tan quieto porque quisiera hacerlo sentir cómodo, él no era tan considerado y no tardó en confirmar su teoría. Oyó los leves jadeos y gruñidos ahogados del contrario disfrutando de la sensación que le producía su interior. En cierto modo aquellas reacciones del alemán lo prendían bastante, pero eso lo supo desde aquella vez que lo apreció gritar de placer. Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que el repentino tirón hacia afuera que dió el más bajo lo tomó desprevenido. Presionó sus caninos contra su labio con más fuerza callando el jadeó sorprendido que intentó escapar de su boca.
Así repentinamente igual que salió se volvió a enterrar despiadadamente dentro de él golpeando sus entrañas con bastante fuerza. El ritmo había comenzado lento pero certero, cada estocada era una arremetida sin piedad contra su bienestar interno. Eran estocadas pausadas que buscaban llevar los dos cuerpos a la desesperación. El soviético echó un vistazo de reojo al alemán encontrándose con la escena más macabramente atractiva que jamás había visto. El rostro del mencionado revelaba una diminuta gota de sudor deslizándose a través de su nariz. Su rostro enfocado en apreciar sus propias estocadas mientras su característico gorro cubría su enloquecedora mirada carmesí.
Desvío la mirada al suelo sintiendo como finalmente su miembro estaba erecto y deseaba que el contrario no notara eso. El glande del europeo golpeando sus entrañas le robaba el aire por completo imposibilitando su objetivo de mantener la boca cerrada. Cada vez que golpeaba su interior su cuerpo temblaba involuntariamente, sus entrañas se apretaban cada vez más suplicando que el germano dejara de jugar y arremetiera repetidas veces. El soviético estaba caminando por la cuerda floja, el calor estaba nublando cualquier pensamiento racional con el tal de llegar al orgasmo. Estrujó con sus manos las cadenas que lo aprisionaban desesperado por estimular su miembro hasta venirse.
Third Reich lo estaba volviendo loco.
-Púdrete...- murmuró para sí mismo. Repentinamente el contrario paró con el ritmo para prestarle atención al contrario.
-Necesitas algo?- inquirió el contrario. URSS contuvo el aire por unos momentos impidiendo que su cuerpo lo traicionara hablando.
El miembro del alemán palpitando incesantemente dentro suyo lo estaba enloqueciendo, sus entrañas lo apretaban como queriendo arrancárselo. Todo se hallaba borroso ante sus ojos, no podía pensar con claridad, su cuerpo lo estaba forzando a rogar por más como si fuera un maricón. Las manos enguantadas del alemán acariciando muy levemente la piel de su espalda le ponían los pelos de punta, quería que lo tratara de la manera más brusca y obscena posible. No podía creer que realmente quería ser su putita sin vergüenza pero el contrario había jugado bien sus cartas torturándolo placenteramente. Era una competencia de aguante, el que caía primero perdía y el alemán lo estaba haciendo caer tan exquisitamente bien.
-Tú ganas...- murmuró nuevamente. Esta vez la voz del soviético tembló al hablar dando a entender indirectamente a lo que se refería.
-Ganar? Sorpréndeme URSS, qué gané?- inquirió acercándose a su oído. Al acercarse se enterró un poco más dentro del ruso causando un escalofrío en este mismo.
-Q-Qué te quieres ganar?- preguntó. La conversación ya no tenía sentido pero a URSS poco le importaba, estaba más concentrado en el constante bombeo dentro suyo.
-A tí...- murmuró. Los dientes del alemán se enterraron en el cuello del ruso provocando que la sangre salga disparada de la herida abierta.
Y así el soviético cayó.
-Buenas noches señores- saludó el fascista italiano. Se encontraba custodiando la puerta que daba a las celdas, por suerte los prisioneros y los guardias estaban afuera.
-Cuánto más tendremos que estar parados aquí?- preguntó el japonés. Los dos llevaban allí mucho tiempo desde que el alemán entró.
-Sabes cómo es Reich, se toma su tiempo con los prisioneros- dijo el italiano fingiendo inocencia. Él sabía muy bien lo que estaba haciendo su amigo allí dentro.
-AGH~ MIERDA!- resonó la voz del soviético.
-Alguien parece estar divirtiéndose- murmuró para sí mismo el italiano. Recibió una mirada confundida del japonés ignorante de la situación.
-Reich dijo que para conseguir resultados el daño físico era una opción- encubrió a su amigo. El japonés comenzó a dudar de la veracidad de sus palabras pues URSS no era un hombre fácil de romper.
-MNGH!~ HMPH!~ AGH!~- gemía ahogado el soviético. El alemán lo había amordazado debido a lo ruidoso que se tornó el mencionado y cómo no serlo.
Estaba hecho un desastre, sudado con la cabellera desordenada y completamente lesionado por culpa del maricón que tenía encima. Su cuerpo se estrellaba contra el contrario agresivamente robándole todas las fuerzas como para oponerse a sus estremecedoras embestidas. Sus piernas temblaban incesantemente impidiéndole mantenerse de pie, no podía sentir sus manos debido a la falta de circulación en ellas. Poco le importaba su estado físico, estaba demasiado enfocado en la constante arremetida del miembro ajeno. Este entraba y salía rápidamente destrozando su entrada sin piedad, además no parecía estar cansado ante la situación. La tela cubriendo su boca estaba completamente empapada en su saliva y gracias a los sonidos del contrario se humedecía más.
-Ah~ Ja~ Schlampe~- gruñó excitado. El uniforme nazista comenzaba a pesarle demasiado debido a lo sudado que estaba.
El soviético tembló involuntariamente al escucharlo hablar en su lengua natal y su cuerpo no tardó en expresarlo. Sufrió un escalofrío que le erizó la piel y no tardó en gemir audiblemente al llegar al orgasmo. Oyó como el contrario se detuvo al notar que había llegado al climax. El ruso se sintió diminuto ante la mirada escarlata del germano, tan encantadora y a la vez aterradora. Sin razón alguna oyó como los grilletes eran despojados de sus manos. La mirada del castaño se dirigió al europeo observando con bastante detalle como se despojaba de su abrigo y desabotonaba su camisa de manera que fuera más cómodo para él. Involuntariamente también estaba satisfaciendo al contrario quién no negaba el obvio atractivo del alemán.
-Suficiente, me cansé de la empatía- habló repentinamente. Su voz era grave y profunda, se notaba la calentura que traía encima y eso al soviético no le encantaba del todo.
-Me toca disfrutar a mí, schlampe- gruñó. La mirada del ruso bajo lentamente a la palpitante y excesivamente rojiza hombría del contrario. Tragó con dificultad ante sus palabras.
Acaso Reich había sido gentil?
Su respuesta no tardó en llegar al observar las garras del alemán aumentar su tamaño y pintarse de color negro transmitiendo el mismo color a sus dedos. Antes de poder hablar siquiera sintió como las garras del contrario lo habrían de piernas para enterrarse sin cuidado y con agresividad dentro suyo. El grito ahogado del soviético resonó en el lugar sintiendo como lágrimas se acumulaban en sus cuencas. Su vista se nubló por un momento y sintió que iba a desfallecer pero para su mala suerte siguió consciente. Las filosas garras del germano se clavaron en su cintura para comenzar a balancearlo violentamente contra su pelvis causando que la hombría de este llegase lo más profundo posible. El ruso se retorció en su sitio sintiendo como su cuerpo entero comenzaba a temblar debido a las constantes arremetidas.
-Reich! Para! Mierda~ Nunca he hecho esto!- rogó con la voz temblorosa. El alemán hizo caso omiso y en su lugar aprisionó las muñecas del soviético por encima de su cabeza.
-Adorable~- murmuró para soltar una risita burlona. La mirada del ruso se perdió en cuanto sintió como la filosa dentadura acariciaba su cuello.
Entonces sintió como los dientes perforaban la carne llegando al músculo causando un dolor insoportable y extrañamente excitante que se mezcló con el glande del alemán perforando sus entrañas que lo llevaron al orgasmo nuevamente. Sus piernas temblorosas aprisionaron al alemán quien estaba cegado en la lujuria mordiendo las clavículas del contrario. El soviético comenzó a gritar del placer involuntariamente al sentir aquél dolor placentero que el alemán causaba en él. Su cordura se desvanecía lentamente bajo las garras filosas del germano que arañaban su cuerpo. Repentinamente sintió las manos del alemán estrujar su trasero hasta que sus garras lograron resquebrajar su dermis causando sangrado.
-Du bist meine schlampe~- gruñó. Las manos del germano se dirigieron al cuello del ruso quien tenía una idea de donde iba todo aquello.
Repentinamente sintió como lo comenzó a asfixiar, su garganta comenzó a arder mientras en su cabeza resonaba el bombeo acelerado en su pecho. Apreció la mirada sombría del alemán, sus mandíbulas encajadas mutuamente dejaban en evidencia la excitación que le producía llevar el cuerpo del soviético al límite. Entonces comenzó a toser descontroladamente en cuanto le soltó el cuello. Oyó la risita burlona entre jadeos y gruñidos del alemán. Mientras intentaba recuperar el aire sintió al miembro del germano golpeando el sitio más profundo de su interior robándole un grito placentero al contrario. Apenas pudo recuperarse de la asfixia y debido a la repentina arremetida del contrario, sintió como todo daba vueltas. La enloquecedora figura ardiente del contrario era su único soporte, sentía que iba a desfallecer en cualquier momento.
-R-Rei~Ch~- clamó con la voz temblorosa. Éste tomó la cintura del contrario para estampar su espalda contra la pared.
No tuvo piedad en ningún momento sintiendo como el interior opuesto lo apretaba constantemente, succionando cada gota de líquido preseminal. Enterró su rostro en el cuello maltratado del contrario enfocándose en aquél acuoso lugar. Sintió las temblorosas manos del soviético enrollarse en su cuello mientras los gemidos resonaban en su oído dejándolo casi aturdido. Las manos filosas del germano se aferraron al trasero del contrario para mantenerlo quieto contra el muro. Las constantes arremetidas del alemán no llegaron a su fin si no que continuaron cada vez quitándole más fuerzas al sovietico. Éste mismo simplemente se dejó hacer mientras abrazaba al pelirrojo. Observaba cuidadosamente el rostro de este mismo viendo lo encantadoramente aterrador que era. Entonces se inclinó levemente para que sus labios tocaran la mejilla del mencionado levemente.
-Reich!~ ngh!~ b-bésame!~- suplicó completamente ido de sí mismo. Ni siquiera le daba importancia al hecho de que lo estaba empotrando contra el muro.
-Reich!~ bésame!~ hah!~- suplicó nuevamente. Entonces notó el leve temblor en el jadeó del alemán una vez que repitió aquello.
Lo estaba llevando al límite.
-Hmm!~ Reichy!~ por favor!~ bésame!~- gimió con aquella irónicamente grave voz. El alemán se enterró con una fiereza única dentro del contrario.
El soviético gritó extasiado al sentir tal embestida sintiendo nuevamente su cuerpo temblando, tan sólo un poco más. Un poco más y podría sentir el viscoso líquido del alemán dentro suyo. Su miembro tembló ante la idea, no aguantaba más, necesitaba sentir el esperma del contrario. Sus manos se enredaron en la cabellera rojiza, su boca tan cerca de su oído, perdería la dignidad con tal de acoger el fruto del contrario. Súplicas extremadamente obscenas y sumisas salieron de su boca yendo directamente al oído del contrario. La saliva deslizándose por su comisura le daba el toque perfecto para parecer una completa zorrita. Estaba dispuesto a todo, no le importaba absolutamente nada más, ya ni siquiera quería besar al contrario, sólo añoraba aquél esperma. Sintió los rasguños del contrario en su glúteos como respuesta a que sus súplicas hacían efecto.
-Reichy~ preñame maldita sea~ te lo suplico~ Reichy~ soy tu puta sin vergüenza~ por favor~- gimió desesperado en su oído. Oyó los gruñidos ahogados del contrario resonando en el lugar como respuesta. Estaba tan cerca.
El soviético comenzó a lamer el cuello del contrario constantemente mientras gemía suplicante por el líquido del contrario. Su interior apretaba al miembro contrario con una presión descomunal, todo su cuerpo suplicaba por aquél líquido. En cuanto oyó al contrario al fin soltar un gemido satisfactorio su miembro se mojó. Aquél alemán era tan malditamente excitante que lo estaba volviendo loco, completamente enfermo. Entonces sintió como el alemán buscó su rostro, sus ojos escarlata se encontraron con la mirada amarilla del soviético. Y de repente sus labios se estamparon, sintió al instante la inquieta lengua del alemán robándole todo el oxígeno. El soviético gritó cuan perrita en celo desde el momento que el esperma salió disparado dentro suyo. La saliva deslizándose por sus comisuras hasta llegar a su barbilla era la única evidencia de la unión de sus labios. El jadeó en cuanto estos perdieron contacto no se hizo esperar y ni bien los dos cuerpos perdieron su unión el líquido tan anhelado por el sovietico se deslizó lentamente por sus muslos.
Lo último que su mirada pudo captar fue el alemán vestido con aquél asombroso uniforme saliendo por donde vino como si nada hubiese ocurrido.
Como si el soviético no estuviera expulsando su esperma en completa éxtasis.
→Una patata XD se ha conectado←
Hoal-
Uffff, mucho sexo, excesiva cantidad de sexo.
Me disculpo por el URSS pasivo, es una anomalía que aparece de vez en cuando y me hace simpear por Third Reich. Y ya, no tengo mucho más que decir, por ahí me andan entrando ganas de un Alemania perrita de Rusia pero poco más. Ustedes qué dicen? Pecadores.
Adieu-
→Una patata XD se ha desconectado←
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