‡Diecinueve‡
—¡Iwa-chan!— el grito de Oikawa le sacude el corazón.
El muchacho salía sonriente de la cocina, cargando con dos tazas, una roja y la otra celeste. Iwaizumi no sabría decir si era un distintivo de la pareja. Sus colores.
—Creí que tardarías más— se frena al lado de su novio, ofreciéndole la taza roja. Al fin sus ojos le brindan toda la atención que quiso—. ¿Quieres café, Iwa-chan?
Niega lentamente, apretandose contra el sillón.
—El café me trae malos recuerdos.
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